Somos el Templo del Espíritu de Dios

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Introducción

¿Dónde está Dios?
De niños muchos aprendimos que Dios estaba en el cielo.
Muchos tienen el concepto que Dios está más allá del cielo, más allá de las nubes, más allá de las galaxias.
Unos tienen el concepto que Dios está más presente en algún lugar geográfico.
Por ejemplo, los musulmanes rezan cinco veces al día en dirección a la Mecca porque piensan que ese lugar es el lugar más sagrado sobre la faz de la tierra.
Otros al visitar la tierra de Israel lloran cuando aterriza el avión porque han llegado a la zona geográfica donde habitó Jesús de Nazaret hace 2,000 años.
Nosotros somos testigos de como la gente guarda respeto y orden cuando entran a un lugar como este.
De hecho, hay templos / casas de oración que han sido construidas con techos altos, torres impresionantes, etc., con el propósito de infundir admiración, reverencia, asombro porque es un lugar donde se dice que Dios habita.
Por eso, muchos aunque no tengan un trasfondo religioso, al llegar a un lugar como este guardan un poco la compostura y cambian su comportamiento por causa del lugar donde están.
En nuestra serie sobre la primera carta de Pablo a los Corintios llegamos a dos versículos que nos ayudarán a comprender donde es que realmente habita Dios. Hoy consideraremos:
¿Dónde habita Dios? - Nosotros, la iglesia somos su templo
Aplicaciones prácticas

¿Dónde habita Dios? - Nosotros, la iglesia somos su templo

Pablo se dirige a esta congregación que se encontraba dividida.
La congregación tenía diferencias que los estaban dividiendo.
Los corintios eran una congregación imperfecta.
Eran una congregación que tenia defectos.
1 Corinthians 3:2–3 NBLH
Les di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podían recibirlo. En verdad, ni aun ahora pueden, porque todavía son carnales. Pues habiendo celos y discusiones entre ustedes, ¿no son carnales y andan como hombres del mundo?
Tal vez llegamos a pensar que eran una congregación madura, una iglesia unida, una iglesia donde reinaba la paz, el amor, y la fraternidad.
Pero, la realidad es que esta congregación reflejaba todo lo contrario.
Pero, a pesar de sus defectos, Pablo se dirige a los hermanos en Corinto y les dice:
1 Corinthians 3:16 NBLH
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
Pablo declara que esta congregación tan imperfecta, tan inmadura, tan llena de errores y defectos - eran el templo mismo del Espíritu de Dios.
¿Qué es lo que era este grupo de creyentes? - el templo mismo donde habitaba el Espíritu Santo de Dios.
La palabra que Pablo utiliza que se traduce como “templo” no se refiere al terreno completo donde se encuentra el templo sino que se refiere al recinto, al santuario, a la parte interior donde el hombre podía tener un encuentro con Dios.
En el Antiguo Testamento vemos que la presencia de Dios habitaba en diferentes lugares.
En Génesis 1-3 la presencia de Dios se paseaba en el huerto del Edén. Después de que el hombre pecó contra Dios, fue destituido de la presencia de Dios.
En tiempos de Moisés, la Biblia nos dice que en cierta ocasión Moisés llegó al monte Horeb y notaba que había en medio una zarza que ardía en fuego pero que no se consumía. Dios mismo le habló de en medio de la zarza - y Moisés tiene un encuentro con el Dios del universo.
Luego cuando Dios ordena a Moisés a que construyera el Tabernáculo vemos que la presencia de Dios moraba encima de los querubines del arca del pacto que estaba en el lugar santísimo.
En tiempos de Salomón vemos que cuando fue inagurado el templo la Biblia nos dice que la nube de la presencia de Dios se posó sobre el templo de tal manera que nadie podía entrar a causa de la presencia de Dios.
En tiempos del Señor Jesucristo la Biblia nos testifica mediante el evangelista Juan que cuando vino Jesús (Dios en la carne) él era Dios mismo que estaba caminando sobre la tierra.
John 1:14 NBLH
El Verbo (La Palabra) se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito (único) del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Es en Juan que vemos que la gloria misma de Dios estaba caminando por las calles de Galilea, Jerusalén, Belén y en el resto de aquella región.
Dios mismo estaba caminando sobre la tierra todos los hombre podían contemplar su presencia.
Sin embargo, Jesús después de resucitar, la Biblia nos dice que ascendió a los cielos y ahora está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso.
La pregunta es, ¿dónde está Dios ahora?
¿Si Jesús está a la diestra de Dios entonces quiere decir que Dios está en los cielos?
¿Será que Dios está en un lugar distante?
Pero, en base a lo que nos dice Pablo, por inspiración del Espíritu Santo, es que nosotros, la iglesia somos el templo de Dios.
Nosotros el pueblo de Dios somos el templo donde reside el Espíritu Santo de Dios.
Por tanto, si el Espíritu Santo es Dios, esto quiere decir que la congregación de los santos es el templo donde mora la presencia de Dios.
Llegamos a la conclusión que Dios no habita en un edificio, en un recinto, en un santuario.
Dios no habita, por muy bonito que sea o por muy asombrosa que sea una casa de oración, Dios no habita en un edificio hecho por manos humanas.
Más bien, Dios mora en su pueblo que ha comprado con su sangre preciosa.
Nosotros, por muy imperfectos que seamos, por muy inmaduros y necesitados de crecer en Cristo, necesitados de ser mejores, necesitados de ser diferentes, Dios mismo mora en nosotros.
El pueblo de Dios, la iglesia universal, es el lugar donde mora la presencia de Dios.
Notemos que Pablo le dice a los Corintios “¿No saben que ustedes son templo de Dios…?”
Es algo que tendían a olvidar.
Es algo que tendían a ignorar.
Es algo que es tan cierto, tan básico, tan fundamental, que tal vez era una verdad a la cual no le daban el valor necesario.
Esta realidad es un tesoro, es parte de la esperanza de cada creyente, que el pueblo de Dios es donde mora la presencia del Señor.
Por tanto hermanos, Dios no está lejos, Dios no está en un lugar distante, Dios está donde está su pueblo.
Dios está aquí el día de hoy y conoce nuestras necesidades, nuestros dolores, nuestros temores, nuestras preocupaciones.
Dios está aquí, el amparo del altísimo está con nosotros.
La presencia de Dios acompaña a su pueblo aun cuando lo lo sentimos cerca a nosotros.

Aplicaciones prácticas

¿Cómo debemos reaccionar ante tal realidad?
Una cosa es que sepamos de manera intelectual que la iglesia de Cristo sea el templo de Dios, que somos nosotros la morada del Espíritu Santo y otra cosa es ver que impacto tiene esta realidad en la vida de los creyentes.
La teología es práctica y esta verdad debe afectar la forma que vemos la vida y conducimos nuestra vida en esta tierra.
Pablo exhorta a los creyentes, en base a esta realidad de que la iglesia es el lugar donde mora Dios:
1 Corinthians 3:17 NBLH
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que ustedes son.
Pablo se refiere a aquellos que han intentado destruir el templo de Dios, es decir la iglesia de Cristo - que todo aquel que intente destruir o hacer daño a la iglesia de Dios corre el riesgo que Dios mismo lo destruirá a él.
En tiempos de Pablo ya se estaba viviendo la persecución contra la iglesia. De hecho, en Corinto Pablo fue llevado ante las autoridades.
Los creyentes a lo largo de la historia primitiva y en los últimos 2,000 años han sido perseguidos.
El comunismo ha querido acabar con la iglesia cristiana.
El nazismo aleman quiso acabar con el pueblo de Dios.
La unión soviética quiso acabar con aquellos que creían en la veracidad de la Biblia.
En Korea del Norte los creyentes son encarcelados tan solo por poseer una Biblia.
En tiempo de la Reforma los creyentes eran quemados vivos porque no querían aceptar la autoridad de la Iglesia Romana.
…y aquí dice Dios que todo aquel que quiera destruir el templo de Dios, que es su iglesia, Dios mismo lo va a destruir a él.
Esta es la razón por la cual la iglesia de Cristo no levanta armas ni ataca con violencia a aquellos que la persiguen.
Sabemos que a final de cuentas Dios mismo guarda a su iglesia y aunque el hombre la quiera destruir.
Dios mismo se encargará de acabar / aniquilar a todo aquel que se levante contra el cuerpo de Cristo.
Dios mismo es el defensor de su pueblo.
…por eso los mártires de la iglesia dijeron que la sangre de los mártires son la semilla de la iglesia porque en lugar de destruir a la iglesia - los que la destruyen terminan pereciendo y reciben el justo juicio de Dios mientras que la iglesia se multiplica y prospera según la voluntad divina.
Notemos lo último que dice Pablo.
Dios destruirá a aquel que intente destruir al pueblo de Dios que es el templo de Dios porque “el templo de Dios es santo”.
Desde tiempos antiguos pudimos ver que el lugar de la presencia de Dios era un lugar especial, un lugar digno de respeto y reverencia.
El lugar de la presencia de Dios era libre de pecado - por eso Adán y Eva fueron echados de delante de la presencia de Dios.
En el tabernáculo se encontraba el lugar santísimo donde estaba la presencia de Dios al cual solo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año. Si alguien entraba corría el riesgo de morir ante la presencia de Dios.
…por tanto Pablo recuerda este principio de la santidad del templo de Dios, de la santidad del lugar donde Dios habita.
Pablo nos quiere decir que el lugar donde Dios habita es especial, es separado de cualquier otro lugar, es un lugar distinto.
Pablo nos quiere decir que el lugar donde está la presencia de Dios no es como cualquier otro.
Pablo nos dice que la iglesia de Dios por tanto es santa, separada para Dios, porque es el lugar donde habita su bendita presencia.
…esto es sorprendente cuando nos damos cuenta de nuestras imperfecciones, nuestras faltas, nuestros errores, lo mucho que necesitamos cambiar y ser diferentes.
…esto es sorprendente al darnos cuenta que somos muy parecidos a la iglesia de Corinto que aun tenía muchas cosas faltas.
Pero en esto se muestra el amor de Dios mediante Jesucristo.
Jesús al morir en la cruz compró para Dios a un pueblo, para ser su templo, piedras vivas, no piedras muertas, gente de toda nación, lengua, y tribu para que fuésemos el lugar donde mora la bendita presencia de Dios.
Esto lo vemos tan claro cuando participamos de la mesa del Señor, nos reunimos a conmemorar la muerte de aquel que dio su vida para que nosotros pudiéramos ser el templo y morada del Espíritu Santo de Dios.
…es por Cristo que Dios mora en nosotros y nunca está más cerca de nosotros como lo estuvo ayer, hoy, y siempre.
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