Marcos #18. ¡Puedes confiar en Cristo!

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1. Uno de los mayores desafíos que un cristiano tiene es el llamado a vivir por fe.
2. Sin embargo, con frecuencia nos enfocamos tanto en este mundo material que olvidamos el llamado a caminar por fe.
3. Cuando me refiero a ‘caminar por fe’ solo quiero remarcar el hecho de que no estamos solos ni abandonados en este mundo. Un Dios sabio, todopoderoso y bueno habita en nosotros, por encima de nosotros y guía sus hijos bajo Su providencia y cuidado.
4. Pero también caminar por fe es vivir cada día con la seguridad de que en Cristo he sido perdonado, he sido adoptado, estoy siendo transformado y seré glorificado, a pesar de las circunstancias.
5. Sin embargo, las experiencias que vivimos muchas veces opacan esta verdad. Y cuando esta verdad es opacada, cuando Cristo sale de delante de nuestros ojos, cuando Cristo pasa de ser mirado a través del parabrisas a ser mirado a través del espejo retrovisor, entonces los temores llegan; llegan las dudas, el tormento, la desesperanza y la angustia que aprisionan el alma.
6. Cuando la mirada no está fija en Cristo, cuando la confianza no está en Cristo, cuando Él no es lo principal, entonces los problemas opacarán a la fe.
7. Algo así ocurrió en el mar de Galilea en la vida de doce hombres que en una pequeña barca fueron asaltados por una violenta tempestad.
¡De lo ocurrido a ellos aprendamos hoy!
TBB: Marcos 4:35-41
Contexto.
I. En primer lugar, Cristo demanda fe. v.38e, 40.
1. La fe en Dios descansa en Su Palabra.
2. Si Jesús les dice a los discípulos “pasemos al otro lado”, Su presencia y Su Palabra debieran ser el fundamento de la fe de ellos. Sin embargo, ellos flaquearon en esa fe.
3. Y Jesús les demanda fe, v.40.
4. Ahora, pensemos por un momento, ¿Fe en quién o en qué debían mostrar ellos?
· ¿Fe en qué Jesús podría calmar la tormenta y librarles del naufragio y la muerte?
· ¿Acaso Jesús les está reclamando una clase de fe en la que ellos puedan creer que no habrá tormentas en su camino, o en que esas tormentas que surjan no les van a enviar al fondo del mar? (Pablo dijo que sufrió tres naufragios, de hecho él dijo 2 Co 11.23-28, y al final fue decapitado).
· Siguiendo la misma historia Jesús mismo sería alcanzado por una tormenta aun más potente, la tormenta más potente que halla alcanzado jamás a hombre alguno, una tormenta que lo enviaría, no al fondo del mar, sino a la cima de una cruz. La tormenta de la ira de Dios cuando El cargó nuestros pecados y nuestras rebeliones sobre su propio cuerpo en el madero.
· Por tanto, no creo que Jesús le está reclamando a sus discípulos por no tener una clase de fe que les pueda ayudar a evadir las tormentas circunstanciales de la vida.
5. Más bien les está reclamando fe, certidumbre y convicción que quien estaba con ellos es digno de confianza.
Era el que había demostrado una autoridad divina sin par, quien había sanado enfermos, quien había limpiado leprosos, quien había expulsado demonios y quien había perdonado pecados.
6. Por tanto, en medio de la tempestad, los discípulos debían tener fe; debían confiar en Aquel que iba con ellos, que aunque estuviera durmiendo, era el Hijo de Dios ante el cual, si es su voluntad, aun la naturaleza se doblega.
APLICACION
1. Las tormentas en nuestras vidas son las perfectas oportunidades que Dios crea o permite para evaluar y acrisolar nuestra fe.
2. Las tormentas, cuanto más violentas, más evidencian que clase de fe poseemos.
8. Las tormentas ponen de relieve quién es Cristo para ti.
9. Cuando la mirada no está fija en Cristo, cuando la confianza no está en Cristo, cuando Él no es lo principal, entonces los problemas opacan a la fe.
OT: Jesús demanda fe de sus discípulos, pero…
II. En segundo lugar, esa clase de fe crece cuando se conoce quién es Jesús. v.41.
1. Una sola palabra bastó para que la tempestad cesara. Una sola palabra de Jesús y sobrevino una gran calma.
2. Los discípulos quedaron atónitos, impresionados, maravillados ante aquel acontecimiento.
3. (No deja de confrontarme cómo es posible que hasta el viento y el mar obedecen a la voz del Hijo de Dios y el hombre se atreve a ignorarlo.
Cada parte de la creación oye y obedece la voz del Creador isofacto, excepto el hombre.)
4. Este texto no se trata solamente de lo que Jesús puede hacer, sino de la ignorancia de los discípulos en entender quién era el que los acompañaba.
· No percibieron que allí junto a ellos estaba Dios manifestado plenamente, aunque estaba en la carne. Su poder se ocultaba tras ella.
· Allí estaba Dios manifestado plenamente, aunque Su apariencia era la de uno como ellos.
5. Sin embargo no era igual a ellos. Era Dios manifestado en carne. El cual con el mismo poder y de la misma palabra con la que creó el universo, ahora amordazaba la tormenta.
6. Pero ellos ignoraban quién estaba allí.
APLICACION
1. Un Dios al que no se conoce no inspira fe.
2. Cuando no se tiene fe en Dios es evidente que no se sabe quién es Él y qué es capaz de hacer.
3. Era en ese Dios en quien los discípulos debían confiar aun cuando pareciera que se hundía la barca.
4. Es en ese Dios en quien tú tienes que confiar, aunque por momentos sientas que la barca se hunde.
5. Una sola palabra de Jesús es suficiente para aplacar la más densa tempestad en tu alma.
Una sola palabra de Cristo es suficiente para aplacar tus dudas, tus temores, tus pecados, tus cadenas y darte la paz que sobrepasa todo entendimiento, la paz con Dios.
6. Cuando estás en medio de la tormenta y sientes que tu vida se hunde, Agustin dijo “¿Por qué pasa esto? Porque Cristo está dormido en ti. ¿Que quiero decir? Quiero decir que has olvidado Su presencia.
Despiértalo entonces; recuérdalo, déjalo vigilar dentro de ti, préstale atención ...
Surge una tentación: es el viento. Ella llega a perturbarte, es el oleaje del mar. Es ese el momento para despertar a Cristo y dejar que te provoque esas palabras: "¿Quién, pues, es éste que aun el viento y el mar le obedecen? ".
OT: Primeramente vimos que Jesús demanda fe de los discípulos. Luego vimos que esa clase de fe crece cuando se conoce quién es Jesús. Por último, veamos que…
III. La fe no se trata de lo que nosotros podemos hacer, sino acerca de en quién podemos confiar. v.39
1. La tormenta en las aguas de Galilea era real y violenta.
2. Los discípulos creían que esa sería su ultima travesía. Jesús les había dicho que cruzarían al orto lado, pero ese otro lado parecía ser el fondo del mar.
3. ¿No te importa que perezcamos? fue el grito de pánico de hombres atemorizados. Miedo a perecer.
4. Y yo diría que, aunque es un grito fruto de la incredulidad, por otro lado, es un grito fruto de un “bendito temor”, temor a perecer.
5. ¡Si al menos el temor a perecer hiciera que el hombre hoy clamara a Cristo!
6. Precisamente por falta de ese mismo temor tantos perecen.
7. Si hay algún paralelo entre esta historia y nuestra historia es que el ser humano se halla ahora mismo en medio de una "violenta tempestad", pero no una tormenta como comúnmente se le interpreta: problemas personales, crisis financieras, seños frustrados, vacío emocional, relaciones personales rotas, cuerpos enfermos, etc.
¡Nada más lejos de la verdad!
8. La mayor y principal tormenta que se levanta en contra del hombre hoy es sólo una, su enemistad con Dios.
9. El peligro que día a día acecha al hombre es el de estar caminando al borde de un precipicio sin saber en que momento caerá en él. Y lo peor de todo, ¡no hay temor!
10. Al menos si hubiera temor reclamarían como estos judíos: ¿No te importa que perezcamos?
11. Una escena similar de temor fue la que hizo que Lutero rompiera con todo y se lanzara a buscar a Dios.
12. Una escena aún más similar a esta fue la que hizo que Wesley no descansara hasta hallar esa fe que trae paz al alma.
13. Me pregunto si en el corazón de alguien que me escucha hoy se aloja este mismo temor. Miedo a perecer. Miedo a morir, no sólo la muerte primera, pero miedo a enfrentar el lago de fuego y azufre que es la muerte segunda.
Miedo a permanecer como enemigo de Dios.
Miedo a vivir una vida tranquila pero al final del camino enfrentar una "violenta tormenta", la ira de Dios que le juzgará por sus pecados.
Pero me temo que esa clase de temor hoy en día escasea.
14. Los discípulos aterrorizados reclamaron: "no te importa que perezcamos".
15. Hoy te quiero decir a ti que me escuchas, ya sea que sientas o no esta clase de temor (ojalá que lo sientas), a Dios sí le importa que tu NO perezcas.
· El Señor NO quiere que tu perezcas y por eso Él mismo envió al profeta y le ordenó: Diles: “Vivo yo” —declara el Señor Dios— “que no me complazco en la muerte del impío, sino en que el impío se aparte de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos. ¿Por qué habéis de morir, oh casa de Israel?” (Ezequiel 33:11)
· El Señor NO quiere que tu perezcas, por eso ...de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. (John 3:16-17)
· El Señor NO quiere que tu perezcas, por eso en su infinita sabiduría y amor, Él mismo decretó que El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. (Marcos 16:16).
· De hecho, Él NO quiere que tú perezcas y por eso te tiene con vida, por eso Él aun no regresa y pone fin a la historia; El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. (2 Peter 3:9)
16. A Dios sí le importa que tu NO perezcas, por eso no lo dilates más y pon tu confianza en Cristo.
17. El mismo que aplacó la tormenta en el mar es el único que puede aplacar la tormenta en tu corazón; es el único que puede tornar ahora mismo tu enemistad con Dios en paz y reconciliación.
18. ¡Puedes confiar en Él!
CONCLUSIONES
1. Jesús calmando la tormenta es mucho más que una promesa de solución de conflictos temporales.
2. El foco principal de esta historia es que este Jesús, quien ha demostrado ser el Hijo de Dios con poder y quien ha demostrado ser digno de confianza, sería crucificado y resucitado; su sacrificio sería el pago de nuestros pecados, su sangre sería la única base de nuestra justificación y su justicia sería nuestra garantía de vida eterna.
3. Todo esto tendría que ser aceptado sólo por fe. Sus palabras, su sacrificio y su resurrección demandan ser aceptados por fe.
4. Y como El murió por TODOS, su Evangelio es promesa y garantía para TODO el que crea, confíe y ponga la fe en Él.
5. Esta escena en que la violentad tempestad es amordazada por la voluntad y autoridad de Jesús es una perfecta ilustración de la salvación y liberación que tenemos en Cristo.
Él es digno de nuestra fe.
6. Si aun no tienes esa fe, ¡búscala! ¡pídela! ¡llámale! Y de seguro Él te responderá.
7. Si ya tienes esa fe, camina en ella y no permitas que nada la opaque.
Él es garantía segura de que ninguna tormenta te podrá destruir mientras tu fe esté fija en El.
Unamos nuestra voz a la del profeta (Miqueas 7.7-8)
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