Dios y Tu Dinero

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Introducción

La Palabra de Dios es la auto revelación de Dios para el hombre. En la Biblia:
Encontramos el plan de Dios para la humanidad.
El origen del mal y el pecado.
El plan de Dios para su iglesia.
Un relato de como llegará el mundo a su fin.
La Biblia nos habla de temas espirituales que impactan la forma en que el hombre se ve a si mismo y a Dios.
Sin embargo, la Biblia también es un libro con contenido bastante práctico.
En el libro de Proverbios encontramos concentrado la mayoría de este contenido.
Los Proverbios son 31 capítulos, escritos mayormente por el Rey Salomón (el hombre mas sabio sobre la faz de la tierra), donde inspirado por el Espíritu Santo nos deja sabiduría práctica para el diario vivir.
Proverbios fue escrito para alcanzar sabiduría (para ser sabios).
Proverbs 1:7 NVI
El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.
Prov 1.
La meta del hombre debe ser alcanzar sabiduría.
Ser sabio no es lo mismo a tener mucha inteligencia. P.ej. es necesaria la inteligencia para ser un médico, astronauta, cientifico, abogado, etc. Son carreras que requieren mucho estudio. Pero, el ser inteligente no es lo mismo a ser sabio.
Ser sabio quiere decir:
Sabiduría: Conducta prudente en la vida o en los negocios. Saber cómo y cuándo hacer las cosas.
Proverbios nos dice como ser sabios en asuntos que tienen que ver con:
El matrimonio (relación entre esposo y esposa)
La crianza de los hijos
Transparencia en los negocios
Trato del prójimo
El chisme
Vicios
Dinero
Hoy consideraremos lo que Dios tiene que decirnos en cuanto a nuestro dinero. Lo consideraremos en base a los siguientes puntos:
El llamado de Dios - honrar a Dios con tu dinero
La promesa de Dios - serás bendecido
Honrando a Dios con nuestras finanzas

I. El llamado de Dios - honrar a Dios con tu dinero

I. El llamado de Dios - honrar a Dios con tu dinero

Como pueblo de Dios hemos sido llamados a honrarlo, adorarlo, a serle fiel.
Somos un pueblo escogido llamado a honrar el nombre de Dios.
Dios nos ha salvado de nuestros pecados con el fin de vivir para él.
Dios es la prioridad en nuestras vidas. Hemos sido salvados de la oscuridad con el fin de vivir en la la luz.
1 Peter 2:9 NVI
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Ser salvos implica que hemos rendido toda nuestra vida a Dios.
Hemos rendido a Dios nuestra alma. Nuestra alma ha sido redimida para ser enteramente de él.
Hemos rendido a Dios nuestra mente. Nuestro deseo es que Dios reine en nuestros pensamientos. Desde que lo conocimos estuvimos dispuestos a que Dios formara nuestros pensamientos. Ya no pensamos en base a nuestros propios conceptos sino que lo hacemos tomando en cuenta lo que Dios tiene que decir al respecto.
Hemos rendido a Dios nuestros cuerpos. No unimos nuestros cuerpos a la mujer adultero ni a la mujer extraña. No embriagamos nuestros cuerpos y huimos de las adicciones que tanto destruyen nuestro cuerpo; que es templo y morada del Espíritu Santo de Dios.
Desafortunadamente, muchos creyentes ven la vida Cristiana como un ejercicio meramente espiritual.
En otras palabras, no aceptan que Dios tiene que ver con nuestras finanzas/pertenencias/fortuna.
Creemos que a Dios solo le interesa los aspectos espirituales del ser humano. Pero la Biblia nos muestra algo muy distinto.
El llamado de Dios es claro:
Proverbs 3:9 NVI
Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas.
Hemos recibido un llamado de honrar a Dios mediante nuestras riquezas.
Podemos honrar a Dios alabándolo (entonan do una alabanza), viviendo una vida recta, dando testimonio de su grandeza, o sirviéndole hasta el día de nuestra muerte.
Pero en este caso se nos ordena a honrar a Dios por algo tan material como lo son nuestras riquezas y primeros frutos de las cosechas.
El pueblo de Dios, a quien Salomón primeramente le escribió este proverbio, era un pueblo agrícola.
El pueblo de Dios se mantenía de las cosechas anuales.
Israel sembraba y cosechaba trigo, cebada, uvas, higos, etc.
Ellos dependían de la producción de la tierra. Es por eso que había tanta preocupación de que hubiese lluvia y buen tiempo. De no haberlo morirían de hambre.
Y ahora Dios les dice qué debían honrarlo de con sus riquezas; específicamente debían honrarlo mediante los primeros frutos.
Los primeros frutos eran los primeros frutos que aparecían en las cosechas de Israel.
En Biblia explica cómo el pueblo de Israel debía tomar de los primeros frutos de la tierra y traerlos a la casa de Dios para ofrecerlos al Señor.
Esto lo debía hacer el pueblo de Israel cada año.
Es más, el pueblo de Israel no podía comer del nuevo grano hasta que hubiesen traído sus primicias al Señor.
¿Qué es lo que Dios quería enseñar a Israel?
Que Dios está por encima de todo.
Dios debería ser glorificado aun mediante las cosechas de Israel.
Dios era y es primero.
Dios había provisto la tierra fértil, la lluvia temprana y tardía, y el sol - por tanto; traer las primicias a la casa de Dios era una forma de alabar a Dios por su provisión.

II. La promesa de Dios - serás bendecido

La fiesta de las primicias seguramente era una fiesta hermosa en Israel. Era una fiesta de gran gozo.
Israel venía a la casa de Dios para ofrecer sus primeros frutos sabiendo que era Dios quién les había dado una buena cosecha.
El pueblo venía agradecido ante Dios y reconocerlo como el proveedor de todo lo que habían recibido.
Notemos lo que Dios le dice a Israel en el versículo 10. Esta parte del pasaje seguro que traía aún mas gozo al pueblo de Dios.
Proverbs 3:10 NVI
Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.
Dios le está diciendo a Israel que la consecuencia de honrar a Dios mediante sus bienes es que Dios iba a bendecirlos aún más que si no lo hubieran hecho.
Dios promete llenar sus graneros. Dios prometa hacer rebosar sus bodegas de abundancia.
Este es un principio que vemos a lo largo de la Escritura que si el pueblo de Dios era fiel a los mandatos de Dios ellos eran bendecidos.
Israel pudo ver en más de una ocasión la provisión de Dios sobre sus vidas.
Ellos vivían con una actitud constante de agradecimiento y honraban a Dios.
Por tanto, Dios era fiel en proveer para su pueblo.
Esto no quiere decir que Dios ha prometido fama y fortuna. Lo que si nos dice es que Dios no miente y se complace en bendecir a sus hijos cuando lo hemos honrado mediante nuestros bienes.

III. Honrando a Dios con nuestras finanzas

Vivimos en un tiempo muy diferente.
No somos una sociedad agrícola.
La mayoría de nosotros no traba en el campo sembrando y cosechando como el pueblo antiguo del Señor.
¿Cómo podemos honrar a Dios con nuestros bienes?
En el Nuevo Testamento encontramos el mismo llamado de honrar a Dios con nuestros bienes.
Nunca se nos olvide que el AT y NT son la Palabra de Dios.
Es un solo mensaje. Lo que Dios enseña en el AT lo afirma también en el NT.
El NT nos hace un llamado a la iglesia de Cristo:
2 Corinthians 9:7 NVI
Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
2 Corinthians 9:7–9 NVI
Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes. Como está escrito: «Repartió sus bienes entre los pobres; su justicia permanece para siempre.»
En este pasaje recibimos el llamado de dar como un acto de adoración. ¿Cómo debemos dar?
Damos de acuerdo a lo que hemos propuesto en nuestro corazón. No damos porque alguien más nos hizo sentir culpables o nos ha manipulado. Damos porque lo estamos haciendo de libre voluntad.
Damos con alegría. No damos de manera renuente (queriendo y no queriendo). Damos porque sabemos qué es una forma de alabar a Dios.
Damos porque sabemos que Dios ha provisto empleo, fuerzas, inteligencia, hogar, vestido, calzado; nos han dado más de lo que podamos haber imaginado.
La pregunta que muchos hacen es: ¿cuánto debo dar?
En el AT existía el concepto del diezmo. El diezmo corresponde a un décima parte de los ingresos.
Sin embargo, no era un solo diezmo; más bien eran 3 diezmos que equivalen a un 23%.
No olvidemos que ese dinero era en parte para sostener el sistema del templo y a los levitas que se dedicaban al culto de Dios.
Si analizamos el NT nos daremos cuenta que no se da una cantidad especifica. Sin embargo, tenemos principios que pueden guiar nuestros pensamientos al considerar cómo honrar a Dios mediante nuestras finanzas.
Mark 12:41–44 NVI
Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. Éstos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.»
Marcos 12.41-
La viuda dio, no de su abundancia, sino de lo poco que tenía.
John 12:3 NVI
María tomó entonces como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Juan 12.3, 5
John 12:5 RVR60
¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?
Jn 12.
Esta mujer había invertido un año entero de trabajo en el perfume que derramó sobre los pies de Jesús. El salario de un obrero era un denario al día.
Por tanto, ella en una muestra de adoración derramó sobre Jesús una buena fortuna.
¿Qué concluimos? Que estas mujeres dieron algo muy costoso, algo que costó un sacrificio. Fue un acto de adoración intenso.
Pablo, dando consejo a la iglesia de Corinto, da el siguiente consejo:
1 Corinthians 16:2–3 NVI
El primer día de la semana, cada uno de ustedes aparte y guarde algún dinero conforme a sus ingresos, para que no se tengan que hacer colectas cuando yo vaya. Luego, cuando llegue, daré cartas de presentación a los que ustedes hayan aprobado y los enviaré a Jerusalén con los donativos que hayan recogido.
1 Corinthians 16:2 NVI
El primer día de la semana, cada uno de ustedes aparte y guarde algún dinero conforme a sus ingresos, para que no se tengan que hacer colectas cuando yo vaya.
Pablo nos invita a dar confirme a nuestros ingresos.
En otras palabras, aunque en la Biblia aparecen casos donde el adorador se esmera en dar a Dios mediante sus ofrendas/diezmos - la practica ordinaria de adoración en el culto a Dios es dar conforme a nuestros ingresos.
Todos pertenecemos a un hogar.
Cada uno de nosotros conoce su condición ecónomica.
Lo que es una cantidad insignificante para uno, es un gran sacrificio para otro.
Todos sabemos la medida en la cual hemos prosperado durante la semana.
La cantidad que vamos a dar es entre Dios y nosotros.
El consejo Bíblico sería:
Dar como un acto de adoración a Dios.
Dar de forma sacrificial.
Dar sabiendo que Dios provee para su pueblo.
Dar sabiendo que mediante nuestros diezmos y ofrendas son para el avance del evangelio de Jesucristo.

Conclusión

Es posible que algunos han dado para ser vistos por los demás.
Hermano - si esta es su actitud en dar; no lo haga.
Deje de hacerlo pues en esto no hay bendición.
Otros dan porque creen que Dios está obligado a darles.
Han creído de los predicadores charlatanes que dicen que si tu siembras tu semilla en su ministerio Dios te va a hacer rico y nunca vas a pasar necesidad.
Dejemos de dar si esta es nuestra actitud pues solo damos para por puro interés propio.
Otros quieren dar más pero su situación económica les ha sido dificil hacerlo.
Hermano, yo creo que muchos hemos estado en esta clase de situación.
Siga con esta actitud; hoy estaremos orando para que Dios supla las necesidades y seamos un canal de bendición al dar.
Otros han descuidado el dar.
Hermanos, lo invito a no dejar de hacer el bien.
Dios se agrada y se complace cuando sus hijos dan para honrarlo por su provisión.
Otros no han dado porque han cerrado sus corazones. Quizá temen dar porque no hay transparencia en la iglesia.
Otros no dan porque no están dispuestos a obedecer esta parte de las Escrituras. Desafortunadamente viven en desobediencia al mandato de Dios.
Nuestra oración es que Dios cambie sus corazones y puedan hacer lo que agrada a Dios.
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