¡Pongámosle coco!

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Las noticias estremecieron al mundo hace algunos días: en respuesta a disturbios ocurridos en la mezquita de Al Aksa, en Jerusalén, los Palestinos de la franja de Gaza atacaron a Israel con una andanada de misiles apuntando principalmente a Jerusalén. Los palestinos lanzaron más de tres mil misiles en los pocos días que duró el conflicto.
Como era de esperar, Israel respondió inmediatamente golpeando severamente diferentes objetivos en la franja.
Un chihuahua atacó a un bulldog. El bulldog le dio una severa paliza al chihuaha, pero los medios de comunicación liberales y los enemigos del bulldog salieron acusando al bulldog de agresión.
¡Al chihuahua le sobró valentía, pero le faltó mucha astucia!
La Biblia nos habla de un pueblo que prefirió usar su astucia y no su valentía para salvar sus vidas:
Leer Jos 9:1-15
La célebre frase del popular héroe de muchos niños, el Chapulín Colorado, era “¡No contaban con mi astucia!”. Dicha frase la expresada cuando resolvía algún peligro.
Nuestro Señor nos manda “ser mansos como palomas, pero astutos como serpientes”.
Matthew 10:16 LBLA
16 Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas.
astutos” es la tradución de “phronimos”, que significa “aquel que actúa con entendimiento y sabiduría, que usa la mente antes de actuar”, de allí la frase “ponle coco”.

Astucia es mejor que valentía.

Los gabaonitas no eran ningunos cobardes, al contrario, su valentía era reconocida en los alrededores:
Joshua 10:1–2 LBLA
1 Y sucedió que cuando Adonisedec, rey de Jerusalén, oyó que Josué había capturado a Hai y que la había destruido por completo (como había hecho con Jericó y con su rey, así había hecho con Hai y con su rey), y que los habitantes de Gabaón habían concertado la paz con Israel y estaban dentro de su tierra, 2 tuvo gran temor, porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, y porque era más grande que Hai, y todos sus hombres eran valientes.
Pero cuando se dieron cuenta que Israel era un pueblo poderoso, con el cuál estaba Dios y que, si se enfrentaban a ellos, la pelea sería como la del chihuaha contra el bulldog; así que prefirieron usar la astucia para buscar la paz.
El sabio Salomón, un rey que abogaba por la paz, dijo que “un perro vivo es mejor que un león muerto”. (Ecl 9:4). Dicho en otras palabras, “es mejor que digan ‘aquí corrió, que aquí cayó’”.
Una de las primeras cosas que todo estudiante de las artes marciales debe aprender es evitar al máximo el pleito.
Eso es lo que hacen las serpientes, evitar. La serpiente no anda buscando piernas que morder. Ella muerde cuando se ve en peligro. De igual manera, el practicante de artes marciales, golpea solamente en el caso que no le queda otra opción, debe usar lo que sabe o tiene. ¡Eso es astucia!
Los cementerios están llenos de bravucones impulsivos que se mentieron en pleitos innecesarios y con la persona equivocada, y terminaron muertos.

La astucia no justifica la mentira.

Joshua 9:6 LBLA
6 Vinieron a Josué al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los hombres de Israel: Hemos venido de un país lejano; haced, pues, pacto con nosotros.
Cuando tu vida está en juego, facilmente te verás tentado a mentir y pensar que es justificado hacerlo. Ese es uno de los casos que se estudian en Ética Cristiana. Es llamado, “el menos peor de dos males” (the lesser of two evils).
El caso clásico es el Corrie Ten Boon, una mujer holandesa que, durante la 2a Guerra Mundial, escondió a Judíos en su casa para que los nazis no los mataran. Cuando los soldados preguntaban si había Judíos en su casa, ella respondía que no.
Dios es claro en Sus mandamientos: “No mentirás”. Eso es un absoluto. No dice, “no mentirás a no ser que la vida de alguien esté en peligro”.
En el caso de Ten Boon, no era tanto su vida la que peligraba sino la de otros. Pero en el caso de los gabaonitas, sí. ¡Era su vida!
Su astucia fue más allá que mentir. Se disfrazaron:
Joshua 9:4–5 LBLA
4 ellos también usaron de astucia y fueron como embajadores, y llevaron alforjas viejas sobre sus asnos, y odres de vino viejos, rotos y remendados, 5 y sandalias gastadas y remendadas en sus pies, y vestidos viejos sobre sí; y todo el pan de su provisión estaba seco y desmenuzado.
Pienso que Dios juzga esa mentira igual que otras y que otros pecados.
La astucia debe servirnos para evitar lugares y personas peligrosas, para no confiar ciegamente en el hombre, para saber administrar sabiamente el dinero, para aprender a trabajar con menos esfuerzos y mayores resultados (work smarter, not harder).

La astucia debe ir acompañada de humildad.

Joshua 9:8–9 LBLA
8 Respondieron ellos a Josué: Somos tus siervos. Y Josué les dijo: ¿Quiénes sois, y de dónde venís? 9 Y le dijeron: Tus siervos han venido de un país muy lejano a causa de la fama del Señor tu Dios; porque hemos oído hablar de Él, de todo lo que hizo en Egipto,
Se presentaron con engaño, pero con humildad: “somos tus siervos”. Dispuestos a servir para salvar su vida.
Cuando su engaño fue descubierto, humildemente aceptaron su destino a manos de los israelitas: “tuvimos temor por nuestras vidas, y por eso lo hicimos...
Joshua 9:25 LBLA
25 Ahora pues, he aquí estamos en tus manos; haz con nosotros lo que te parezca bueno y justo.
¡Eso es humildad!
El pueblo los hizo sus leñadores y aguadores.
Es común que al astuto le falte humildad. ¿Por qué? Porque su astucia le hace creer que es más de lo que realmente es o que vale más de lo que realmente vale.
La astucia es el uso correcto de la inteligencia. ¿Quién te dio esa inteligencia? ¡Dios! Y si Dios te la dio, ¿por qué te vas a creer superior a otros?

La astucia no es para causar daño.

Si los gabaonitas no hubieran sido astutos, habrían sido aniquilados. Pero, ¡su vida era más valiosa que su valentía!
Muchos años pasaron viviendo en paz con Israel, pero apareció el primer el rey de Israel, Saúl.
Tal como Dios les advirtió cuando pidieron rey, su rey había de traer problemas al pueblo. Uno de sus errores fue no guardar la promesa que Israel hizo a los gabaonitas, y asesinó a muchos de ellos.
Dios se indignó por su vil acción en contra de ellos y, en los días de David, trajo una hambre que duró tres años. David buscó al Señor y la respuesta que recibió fue: “Es por causa de Saúl y su casa sangriente, porque él dio muerte a los gabaonitas.
2 Samuel 21:1 LBLA
1 En los días de David hubo hambre por tres años consecutivos, y David buscó la presencia del Señor. Y el Señor dijo: Es por causa de Saúl y de su casa sangrienta, porque él dio muerte a los gabaonitas.
David les dio la oportunidad de enriquecerse ni vengarse por el daño recibido, y les ofreció restitución.
El que busca venganza no es astuto. No olvidará ni el daño recibido, ni el daño que cause en vengaza. La venganza es de Dios, no del hombre.
Pero los gabaonitas no eran codiciosos ni vengativos. Mira como respondieron:
2 Samuel 21:4 LBLA
4 Los gabaonitas le respondieron: No nos importa la plata ni el oro de Saúl o de su casa, ni nos corresponde dar muerte a ningún hombre en Israel. Y él dijo: Haré por vosotros lo que digáis.
Su respuesta parece contradecir su petición:
2 Samuel 21:5–6 LBLA
5 Y ellos dijeron al rey: Del hombre que nos consumió y que trató de exterminarnos para que no quedáramos dentro del territorio de Israel, 6 que nos entreguen siete hombres de entre sus hijos, y los ahorcaremos delante del Señor en Guibeá de Saúl, el elegido del Señor. Y el rey dijo: Los entregaré.
¿Por qué lo hicieron entonces? Probablemente para sentar un precedente de justicia, para que acciones como la de Saúl no volvieran a repetirse.
Si los pueblos “le pusieran coco” (usaran su astucia), se darían cuenta que es mejor solucionar los problemas de manera civilizada.
El chihuaua dejara ese deseo de querer aniquilar al bulldog, el bulldog estaría dispuesto a llevarla por las buena. Y si el bulldog fuera menos rudo con el chihuahua, la perrera sería un lugar con más armonía.
Este mundo es peligroso, está lleno de lobos. ¡No podemos confiarnos! Los lobos tratarán de engañarnos, robarnos, defraudarnos, y hacernos daño. ¡Tenemos que ser astutos!
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