El Costo del Ministerio.

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El costo del ministerio es alto y debes asegurarte que estás dispuesto a pagarlo antes de responder al llamado.

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Leer 2 Cor 6:1-13
No puedo decir que coincidentalmente porque con Dios no hay casualidades, pero esta semana sucedieron dos cosas: 1- el Miércoles, alguien me mencionó un reportaje investigativo titulado “Los Magnates de Dios” que Univisión había presentado mientras me encontraba en Israel; y 2- al día siguiente, mi lectura bíblica incluyó . Ese mismo día, después de leer la Palabra, busqué el reportaje en YouTube y pude verlo.
Esas personas (dizque apóstoles, profetas, o pastores) que aparecen en el reportaje, traen verguenza a la causa de Cristo.
Pablo les dijo a los Corintios, como ministros “no damos motivo de tropieza, para que el ministerio no sea desacreditado” v. 3
Basado en lo que dice , reflexioné sobre mis años en el ministerio y en el costo de un ministerio honesto.
En 1982, el Señor me llamó a servirle en la predicación de la Palabra. Al aceptar Su llamado, tuve que dejar mi carrera de Ingeniería e ingresar al Seminario para prepararme para el ministerio. No tenía idea del costo del ministerio, solamente sabía que no ganaría lo que se gana en la Ingeniería.
Han pasado ya 33 años desde que comencé a servir como Plantador y Pastor de esta iglesia. Durante ese tiempo he podido corrobar las palabras de Pablo sobre el costo del ministerio.
El ministerio tiene su glamour. Somos llamados “embajadores de Cristo”. ¡Wow! !Embajadores! Los ojos de la gente están sobre el ministro, para bien o para mal.
Pero, detrás de ese glamour, hay un costo que el ministro honesto tiene que pagar y que la mayoría de los ministrados no sabe apreciar.
Los ojos de la gente están sobre el ministro, para bien o para mal. Pero detrás de ese glamour hay un costo que el ministro tiene que pagar y que la mayoría de los ministrados no sabe apreciar.
El ministerio tiene un costo personal.

El costo personal.

4-9
“en mucha perseverancia” 4a. El ministro tiene que tener la capacidad de continuar soportando en las circustancias dificiles.
El ministro es como un resorte que es constantemente estirado, pero que vuelve a su estado normal; sabiendo que será estirado muchas veces más y que tiene que soportar esa tensión.
“en aflicciones” 4b. (problemas, sufrimientos, persecusión). Y no problemas personales, sino los problemas del rebaño. El pastor siempre está ayudando a resolver los problemas de las ovejas. Pero es muy raro que una oveja se acerque al pastor y le diga “¿Cómo puedo ayudarle, Pastor?”
¡Tus problemas son mis problemas; aunque los míos no sean tuyos!
“en azotes, en cárceles, en tumultos” 5a. El apóstol fue azotado en Efeso y echado al calabozo. Estuvo preso en Cesarea y arrestado en Jerusalén. ¡Gracias a Dios no he sufrido eso todavía! Pero es raro el pastor que no ha enfrentado tumultos (oposición, revolución, insurrección) de parte de miembros de su iglesia, de aquellos que, por años, ha alimentado con la Palabra de Dios.
“en trabajos,” 5b. El ministerio no es fácil, requiere mucho trabajo. Muchas veces el ministro tiene que tener trabajo adicional para poder sobrevivir. No olvides que, como ser humano, también se cansa, y se desgasta. Ese es precisamente el significado de la palabra original, aquí traducida como “trabajos”. Ya no soy el mismo de hace 33 años, he dejado más de la mitad de mi vida en esta iglesia; me he desgastado en ella.
“en desvelos”. ¿A quién llamas a medianoche o en la madrugada cuando tú o uno de los tuyos tiene un accidente, una enfermedad, o una emergencia en el hospital? ¿No es normalmente al Pastor?
Muchas veces el problema de alguna de las ovejas nos despierta con inquietud en la madrugada para que oremos por esa oveja.
El ministerio no solo tiene un costo personal sino también un costo financiero.

El costo financiero.

como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, aunque poseyéndolo todo.” 10b
La mayoría de creyentes esperan con anhelo el día de jubilación, cuando ya no tengan que trabajar y puedan vivir de la pensión de la compañía, del 401K, y del cheque del Seguro Social.
Hace un par de años, yo llegué a la triste conclusión que para mí será económicamente imposible jubilarme. Tendré que trabajar hasta que ya no tenga fuerzas (físicas o mentales). ¿Cuándo? “cuando ya prediques el mismo sermón tres domingos consecutivos”, dice mi esposa.
¿Por qué? Porque el salario pastoral no es como los salarios de muchas compañías. Para que te hagas una idea, estos son los Salarios promedios en CA:
Salarios promedios en CA:
Recogedor de Basura: 55,370 Policía: 59,310 Maestro de Primaria: 62,616 Enfermera: 82,818 Profesor Univ.: 105,388 Pastor: 104,306 (No, yo no gano eso! ¡Ya quisiera!)
Policía:
Porque la mayoría de pastores hispanos no saben lo que es recibir un aumento de sueldo, mucho menos un aumento anual como lo reciben los que son parte de algún sindicato o unión.
No importa donde trabajes, todo empleado espera aumentos regulares. ¿Y si no lo recibes? Simplemente, te buscas otro trabajo. ¡Ah! pero el pastor no puede hacer eso, él debe sacrificarse. Con razón Pablo dice “y he aquí, vivimos; como castigados, pero no condenados a muerte”.
A menudo escucho a personas sin mucha educación decir: “tengo un terreno por allá, tengo una casa en mi país, una casa en la playa o en la montaña, he comprado esto o lo otro. No los envidio sino que me alegro con ellos; porque la Escritura dice “Gozaos con los que se gozan”.
El trabajo de un ministro es enriquecer a muchos, no con dinero, sino espiritualmente con la Palabra de Dios.
Dedicación v. 6 El ministro debe vivir en santidad (pureza), tener mucho conocimiento, ser paciente con las ovejas (aún con las que muerden), ser bondadoso, amoroso, y predicar la palabra de verdad en el poder de Dios.
El ministerio tiene un costo personal y financiero, pero también un costo familiar.

El costo familiar.

en privaciones, en angustias” 4c
Mucho del costo del ministerio es pagado por la familia del pastor.
Aunque no fueron ellos quienes respondieron al llamado al ministerio, muchas veces tienen que “pagar los platos rotos”.
Se espera que la esposa del pastor haga trabajo de pastora, pero sin sueldo. Se espera que esté presente en todos los servicios, aunque las ovejas se pueden dar el lujo de asistir solamente cuando les da la gana.
Ella no debe enojarse ni perder la paciencia. Debe soportar atropellos y maltratos sin decir nada porque “ella es la esposa del pastor”.
Los hijos del pastor deben ser perfectos, y vivir en una pecera donde los ojos de todos están encima de ellos; no para orar por ellos sino para señalarlos. No pueden tener amigos dentro de la iglesia porque los de su edad los hacen a un lado y no los invitan a sus actividades.
Deben soportar, callados, las críticas, desprecios, y traiciones que las ovejas les hagan a sus padres.
Y, a consecuencia de las limitaciones salariales de sus padres, tienen que vestir pobremente, y no tener acceso a los entretenimientos caros que los hijos de las ovejas pueden tener.
Si eso fuera poco, casi no reciben la atención y el tiempo de sus padres porque ellos están ocupados en las actividades de la iglesia o atendiendo las necesidades de las ovejas.
Pablo concluye diciendo: “hermanos, les he hablado con toda franqueza. Les he abierto mi corazón de par en par.” 11
Nosotros no los limitamos a ustedes, lo que los limita son sus sentimientos.” 12 (Quizás era egoísmo, indiferencia, falta de amor, falta de gratitud, avaricia, envidia…)
Pero les hablo como a hijos: Compénsenme igualmente, y ensanchen su amor conmigo.” v.13 (Peshitta)
Si estás considerando el ministerio como una posibilidad para tu vida, debes saber que el precio a pagar es alto, pero las satisfacciones no tienen comparación porque nuestra recompensa no viene de los hombres sino de Dios; y como dice el v. 10, “pasamos tristezas, pero no perdemos el gozo”.
Mi Señor, el que me compró, me salvó, y me llamó es quien me ha sostenido, guardado, y proveído. Es a Él a quien servimos.
Colossians 3:23–24 LBLA
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.
Col 3:23-24
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