Libro: UNA VIDA FIEL

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VIDA DE PABLO: LIBRO POR JOHN MACARTHUR.

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NOTAS IMPORTANTES DEL LIBRO:

Designado para la defensa del evangelio
De todos los apóstoles, Pablo era el más decidido en guardar la pureza, la
precisión y la claridad del mensaje del evangelio. Cristo lo designó de modo único para ese propósito: la defensa y confirmación del evangelion (Filipenses 127),
y el acepta ese papel como una tarea personal ororgada desde lo alto. Escribi
vestoy puesto para la defensa del evangelio» (v: 17), Esto estaba grabado an
profundamente en la conciencia de Pablo que cuando hablaba del evangelo
be refera con frecuencia a el como «mi evangelio» (Romanos 2:16; 1623,
2 Timoteo 2:8).
No hay duda de que Pablo de ninguna manera se estaba apropiando de
ningún mérito por el evangelio ni declarando una posesión privada de e.
nunca se le ocurrió cuestionar el origen divino del evangelio. Con la mism
frecuencia se refería a ello como «el evangelio de Dios» (Romanos 1:1; 15:16.
2 Corintios 11:7: 1 Tesalonicenses 2:2, 8, 9), o «el glorioso evangelio del Dias
bendito» ( Timoreo I:lI). Con más frecuencia aun lo llamaba «el evangelio de
Cristo» (Romanos 1:16; 15.19; 1 Corintios 2:12, 18; 2 Corintios 0:13; 10.14
Gálatas 1:7; Filipenses 1:27; 1 Tesalonicenses 3:2) o «el evangelio de la gloria
de Cristo, (2 Corintios 4.4). A veces era «el evangelio de la paz» (Efesios 6:15)
o «el evangelio de vuestra salvación» (Efesios 1:13).
Estos no era evangelios discrepantes, sino el conjunto de títulos de Pablo
para el único evangelio verdadero. La sugerencia de que haya más de un evan-
gelio habría sido confrontada con una feroz oposición por parte del apóstol
Pablo. Él instruyó con firmeza a las iglesias en Galacia: «Mas si aun nosotros,
o un angel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos
anunciado, sea anatema» (Gálatas 1:8); y para dar todo el énfasis posible a su
punto, volvió a repetir la maldición en la siguiente frase: «Como antes hemos
dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del
que habéis recibido, sea anatema» (v. 9).
Un examen de las epístolas de Pablo
Prácticamente cada una de las epístolas de Pablo en el Nuevo Testamento
defiende y aclara algún punto crucial de doctrina pertinente al mensaje del
evangelio. El libro de Romanos es una discusión cuidadosamente ordenada
de las doctrinas que constituyen el corazón mismo de la verdad del evangelio
y' está presentado en un bosquejo cuidadoso, lógico y ordenado. Comenzando con la doctrina del pecado universal y la depravación humana, Pablo recorre sistemáticamente todo el catálogo de la verdad del evangelio, hablando de justiticación, santificación, seguridad eterna, elección, reprobación, el injerto de los gentiles en el pueblo de Dios y la restauración final de Israel. Romano es a exposición de Pablo más ordenada y global de doctrinas del evangelio.
En 1 Corintios él defiende el evangelio contra diversas corrupciones que se
estaban introduciendo bajo el disfraz de sabiduría humana o un manto de caos
carnal. En 2 Corintios responde a ataques contra el evangelio provenientes de
falsos maestros que evidentemente se identificaban a sí mismos como «grandes
apóstoles» (2 Corintios 11:5; 12:11). Esos herejes parecían entender que a fin
de trastocar el verdadero evangelio necesitaban desacreditar al apóstol Pablo,
del modo que enfocaron su ataque personalmente en él en particular. Pablo
se vio forzado, por tanto, a responder a esos ataques, pero en realidad estaba
defendiendo la autoridad y pureza del evangelio y no meramente su propia
reputación (2 Corintios 11.1-4).
La Epístola de Pablo a los Gálatas es un argumento completo contra los
falsos maestros (comúnmente conocidos como los judaizantes) que insistían en
que los convertidos gentiles debían adherirse a la ley ceremonial del Antiguo
Testamento para ser salvos. En particular, enseñaban que los hombres gentiles
no podían convertirse en cristianos a menos que antes fueran circuncidados.Su doctrina era una negación implícita de que la fé el único instrumento de justificación. Ese error era tan sutil que incluso Pedro y Bernabé parecían preparados para consentirlo (Gálatas 2:11-13); por tanto, Pablo escribió la Epístola a los Gálatas para demostrar por qué la doctrina de los judaizantes era una contaminación fatal del mensaje cristiano, un «evangelio totalmente] diferente» (Gálatas 1:6). Por so Gálatas comienza con esa famosa doble maldición contra «otro evangelio» (vv. 8, 9).
Efesios es una sencilla repetición de los principios del evangelio, con énfasis en la verdad esencial que radica en el corazón del mensaje: la salvación es obra de Dios en su totalidad; no es algo que algún pecador pueda ampliar o embellecer con mérito humano, y mucho menos puede una persona caída lograr redención para sí misma. «Porque por gracia sois salvos por medio de
la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesus para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas»
(Efesios 2:8-10)
Aunque el tema de Filipenses es el gozo, y la epístola está principalmente llena de consejos prácticos y exhortaciones, el capítulo 3
incluye una dura advertencia acerca de «perros», «malos obreros» y
«mutiladores del cuerpo» (v. 2). Claramente, estos eran el mismo tipo de
contaminadores del evangelio a los que Pablo refutó tan detalladamente
en su Epístola a los Gálatas. En Filipenses 3 pasa a dar un testimonio
personal que resume de manera ingeniosa el corazón mismo del mensaje
del evangelio.
Había algunos en la iglesia primitiva que intentaban contaminar el evan-
gelio con una rimbombante filosofía humana, formas ascéticas de abnegación,
tradiciones hechas por los hombres y otros ardides religiosos comunes. La
Epístola de Pablo a los Colosenses aborda esos intentos deliberados de hacer
que el evangelio parezca complejo u ostentoso. De todos los apóstoles, e
Espíritu Santo escogió a Pablo, el profundo erudito, para defender la sim-
plicidad del evangelio contra cualquier indicación de elitismo académico o
aburguesamiento filosófico.
Pablo comienza 1 Tesalonicenses con un potente elogio para la iglesia en
Tesalónica debido al modo en que ellos habían aceptado rápidamente el evan-
gelio desde el principio. Él escribe: «Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros
en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena
certidumbre» (v. 5). Los dos últimos versículos de ese capítulo primero (vv.
9, 10) contienen este nítido resumen de la verdad del evangelio: «Y cómo os
convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar
de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra
de la ira venidera». Pablo pasa en 1 y 2 Tesalonicenses a enseñar y alentar a la
iglesia a continuar su paciente espera del regreso de Cristo mientras viven de
una manera que hora las trascendentales implicaciones del evangelio.
Las epístolas a Timoteo y Tito están Ilenas de ruegos para esos dos jóvenes
pastores a continuar el legado de Pablo salvaguardando cuidadosamente la
verdad del evangelio. En 1 Timoteo 6:20, por ejemplo, cuando Pablo escribe:
«Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado», debería estar claro que
estaba hablando acerca del evangelio. Anteriormente había descrito «el glorioso
evangelio del Dios bendito» como el que «a mí me ha sido encomendado»
(1:11). A Tito, Pablo escribe uno de sus resúmenes marca de la casa del mensaje
del evangelio. Es sencillo, profundo y asombrosamente global:
Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los
hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos
mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguar-
dando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro
gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros
para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio,
celoso de buenas obras.
Tito 2:11-14
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