BENDECIR A DIOS EN TODO TIEMPO
INTRODUCCIÓN
Nuestra alabanza consiste en publicar las grandes cosas que ha hecho Dios con nosotros.
17Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. 18Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. 19Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. 20Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.
9Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,e pueblo adquirido por Dios,f para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
6Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo.
LAS CAUSAS POR LAS QUE ISRAEL BENDIJO A DIOS
3Entonces vinieron Moisés y Aarón a Faraón, y le dijeron: Jehová el Dios de los hebreos ha dicho así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
8Y Moisés y Aarón volvieron a ser llamados ante Faraón, el cual les dijo: Andad, servid a Jehová vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir? 9Moisés respondió: Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque es nuestra fiesta solemne para Jehová. 10Y él les dijo: ¡Así sea Jehová con vosotros! ¿Cómo os voy a dejar ir a vosotros y a vuestros niños? ¡Mirad cómo el mal está delante de vuestro rostro! 11No será así; id ahora vosotros los varones, y servid a Jehová, pues esto es lo que vosotros pedisteis. Y los echaron de la presencia de Faraón.
23Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones. 24Entonces Faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: Id, servid a Jehová; solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas; vayan también vuestros niños con vosotros. 25Y Moisés respondió: Tú también nos darás sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para Jehová nuestro Dios. 26Nuestros ganados irán también con nosotros; no quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para servir a Jehová nuestro Dios, y no sabemos con qué hemos de servir a Jehová hasta que lleguemos allá.
5Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;
La gran bendición de Dios al hombre fue su propio Hijo
Éfeso era considerada el banco de Asia. Una de las siete maravillas del mundo, el gran templo de Diana, estaba en Éfeso, y no fue tan sólo un centro de adoración idólatra, sino también un depósito de riquezas. Algunos de los tesoros más grandes del arte del mundo antiguo estaban depositados en este magnífico edificio. En esta carta, Pablo compara la Iglesia de Jesucristo con un templo y explica la gran riqueza que Cristo tiene en ella.
La esfera de nuestras bendiciones
Redimir significa “comprar y liberar” por medio del pago de un precio. Había seis millones de esclavos en el Imperio Romano, quienes a menudo eran comprados y vendidos como muebles. Pero un hombre podía comprar un esclavo y liberarlo, y esto fue lo que hizo Jesús por nosotros. El precio fue su propia sangre (1 Pedro 1:18ss.). Esto significa que somos libres de la ley (Gálatas 5:1), libres de la esclavitud al pecado (Romanos 6) y libres del poder de Satanás y el mundo (Gálatas 1:4 y Colosenses 1:13–14). ¡Si fuéramos esclavos, seríamos pobres, pero como somos hijos, somos ricos!
La palabra perdonar significa “llevar fuera”. Esto nos recuerda el ritual judío en el día de la expiación (Levítico 16). En primer lugar, el sacerdote mataba uno de dos machos cabríos y esparcía su sangre ante Dios en el propiciatorio. Luego confesaba los pecados de Israel sobre el macho cabrío vivo y llevaba a este macho cabrío al desierto para que se perdiese. Cristo murió para llevar nuestros pecados de manera que nunca más volviéramos a verlos (Juan 1:29; Salmo 103:12). Ninguna acusación escrita se levanta contra nosotros porque nuestros pecados han sido quitados. ¡El pecado nos ha empobrecido, pero la gracia nos ha enriquecido!