Decidiendo servir a Jehová

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Cuando uno sale de la iglesia con hambre, y entra por ejemplo a un Subway, tiene la oportunidad de preparar lo que va a comer de diversas maneras. Hay diferentes ensaladas, vegetales, aderezos y un surtido de panes. Es asombrosa la rapidez que tenemos para efectuar decisiones. Desde el tipo de pan, la lechuga, el tomate, las aceitunas y la carne. Esto es un ejemplo de las diferentes decisiones que tomamos.
Pero cuando se trata de cómo vivir la vida cristiana, todos los días debemos tomar la misma decisión de servir a Dios, una y otra vez. Como creyentes nos vemos confrontados con la decisión de obedecer y servir a Dios, o menospreciar Su palabra y vivir a nuestra manera, cada día, todos los días. Diariamente debemos escoger entre la paz o la ira, entre la bondad o la enemistad, entre la verdad versus la falsedad.
Pero, como los israelitas en el tiempo de Josué, podemos tener dirección cada vez que nos veamos frente a una de esas alternativas. ¿Cómo?, Dedicándonos voluntariamente al propósito de servir al Señor. El Dios que nos ha pide que le sirvamos nos ha dado todo lo que tenemos y nos ha hecho todo lo que somos, así que, ¡cómo podemos hacer otra cosa que no sea optar por servirle cada día de nuestra vida!
Para comprender mejor el compromiso del ser humano que Dios ha llamado a servirle iré al capítulo 23 del libro de Josué. En el describe cómo el Señor le dio descanso al pueblo de Israel de sus enemigos, luego de haber estado en constante guerra con ellos.
Josué, ya anciano, reunió a todos los líderes de Israel para recordarles todo lo que Dios había hecho en favor del pueblo. Les recordó que, Dios les había entregado desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo, pero aún había territorios que ellos no habían conquistado. De hecho, hoy día, entre el río Jordán y el Mar Mediterráneo, existe Cisjordania, quien, en 1947, la ONU (Organización de Naciones Unidas) le dio el nombre de Judea y Samaria. Actualmente este territorio esta en posesión de los palestinos, enemigo de Israel. Esa tierra tiene una extensión de 5,860 km. con 3 millones de habitantes, 2.6 millones árabes palestinos y 400,000 colonos judíos. Estos colonos hacen asentamientos hoy día, arriesgando sus vidas constantemente. Esto es el resultado de aquella desobediencia de Israel, por no actuar cuando debió hacerlo.
Volviendo al dialogo de Josué con los líderes: Josué les recordó que estaba en sus manos la responsabilidad de tomar posesión de la tierra, pues el Señor había prometido expulsar los habitantes de ese territorio. También les exhortó que debían seguir las instrucciones del Señor tal como les había enseñado Moisés, en los cinco libros de la ley. Sin desviarse a la izquierda o la derecha. Y sobretodo que se cuidaran de las practicas idólatras de los pueblos que no habían sido conquistados aún. Y que, si se mantenían íntegros, Dios haría huir a 1,000 hombres por cada uno de los guerreros de Israel.
Pero que, si se apartaban de Su voluntad, casándose y aferrándose a las costumbres paganas de aquellos pueblos, no expulsaría a sus enemigos. Sino que serían para ellos, como una trampa, como un látigo en la espalda y como espinas de zarzas en sus ojos. Y que finalmente Israel desaparecería de la buena tierra que les había dado. Que, así como el Señor les dio las buenas cosas que les prometió, también traería calamidad y fracaso por su desobediencia. ¡Triste, así ocurrió!
En el capítulo 24, Josué convoca nuevamente a todos los líderes de las tribus de Israel para que se presentasen ante Dios. Josué sabía que le quedaba poco tiempo de vida y quería cerciorarse que los líderes tuvieran claro cual era la voluntad de Dios para Su pueblo. Este acto demuestra que los líderes puestos por Dios siempre estarán preocupados por la obediencia a Dios y el bienestar del pueblo a cargo.
Según el texto bíblico, Dios mismo les hace un recuento desde Abraham, hasta la liberación del pueblo judío a través de Moisés, (tras 430 años de esclavitud). Estas fueron las palabras que utilizó: “Cuando tus antepasados clamaron a Mí, puse oscuridad entre ti y los egipcios. Hice que el mar cayera sobre los egipcios y los ahogara. Con tus propios ojos viste lo que hice. Luego viviste muchos años en el desierto y finalmente, te llevé a la tierra de los amorreos, al oriente del Jordán. Ellos pelearon contra ti, pero yo los destruí delante de tus ojos. Te di la victoria sobre ellos, y tomaste posesión de su tierra”.
“Cuando cruzaste el río Jordán y llegaste a Jericó, los hombres de Jericó pelearon contra ti, como lo hicieron los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los heveos y los jebuseos. Pero yo te di la victoria sobre ellos. No fueron tus espadas ni tus arcos los que te dieron la victoria. 13 Yo te di tierra que no habías trabajado y ciudades que no construiste, en las cuales vives ahora. Te di viñedos y huertos de olivos como alimento, aunque tú no los plantaste”.
“Por lo tanto, teme a Dios y sírveme con todo el corazón. Echa fuera para siempre los ídolos que tus antepasados adoraron cuando vivían del otro lado del río Éufrates y en Egipto. Sirve sólo al Señor.
Entonces Josué añadió: Pero si te niegas a servir al Señor, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor.
Entonces ellos dijeron: Nosotros jamás abandonaríamos al Señor ni serviríamos a otros dioses. 17 Pues el Señor nuestro Dios, es el que nos rescató a nosotros y a nuestros antepasados de la esclavitud en la tierra de Egipto. Él hizo milagros poderosos ante nuestros propios ojos. Cuando andábamos por el desierto, rodeados de enemigos, él nos protegió. 18 Fue el Señor quien expulsó a los amorreos y a las otras naciones que vivían aquí, en esta tierra. Por lo tanto, nosotros también serviremos al Señor, porque sólo él es nuestro Dios.
Entonces Josué les dijo: Ustedes son testigos de su propia decisión, Hoy han elegido servir al Señor.
—Claro que sí —respondieron—, somos testigos de lo que dijimos. 23 —Muy bien —dijo Josué—, entonces destruyan los ídolos que tienen entre ustedes y entréguenle el corazón al Señor, Dios de Israel.
Entonces los israelitas le dijeron a Josué: —Serviremos al Señor nuestro Dios, lo obedeceremos sólo a él. (Pero no mencionaron nada sobre destruir los ídolos).
Entonces Josué mandó a traer una piedra enorme y la puso debajo de un árbol terebinto, que estaba al lado del Tabernáculo de Señor y dijo: “Esta piedra escuchó todo lo que el Señor nos ha dicho. Será un testigo en contra de ustedes si no cumplen lo que le prometieron a Dios.
Poco tiempo después Josué murió, tenía 120 años. Después de su muerte el pueblo comenzó a olvidarse de su promesa. La Biblia atestigua que su fidelidad a Dios duró solo una generación.
El Dios de Abraham, de Moisés y Josué es nuestro Dios. El Dios que vive y reina para siempre, El aun busca fidelidad en su pueblo.
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