¿DEBEMOS DAR LA CENA DEL SEÑOR ONLINE? - parte 1

La Cena del Señor "online"  •  Sermon  •  Submitted
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Respuestas a la Solicitud al pastor principal de la congregación, para no continuar celebrando la Cena del Señor online, presentando algunos argumentos bíblicos, con el fin de que el Señor sea honrado y glorificado (parte 1, primera objeción)

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Transcript
Hola mi hermano William, quiero dar respuesta en los próximos tres documentos a algunas de las observaciones que me hiciste en la llamada cuando hablamos del asunto hace dos semanas. Entiendo que estás muy ocupado en otras muchas ocupaciones, y creo que podríamos ir avanzando por este medio, mientras nos podemos reunir a conversar mejor de este asunto.
Como lo dije en mi primera carta hermano, mi intención en dar respuesta a estas observaciones de tu parte, no son con el animo de causar división, ni pretender venir delante de ti con arrogancia, orgullo o prepotencia, pues tú eres la autoridad delegada del Señor en la iglesia local, y es mi deber respetarte y también sujetarme bajo la autoridad de la Palabra de Dios por medio de ti; así que más bien, vengo delante de nuestro Señor Jesucristo con temor reverente, con una dependencia en Su Espíritu y con amor para dar respuesta del por qué, según lo que la Palabra del Señor nos enseña, debemos no continuar con la Cena del Señor “online”.
Quiero que sepas que estás respuestas fueron preparadas, primeramente con la ayuda del Señor por medio de Su Espíritu Santo, y también de manera relevante, con la ayuda de un hermano que es Teólogo, y por medio de sus palabras, Dios trajo mucha claridad sobre este tema, lo cual afirma lo que creo firmemente que la Palabra del Señor habla sobre este asunto hermano.

¿Debemos desobedecer el mandato de Dios por no celebrar la Cena como el Señor la instituyo?

La respuesta directa es: “No es una desobediencia a Dios, al contrario es procurar obedecerle, pero obedecerle verdaderamente”.
Por ejemplo si lo vemos desde una analogía donde hay un jefe con su empleado, el cual lo envía con un dinero ($10.000) a comprar una resma de papel tamaño carta de una marca específica. Y en la relación laboral que se tiene, es deber del empleado obedecer lo que el jefe está ordenando de manera especifica. Luego el empleado sale a comprar la resma, pero encuentra una de otra marca, donde hay sólo media resma, y de tamaño oficio; sigue siendo papel pero no es la que se le ordeno comprar. El empleado va al jefe, y aunque puede ser sincero con su jefe, (teniendo en cuenta que en ocasiones aunque se es sincero, podríamos estar sinceramente equivocados) no está obrando coherentemente con la orden especifica que le fue dada por su jefe; le entrega incluso el cambio que quedo del dinero al jefe. Ahora, el jefe le dirá que fue un buen empleado y fiel porque hizo exactamente lo que su jefe le mando a hacer? Y la respuesta es claramente NO!. Entonces, podemos ver que el empleado cumplió estrictamente con lo que el jefe lo mando a hacer?, por supuesto no cumplió estrictamente con lo que el jefe le había enviado.
Y así sucede, con el Señor muchísimas veces en este y otros aspectos. Como iglesia y cristianos, cuando el Señor manda algo, nosotros nos sentimos con la libertad o el derecho de modificar la Palabra de Dios a nuestra conveniencia, y luego creemos sinceramente que estamos obedeciendo al Señor, pero en realidad lo que estamos haciendo, es obedecer la modificación que nosotros voluntariamente estamos haciendo al mandamiento del Señor, y pensamos que si no lo hacemos así, entonces no estamos obedeciendo. Pero en realidad es, que si no lo hacemos como Dios mandó, en realidad no estamos obedeciendo, por más que intentamos que se parezca eso que nosotros modificamos a aquello que Dios mandó.
Trayendo esta analogía a la objeción/observación presentada, cuando decimos que no se debería tomar la Cena de ésta manera, estamos diciendo que se debería tomar de está otra manera, es decir, de la manera que mando Dios. Si Dios mandó que se tomará la cena de está manera, hacerlo de otra manera, aunque creamos que es obedecer a Dios, no es obedecer a Dios porque no son las Palabras de Dios, y el sentido y la forma de las Palabras de Dios las que estamos obedeciendo; sino nuestro sentido y nuestras formas acerca de la Palabra de Dios. En última instancia estamos obedeciendo nuestro propio sentido e interpretación, antes que el sentido y la intención de las Palabras del Señor, que son claras obviamente en la Escritura.
Entonces, nos detenemos de celebrar la Cena, para obedecer la literalidad del mandamiento?, qué pasa si se extiende esta cuarentena entonces no tomamos más la Santa Cena?: en realidad, la iglesia debería tomar la Santa Cena, pero tomarla como Dios lo manda; y para ello y por esa cualidad, la iglesia siempre ha sido perseguida, porque nunca ha dejado de reunirse. Una iglesia que quiere participar de la koinonía y de la Cena, debe entonces reunirse para ello. No puede levantar la copa de la Eucaristía, señalando así la koinonía del cuerpo de Cristo, pretendiendo hacerlo, no como Dios lo dijo y como Él lo mando, sino como nosotros creemos que debemos hacerlo en las circunstancias actuales, y no es así.
Obedecer a Dios no es hacerlo como nosotros creemos que debemos hacerlo, sino como Dios mandó. Sino entonces, cuál realmente es el filtro para detener todas aquellas tergiversaciones que muchas sectas han hecho, de muchas cosas? Qué va a pasar más adelante cuando alguien más adelante simplemente quiera normalizar el quedarse en su casa y ver por internet los servicios, porque cree ahora que se está congregando de esa manera, porque se conecta en directo con la iglesia, ya que hemos normalizado este asunto aquí. Y bueno, podríamos decir: “no la estamos normalizando, es una situación de excepción”. Bien, y qué si un individuo podría decir: “bueno quiero quedarme en esta situación de excepción, porque al fin y al cabo, sigue estando bien y no estoy haciendo nada contra la Palabra del Señor y cuando vayamos a participar de la Cena, lo voy a hacer desde mi casa y lo hago desde aquí, porque de igual manera estoy conectado en espíritu con ustedes allá y la forma no es tan importante”. El mantener estas práctica, sin prestarle atención, nos podría llevar a estas tergiversaciones, y tergiversar cosas que son supremamente importantes o fundamentales para la iglesia de Cristo.
Debemos recordar hermano, que las tres primeras marcas fundamentales que caracterizan una iglesia local sana son:
Predicación fiel de las Escrituras
Implementación justa de una disciplina bíblica
Correcta administración de los sacramentos
Si nosotros como iglesia dejamos escapar al menos una de estas tres marcas fundamentales de una iglesia local sana, realmente ya no tendríamos una iglesia sana. Podríamos tener un grupo de personas reunidas, pero no una iglesia sana que se congrega para servir al Señor. Ahora, hermano, podrías decir que esto es una exageración, pero si no están estas cosas centrales que Dios mandó y que se hicieran en Su congregación, cómo pues la llamamos una iglesia bíblica? Seriamos un grupo de personas reunidas en el nombre de Dios, siendo sabios en nuestra propia opinión desobedeciendo aquellas cosas que Dios mando y que no se están teniendo en cuenta. Claramente en nuestra iglesia local, antes de la cuarentena, puedo atestiguar que de estás tres marcas hemos buscado obedecer la predicación fiel de las Escrituras y llevar a cabo la administración de los sacramentos, pero nos ha faltado una implementación justa de una disciplina bíblica; lo cual, si le sumamos que la Cena del Señor no la estaríamos llevando bien como el Señor mandó, sería una más y difícilmente seremos en esta cuarentena una iglesia bíblica sana.

La Correcta Interpretación de la Cena del Señor: Un Cuerpo en unidad física y espiritual

En el tiempo de Pablo sabemos que no existía ni el internet, ni Wi-Fi, ni las transmisiones en vivo, así que por su puesto él no habla nada en contra de esto. Pero la idea de la mesa en común, del pan en común (un sólo pan), de la copa en común, del mismo vino; estas cosas eran centrales precisamente porque son miembros de un mismo cuerpo; y este cuerpo local, llamado iglesia local, sus miembros deben estar allí tanto físicamente como en unidad en el Espíritu. Esto es lo que el Señor hizo y ordeno con sus discípulos la noche antes de ser entregado (Mat 26.26-30).
Nosotros no pudiéramos decir, bien, aquí esta el cuerpo vivo de William, ¿dónde?, a bueno un riñón en un barrio, un brazo en una calle, el pie en la calle 80? Claro que no, pues estaríamos diseminando miembros del cuerpo de William por toda la ciudad. Pero alguien podría decir, no se preocupen, porque en espíritu estamos unificado a un mismo cuerpo; pero esto no es la realidad, porque estamos hablando de un cuerpo desmembrado. Debe estar el cuerpo unido físicamente, y unido en el Espíritu, vivamente unido. Debe estar allí unificado no sólo en apariencia, sino en Espíritu vivificado.
Entonces qué sucede?, esta objeción se desvanece, si realmente nos damos cuenta que la iglesia debe obedecer lo que debe obedecer y de la manera en que lo debe obedecer. No se nos ha dado la libertad de que nosotros modifiquemos la forma en la que debemos adorar al Señor, y el sacramento, no es principalmente, para nuestra satisfacción. El sacramento es para darle gloria a Dios, rememorando lo que Cristo hizo para glorificar a Dios, uniéndonos a Él para la adoración al Padre. Y en ese contexto, nosotros unificados como miembros de ese cuerpo, que es de Cristo, señalando aquella muerte de Cristo y su pronto regreso por supuesto.

Consecuencias de modificar libre y voluntariamente los principios o imperativos de Dios

Cuando este es el orden de las cosas, no nos vamos atribuir a nosotros la libertad o el derecho de modificar los principios o los imperativos que Dios ha colocado para que se practique ese acto de adoración. Por ejemplo Nabad y Abiu (Lev 10.1-7) como recuerdas, ellos un día propusieron presentar un fuego que el Señor nunca les mandó. La ley mandó un receta -por llamarla así-especifica del incienso, y podemos entender que Dios los envío de esta manera especifica para que los que sacerdotes que debían presentar esta forma de sacrificio, debían hacerlo como Dios lo estaba ordenando. Qué aprendemos de estos pasajes, con respecto a lo que vengo escribiendo, es que cuando Dios demanda una forma de adoración y nos ha dado principios y formas específicas para esa forma de adoración u otra acto de adoración, torcerlo, añadirle, sustraerle, acomodarlo no es obedecer al Señor, es desobedecerle y tendrá consecuencias.
Otro ejemplo que vemos en también con Uza, guerrero de confianza del rey David (2 Sam 6.1-13; 1 Cron 13.7-14), donde él fue fulminado al instante en que se iba a caer el arca del pacto por meter sus manos para evitarlo. Y con estos pasajes, lo que quiero resaltar es que pudo más la buena intención, de la alegría y la sinceridad de querer celebrar este acto de transportar el arca a Jerusalén, que el obedecer con precisión lo que Dios había ordenado específicamente (Num 4.15; Ex 25.12-15) la manera en que se debía transportar el arca del pacto. Este es un punto importante, puesto que nuestra buena intención, nuestra alegría, nuestro deseo de obedecer a Dios debe supeditarse a lo que Dios ha mandado, porque si no es cónsono(congruente) a lo que Dios ha mandado en Su Palabra, luego entonces no tiene ningún sentido que digamos que estamos obedeciendo a Dios; al contrario, sufriremos las consecuencias de no obedecer a Dios exactamente cómo Él lo mandó.
Ahora, conectar todo esto a la médula del tema de la Cena del Señor, de una forma similar como con estos dos ejemplos, lo podemos ver cuando el apóstol Pablo dice en 1 Cor 11.29-33 que los corintios al tomar la Cena de una manera indiscriminada, o tomarla de una manera que no coincide como fue mandado por el Señor, dice que algunos han sido debilitados, otros enfermos y otros han muerto. Nota lo importante de este acto de adoración, sino se toma como se debe tomar, dice la Escritura que las consecuencias son: que Dios debilita, Dios enferma y Dios mata a las personas que están tomando la cena de una manera que no debe tomarse. Aquí no vale hermano, si alguien está bien intencionado tomando la cena, pero tomándola de una manera que Dios no lo mandó.
No importa si la esta tomando con suprema alegría y con mucha sinceridad, y no se pretende ignorar o suprimir éstas características; deben estar, pero acompañadas con una obediencia real, es decir, una obediencia de precisión. No obedeciendo lo que nosotros creemos que es correcto, sino obedeciendo lo que es correcto, es decir, lo que se supedita a la Palabra del Señor como Él lo mandó. Presentar un acto de adoración que Dios ha demandado, con la manera en que debe ser hecha, y presentarla a nuestra manera, es ofrecer de alguna manera un fuego extraño en la presencia del Señor. Nos hacemos entonces meritorios o acreedores de el debilitarnos, el enfermarnos o incluso el morirnos. Así que esto es un tema muy delicado.

Conclusión

Como conclusión, entonces a esta pregunta podemos responder: No, no es desobedecer a Dios. Abstenernos de tomar la cena cómo Dios no la mando, no es desobedecer a Dios, al contrario, es obedecer al Señor. Porque si queremos tomar la Cena del Señor, debemos tomarla como Él la mandó. Y si no tenemos las condiciones para hacerlo como Él la mandó, entonces nos detenemos para no torcer el mandamiento del Señor. Porque Él nos ha mandado hacerlo de una manera, por qué habríamos de ofrecerlo de otra manera y pensar que con eso le agradamos.
Hermano, el seguir tomando la Cena online, es obedecer aquella modificación que le hemos hecho a lo que Dios nos ha ordenado, y nos estamos obedeciendo a nosotros mismos y no al Señor. Lo que yo estoy proponiendo no es desobedecer al Señor al no tomar la cena online, lo que digo, en realidad, es que yo anhelo que se tome la Cena del Señor, pero quiero que la tomemos como Dios la mandó y no modificando los principios que Dios coloco para llevar esta acto de adoración.