El compromiso

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EL COMPROMISO

Lc 9.57-62

57Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. 58Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. 60Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. 61Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. 62Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.

INTRODUCCIÓN.

El día de hoy veremos un tema que es necesario para la vida cristiana, tanto así que Jesús lo declaró claramente como necesario para estar al lado de Él. Dice el vr. 62 de nuestro pasaje Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. Hoy veremos a que se refiere el Señor con ese dicho.

¿QUÉ ES?

Aunque no lo encontramos ubicado cronológicamente, el contexto del pasaje es posterior a una de las ocasiones en que el Señor enseñaba acerca del Reino de Dios, antes de retirarse con sus discípulos al otro lado del mar de Galilea y en donde algunos oyentes se acercan a Él.

Vemos tres declaraciones de tres diferentes personas, y tres observaciones del Salvador.

 

·         Señor, te seguiré adondequiera que vayas

·         Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre

·         Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa

¿Qué tienen en común estas tres declaraciones?

1.    Las tres declaran a Jesús como el Señor, reconociendo su procedencia y autoridad y dándole el lugar de soberanía. Reconociendo que él tiene el predominio.

2.    Las dos últimas son muy sencillas, es obvio que aunque hay un asentimiento de la necesidad de seguir a Jesús no es la primera prioridad en la vida.

3.    La primera es la más difícil porque parece ser la declaración que Jesús esperaba como resultado de su predicación, sin embargo pareciera un rechazo la respuesta del Señor: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

¿Qué tienen en común? La falta de compromiso. Las tres respuestas del Señor hablan de que esos tres hombres están diciendo que seguirían a Jesús sin realmente estar comprometidos con el Salvador y Él se los dice claramente. El primero estaba comprometido con su vida material, el segundo con sus relaciones familiares, el tercero con sus relaciones sociales, no tenían ningún compromiso con el Señor, se estaban obligando en sus sentimientos.

¿Qué es entonces el compromiso? Veamos una excelente definición:

1.   Convicción de que se esta obligado a seguir un curso de acción o a alcanzar un objetivo o meta particular. Como resultado, se limitan en la acción la libertad de elección como el número de alternativas posibles.

2.   El compromiso es una actitud fundamental para el buen cumplimiento de la misión cristiana en el mundo. Sin compromiso es imposible seguir a Cristo como discípulo.

Regresemos a nuestro pasaje para entender mejor:

Las declaraciones del Señor respecto del Reino de Dios eran tan convincentes que se sintieron obligados a responder a las mismas, por otro lado tenían otras obligaciones que eran superiores a las del Reino, entonces se vieron limitados en la decisión crucial de seguir a Cristo, declararon su obligación pero expresaron cual era la más importante y eso los descalificó como discípulos del Señor.

Y lo mismo sucede actualmente con las personas, en este estudio queremos centrarnos en los creyentes, los que han creído en Jesucristo como su Salvador, aquellos que realmente tuvieron una experiencia de fe con Cristo, pero que tienen problemas respecto de su obediencia con el Señor, los que no son consistentes en su vida cristiana respecto del Reino de Dios y del carácter de Jesucristo en sus vidas como resultado de su falta de compromiso.

COMPROMISO .VS. SENTIMIENTOS

Existen dos tipos de compromiso, el resultado de:

·         Los sentimientos. Totalmente dependientes de las circunstancias y de obligaciones previamente contraídas que “obligan” a actuar de determinada forma. Por ejemplo, algunos aquí presenten, están porque las circunstancias o la relación con alguien los hace sentirse obligados a asistir, quizá una amistad, una relación familiar, etc. Este tipo de obligación es externa y en cuanto estas circunstancias u otras obligaciones cambien, esta obligación también cambiará. Dice en Jer 17.9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?

·         De la fe. Recordemos que la fe es creer lo que Dios dice como cierto, resultado del conocimiento, asentimiento y confianza. Los sentimientos son sólo conocimiento y asentimiento pero les falta la confianza ya que dependen de las circunstancias por eso dice en Pero la fe crea convicciones que van más allá de las circunstancias porque es un acto interno que no depende de lo que sucede fuera de uno ya que están descansando en el que promete, el cual no tiene variación respecto a sí mismo y sus promesas, dice en Heb 13.8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Num 23.19 Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?

Cuando yo me comprometo en base a los sentimientos, este compromiso durará mientras estas circunstancias existan o sean favorables, en cuanto esto cambia, mi compromiso cesará, pero el compromiso de fe perdurará por siempre porque está fundamentado en Dios.

Por eso Jesús descalificó a estos hombres como aptos para el Reino de Dios, sin compromiso no se puede ser discípulo de Cristo.

¿POR QUÉ ES NECESARIO?

Esto nos lleva a considerar el compromiso cristiano, que podríamos definir como:

La Actitud de involucramiento y dedicación a una causa de manera voluntaria en razón de la fe en Cristo como Señor de la vida. Significa asumir como propios los valores y desafíos del reino de Dios y aplicar lo mejor de sí mismo para alcanzarlos, específicamente en el servicio a los demás.

Esto nos lleva a ver el compromiso como un modo de vida de acuerdo a la fe en Cristo, una vida involucrada con los valores del Reino de Dios, no sólo una profesión de fe o una pureza teológica o celo de la doctrina, sino una vida cuyas acciones están determinadas por lo que uno cree, haciendo en forma natural lo que es agradable al Señor que nos rescató.

El principal ejemplo lo tenemos en Jesucristo, veamos Mt 26.38-39 38Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Este era el compromiso de Jesús, sabía lo que implicaba para su humanidad el propósito del Padre en la cruz del Calvario, lo expresó bien claro: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.

El compromiso se descubre en medio de la adversidad. Jesús demostró su compromiso con el Padre y con la humanidad en la lucha entre su humanidad débil y la convicción del plan de redención para la humanidad. Cuando Él pidió a sus discípulos: quedaos aquí, y velad conmigo. Esperaba un compromiso por parte de ellos por lo que después Él mismo dice en Mt 26.40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Aún sus discípulos tenían vago el compromiso con el Señor, gracias a Dios esto cambió cuando ellos entendieron el plan de Dios y creyeron en las palabras del Señor Jesús cuando él resucitó de entre los muertos.

Tenemos el mejor ejemplo del progreso del compromiso en Pedro en Mt 26.30-35 30Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos. 31Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. 32Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. 33Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. 34Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. 35Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo. Vemos después que efectivamente, Pedro le negó cuando él vio en peligro su integridad física, ante el temor de ser apresado por los judíos, él negó al Señor, de acuerdo con lo profetizado por Jesús.

De la misma manera, cada uno de nosotros tenemos compromisos, con:

  • Nosotros mismos. Anhelos como progreso económico, carrera profesional, diversión, etc.
  • Familiares: Padres, hermanos, hijos, cónyuge, etc.
  • Sociales. Amigos, fraternidades, sociedades de alumnos, pasatiempos, etc.
  • Económicos. El trabajo, deudas contraídas, satisfactores, etc.

En las dificultades daremos prioridad para aquellos con quienes en realidad estamos comprometidos. Cada uno de nosotros podemos decir: Señor, te seguiré adondequiera que vayas, si no lo hacemos es porque el compromiso con Cristo no está fundamentado en la fe, sino en los sentimientos. Quizá en este mismo momento estés pensando, es cierto, así soy, pero a partir de este momento mi compromiso sólo será Cristo. ¿Sabes cuándo vas a saber si este compromiso es real? Cuando las obligaciones que ya tienes, te demanden una decisión, ellas o Cristo. Y entonces harás lo que los hombres de pasaje que estamos viendo, le dirás a Cristo: Te seguiré, Señor; pero déjame primero...

Los requerimientos del Reino de Dios son enormes, por lo que el compromiso que se espera de quien es ciudadano del Reino también es enorme. Por eso Jesús enfrentó en varias ocasiones a sus discípulos al respecto, veamos Jn 6.63-70 63El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. 64Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 65Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. 66Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? 68Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 70Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?

Jesús enseñó bastante respecto del compromiso por se un asunto vital en la relación con Dios, veamos la parábola de los dos hijos en Mt 21.28-32 28Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. 29Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. 30Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. 31¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. 32Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.

Sin compromiso no se puede ser discípulo de Cristo, esto lo vemos en Lc 9.23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. En donde aprendemos que comprometerse es identificarse y apropiarse de los valores, ideales y metas del otro. Veamos el detalle:

1.    Niéguese a sí mismo. Esta negación debemos entenderla como abandonar los compromisos de los que ya hemos estado hablando. Pasar a un segundo plano y dejar a Cristo en el primero.

2.    Tome su cruz. Apropiarnos de las metas del Señor Jesucristo, que es el plan de la redención para la humanidad, el servicio a los demás y principalmente la Gloria de Dios. Él fue a la cruz y ya nos redimió, nosotros no tenemos que ir a la cruz, pero sí debemos cada día recordar que somos de Cristo y Él quiere continuar su plan por medio de nosotros, entonces cada día debemos renovar como nuestro las metas de Él.

3.    Sígame. Seamos sus discípulos, sigamos sus pasos 1 P 2.21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas. Dice que para esto fuimos llamados, a seguir el ejemplo de Jesús.

Si en la adversidad, cualquiera que esta sea: económica, de relaciones personales, laborales, sociales, tus necesidades son primero a Cristo, esos son tus compromisos, no el Señor.

Cuando te desentiendes de las necesidades de la obra, llámese ofrenda, testificar, exhortación, consolación, servicio, proveer para otros, etc. Y sólo exiges atención para ti. Tu compromiso es contigo, no con Jesucristo. ¿Sabes porqué te desentiendes? Porque nada de esto lo consideras como tuyo, como tu responsabilidad, porque no estás comprometido con Cristo. Dios puede hacer mucho más con unos pocos comprometidos que con una multitud, recordemos a Josué y Caleb, sólo ellos estaban realmente comprometidos con el plan de Dios para el pueblo de Israel, los demás sólo buscaban su beneficio egoísta, el Señor hizo grandes cosas por medio de ellos y hay más ejemplos de que el Señor usa poderosamente a los que están comprometidos con Él.

¿QUÉ HACER PARA COMPROMETERSE?

Vemos entonces que el compromiso es demandado, ¿Qué tienes que hacer? Primero arrepiéntete, confiésalo como pecado y el Señor hará su obra en ti, nunca es demasiado tarde.

Veamos cómo Pedro, que rompió su compromiso con el Señor, fue restaurado y se le dio la oportunidad de comprometerse completamente y la historia nos dice que así fue, dice en Jn 21.15-19 15Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. 16Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. 18De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. 19Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme. Completamente restaurado y listo para glorificar a Cristo, tú también puedes hacer lo mismo.

Considera el ejemplo de Jesucristo y mídete respecto de Él, no tomes a la ligera las solicitudes de compromiso de la Escritura, siéntate a evaluar si de veras estás dispuesto a decirle a Dios: Señor, te seguiré adondequiera que vayas, y lo hagas en sentimientos regresando a tu primer estado, si realmente te comprometes, comprobaras que el Señor Jesucristo comenzará a utilizarte poderosamente, tú te darás cuenta y todos nosotros también.

El tener la convicción del compromiso afecta todas las áreas de tu vida, vamos a ver algunas cosas muy prácticas respecto del compromiso.

Cuando se trata de compromiso, hay realmente solo cuatro tipos de personas.

1.  Los que no tienen objetivos y no se comprometen.

2.  Los que no saben si pueden alcanzar sus objetivos, por lo que tienen miedo de comprometerse.

3.  Los que empiezan a caminar hacia un objetivo pero se rinden cuando la situación se pone difícil.

4.  Los que fijan metas, se comprometen con ellas y pagan el precio por alcanzarlas.

¿Qué tipo de persona eres tú?

Para mejorar tu compromiso, puedes hacer lo siguiente:

1.    Mídelo. A veces pensamos que estamos comprometidos con algo, pero nuestras acciones indican lo contrario. Toma tu calendario y tu cartera. Invierte algunas horas revisando cómo gastas tu tiempo y dónde gastas tu dinero. Mira cuánto tiempo inviertes en el trabajo, en el servicio a otros, con la familia, en actividades de salud y recreativas, y así por el estilo. Calcula cuánto dinero gastas en vivir, en pasatiempos, en desarrollo personal, y en dar. Todas estas son una medida real de tu compromiso. Puede que te sorprendas de lo que descubras.

2.    Asegúrate de saber por qué es que vale la pena morir. Una de las preguntas que cada uno tiene que hacerse es, ¿qué es por lo que estoy dispuesto a morir? Si llegas hasta ahí, ¿qué es lo que en la vida no serías capaz de dejar de hacer no importa cuáles sean las consecuencias? Pasa algún tiempo meditando en esto. Escribe lo que descubras. Luego ve si tus acciones están en concordancia con tus ideales.

3.    Usa el método Edison. Si dar el primer paso hacia el compromiso es un problema, trata de hacer lo que hizo Thomas A. Edison. Cuando tenía alguna idea nueva para un invento, llamaba a una conferencia de prensa y anunciaba el invento. En seguida tenía que irse a su laboratorio a inventarlo. Haz tus planes públicos, y estarás más comprometido a llevarlos a cabo.

CONCLUSIÓN

¿Qué podemos concluir?

·         El compromiso no depende de las circunstancias, sino de tus decisiones basadas en la fe que tienes en Cristo Jesús.

·         El compromiso se espera de tu parte, no es opcional.

·         Sin compromiso no puedes ser ni llamarte un discípulo de Cristo.

·         La falta de compromiso es pecado para el que realmente es nacido de nuevo por la fe.

·         Jesucristo puede hacer grandes cosas a través de ti si tú te comprometes con Él.

Lc 14.25-27

25Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: 26Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

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