¡Seguros en Cristo!

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Leer Rom 8:1-17
La vida del creyente no es una vida de perfección sino de búsqueda de perfección en Cristo. Queremos y buscamos ser como Él. Un día, cuando estemos en Su presencia, alcanzaremos esa perfección:
1 John 3:2 NBLA
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos como Él es.
Pero mientras ese momento llegue, enfrentamos una lucha diaria contra el pecado y la carne. Muchas veces caemos en la lucha y esas caídas son usadas por el diablo para sembrar la duda de que si somos realmente salvos.
Pablo, al igual que todos los creyentes, no se escapaba de esa lucha espiritual. Él la menciona en la última parte del capítulo 7. Él dice que:
“la ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno.” 7:12
“la ley es espiritual, pero yo soy carnal,” 7:14
“no entiendo lo que hago, porque no practico lo que quiero hacer, sino lo que aborrezco, eso hago.” 7:15
“Así que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí.” 7:20
“en el hombre interior me delito con la ley de Dios, pero veo otra ley en mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros.” 7:22-23
“¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? 7:24
Esa situación lleva a muchos cristianos a preguntarse ¿Cómo puedo ser salvo si peco a cada rato? o ¿Pierdo la salvación porque he pecado?
Pero Pablo concluye, seguramente con un gran alivio, diciendo:
“Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.” 7:25
Luego procede a hacerles ver la posición, la condición, y la obligación del creyente.

LA POSICIÓN DEL CRISTIANO.

Está en Cristo.

los que están en Cristo Jesús,” v. 1b
¿Qué significa eso? Significa que...
La persona ha puesto su fe en Cristo, como su Señor y Salvador.
Se ha acogido a la protección de Cristo.
Es beneficiario de la obra de Cristo: redimido, justificado, y santificado.
Que pertenece a Cristo y es parte de su bando.

Es hijo de Dios.

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.” 16
Cuando todavía no estabamos en Cristo, estabamos en Satanás. Él era nuestro padre y hacíamos lo que él decía. Cómo Jesús le dijo a los religiosos de ese tiempo:
John 8:44 NBLA
»Ustedes son de su padre el diablo y quieren hacer los deseos de su padre. Él fue un asesino desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.
Eramos, por naturaleza, hijos de ira. Pero recibimos la adopción, por medio del Espíritu, y fuimos hechos hijos de Dios. Ahora tenemos una posición en la familia de Dios.
El que es hijo de Dios, no deja de serlo por ningún motivo. Si ha sido engendrado por Dios, será hijo para siempre.

Es heredero de Dios.

Los extraños no tienen derecho a la herencia del padre, solamente los hijos.
y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo,” 17
El creyente es heredero del reino de Dios, de las riquezas de Dios, y de las bendiciones de Dios, y, principalmente, de la salvación.
El apóstol Pedro describe la salvación en términos de herencia. Una herencia que no se deteriora, no se opaca, no se ensucia, y no se echa a perder.
1 Peter 1:3–5 NBLA
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes. Mediante la fe ustedes son protegidos por el poder de Dios, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo.
Una herencia “reservada” (nadie puede tomar tu lugar), y para la cual, Él mismo nos protege. Aunque solamente estos versos existieran en la Biblia, serían suficientes para garantizar que la salvación no se puede perder. Pero aún más, la Biblia dice que estamos protegidos por las manos más seguras:
John 10:27–30 NBLA
»Mis ovejas oyen Mi voz; Yo las conozco y me siguen. »Yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de Mi mano. »Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. »Yo y el Padre somos uno».
Observa los términos: eterna, jamás, nadie, mayor (más grande). Si eso no basta, tú no crees en la Biblia y la gracia; mejor hazte testigo de Jehová, o apostólico, o pentecostal.

LA CONDICIÓN DEL CRISTIANO.

En Cristo, el creyente está en una condición de libertad, ¡no debe nada!

Sin condenación.

Por tanto (por la obra de Jesús), ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús,” 1
ahora” ¿Cuándo? ¿En este día o momento? ¡No! “Ahora” que estamos en Cristo.
no hay condenación”. Condenación significa ser hallado culpable y sujeto a castigo. Ahora que estamos en Cristo, ya no podemos ser hallados culpables porque Cristo tomó nuestra culpa y sufrió el castigo que nosotros merecíamos. La justicia de Dios fue satisfecha en la cruz.
Si alguien pagó nuestra deuda, ¿Por qué deberíamos pagarla de nuevo?
¡Ahora somos libres!

Libre de la ley del pecado.

la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado...” 2a
Antes de recibir el Espíritu, el hombre está bajo la jurisdicción de la ley del pecado. A ella se sujeta, es juzgado en base a ella. Ejemplo: si tú vives en USA y cometes un crimen, no te pueden juzgar en base a la ley de México. Estás bajo la jurisdicción de la ley de USA.
¿Pero que pasa cuando te mudas a México? Hay un cambio de jurisdicción y eres libre de la ley de USA. De la misma manera, “la ley del pecado” ya no tiene jurisdicción para aquel que se ha mudado a Cristo o ha sido liberado por el Espíritu de Cristo.
Libre, no solo de la ley del pecado, sino también de la consecuencia del pecado: libre de la muerte.

Libre de la muerte.

te ha libertado de la muerte.” 2b
Aunque que tengamos que morir fisicamente, para el creyente es solamente una consecuencia temporal porque un día resucitará. Pero desde el punto de vista espiritual, la muerte ya no tiene dominio sobre el creyente:
Romans 6:8–9 NBLA
Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él, sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre Él.
John 5:24 NBLA
»En verdad les digo: el que oye Mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.
Revelation 2:11 NBLA
’El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda’ ”».
Revelation 20:6 NBLA
Bienaventurado y santo es el que tiene parte en la primera resurrección. La muerte segunda no tiene poder sobre estos sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él por mil años.

Muertos al pecado.

Y si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo esté muerto al pecado, sin embargo, el espíritu está vivo a causa de la justicia.” v. 10
Sin Cristo estabamos muertos espiritualmente en nuestros delitos y pecados (Efe 2:1). Ahora hemos recibido vida espiritual y hemos muerto al pecado.
Romans 6:10–11 NBLA
Porque en cuanto a que Él murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto Él vive, vive para Dios. Así también ustedes, considérense muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.
Ya que hemos hablado de la posición y la condición del creyente, hablemos de su obligación:

LA OBLIGACIÓN DEL CRISTIANO.

Debido a su nueva posición y su nueva condición, el creyente tiene una doble obligación:

Hacer morir las obras de la carne.

Romans 8:12–13 NBLA
Así que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne. Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne, vivirán.
El creyente ya no debe ceder a llamado de la carne, a las obras de la carne.
En su carta a los Gálatas, Pablo da un lista detallada de las obras de la carne:
Galatians 5:19–21 NBLA
Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales les advierto, como ya se lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.” 14
los que están en Cristo Jesús…no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.” 1b
Si nos dejamos guiar por el Espíritu, no tendremos que preocuparnos por las obras de la carne. Antes de darle la lista a los Gálatas, Pablo les dice:
anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne.Gal 5:16
El problema de muchos “cristianos” es que se han vuelto insensibles a la guía del Espíritu, y por eso sus vidas están plagadas de todos esos pecados recién mencionados...
¿O será que no son hijos de Dios?
El verdadero creyente está seguro de su salvación, de su posición, de su condición, y de su obligación.
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