El poder de la sangre

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Notes
Transcript

I.        Introducción

a.       Dos Escrituras: Éxodo 12: 3-12; 1 Pedro 1:18, 19

b.      En Éxodo – los israelitas en Egipto – Dios les enseñó una maravillosa lección que tenían que aprender—cómo la sangre preciosa del cordero inocente  tenía que ser derramada y tenía que ser aplicada antes de poder ser librados.

c.       Hebreos 9:22 – “sin derramamiento de sangre no se hace remisión”

d.      No es suficiente que la sangre ha sido derramada, y gracias a Dios que fue derramada allí en la cruz del  Calvario, tiene que ser aplicada. No es suficiente saber esta noche que la sangre de Cristo fue derramada para sus pecados, tiene que aplicarla personalmente. Tiene que aplicarla personalmente a su corazón por fe en el sacrifico de Cristo en la cruz por la cual Dios, por la sangre preciosa de Jesús, le ha limpiado de su pecado.

II.     En Egipto

a.       Volvamos a esa noche, hace muchos años, cuando el juicio de Dios, la ejecución de Dios estaba pasando por Egipto.  Y cuando el ángel, pasó por Egipto, trayendo juicio sobre los egipcios por la muerte de su primogénito, cuando vio la sangre de ese cordero aplicada a los postes y el dintel de la casa, no entró en esa casa. ¿Por qué? Pues el ángel de la muerte no entró en esa casa porque la muerte ya había hecho su obra. Antes de que ese ángel pasó por la tierra de Egipto, la muerte ya había venido a esa casa porque la sangre de un cordero ya había sido derramada. Y porque la muerte ya había acontecido, el inocente en el lugar del culpable, la justicia estaba satisfecha. Porque requerir o exigir pago dos veces por la misma deuda es contra la ley. Pero gracias a Dios, los que estaban bajo la sangre fueron salvados, estaban seguros, porque la misma justicia demanda la absolución  o la liberación de cada persona que está bajo la sangre de Jesucristo. Dios dijo a los israelitas “veré la sangre y pasaré de vosotros.” Y esa noche el ojo de Dios no estaba en la casa, estaba en la sangre. No importaba lo maravilloso y bello era la casa, sólo fue la sangre de Cristo que guardó con seguridad a la gente.  Hubiera podido ser una gran casa, una bella casa, hubiera podido ser un ranchito – no importaba lo caro que hubiera sido la casa—no tenía nada que ver con la casa, tenía todo que ver con la sangre. Tenía todo que ver con la sangre. Y sólo fue la sangre que guardó salvo a los israelitas esa noche, todos estaban bajo la sangre.

III.   La sangre de Jesús – 1 Pedro 1:18, 19

a.       El valor de Su sangre

                    i.         ES INCOMPARABLE --piense en el valor de la sangre de Jesús esta tarde. Cuando pienso en el valor de la sangre de Jesús – noten dos palabras en v. 19. Dice que está redimido con la preciosa sangre. Y allí mi amigo se ve el valor de la sangre de Jesucristo porque la Palabra dice que es la sangre preciosa.

1.      ¿Qué quiere decir “preciosa”? Es algo que no es ordinaria, no es común, es de un alto valor, extraordinario

2.      Ejemplo de piedras preciosas. Hay diferencias en piedras preciosas. Su belleza, su escasez, su perfección. Los diamantes – no se ha encontrado ninguno que es completamente perfecto, cada uno tiene algún defecto o desperfecto, -- no hay nada de más escasez en el mundo que algo sin defecto.

3.      Cuando Dios ordenó mandar a uno para proveer para la expiación de los pecados del mundo, determinó mandar un Cordero –tenía que ser un Cordero si ningún desperfecto, sin ninguna mancha. ¿Entiende usted lo raro que es eso?

a.       Si hubiera cometido un pecadillo – lo hubiera descalificado de ser Su Salvador. Si hubiera tenido sólo una mancha, Su sangre no hubiera tenido suficiente valor para expiar Su propio pecado, y menos todavía el pecado de nosotros

4.      Su sangre es de tal valor que no hay nada, absolutamente nada como ella en toda la historia humana

                  ii.         Cuando pensamos en la sangre preciosa de Jesús, es incomparable

porque no hay nada a que se puede comparar a la sangre preciosa de Cristo.

1.   La sangre es hecha preciosa por la persona a quien pertenece. No adoramos la sangre, no es algo mística, si tuviéramos una gota de sangre de Jesús – ¿que poder tuviera?

2.   Si Jesús hubiera bajado del cielo, y hubiera raspado Su dedo en un clavo -- ¿esa sangre nos hubiera podido salvar? ¡No!

3.   Ese raspado, aunque hubiera producido sangre, no hubiera expiado por el pecado – Dios requería el sacrificio de un vida.

4.   “O ignoráis… que no sois vuestros” 1 Co. 6:19. ¿A quién pertenezco? “habéis sido comprados por precio” – el precio por su alma – la sangre de Jesús.

a.       ¿Qué es el precio de su alma?

5.   Hay dos metales por los cuales el hombre mide el valor.  Los dos se mencionan en este versículo. Noten que dice “oro o plata.” En nuestro tiempo, el hombre mide el valor de la gente según las posesiones que tenga con respeto a oro y plata. Pero la Biblia dice que no hemos sido redimidos con cosas corruptibles como oro y plata. El oro y la plata no son cosas que podemos comparar con la sangre de Cristo--¿por qué? – porque dice que no hemos sido redimidos con cosas corruptibles como oro y plata. Jesús estaba hablando un día y dijo “Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo” – Mi amigo, si pudiéramos juntar toda la plata que está guardada en todo el mundo, y la podríamos amontonar a tus pies – nunca podría comprar, nunca podría rescatar tu alma, nunca podría salvarle del infierno, ni comprar su libertad de la condenación. Ah, pero dice, ¿qué del oro? Si podría juntar todas las pepitas de oro que existen en el mundo y amontonarlas a sus pies – Jesús dice, “qué te aprovechará si diera todo, si diera todo el mundo, y las riquezas de todo el mundo – si todas las pepitas de oro de todo el mundo estuvieran amontonadas a sus pies—¿compraría su alma? ¿Compraría su salida del infierno? ¿Le salvaría de la sentencia de los condenados?  Y Jesús dice: “Escuche. Esas cosas son corruptibles. Porque vendrá un día mi amigo, cuando el oro perderá su valor. Todo el oro del mundo no podrá comprar la salvación de su alma porque fue redimido, fue comprado, no con cosas corruptibles, como oro y plata, pero escuche – con la sangre preciosa de Jesús. Precioso es el raudal que limpia todo mal, No hay otro manantial, Sólo de Jesús la sangre. Puede ser que no tenga ni un centavo a su nombre, pero puede ser un participante, puede ser un miembro de la familia de Dios, y un participante de los gozos celestiales – de una mansión en una ciudad que tiene calle de oro. ¿Por qué? Porque ya ha sido cancelada la redención de su alma. Y algo que es sin comparación—no es posible comparar nada a la preciosidad de la sangre preciosa del Señor Jesucristo. Recuerde Judas Iscariote, cuando se dio cuenta de lo que había hecho, trajo las treinta piezas de plata por las cuales había vendido al Salvador, treinta miserables piezas de plata – el precio de un esclavo en aquellos días—y tomó las treinta piezas de plata y las arrojó en el templo—y las lágrimas están corriendo por su rostro-y sale entre la oscuridad de la noche y dentro de unos minutos se va a ahorcar e irá al infierno, y dijo esto: “Yo he pecado entregando sangre inocente.” La sangre inocente. O la preciosidad de la fuente carmesí de la sangre preciosa de Jesús, sangre inocente, sangre sin ningún desperfecto.  Pero no sólo es incomparable,

                iii.         ES INDISPENSABLE. “SOLO de Jesús la sangre.” Cantamos; “¿Qué me puede dar perdón?” ¿No sería horrible si no habría respuesta? ¿No sería terrible si el predicador tendría que parase delante de la humanidad perdida y decir—NO HAY ESPERANZA. NO HAY NADA QUE LE PUEDE SALVAR DE SUS PECADOS. NO HAY NINGÚN PODER QUE LE PUEDE  LIBRAR DEL PODER DE SU PECADO QUE LE ESCLAVIZA, DE SU PECADO QUE LE MANCHA. Pero alabado sea Dios, el ministro del Evangelio tiene un mensaje. Y alabado sea Dios que es un mensaje que hay un remedio para sus pecados. HAY UN PODER QUE LE PUEDE LIMPIAR, HAY UN SALVADOR QUE LE PUEDE SALVAR, Y SU NOMBRE ES JESÚS Y LO PUEDE HACER A CAUSA DE SU SANGRE PRECIOSA. Sí, sin el derramamiento de sangre no hay remisión. ¿por qué? Porque la paga del pecado fue la muerte. Y para que fuera salvado el primogénito de Israel—esa noche estaba pasando el ángel de la muerte , y la muerte tendría que retener su víctima. Pero gloria a Dios, la muerte ya había acontecido en la muerte del cordero inocente y la sangre fue derramada.  Y es la sangre indispensable del bendito Hijo de Dios, no hay ninguna otra respuesta, y gloria a Dios que cuando la justicia requería un sacrificio, Dios dio a Su Hijo, y se presentó. Y dijo Padre, tomaré el lugar del pecador. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y (gloria a Dios) por su llaga fuimos nosotros curados.”

b.      La virtud de la sangre

                    i.            Cuando pienso en la virtud de la sangre de Jesús pienso en lo que la sangre hace. La sangre provee vida. Lev. 17: 11. Note la palabra expiación. (Acto por el cual, mediante un sacrificio, se busca que Dios sea propicio, satisfaciendo su justicia, borrando la culpa, purificando el alma y reconciliándola con él.) Esta palabra se encuentra por primero vez cuando Dios mandó a Noé que hiciera el arca. Y Dios le mandó a Noé que tomara la brea (y la palabra brea es la misma palabra que expiación) y que la echara por dentro y por fuera. En otras palabras “la ha dado para hacer expiación”—la sangre es el cubierto. Y cuando mis pecados son expiados habla de mi salvación porque mis pecados están cubiertos en la sangre del Señor Jesucristo. Gloria sea a Dios. La sangre provee vida. El primogénito de Israel fue dado vida por la sangre. Gracias a Dios yo soy dado el don más grande que el hombre puede tener. Algo más grande que el millonario puede poseer sin Dios. Escúcheme – el don de Dios es vida eterna—vida en Cristo Jesús Señor nuestro. Vida—por la sangre. Redención por la sangre.

                  ii.            Ap. 5:9 – “cantaban un nuevo cántico – cuando llegamos al cielo y nos postramos ante el Cordero cantaremos un cántico que los ángeles nunca pueden cantar. La palabra redimir quiere decir comprar, volver a comprar algo que perdimos, o libertar al recibir el rescate. Déjamos decirte mi amigo – fue pagado el rescate en la cruz. La sangre preciosa de Jesús. Gloria a Dios para los que son salvos esta noche, gloria a Dios la sangre nos ha redimido de la esclavitud de nuestro pecado. Ya nos somos siervos, ya no somos esclavos al pecado. Porque hemos sido libertados y la Biblia dice “el pecado ya no enseñoreará de vosotros.” Jn. 8:36 --  “si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Tal vez hay alguno aquí esta noche y usted no es salvo, no tiene libertad, mire, necesita que sus cadenas estén quitadas y las ataduras quebrantadas. Esto es lo que Cristo quiere hacer a cada uno. Gracias a Dios—la redención, librados de la esclavitud de nuestro pecado, librados del alejamiento de nuestro pecado. Gracias a Dios que ya no estamos alejados de Dios, sino hermanos, “hechos cercanos por la sangre de Cristo.” Ef. 2:13. Reconciliados a Dios. Ya no somos “extranjeros ni advenedizos.”  Ah, déjame decirte esta noche que hay una maravillosa redención para el pueblo de Dios. Libertados de la contaminación de nuestro pecado. “si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Oh hermanos, la sangre provee vida, la sangre provee la redención, la sangre provee la justificación porque la Biblia dice: Ro. 5:9 – “estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.” Y la justificación es una palabra jurídica, quiere decir que por Su sangre seremos proclamados justos. Es una declaración de Dios. No es la obra del hombre. Ro. 5:1 –“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Y cuando Dios justifica a un hombre quiere decir “como si nunca hubiera yo pecado.” Y Dios nos declara justos. Pero no merecemos esto. Hablando humanamente estamos lejos de eso, pero gloria a Dios no somos lo que antes éramos. Y no somos lo que vamos a ser. Pero gloria a Dios, en la presencia de Dios, en el corte de la justicia de Dios, Él nos declara justos. “estando ya justificados” No dice “estando algún día justificados.” Es una realidad para nosotros ahora. Y la sangre no sólo provee justificación, la sangre provee comunión. Ef. 2: 13. El mensaje de la sangre de Cristo aleja a muchos porque dicen que nuestra religión es una religión de sangre. Pero sin la sangre no hay redención. El hombre que se para en el púlpito y predica un mensaje sin sangre no está predicando el Evangelio. Si un hombre se para y no hay sangre en su mensaje, quiero decirle esto, no hay limpieza del pecado. No hay perdón para el pecado, no hay paz con Dios. Esas cosas vienen por la sangre de Cristo. Puede ser que la sangre aleja a algunos, pero mis amados nos acerca a Dios. Le acerca a Dios, amigo. V. 13. …estabaís lejos---cada uno de nosotros lejos de Dios, viviendo en el pecado – pero hemos sido hechos cercanos – hechos cercanos a Dios, ¿Cómo?” por la sangre de Cristo. ¿Saben por qué? Nuestros pecados hicieron división entre nosotros y Dios – Is. 59:2. Sus pecados le han apartado, sus pecados le alejan de Dios amado amigo. Pero “hay una fuente sin igual de sangre de Emanuel, en donde lava cada cual las manchas que hay en él”. Gloria a Dios ya no hay nada que nos separa de Dios. El pecado nos alejó de Dios, pero la sangre de Jesús nos ha hecho cercanos. Cercanos a Dios.

c.       La voz de la sangre

1.         La voz de perdón. Ef. 1:7. En quien tenemos redención por… Su… sangre. Quiero decirte – no hay liberación del pecado sino por la sangre preciosa de Jesús. No hay salvación, no hay perdón por su pecado. Alabado sea Dios que hay perdón del pecado. No importa lo profundo que haya ido en pecado, hay perdón para el pecado. Piensa en el versículo que dice – el señor Jesús está hablando a la mujer una  mujer que era pecadora, una mujer que era adúltera, una mujer que era una ramera y ella vino a los pies de Jesús y se para en la presencia de Cristo. Y allí se para sin palabras y está llorando. Y entonces se arrodilla y su corazón está partido sobre sus pecados. La Biblia nos dice que tantas eran las lágrimas que derramaba que lavó los pies de Jesús. Y el señor Jesús la miró y dijo, “Mujer, Tus pecados te son perdonados.” No dijo que no tenía. No los ocultó. Pero la voz de la sangre habla perdón.

2.         Col. 1:20 – la sangre de Jesús habla paz. Jesús dijo a Sus discípulos Jn. 14:1 “No se turbe vuestro corazón.” V. 27 .. La paz os dejo, mi paz os doy.”  La voz de la sangre – habla paz. Habla perdón. Hebreos 12.24 dice “la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.” ¿Por qué? La sangre de Abel clamaba desde la tierra. Clamaba para juicio. Clamaba para justicia. Pero la sangre de Cristo no clama para justicia, gracias a Dios, clama para la paz. Porque en el derramamiento de la sangre, la justicia ya fue extraído en la cruz de Cristo. El Justo murió por mí, el injusto para traerme a Dios. Esta noche hay paz en mi corazón, por Su sangre. La sangre de Cristo habla la voz de perdón, la sangre de Cristo habla la voz de paz, y gracias a Dios, la voz de la sangre es la voz

3.         De poder. Ap. 12:11. Su sangre expía por el pecado. Amado pecador en esta capilla, nunca va a poder limpiarse del pecado con su propia fuerza. Sus pecados le separan de Dios. Nunca podrá con su propia fuerza salvar su alma. Pero gracias a Dios, esto lo ha hecho el Señor.  Hay una fuente sin igual, de sangre de Emanuel. No es redimido con cosas corruptibles como oro o plata, pero comprado con la sangre preciosa de Jesús. En la presencia de Dios lo único que puedo decir es “Gracias, Señor por haber pensado en mí. Gracias por amarme. Señor Jesús gracias por derramar tu sangre para salvarme y para quitar mi pecado.

IV.  Conclusión

a. Capítulo 5 del libro de Apocalipsis. Para entender mejor lo que está sucediendo aquí, volvamos al principio de capítulo 4 donde a Juan le es dado el incomparable privilegio de ver a Dios retirar el velo y dejar a Juan echar un vistazo a las cámaras interiores del cielo, y dice al principio de capítulo 4:1, 2 – ahora escuche como Juan  describe la visión del uno que ve entronado en el cielo. Él apela al uso de piedras preciosas para describir la apariencia de Dios. Él que estaba sentado allí tenía la apariencia de piedras preciosas-vv.3-5. Escuche lo que dice –v. 6ª. Ahora esa descripción de la presencia de Dios sentado en Su trono es un prefacio a lo que acontece en el capítulo 5 donde el juicio está puesto. Y capítulo 5 comienza con est6as palabras—v. 1. Juan está pensando, ¿Qué es ese libro? ¿Qué misterios contiene en la escritura por dentro y por fuera? ¿Por qué es tan importante, tan precioso que tiene que estar sellado de la vista humana, no con un sello, pero con siete sellos. Sellado tan bien que ningún mortal puede abrirlo forzando y mirar su contenido. Dice- v.2ª- la proclamación que sale de la boca de este ángel que se proclama con gran voz fue una pregunta-v. 2b –el ángel prácticamente grita esa pregunta mientras resuena y hace eco en las cámaras interiores del cielo. ¿Quién es digno de abrir este sello? Y usted puede sentir la emoción inmediata que inunda el corazón de Juan mientras mira alrededor del cuarto y ve a los ángeles y a los ancianos. Él espera para Uno que sea digno, Uno que va a pasar al frente, tomar el libro, romper los sellos, y abrir los secretos de Dios. Y en su anticipación se estira para ver quién va a responder, quien va a pasar, pero, Ay, ninguno vino. Y de repente su corazón se desmaya en una desilusión terrible. Y comienza a llorar, no un lloro suave y callado, donde desliza una lágrima por su mejilla ara manifestar su desilusión. No Juan nos dice aquí –v. 4ª-está sollozando. ¿Por qué? Porque ninguno fue encontrado digno de abrir el libro y mirarlo. ¿Puede usted imaginar su  desilusión? Él pensó que estaba para ver los misterios de las edades. Pero todo llega a un alto, ¡porque no pudieron encontrar a ninguno digno! ¡Parte su corazón! Llora en su decepción pero su lloro es interrumpido por otra voz. V. 5. ¡No llores! ¡Deja de llorar, Juan! ¡Seca tus lágrimas! Ya no llores porque—5b-Las emociones de Juan son como un altibajo. Rápido desaparecen las lágrimas y está lleno otra vez de emoción porque oye el anuncio que uno ha prevalecido. ¡El León de Judá! ¡Él ha vencido! Él puede abrir el libro! Y Juan mira alrededor. No puede esperar ver el León entrar en el cuarto saltando, dirigiéndose al trono de Dios, tomando el libro y con sus poderosas garras rompiendo los sellos y poniendo de manifiesto la revelación del libro. Es como si Dios está jugando con sus emociones. No importa lo intenso que mira, no puede ver a ningún león. Pero entre el trono y los cuatro seres vivientes, entre los ancianos, ve a un Cordero como inmolado. Ningún león. Sólo un Cordero que había sido matado. Y este Cordero, este Cordero precioso, este Cordero sin mancha, fue, y tomó el libro de la mano de Él que estaba sentado en el trono. Y cuando había tomado el libro “los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” Y Juan oye este cántico y mira alrededor y oye más cantar. Ve a los seres vivientes, los ancianos, y oye la voz de muchos ángeles—millones y millones—todos diciendo con grande voz—vv12,13. Y ¿sabe qué fue la respuesta a esto en el cielo? Una palabra. Amén. Porque Él reinará para siempre y siempre y siempre y luego para siempre y siempre y siempre. Aleluya. Amén.

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