Estoy Preparado Para La Guerra Espiritual

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ESTOY PREPARADO PARA LA GUERRA ESPIRITUAL

Introducción

El diablo es una presencia real en cada momento de la vida. Los horóscopos están en los mejores diarios y revistas del continente; se practica el vudú en por lo menos diez países latinos; algunas películas son cada vez más satánicas; hay culto abierto al diablo; hay una invasión de las religiones orientales. Además pensemos en la nueva era, la meditación trascendental, las artes marciales, el hipnotismo, gente que busca su destino acudiendo a adivinos o confiando en las cartas o en hierbas mágicas. Las supersticiones abundan, y pareciera que más gente cree en maldiciones que en la bendición de Dios. Hasta existe un renovado interés en los ovnis. Estos son sólo algunos ejemplos de la audacia del diablo en el mundo.1

Considere con cuidado esta carta que recibí recientemente de Colombia:

«Te cuento que al país han llegado muchas prácticas orientales y de la nueva era, buscando paz, relajación, etc. La gente prefiere lo nuevo sin saber a ciencia cierta qué cosas ocultas hay detrás de estas experiencias, y eligen eso en vez de escuchar la Palabra. Son cosas que se disfrazan de relajaciones sonoras, de música, de contacto, pero ocultan reencarnación, hedonismo, buscando estados alterados de conciencia, ensueños y el descubrimiento del umbral, con rituales míticos de antaño según culturas del lejano oriente entremezcladas con lo de nuestros aborígenes y prácticas africanas, profecías mayas. En fin, es el enlace de creencias, queriendo decir que para llegar a Dios todos los caminos son válidos; se busca la autorrealización; se busca el concepto de los siete niveles de perfeccionamiento del ser elevado, que llevan a la creencia de la reencarnación. Hoy en día muchas empresas llevan a cabo estas prácticas con sus empleados. En fin, necesitamos estar velando y proclamar la Palabra, para cumplir la obra que el Señor nos ha encomendado».

Resistan al diablo, y él huirá de ustedes

¿Pero qué del creyente en Jesucristo? ¿Queda el cristiano exento de las maniobras satánicas? Por supuesto que no.

Hay una guerra espiritual que se libra, una guerra en los deseos, en los pensamientos, en el corazón; una batalla que no se ve en la televisión ni en las páginas de revistas ni periódicos y casi no se menciona en nuestras iglesias. Es una lucha más sutil, no un conflicto abierto sino una guerrilla, no tan espectacular pero mucho más insidiosa. La importancia de este tema se advierte en la vida de numerosos siervos del Señor en todo el continente. Nunca en la historia de la Iglesia en Latinoamérica hemos vistos tantas conversiones a Cristo, y tampoco hemos visto tantos fracasos espirituales por parte de los líderes. Cuando el enemigo estima que está perdiendo en uno de los frentes, ataca por otro lado. Los ataques son ingeniosos, hechos a medida para cada persona, pero como veremos, son ataques que se pueden resistir. La Biblia afirma:

Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.

(Stg. 4:7)

La triste verdad, sin embargo, es que a menudo y para su delicia, en vez de encontrar un blanco preparado para la batalla, el enemigo descubre que hay un terreno fértil, idóneo e ideal para sus maquinaciones. Halla a algunos cristianos inconstantes, corriendo detrás de cada viento de doctrina que sopla; encuentra a otros buscando algo mágico que les dará «la victoria»; descubre a otros amargados o directamente en pecado.

Últimamente se han publicado varios libros sobre el tema de la guerra espiritual a fin de ayudar al cuerpo de Cristo a ganar la batalla contra Satanás. La gran mayoría de estos escritos hablan sobre cómo asaltar los bastiones de Satanás y cómo la Iglesia de Cristo puede derribar las fortalezas celestiales. Sin embargo, en la guerra espiritual hay poco material sobre cómo prepararse, mantenerse firme y andar en victoria diaria sobre el diablo.

Este libro se dirige, precisamente, a esa guerra un poco dejada de lado. Consideraremos lo que dicen los escritores bíblicos acerca de cómo prepararse para esta confrontación que no terminará hasta que estemos en el cielo. Es hora de que los cristianos nos vistamos con toda la armadura de Dios, que nos preparemos para la batalla, que militemos con las poderosas armas divinas.

Al entrar en el tema hagamos la pregunta, ¿estoy preparado para la guerra espiritual?

Primera Parte:
Conociendo al enemigo

Capítulo uno

Descubriendo el campo de batalla

Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar

(1 Pedro 5:8)

—¿Por qué vuelvo a caer en pecado aunque los hermanos han echado los demonios fuera de mí?

—Me preguntó un joven colombiano después de una conferencia.

—¿Cuáles otros consejos te dieron—le pregunté.

—Sacaron los pecados generacionales, pero las escenas impuras en mi mente continúan.

Es sólo un ejemplo de las preguntas que recibo a diario sobre el tema de la Guerra Espiritual. La gran mayoría están buscando desesperadamente una salida a algo que consideran las garras del diablo. Consideremos la siguiente historia.

Los padres de Laura son espiritistas, por lo tanto ella creció en un ambiente de tinieblas. Tan entregados a las cosas satánicas eran sus padres, que casi no pasaban tiempo con sus hijos y los fines de semana los dedicaban a la enseñanza de cosas diabólicas. Después de 25 años de matrimonio la madre de Laura se divorció del padre para poder dedicarse tiempo completo a tales enseñanzas.

Laura no sólo carecía de modelos sanos en la casa paterna, sino que además ella y sus hermanos tuvieron que soportar actividades, prácticas y personas entregadas al satanismo. Hoy Laura es cristiana, esposa de un hombre consagrado al Señor y madre de cuatro hijos. ¿Qué es lo que provocó un cambio tan radical? Laura se empapó de los consejos de tres autores del Nuevo Testamento que estudiaremos en este libro: Pablo, Santiago y Pedro. No fue fácil y tampoco sucedió de la noche a la mañana pero hoy Laura y su marido son pilares en su iglesia y enseñan a otros el camino de libertad.

La Biblia caracteriza la vida cristiana como una batalla (2 Ti. 4:7; He. 11:34) y describe al diablo como adversario (1 P. 5:8 RV) y enemigo (Mt. 13:39). No podemos entender la vida en su totalidad sin tener en cuenta que existe un mundo de maldad invisible a nuestros ojos pero real. Nunca seremos los hombres y mujeres espirituales que desearíamos ser, si no vemos, evaluamos y entendemos la vida como Pablo la describe en Efesios 6:10–20.

El apóstol sintetiza su descripción de la vida en una sola palabra: lucha (Ef. 6:12). La vida, según Pablo, es un conflicto, una lucha contra fuerzas opositoras. Este pasaje indica, como veremos más abajo, que la ferocidad de la lucha es fluctuante. Implica que no todos los días son tan feroces como otros. El mensaje es claro: tenemos que prepararnos para el día malo (Ef. 6:13).

Existen tres tendencias en contra de esta definición divina de la vida humana:

1.      Asignarle al diablo demasiado poder y demasiado crédito. Tan seria y común es esta práctica, que hemos dedicado el capítulo 2 a hablar de los límites del enemigo.

2.      Vivir como si mis enemigos fueran de carne y hueso. Por ejemplo, es común llegar a la conclusión de que el enemigo es el gobierno, la empresa, mi suegra, u otra cosa o persona. Pablo insiste en que nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales (Ef. 6:12).

3.      Descartar por completo la guerra espiritual, o relegarla a la condición de cuento de hadas. Es lo que hacen muchas personas, pero es notable que la mayoría de las religiones del mundo no solamente creen en el diablo sino que tienen ritos para alejar a los espíritus malos. Es lo que hacen los animistas, que creen que los espíritus malos «animan» a todas las cosas; los budistas, que emplean toda clase de ritos para que los espíritus malos no se les acerquen; los musulmanes, que creen en Alá pero también creen en el diablo.1

Un hombre santo es un arma poderosa en las manos de Dios.

La Biblia afirma que existen dos adversarios más para el cristiano: la carne y el mundo. La tesis de este libro es que nuestro enemigo, el diablo, busca oportunidades para tentar, dividir, hacer fracasar y desviar al cristiano empleando sus aliados la carne y el mundo.2 De los tres (el diablo, la carne y el mundo) Dios en la Biblia primordialmente se centra en la batalla con la carne –el corazón humano y su vulnerabilidad al pecado.

Es notable cómo Pablo vincula el mundo y el diablo en Efesios 2:1–2: En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia.

De igual manera podemos ver al diablo y la carne vinculados en varios pasajes como: Ésa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica (Stg. 3:15). Si el cristiano dejara de amar al mundo y crucificara la carne, el diablo no encontraría tanto terreno fértil para sus maquinaciones. El interés primordial del enemigo es atacar a fin de derrotar al cristiano. El creyente representa una amenaza para la solidaridad del reino de las tinieblas. Podríamos imaginar el cambio en este mundo si diariamente cada cristiano se vistiera de toda la armadura de Dios y resistiera a Satanás venciendo a las tentaciones y a sus aliados: el mundo y la carne. Como dijo Roberto Murray M’Cheyne:3 «De acuerdo a tu santidad así será tu éxito... Un hombre santo es un arma poderosa en las manos de Dios».

Por otro lado, una vez que admitimos que estamos en batalla contra fuerzas opositoras, podemos valernos de la promesa de Santiago de que el diablo huirá del cristiano si éste resiste (4:7). Todo verdadero creyente en Cristo desea resistir al diablo. Sin embargo, sería difícil creer la promesa de que huirá si le asignamos demasiado poder a Satanás. Esta promesa de Santiago no será útil si estimamos que el enemigo es de carne y hueso. No nos valdremos de esta promesa si rebajamos al diablo a la categoría de una fábula.

Es válido preguntar: ¿Cómo me preparo para la guerra espiritual? ¿Qué hago para resistir? ¿Estoy resistiendo cuando los hermanos en la iglesia me imponen sus manos o me ungen con aceite? ¿Acaso la guerra espiritual consiste en atar al hombre fuerte?4 ¿Estoy resistiendo al repetir ciertas frases como «la sangre de Cristo» o «en el nombre de Cristo»? Resistir ¿es algo que ocurre en un momento, o más bien es un estilo de vida que requiere preparación espiritual? Para contestar estas inquietudes y llegar a conclusiones acertadas, es preciso satisfacer una de las leyes fundamentales de la ciencia de la interpretación bíblica:5 estudiar el contexto del versículo o pasaje bíblico.6

Las dos veces que hallamos el concepto de «resistir al diablo» en la Biblia, se encuentra en un contexto más amplio que el mero resistir, e incluye tanto preparación como seguimiento. En Efesios 6:10–20, el texto clásico que instruye al guerrero cristiano en cuanto a su armadura divina, Pablo insiste en que el creyente necesita preparación espiritual antes de comenzar la lucha para poder estar firme contra las insidias [trampas] del diablo (6:11 BLA); resistir en el día malo (6:13 BLA, RV), apagar todas las flechas encendidas del maligno (6:16). Los tres grandes escritores (Pablo, Pedro y Santiago) experimentados en la lucha contra Satanás declaran que resistir es un proceso que no sucede sin los debidos preparativos espirituales. Por lo tanto estudiaremos los contextos de 1 Pedro 5:7; Santiago 4:6 y Efesios 6:10–18 para saber cómo equiparnos para poder resistir en el día malo.

El soldado precisa: saber dónde está el campo de batalla; conocer a su enemigo; saber cuáles son las armas que tiene a su disposición; conocer las tácticas de cómo combatir y entrenarse.

Capítulo dos

Los límites del poder satánico

El que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo

(1 Juan 4:4)

Uno de los aspectos impresionantes de la Segunda Guerra Mundial fue cómo los altos mandos militares analizaban la personalidad de sus contrincantes. El famoso mariscal alemán Edwin Rommel estudiaba tanto al mariscal inglés Montgomery como al general norteamericano Patton. El propósito era ganar ventaja y pronosticar los movimientos y reacciones de sus enemigos. Es parte de la estrategia ya sea en la guerra, los deportes o el ajedrez. Hay que conocer al adversario.

Cuidado con la fuente de información

Recientemente una encuesta en Inglaterra demostró que más británicos creen en la existencia del diablo que en el mismo Dios. Gran cantidad de personas no sólo afirman que Satanás existe sino que también creen haber experimentado sus artimañas y por lo tanto alegan saber cómo actúa. Este «conocimiento» de Satanás por medio de experiencias no es y nunca será totalmente certero porque Satanás es el padre de la mentira (Jn. 8:44).

El único lugar, reitero, el ÚNICO lugar confiable para conocer la verdad sobre nuestro adversario es la Palabra de Dios. Por lo tanto, quedan excluidas como fuentes de información fidedignas las leyendas, la tradición, las películas, los programas de televisión, las visiones, las «conversaciones» con demonios y aun las experiencias personales. Por más interesantes que sean, las experiencias personales no son totalmente confiables. Una de las tácticas que ayudó a los aliados a ganar la Segunda Guerra Mundial fue la difusión de información falsa. Los alemanes hicieron planes basados en información errónea y esto los distrajo de la verdadera batalla. Malgastaron mucho esfuerzo con poco provecho.

El único lugar confiable para conocer la verdad sobre nuestro adversario es la Palabra de Dios

Meses antes de que se realice una cruzada evangelística con nuestro equipo, viajo a la ciudad para dictar un curso titulado «El consejero bíblico». En cierto país conocí a un joven pastor que ministraba en forma especial a gente dominada por el pecado de la homosexualidad. Poco tiempo antes había pasado por el lugar un predicador de renombre enseñando que la homosexualidad siempre es producto de posesión demoníaca. El pastor local, cuyo corazón ansiaba librar a quienes estaban atrapados en este pecado, le llevó al predicador visitante a un joven recién convertido que todavía luchaba con tentaciones sexuales con personas de su mismo sexo. Después de una oración, el predicador lo declaró sano y liberado. Meses más tarde, volví a ese país para la cruzada y le pregunté al pastor sobre el joven en cuestión. Me dijo que no solamente no se había librado de la atracción que sentía por los hombres, sino que además había retrocedido en su discipulado debido a la esperanza —falsa, por cierto— de librarse de una vez y para siempre de sus tentaciones homosexuales. Estoy seguro de que el predicador, sincero por cierto, no sólo cree que liberó a este joven del homosexualismo sino que además da testimonio público del «exorcismo» realizado. Esta clase de testimonio hace creer al oyente que ésa es la manera de librar a una persona de las garras del pecado. Las experiencias y testimonios no son las fuentes de información más acertada sobre el enemigo.

Tampoco podemos confiar en los mismos demonios como fuente de información. Ellos son mentirosos como parte de su naturaleza. Es notable que a menudo lo que los demonios dicen apoya lo que el exorcista sospecha. En un caso en Brasil, un pastor le preguntó al demonio sobre sus actividades y éste respondió: «he estado en esa iglesia, divirtiéndome», confirmando así las sospechas del pastor de que algunas actividades de aquella iglesia están inspiradas por los demonios.

Además, cuando comparamos nuestras experiencias con las de otros, llegamos a la conclusión de que los demonios expresan cosas contradictorias y dicen lo mínimo indispensable para que la gente abandone el verdadero campo de batalla y luche una guerra ficticia.

En otro caso, un pastor llevó a una mujer que había cometido adulterio a un exorcista cuya especialidad era discernir maldiciones generacionales y por ende demonios.1 No es de sorprenderse que la información recibida del demonio fue que había entrado en ella en 1941, varios años antes de su nacimiento, confirmando así la presunción de que había heredado un demonio.

Si usamos la Biblia como fuente de información, no nos desviaremos ni confiaremos en las experiencias, ni en las mentiras del diablo, ni estaremos engañados por nuestros propios prejuicios. Es increíble cómo, en las conversaciones con los demonios, descubren lo que buscan, algo que confirma sus prejuicios; o peor todavía, una señal que los lleva a comenzar una nueva iglesia.     Lo que sucede es que cada uno termina imponiendo su experiencia como si fuera norma para todos: «que es importante hablar con los demonios»; «que no hay que hablar con ellos»; «que cada demonio tiene su propio nombre y personalidad»; «que no saldrán de una persona a menos que uno los nombre individualmente»; «que existe una fórmula para que salgan»; «que es importante gritar»; etc.

En una visita a cierto país, me presentaron a una mujer con múltiples problemas. Durante las sesiones de consejo, entre otras manifestaciones la mujer gritaba, lloraba e incluso intentó atacarnos. «Echamos fuera» varios demonios y mientras salía cada uno, ella vomitaba. Ahora bien, sería fácil establecer esa experiencia como norma e insistir en que, para probar que en verdad los demonios han salido, la víctima tiene que vomitar. No solamente fue la única vez que nos pasó, sino que años más tarde y después de intercambiar varias cartas con ella y ver que todavía no anda con Cristo, he llegado a dudar de que su problema fuera en verdad posesión demoníaca. Creo que tenía profunda raíz de amargura que había invadido todo su ser, algo de lo cual ella se tiene que arrepentir.

Cuento lo anterior solamente para dejar en claro que la Biblia contiene todo lo que necesitamos saber sobre cómo obra Satanás. Cuando la Biblia guarda silencio, nosotros también debemos guardar silencio:

Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley.

(Dt. 29:29)

Saquemos conclusiones de la Biblia, no de las experiencias. Pablo les recuerda a los corintios que no ignoramos sus artimañas [de Satanás] (2 Co. 2:11, malas intenciones VP, maquinaciones RV).

Dos expertos en este tema ofrecen una conclusión idónea para esta sección:

«Parece haber en muchos de los que están en ministerios de liberación una suposición escondida de que, en realidad, los que realmente derrotan a Satanás son quienes lo conocen mejor. Por eso se ofrecen detalladas especulaciones acerca de la organización y las características de los demonios, y las formas en que se relacionan con los gobiernos humanos y con la vida de las personas. También se llevan a cabo elaboradas prácticas para atar a los poderes demoníacos.

No obstante, cuando leemos la Biblia, nos impresiona la ausencia total de este tipo de especulaciones y prácticas. La Palabra de Dios [nos] anima a permanecer firmes y a resistirnos a las fuerzas engañosas de las tinieblas; no a [...] atarlas.»2

Primera información falsa sobre Satanás: No existe

En Efesios 6 Pablo insiste en que estamos en una guerra donde no luchamos contra poderes humanos sino contra fuerzas del mal, fuerzas inteligentes y organizadas. Una de las artimañas ingeniosas de Satanás es convencernos de que no existe. Otra ridícula es presentarse con cola y cuernos.3

Cuando yo era seminarista, uno de mis profesores, por convicción teológica creía que no es necesario señalar al diablo como posible factor contribuyente a los problemas humanos.4 Ciertos filósofos y psicólogos tampoco creen en su existencia y lo relegan a la imaginación fértil de los indoctos. Cuando estuvimos con una cruzada evangelística en el norte de Brasil, llegó la BBC de Londres a fin de filmar entrevistas para un programa especial llamado Por qué los evangélicos están creciendo en Latinoamérica. Cuando el programa fue trasmitido, hubo intentos obvios de desacreditar el movimiento evangélico presentándolo como fanatismo financiado por intereses norteamericanos. Es notable cómo los productores del programa optaron por pasar un tiempo desmedido mostrando exorcismos de una secta falsa como ejemplo de manipuleo de las masas. Era evidente que la gente de la BBC no cree en la existencia del diablo. El consejero y escritor David Powlison advierte:

«No dar mayor importancia a la guerra espiritual o demitificarla por lo general crea un pernicioso “efecto dominó”. La oración y la adoración se vuelven formas vacías. Poco se necesita el poder y la ayuda de Dios y poco se espera de ellos. El pecado se convierte en una psicopatología o bien en una falta de adaptación social. La Biblia se transforma en un objeto remoto; y no es la voz del Dios viviente. El evangelismo se considera algo casi vergonzoso; la muerte del yo se ve como un fanatismo desagradable. La vida normal se vuelve, bueno, normal: empleo y desempleo, casamiento y divorcio, salud y enfermedad, economía y política, demasiado tránsito y pronósticos del tiempo.»5

Primera información correcta: Satanás existe

Satanás está a la cabeza de un reino poderoso que se opone al reino de Dios (Lc. 11:18). Ese reino consiste en un vasto número de seres espirituales conocidos como sus ángeles (Mt. 25:41). A Satanás mismo se lo conoce como el que gobierna las tinieblas (Ef. 2:2), y como tal dirige a los seres malignos para que cumplan su voluntad. Pablo caracteriza el conflicto como una lucha contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales (Ef. 6:12).

Pablo también describe al diablo como el dios de este mundo (2 Co. 4:4), bajo cuyo poder el sistema conocido como el mundo funciona según los principios satánicos (Col. 1:13). Finalmente el apóstol Juan indica que el mundo entero está bajo el control del diablo en forma activa o bien de una manera pasiva (1 Jn. 5:19).

Segunda información falsa: Darle a Satanás un lugar que no merece

Igualmente peligroso es asignarle a Satanás un lugar, poder o autoridad mayor del que realmente posee. Si él nos puede convencer de que goza de un nivel jerárquico que rivaliza con Dios, empezamos a dudar del poder de Dios para guardarnos de caer en las tentaciones del tentador. Cuando le damos a Satanás un lugar extrabíblico (cualquiera que sea), estaremos buscando soluciones que también son extrabíblicas. Existen iglesias que hablan más del diablo que de Aquel que lo derrotó en la cruz, y no es de sorprenderse que la gente llegue a la conclusión de que el cristiano no puede resistir a Satanás sin la ayuda de un especialista.

A continuación doy un ejemplo de cómo una iglesia puede desviarse dando demasiado lugar al diablo. Un día el diácono de una iglesia me llamó para contarme lo que pasaba en su congregación, aparentemente una congregación evangélica con sólida doctrina bíblica. El liderazgo había asistido a un retiro donde la enseñanza fue que casi todos los problemas del ser humano tienen su raíz en la posesión demoníaca. Empezaron a enseñar a la iglesia este concepto. Ahora bien, la esposa del pastor principal sufría de un problema físico que según los médicos era incurable. Los líderes de la iglesia, basándose en la enseñanza del retiro, llegaron a la conclusión de que ella tenía un demonio, e intentaron echarlo fuera. La mujer siguió las indicaciones de los ancianos y por fe dejó de tomar los remedios que le había recetado el médico, pero luego de este incidente no fue curada, es decir «el demonio no salió». Después de varios intentos de expulsar al demonio los líderes llegaron a otra conclusión: ella debía de tener un pecado escondido, por eso el demonio no había salido. Pasaron meses, y el liderazgo de la iglesia se dejaba guiar cada vez más por esta nueva enseñanza. Finalmente expulsaron a la esposa del pastor y la declararon «muerta». Ella sigue con tanta vida como usted y yo, pero una vez que estuvo «muerta», su esposo (el pastor) se casó de nuevo con una profetisa que había aparecido en escena.

Hoy la mujer vive con unos compasivos hermanos de otra iglesia que la rescataron de la situación. El pastor se casó legalmente con la profetisa (él siendo «viudo»), y la mayoría de los verdaderos creyentes han salido de la iglesia, dejando a un grupo que «adoran» a su líder y adoran sus doctrinas. Para colmo el pastor y el copastor declararon ser los dos testigos de Apocalipsis 11.

Ahora la iglesia ha sido denunciada por la alianza de pastores de la ciudad como una secta falsa. Es una historia de nuestros días que está ocurriendo cada vez con más frecuencia, e ilustra el peligro que existe cuando se asigna a Satanás y a sus demonios más poder del que realmente tienen. Lo triste del ejemplo es que sin duda el adversario estuvo activo en la falsa doctrina, en la división de la iglesia, en la llegada de la profetisa, y en desmantelar a una familia. Pero nadie se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde, y nadie dio los pasos bíblicos necesarios para resistir al diablo. En este incidente también hubo pecados generados por la carne que abrieron campo para el enemigo.

Segunda información correcta: Satanás tiene límites de autoridad y poder

Siendo un ser creado, el diablo tiene limitaciones. A fin de conocer a nuestro enemigo, será necesario estudiar tanto sus capacidades como sus incapacidades. Comenzamos con lo que no puede hacer.

Antes de dar por sentado que su autoridad y poder casi alcanzan el nivel divino (vea Ez. 28:15), hay que entender que el diablo fue juzgado en la cruz: ...[Dios] desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal (Col. 2:15).

En consecuencia, es importante recordar que Satanás es nuestro enemigo (1 P. 5:8). Es cierto que es más poderoso que nosotros, pero es menos poderoso que Cristo quien vive en el creyente (Gá. 2:20). Satanás es un espíritu creado, invisible, que no posee los atributos de Dios aunque intenta imitarlos. Uno de los propósitos de la encarnación de Cristo fue, precisamente, destruir las obras del diablo (1 Jn. 3:8).

En todo estudio de la batalla contra Satanás debemos tomar en cuenta las cartas del apóstol Juan. Por ejemplo en 1 Juan 5:18 el apóstol afirma: Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo. Satanás no tiene la autoridad ni el poder para tocar al verdadero creyente.

En este versículo el apóstol comienza con un concepto que es clave en toda la epístola: el verdadero creyente no peca como norma de vida. Es un hecho contundente que el cristiano sabe (griego: oida)6 intuitivamente, sin que nadie le enseñe. Hay cierto conocimiento revelado por el Espíritu Santo que acompaña a la salvación, cosas que sabemos cuando recibimos a Cristo. Parte de este conocimiento es que el verdadero cristiano no practica el pecado como norma de vida.7 Según Juan, ¡no existe ni una sola persona que haya nacido de Dios y viva una vida caracterizada por el pecado! En forma inmediata Juan explica por qué el creyente no vive siempre derrotado por el pecado: ...Jesucristo...lo protege. «Proteger» significa vigilar a un preso como en Mateo 27:36 y 54. Cristo nos vigila y nos protege para que el diablo (el maligno) no nos pueda tocar.8

El siguiente paso es identificar el lo de no llega a tocarlo. Resulta claro que se trata de «el que ha nacido de Dios», es decir cada verdadero cristiano. Pero ¿qué significa que el diablo no puede «tocar» al creyente? ¿No hay una guerra espiritual en la vida del cristiano? Una vez más recurrimos al sentido del griego original. «Tocar» quiere decir «atar». Es la palabra más fuerte en el griego para expresar «tocar - japto»,9 y da la idea de sobar o palpar con el fin de aplicar presión. NO se refiere a la mera experiencia de tocar a un individuo como en 1 Juan 1:1, donde el apóstol emplea otra palabra que da la idea de tocar ligeramente o tocar la superficie.

El diablo es el maligno, y como veremos hay mucho que puede hacer. Sin embargo, no puede adherirse al creyente, sujetarlo, atarlo, ni tomar control o ser su dueño porque Cristo guarda a sus hijos (Jn. 17:12–15; 2 Ts. 3:3; Jud. 1 y 24). El tiempo presente del verbo tocar habla de algo invariable. La inhabilidad del diablo para tocar al creyente (japto) es constante. Como si eso no bastara, el no de no llega a tocarlo es absoluto y expresa la total imposibilidad del diablo de agarrarse del creyente, no porque no desee hacerlo sino porque no puede.

Además, es posible resistir a Satanás (Stg. 4:7–8) y vencerlo (Ap. 12:11). Su destino está sellado. El juicio de este mundo ha llegado ya, y el príncipe de este mundo va a ser expulsado (Jn. 12:31). El fuego eterno, según Cristo, está preparado para el diablo y sus ángeles (Mt. 25:41). Finalmente el último libro de la Biblia afirma que:

...el diablo... será arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habrán sido arrojados la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos

(Ap. 20:10)

Por lo tanto podemos afirmar que:

1) Satanás no es omnipresente.10 Puede estar en un solo lugar a la vez. La omnipresencia es un atributo reservado sólo para Dios. Por ejemplo, debido a esta limitación del enemigo, es posible que la mayoría de nosotros nunca hayamos tenido un contacto personal con el diablo. Los únicos personajes bíblicos, según la Palabra de Dios, que se enfrentaron personalmente con Satanás son: Eva (Gn. 3:1); David (1 Cr. 21:1); Jesús (Mt. 4); Pedro (Mt. 16:23; Lc. 22:31); Ananías (Hch. 5:3); Pablo (2 Co. 12:7; 1 Ts. 2:18); Judas (Jn. 13:27); el arcángel Miguel (Jud. 9). En cambio, Cristo es accesible instantáneamente a todos los que invocan su nombre (Ro. 10:13), y es poderoso para ayudarlos en cualquier parte del mundo (He. 4:16; 7:25).

Recordemos que el único ser omnipresente es Dios mismo.

2) Satanás no es omnisciente.11 Por más inteligente que sea, el conocimiento de Satanás es limitado. El apóstol Juan nos recuerda:

Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo [Satanás].

(1 Jn. 4:4)

Satanás posee mucho conocimiento, sabe más que cualquier ser humano, pero no es omnisciente. Ahora bien, todo ser humano posee una habilidad innata para deducir ciertas cosas, incluyendo lo que (tal vez) está dentro del corazón o la mente de otra persona. Parte del genio de la psicología moderna es su intento de conocer los motivos guardados en lugares secretos de la mente humana. A veces los psicólogos tienen razón y otras veces están totalmente equivocados, y otras tantas ni ellos mismos saben la diferencia. Todo intento (aun de los psicólogos más sabios) por penetrar la mente sigue siendo una conjetura, porque ningún ser humano tiene la habilidad de leer la mente de otro. Es por los gestos, las expresiones, las miradas, etc., que podemos deducir los pensamientos. Por ejemplo, muchos esposos después de años de matrimonio y por conocerse íntimamente, saben más o menos lo que el otro está pensando sin que éste diga ni una sola palabra.

Los demonios poseen los mismos recursos, pero siendo espíritus son más inteligentes que nosotros. Sin embargo, ellos siempre están adivinando, porque ni los demonios ni el diablo mismo pueden leer la mente del ser humano.

Note lo que la Biblia dice acerca de Dios: Señor, tú me examinas, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares. No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda (Sal. 139:1–4). En la Biblia no encontramos una descripción similar de Satanás. Es muy inteligente, es organizado, cuenta con miles de demonios para cumplir sus propósitos, y de alguna manera tiene acceso a la mente del hombre, pero en ninguna parte la Biblia insinúa que puede leer los pensamientos. Es más bien la Palabra de Dios que penetra y discierne lo que está en el corazón del ser humano (He. 4:12).

Además, Satanás tampoco conoce el futuro. Al ser humano le fascina predecir el futuro. Cada año abundan las profecías y pronósticos, tanto cristianos como seculares. El concepto de que el hombre busque el conocimiento del futuro al margen de Dios es una idea antigua que comenzó con los primeros seres humanos: ...Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios (Gn. 3:5).

Hace varios años me invitaron a predicar en una iglesia. Mi esposa y yo nos hospedamos en casa de uno de los diáconos, un hombre casado, con un hijo y dos hijas. Durante la semana, cada noche regresábamos a la casa para tomar café y conversar. Al tercer día entramos en confianza y la familia comenzó a contarnos sobre una profetisa que practicaba la magia blanca12 y predecía eventos del futuro que, aparentemente, se cumplían.13 La familia empezó a regir su vida de acuerdo a las predicciones de aquella profetisa. Me aseguraron que ella era una verdadera cristiana y que, aunque no asistía a ninguna iglesia, leía la Biblia y oraba. De las muchas profecías que nos contaron, les comparto sólo una. El prometido de la hija menor de la familia era soldado y se encontraba en acción en plena guerra. Puesto que la profetisa predijo «no le pasará nada», la familia dejó de orar por él. Mi esposa y yo salimos de aquella conferencia preocupados, pero por ser tan jóvenes en ese entonces no nos atrevimos a hacer nada. Años más tarde en Bolivia me encontré con el pastor. Le pregunté por la familia que habíamos conocido y en forma especial por el novio de la hija. Me explicó con palabras cortantes que el joven había muerto por la explosión de una granada, y que tuvieron que disciplinar y luego expulsar a toda la familia por herejes. «Hoy» siguió el pastor, «forman parte de una secta extremista. Han dejado totalmente la verdad del evangelio».

Satanás intenta convencernos de que conoce el futuro, pero no es así. Es inteligente, sabe interpretar ciertas señales, pero nunca deja de ser lo que meramente intuye o adivina. Sólo Dios conoce el futuro.

3) Satanás no es omnipotente.14 Hay un solo todopoderoso, el verdadero Dios (Gn. 17:1; Ap. 19:6). Recordemos que Satanás es un enemigo ya juzgado y derrotado (Gn. 3:15; Jn. 12:31; 14:30; 16:11; Col. 2:14–15; 1 Jn. 4:4; 5:19; Ap. 12:9; 20:2, 10) y aun el abundante poder que ejercita siempre está bajo el poderío divino de Dios (Job 1:12). Mientras estamos en la tierra siempre habrá una lucha con Satanás (Ef. 6:10–18), pero el omnipotente Dios por medio de Jesucristo ha quebrado su poder.

Capítulo tres

Las trampas del diablo

...para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus artimañas

(2 Corintios 2:11)

Durante el conflicto del golfo pérsico el mundo entero experimentó una guerra de primera mano. Día tras día por televisión veíamos las bombas teledirigidas, los misiles y las interminables entrevistas con los protagonistas. Pero antes de ir a la batalla, el ejército de los aliados ya tenía su plan de batalla, su modus operandi. Lo que vimos, entonces, fue el cumplimiento de un plan trazado por las mejores mentes militares de nuestra época. En nuestra batalla espiritual, Pablo explica que nuestro adversario también tiene sus estrategias conocidas como asechanzas (Ef. 4:14 y 6:11 RV) y artimañas (2 Co. 2:11).Asechanza1 es una estrategia que emplea engaños, fraudes y todo tipo de maldad. Su definición técnica es «el manejo de un tema de manera ordenada». Entonces, las asechanzas del diablo están bien organizadas, bien pensadas, y siempre con el fin de engañar y seducirnos a hacer el mal usando métodos clandestinos y perversos.

La religión falsa es cualquier intento, por más sincero que sea, de llegar a Dios por esfuerzo propio

Artimaña tiene que ver con la intención del corazón. Pablo nos explica que es posible conocer cuál es el plan de batalla de Satanás y cuáles son sus intenciones. No debemos entrar en la pelea sin estar al tanto de la estrategia y de las intenciones de nuestro enemigo. La Biblia, nuestra fuente de información fidedigna, nos brinda riqueza de información sobre el enemigo para que estemos sobre aviso y alerta (1 P. 5:7–8) a fin de que no nos gane ventaja.

En los próximos capítulos examinaremos los nombres del diablo, varias maneras en que el ser humano facilita su trabajo, y cómo Satanás gana ventaja sobre nosotros en la guerra espiritual. Primero veremos otras de sus actividades y malas obras.

Crear religiones falsas –idolatría

A la ciudad de Corinto se la reconocía como centro de libertinaje e idolatría. Estaba llena de templos paganos donde rendían culto a Afrodita, la diosa del sexo. Pablo escribe la carta de 1 Corintios con instrucciones sobre varias cuestiones, incluyendo la relación entre la idolatría y los demonios:

...lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios, no a Dios; y no quiero que seáis partícipes con los demonios

(1 Co. 10:20 LBLA)

Satanás ha estado presente desde el comienzo mismo de la primera religión falsa.

La religión falsa es cualquier intento, por más sincero que sea, de llegar a Dios por esfuerzo propio.2 Lo advertimos en la historia de Caín y Abel. Caín intentó agradar a Dios por esfuerzo propio, mientras que Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que el de Caín, un sacrificio por la fe (He. 11:4).

El designio del maligno es desviar el corazón humano de la adoración al verdadero Dios. A causa del pecado el hombre tiene un sentir innato de que existe una distancia entre él y Dios. El diablo se aprovecha de este hecho e insta al hombre a procurar cerrar la brecha con sus propias obras. El resultado es la idolatría. El diablo sabe que mientras que el ser humano rinda culto a otros dioses, no puede adorar al verdadero Dios. Cuando otra cosa toma el lugar de Dios en la vida, el corazón está dividido y el diablo está contento.

Para ser un objeto de adoración, un ídolo no tiene que ser, necesariamente, una estatua hecha de madera u otro material. Bien puede ser una religión (o creencias) que hace sentir bien a la persona o está de acuerdo con un estilo de vida anhelado. Incluso es posible colocar a un ser querido en el lugar reservado para Dios en la vida. De modo que un ídolo es cualquier persona, cosa, movimiento, adicción o ideología a que uno acude para recibir respuestas a las preguntas básicas de la vida: la paz, la felicidad, el sentido de la vida o mi valor como persona. En fin, es algo que toma el lugar de Dios en mi vida.

Impedir la obra de Dios

Pablo fundó la iglesia de Tesalónica durante su segundo viaje misionero (Hch. 17). Por motivos que nos resultan desconocidos, tuvo que abreviar su visita a Tesalónica pero mandó a Timoteo en su lugar (1 Ts. 3:1–3). Timoteo volvió con un informe que incluía la noticia de que algunos se sentían tentados a volver a los vicios paganos (4:1–18). A raíz de la persecución que sufrían y la ausencia del apóstol, algunos pusieron en tela de juicio los motivos y el carácter de Pablo. El apóstol escribe para asegurar a los creyentes que él anhelaba visitarlos: Sí, deseábamos visitarlos —yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir—, pero Satanás nos lo impidió (1 Ts. 2:18). No sabemos los métodos del enemigo que obstaculizaron la ida de Pablo a Tesalónica. Pero es importante notar que Satanás sólo lo impidió; no lo imposibilitó de manera total. Pablo buscó alternativas, envió a Timoteo para que ministrara a los cristianos en Tesalónica. Luego les ministró por medio de las dos cartas que conocemos como 1 y 2 Tesalonicenses.

En 1975 nos invitaron a celebrar una cruzada de tres semanas en un país centroamericano. Era el proyecto más ambicioso que nuestro equipo evangelístico había intentado hasta aquel entonces. Antes que se hubiera perfeccionado el sistema de satélites, el plan era enviar los mensajes evangelísticos a la emisora radial HCJB en Quito para retransmitirlos por onda corta a todo el continente. Habíamos contratado emisoras en casi todos los países de habla hispana para tomar la señal de HCJB y, en vivo y en directo, emitirla localmente.

¡Nunca experimentamos tanta resistencia! Fue la primera vez que yo pude «sentir» la maldad en un lugar. Era difícil de explicar, pero todos coincidíamos. Menciono sólo algunas de las maneras en que Satanás intentó impedir el proyecto: El hijo de uno de los técnicos de HCJB en Quito fue atropellado brutalmente por un auto en Quito. Falleció mi suegra. Llegaron noticias de que la hermana de nuestro maestro de ceremonias tenía cáncer. Un hombre que había llegado de México especialmente para ayudar durante la cruzada, fue enviado de regreso a su casa por deshonestidad. Se descubrió que dos miembros del comité ejecutivo de la cruzada estaban viviendo en adulterio. Hubo varias enfermedades, accidentes y persecución local. Después de la cruzada un grupo evangélico no dejó de atacarnos por tratar de testificarle al presidente del país.

Satanás hizo todo lo posible para frenar la predicación del evangelio y muchos sufrieron; sin embargo, Dios prevaleció y hubo gran bendición.

Cuando decidimos escribir este libro, mi esposa y yo apartamos una semana para dedicarla al primer borrador. Un amigo nos prestó una cabaña a fin de que hubiera tranquilidad para poder concentrarnos en el material. Una semana antes de salir mi esposa se enfermó y no mejoraba. Dos días antes de salir caí con un resfrío terrible. Previamente había preparado varias partes del libro y las había grabado en un disquete. Cuando llegamos a la cabaña para iniciar el trabajo, la computadora no podía leer los archivos. Hasta el día de hoy no hay una explicación. Además, el programa de la computadora no reconocía la impresora (tampoco hay explicación). Durante la semana surgieron varios problemas urgentes en la oficina los cuales ocuparon mucho de mi tiempo y energía por teléfono. Cuando regresé, el administrador de nuestro equipo evangelístico me dijo que hacía años que no había experimentado una semana con tantas crisis.

Está clara la lección: Cuando uno está trabajando para extender el reino de Dios, debe prepararse para resistir ataques satánicos. ¿Cómo prepararse? ¿Es algo mágico? No, sino que hay que seguir el consejo de Santiago, Pablo y Pedro en los pasajes explicados más abajo. En nuestro caso, hicimos lo mismo que Pablo: el Señor nos dio otras vías para cumplir su voluntad y terminar este libro.

Perseguir al pueblo de Dios

A la iglesia en Esmirna, conocida como la iglesia perseguida, el apóstol Juan dice: Te advierto que a algunos de ustedes el diablo los meterá en la cárcel para ponerlos a prueba(Ap. 2:10).3 Para impedir la extensión del reino de Dios, Satanás usará los reinos humanos para perseguir a los creyentes fieles. Es notable, sin embargo, que aun en tales circunstancias, Dios es soberano. En el caso de los creyentes en Esmirna, Dios no prohibió la encarcelación sino que explicó el propósito —ponerlos a prueba— y los instruyó para actuar: Sé fiel hasta la muerte (2:10).

Todo estudio del tema de Satanás tendría que incluir el libro de Job. Una vez más Dios tenía un propósito al permitir que la vida del siervo de Jehová fuera entregada en manos de Satanás. El propósito era vindicar el carácter de Dios ante las acusaciones del diablo.

Para el creyente es imperioso saber que: 1) Satanás perseguirá al pueblo de Dios. 2) Sin embargo, todo lo que hace está bajo la soberanía y permiso de Dios. 3) Aun así Dios tiene sus propósitos eternos al permitir las aflicciones. 4) El creyente es responsable ante Dios de responder bíblica y espiritualmente frente a las asechanzas del enemigo.

Obrar para quitar la palabra sembrada en el corazón

En la parábola del sembrador (Mt. 13:1–9; 18–23) el Señor Jesús explica cómo será la predicación del evangelio. En el versículo 19 encontramos que el mismo Satanás perturbará la vida de algunos para que no reciban la semilla del evangelio: Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón (Mt. 13:19). El poder invisible detrás de toda incredulidad es nuestro enemigo.

Para poder descubrir cómo el enemigo efectúa su obra debemos volver al texto bíblico. Es notable que la palabra cayó junto al camino, un lugar pisoteado por los peatones. El problema no tiene que ver con el mensaje ni con el sembrador sino con la tierra. Da la idea de que el terreno se ha hecho duro y resistente, lo cual facilita el trabajo de las aves.

El príncipe de este mundo emplea varios agentes para endurecer los corazones y así asegurar que la palabra no penetre. Para los hindúes son los millones y millones de dioses a quienes rinden culto. Es fácil y común que un hindú reciba a Cristo como uno de muchos caminos pero no como el único (Jn. 14:6). Para el budista es el temor a los espíritus malos. Para el moro es Alá porque, según el musulmán, Jesús es simplemente un profeta respetado. Para el intelectual hay una variedad de filosofías que provocan su imaginación: el racionalismo, el ateísmo, el marxismo, el humanismo, la nueva era, etc. Para otros lo que ha endurecido el corazón es un desengaño del pasado o una mala experiencia con el verdadero cristianismo.

Obrar para hacer ciegos a los inconversos

El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo (2 Co. 4:4). Satanás emplea a los falsos maestros para promover inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas (1 Ti. 4:1) y contradecir la clara enseñanza de la Biblia. Se puede resumir la diversidad de doctrinas erróneas de esta manera: Satanás hace que la gente crea que son suficientemente buenos e irán al cielo por sus buenas obras.

Además cuenta con la ayuda de sus aliados: la carne y el mundo. Para cegar la mente de los inconversos el diablo emplea las dudas, el prejuicio, la terquedad, el amor al mundo, el amor al pecado, el temor de lo que pensaría la familia y mil cosas más.

Quienes siguen al diablo activamente o bien de una manera pasiva, lo han hecho su dios. Nadie puede servir a dos maestros. La Biblia resume la obra de Satanás diciendo que actúa de tres maneras: ciega la mente (2 Co. 4:4), embota la mente (2 Co. 3:14), arrebata la semilla (Mt. 13:19).

Tener influencia en la vida de los seres humanos con designios malignos

Llegó la hora de la cena. El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que traicionara a Jesús (Jn. 13:2). La Biblia relata por lo menos cinco ejemplos de cómo los espíritus malos influyen en la vida de los seres humanos: 1) El espíritu maligno de parte de Dios4 se apoderó de Saúl (1 S. 18:10; 16:14). Como resultado, el rey fue atormentado y desvariaba en medio de la casa y arrojó una lanza a fin de matar a David. 2) Satanás incitó a David a que hiciera el censo de Israel (1 Cr. 21:1; 2 S. 24:1). El resultado fue que murieron 70.000 personas a causa del pecado de David.5

3) Un espíritu malo indujo al rey Acab a pelear en Ramot de Galaad (1 R. 22:19–23). La consecuencia fue que el rey tomó parte en una batalla que no debería haber peleado, y murió. 4) Judas, que tenía historia de ser ladrón (Jn. 12:6), obedeció las influencias satánicas y entregó al Señor Jesús (Jn 13:27; Mt. 26:47–48). 5) Finalmente, Ananías, con una mezcla de deseo de poder y avaricia cedió a los ataques satánicos en (Hechos 5:3). El resultado fue que tanto él como su esposa perdieron sus vidas.

Entrar en ciertos individuos y controlarlos

Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en él (Jn. 13:27; Lc. 22:3). En el caso de Judas, se habla de un paso más allá de la influencia de Satanás. El enemigo entró en él y Judas no solamente entregó al Señor sino que además se suicidó.

La Biblia explica que hay ataques directos e indirectos de Satanás en contra del ser humano. Lo que comúnmente llamamos «estar endemoniado» es el ataque directo. En mis archivos tengo libros, manuales y cuestionarios que se han escrito para averiguar cómo entran los demonios en una persona. Sin embargo, no existe en la Biblia ni una sola pista sobre cómo entran los espíritus malos en el ser humano. Mi conclusión es que para resistir a Satanás no es necesario tener tal información, sino la Biblia, la Palabra revelada de Dios, nos lo hubiera dicho. Muchos han especulado diciendo que el contacto con Satanás (la brujería, la astrología, los juegos satánicos, la magia negra, la magia blanca, la idolatría, etc.) son las causas de que una persona esté endemoniada. Sin embargo, es interesante notar que el pueblo judío vivía siempre en medio de todo eso y más todavía, pero ni una vez se sugiere en la Biblia que esa fue la causa de sus problemas o de posesión por parte de los demonios o que la solución fuera echar fuera a los demonios. La verdad es que no se sabe cómo entran los demonios en ciertos individuos.

Pasando al Nuevo Testamento, la frase «posesión demoníaca» no se encuentra en el griego original. La encontramos por primera vez en los escritos del historiador Flavio Josefo en el segundo siglo. Nuestra frase posesión demoníaca es una derivación de tres palabras del Nuevo Testamento: Daimonion exon (16 veces) y significa a alguien que tiene un demonio con las resultantes secuelas físicas y emocionales. Daimonizomai (13 veces) es un verbo que significa estar demonizado. Conlleva la idea de control y dominio sobre la víctima. Ojlouménous, empleado una sola vez en Hechos 5:16, atormentadas por espíritus malignos. Esta última palabra también se encuentra en la literatura secular en el primer siglo, donde hace énfasis sobre el tormento producido por un espíritu maligno.

De una manera que la Biblia no explica totalmente, un espíritu maligno entra en un individuo y controla las facultades y el cuerpo en contra de su voluntad a fin de atormentarlo. Pareciera que la característica principal es una nueva personalidad en la víctima donde el demonio emplea al individuo como vehículo para sus propios pensamientos, palabras y acciones.

Por un momento consideremos los síntomas de la posesión demoníaca. En primer lugar encontramos varios efectos en el cuerpo, tales como ceguera (Mt. 12:22–29), mudez (Mt. 9:32); incapacitación (Lc. 13:11–16). No debemos ser dogmáticos, pero es posible que si un médico pudiera examinar a las víctimas de la posesión demoníaca, no podría encontrar una causa orgánica.

Además los demonios a veces se encuentran en episodios sobrenaturales. Por ejemplo en Marcos 1:24 el demonio conoce la identidad de Jesús. Es notable que el demonio echó su víctima al suelo. Advertimos en Mateo 8:28–34 que el perjudicado poseía una fuerza sobrenatural y rompió las cadenas. Aparentemente la muchacha en Hechos 16:16 tenía cierta habilidad psíquica.

El demonio causa comportamiento antisocial. En los relatos de la Biblia encontramos personas corriendo desnudas, gritando o lastimándose a sí mismas. Luego hay manifestaciones en la vida mental y emocional, como por ejemplo depresión o enfermedades mentales. Al jovencito en Mateo 17:15 se lo llama lunático (RV). Algunas versiones traducen epiléptico, ya que, tanto aquí como en Marcos 9:17–18, los síntomas son semejantes a los de la epilepsia.6 El resultado del ministerio de Jesús cuando echa fuera los demonios es alivio del que ha sido sanado, paz, la restauración de habilidades mentales o físicas. Los endemoniados no son culpables de las aflicciones. Algo realmente significativo es que la posesión demoníaca siempre está ligada a manifestaciones físicas y mentales y no al pecado. Es decir que nadie está esclavizado moralmente (en pecado) debido a la presencia de uno o más demonios. Por lo tanto, la solución para el problema del pecado, según la Biblia, no es echar fuera un demonio. El remedio es, más bien, el arrepentimiento, la confesión de pecados y la fe en Dios.

Las veces que en el NT la posesión demoníaca aparece vinculada con el pecado, el acusador está equivocado. En Mateo 11:18 los fariseos acusaron a Juan el Bautista de tener un demonio en vista de su «fanatismo» (véase Lc. 7:33). Acusaron al mismo Jesús de blasfemia, alegando que echaba fuera los demonios por el príncipe de los demonios y que tenía un espíritu inmundo (Mr. 3:20–30; Jn 7:20; 8:48–52; 10:20).

En Apocalipsis 9:20–21 se condena a quienes adoran a los demonios, hacen culto a los ídolos y practican la hechicería. En el mismo capítulo se explica por qué: no se arrepintieron de sus malas obras. Es también notable que Pablo explica que la hechicería es obra de la carne (Gá. 5:20).

Sin embargo, ¿Estoy preparado para la guerra espiritual? no es un manual de cómo echar fuera los demonios sino sobre cómo resistir a Satanás y sus aliados y presentar la guerra espiritual como un estilo de vida.

Ser autor de señales y prodigios mentirosos

     (2 Ts. 2:9–11)

No sabemos los límites del poder del diablo para hacer señales y prodigios falsos, pero las manifestaciones serán suficientemente milagrosas como para hacer que el mundo entero un día adore al anticristo como si fuera Dios (Ap. 13:8).

Capítulo cuatro

Cómo identificar a Satanás

Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!

(Juan 8:44)

En la Biblia el nombre de un individuo era de suma importancia. Hablaba del carácter y algunas veces de los sueños de sus padres. Los apóstoles cambiaron el nombre de José de Chipre a Bernabé (hijo de consolación), para así reflejar el carácter y ministerio de este siervo de Dios (Hch. 4:36). El nombre Jesucristo revela mucho acerca del hombre que murió en la cruz. Jesús significa Salvador, y es el nombre personal o humano del Señor. Cristo es su nombre oficial, traducción griega de la palabra hebraica Mesías, que significa ungido. Lo mismo sucede con el enemigo. La Biblia emplea varios nombres que revelan no solamente el carácter del diablo sino también sus propósitos y obras. Estudiaremos sus nombres uno por uno.

El diablo

Diablo significa acusador o calumniador (Mt. 4:1; 13:39; 25:41). Este nombre señala algo importante acerca de su estrategia. Las acusaciones son su primera estrategia para mantener al creyente lejos de Dios.

1) Acusa al hombre frente a Dios (Ap. 12:10). Para investigar esta parte de su estrategia es vital leer Job 1:6–12 y 2:1–6, donde encontramos al diablo rodeando la tierra buscando a quién devorar (1 P. 5:8). El argumento satánico es sencillo; hablando a Dios dijo: «Por supuesto que una persona como Job te sirve porque le has dado todo en abundancia, pero si quitaras la mayoría de lo que tiene, dejaría de servirte».1 Satanás acusó a Job ante Dios, y así consiguió autoridad sobre sus bienes materiales y su familia. La estrategia de Satanás es explorar hasta encontrar debilidades en los seres humanos, y entonces aprovecharse de ellas. En el caso de Job, Satanás llegó a la conclusión de que el punto vulnerable era sus vastas posesiones y su querida familia, por quien siempre oraba (Job 1:5). Sin embargo, Satanás estaba equivocado, pues a pesar del consejo de sus amigos y la áspera reacción de su esposa, Job siguió fiel a Dios.2

No sabemos cuántas veces nuestros nombres han aparecido ante Dios como personas que se volverían contra Él si tan sólo.... Tenemos un adversario que tiene buena idea de nuestras debilidades y sabe cuándo pedir permiso para incursionar allí. Sin embargo, Dios insiste en que el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo (1 Jn. 4:4), y no dará permiso para que Satanás nos tiente más de lo que podemos resistir (1 Co. 10:13).

En Zacarías 3:1–4 encontramos al diablo acusando al sumo sacerdote Josué de ser un pecador indigno para ministrar. El adversario sabe que si el sumo sacerdote es indigno, entonces no existe esperanza para el pueblo. En lenguaje simbólico pero sumamente significativo, Jehová mismo reprende a Satanás y le asegura que los pecados de este hombre de Dios le fueron perdonados.3 Dios mismo, con la sangre de su Hijo (1 Jn. 1:7), reprende al diablo cuando éste acusa al hombre por su estado pecaminoso. En efecto, lo que Dios le dice al acusador es que no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús (Ro. 8:1 RV).

Recordemos cuando el diablo se presentó ante Dios pidiendo permiso para poner a prueba la fidelidad de Simón Pedro (Lc. 22:31).4 No debemos esperar menos para nosotros. Todo cristiano es representante del reino de Dios y debe esperar que Satanás lo acuse ante Dios.

2) Acusa a Dios ante los hombres. Satanás es hábil para tergiversar los dichos, los hechos y la persona de Dios frente al hombre. El primer ejemplo lo hallamos en el jardín del Edén: ¡No es cierto, no van a morir! Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal (Gn. 3:4–5).

Solamente Satanás con toda su astucia puede tomar los atributos divinos (la justicia, la fidelidad, la bondad, su inmenso amor, etc.) y presentarlos fraudulentamente ante los seres humanos. Los modifica lo suficiente para que el incauto quede embaucado de tal forma que ya no sabe si puede confiar en Dios enteramente. Es tan sutil el cambio, que muy pocos lo notarán.

Usted quizá pregunte: ¿cómo lo hace Satanás? La Biblia no contesta directamente la pregunta. Sabemos que el enemigo indujo a David a desobedecer a Dios haciendo un censo del pueblo de Israel (1 Cr. 21:1). No explica cómo lo hizo, pero en otros pasajes de la Biblia resulta evidente que era posible vencer la tentación y no pecar contra Dios. En Mateo 4:3 Satanás se acercó a Jesús para tentarlo. Eva fue engañada por la astucia de la serpiente (Gn. 3:1–6). Pablo temía que los tesalonicenses fueran inducidos al pecado por el tentador (1 Ts. 3:5). Queda claro que Satanás es astuto y puede inducir, atacar y tentar, pero al margen de ciertos ejemplos ya dados la Biblia, nuestra autoridad, no indica cómo lo hace. Si la Biblia no especifica cómo es porque no es necesario saberlo. A mi criterio, en vez de hacer una pesquisa que nos lleve a especulaciones y medios no bíblicos, es preferible centrarnos en cómo no caer en las trampas del diablo y cómo no darle cabida en nuestras vidas.

Otra pregunta que surge es: ¿tiene Satanás la habilidad de implantar pensamientos que son contrarios a la Palabra de Dios, incluso en la mente de los creyentes? Entre los teólogos las opiniones están divididas. Quienes creen que el diablo no posee acceso a la mente humana, opinan que Satanás y sus demonios nos oprimen externamente a fin de cambiar nuestros pensamientos, pero que no introduce los pensamientos.

Admito que una conclusión definitiva es difícil, pero doy mi perspectiva tomando en cuenta una de las finalidades de este libro: no exagerar ni subestimar el rol del diablo en nuestras vidas. Es mi opinión —basada en la Escritura— de alguna manera Satanás tiene entrada a nuestras mentes. Es más fácil sostener que tiene entrada a las mentes de los inconversos. Por ejemplo en Job 1:12–17 el enemigo estuvo detrás de las acciones de los sabeanos y los caldeos. En 1 Reyes 22:19–23 hallamos a un espíritu, es decir un agente de Satanás enviado por Dios a fin de seducir (v. 20) a Acab y a los falsos profetas. Sin embargo, es más problemático en el caso de los creyentes. No obstante, podríamos estudiar pasajes como 1 Crónicas 21:1 donde la Biblia insiste en que Satanás incitó a David a pecar. Los dardos encendidos de Efesios 6:16 parecen ser dudas sembradas por el diablo.

Sin embargo la Biblia no dice cuál es la frecuencia de tales pensamientos y nos advierte en contra de atribuir al diablo todos los pensamientos que contradicen a las Escrituras (Stg. 1:13–15). Tampoco es nuestra intención descartar la innegable posibilidad de que Satanás también emplee circunstancias externas para seducir al creyente a cambiar su manera de pensar.

En los siguientes ejemplos (todos verídicos), note cómo el acusador tuerce la obra de Dios, la Palabra de Dios o tergiversa la imagen que una persona tiene de Dios.

El diablo emplea el trasfondo de la persona y le dice: «No existe perdón para ese pecado». «Dios está enojado contigo». «Después de todo lo que hiciste, tú no eres digno». «Dios no tiene interés en ti; eres insignificante».

También utiliza falsa enseñanza y da preponderancia al razonamiento humano: «Tienes que ser digno de acercarte a Dios». «Dios no te dejaría sufrir; tiene que haber un pecado escondido en tu vida». «Tú tienes derecho a mucho más de lo que Dios te ha dado». Refiriéndose a una relación adúltera: «Dios es un Dios de amor; no te privará de este hombre». Quizá el peor de todos: «No puedes confiar en Dios. Él no te escucha».

De una u otra manera, Satanás tuerce la Palabra, la persona de Dios o el proceder de Dios para acusarlo frente al hombre. Su meta es que el cristiano pierda su confianza en Dios y llegue a conclusiones equivocadas acerca del cuidado, perdón o salvación de Dios. De esa manera el ser humano vivirá confundido, frustrado, justificando su pecado o intentando purgar su propio pecado.

Por supuesto el antídoto para las representaciones falsas de Satanás es la irrebatible verdad. Hay perdón en la sangre de Cristo (Sal. 32; 51; 103; 1 Jn. 1:7, 9). El enojo justo de Dios cayó sobre su Hijo Jesucristo en la cruz del Calvario, donde se efectuó la reconciliación entre el hombre y Dios (2 Co. 5:17–20). Es cierto que no soy digno, pero también es cierto que Cristo es digno y Dios me ve a través de su Hijo (Ro. 5:1; 8:1). Un sabio maestro de la Palabra de Dios expresó: «Cada vez que Satanás me recuerda mi pasado, yo le recuerdo su futuro».

El tentador

La Biblia también presenta a Satanás como el tentador. Por eso, cuando ya no pude soportarlo más, mandé a Timoteo a indagar acerca de su fe, no fuera que el tentador los hubiera inducido a hacer lo malo y que nuestro trabajo hubiera sido en vano (1 Ts. 3:5).5 El propósito de la tentación es seducir a la persona al pecado. Para poder hacerlo, el diablo tiene que presentar el pecado como un deleite. No nos engañemos; el pecado bien puede tener sus partes deseables. Moisés prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado (He. 11:25). Sin embargo, Satanás nunca muestra las consecuencias del pecado. La Biblia, en cambio, claramente enseña: No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra (Gá. 6:7).

Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión.
Santiago 1:14

A estas alturas, es propio preguntar si el diablo está directamente detrás de todas las tentaciones. La respuesta es un rotundo no. Como hemos indicado, el cristiano tiene tres enemigos, los tres igualmente peligrosos: el diablo, el mundo y la carne. En el jardín del Edén el ser humano no había pecado todavía,6 es decir que no sufría las tentaciones de la naturaleza pecaminosa (la carne), pero no obstante sí estuvo presente el tentador.

La Biblia indica que durante el milenio el diablo estará atado, totalmente fuera de circulación (Ap. 20:2). Sin la presencia del diablo, con Cristo reinando corporalmente y con la influencia del mundo disminuida, el milenio será un tiempo de paz y tranquilidad. Sin embargo, el ser humano todavía tendrá su naturaleza pecaminosa en estado latente. Tan peligrosa y dañina es la carne (aun sin los otros dos enemigos, el mundo y Satanás) que al terminar los mil años de paz sobre la tierra el diablo, suelto otra vez, podrá reunir a gran número de rebeldes para la batalla final (Ap. 20:7–8). David Powlison bien dice: «La Biblia habla muchas veces acerca de nuestra responsabilidad sin mencionar al diablo, pero nunca habla del diablo sin mencionar nuestra responsabilidad».7

Uno llega a una clara conclusión: aun sin el diablo, el ser humano luchará con la tentación. Santiago lo resume bien: Que nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios quien me tienta.» Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen (Stg. 1:13–14). Conviene citar las palabras de Carolyn Baker y Frank Macchia: «Aquellos que convierten toda tentación o prueba en una batalla directa con el diablo, necesitan mirarse en el espejo para descubrir quién es en realidad su peor enemigo».8

Es preciso señalar que a pesar de la fuente de tentación, siempre existe la posibilidad de victoria para el creyente: Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir (1 Co. 10:13; véase 2 P. 2:9).

En América Latina existe la creencia (que no encontraremos en ninguna declaración doctrinal ni libro de teología) de que las tentaciones de Satanás son irresistibles. Abundan frases como «Satanás se apoderó de mí y caí en pecado». La idea y actitud equivocada que resulta de tal argumento es: «Si puedo culpar al diablo, el pecado resultante no es responsabilidad mía». ¡No, mil veces no! Es factible que Satanás sea la fuente de la tentación pero no del pecado. ¡Siempre es posible resistir al diablo, siempre es posible vencer la tentación! Pero, como veremos más abajo, el diablo busca los momentos exactos para tentar a una persona, aprovechando el poder de la carne y la atracción del mundo.

Cuando salió a la luz el pecado secreto de uno de los más conocidos predicadores cuyos programas de televisión se difundían por todo el continente latinoamericano, muchos quedamos atónitos. Los periodistas lo acusaron de engaño, y posiblemente miles de personas retrocedieron en su vida cristiana. Años más tarde, es interesante analizar cómo el mundo, la carne, y probablemente el diablo obraron en conjunto para tumbar a uno de los líderes del movimiento evangélico a nivel mundial. El mundo, con su énfasis en todo lo externo, se identifica claramente en el campo de la televisión. Siempre tiene que ser más grandioso, más moderno, extenderse a más lugares, requerir más equipo, etc. Todo eso precisa más dinero, lo cual lleva a la tentación de emplear ciertos métodos no totalmente éticos para levantar el dinero necesario a fin de sostener el ministerio. Es una tentación real para todos los que tienen un ministerio público. Rogelio Nonini cita un solo ejemplo de un ministerio que falsea los datos para conseguir recursos. «Mi hermana contestaba las cartas que recibían en un programa [de radio]... Un día leyó en una publicación en la cual promocionaban el programa, que se recibían miles de cartas de toda Latinoamérica solicitando consejos y felicitándolos por el programa. La realidad era que sólo llegaban seis o siete cartas por mes. Cuando mi hermana les preguntó por qué publicaban esa mentira, le contestaron que si decían la verdad no les darían más dinero.»9

Podemos advertir también el lugar de la carne. Desde su juventud el predicador a quien hicimos referencia había tenido una debilidad, un deseo no controlado por el Espíritu Santo: la pornografía. El mundo con la fama que ofrece, la carne con su debilidad, y el diablo aprovechándose de los dos, creó una situación peligrosa y explosiva.

Es notable que este predicador le echó la culpa al diablo, como si no hubiera sido su propia culpa. ¿Cuál hubiera sido la solución? ¿No entrar nunca en los medios masivos? No necesariamente. Él mismo comprobó la eficacia de los medios de comunicación con sus impactantes programas que fueron de bendición para miles en todo el continente.

El consejo práctico del pastor Eros Pasquini es muy apropiado para todo cristiano a fin de no doblegarse ante la presión del mundo y frente a la tentación sexual:10

(a) Nunca subestime la importancia de la relación física con su esposa. Tenga usted 20 años ó 50, recuerde que la Biblia nos dice textualmente: «Alégrate con la mujer de tu juventud» (Pr. 5:18 RV). En el siguiente versículo, el texto dice claramente «... sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre». Me he encontrado con muchos colegas que creen en el engaño de Satanás de que es posible mantener una relación sana con Dios y no estar bien con su esposa.

(b) No trabaje hasta el punto de estar exhausto. Si el fútbol fuese nuestra ilustración, seríamos el jugador que juega en todas las posiciones: de golero a centro-delantero. Hay cierto sentimiento de «imprescindibilidad» que nos mueve, quizá por causa del sentido de urgencia ministerial. Sea cual fuere el motivo, el cansancio físico nos deja emocionalmente carentes.

(c) Tenga sumo cuidado con el tipo de cosas que permite entrar en su mente. Lo que entra en su mente, va a acabar saliendo: ¿Cuántas horas por día usted pasa frente al televisor? ¿Y los videos, ya tan comunes en los hogares de casi toda América Latina? ¿Se deja atraer por literatura sexual explícita? Debemos ser sinceros y reconocer que nuestro viejo hombre está pronto a «resucitar» al menor incentivo que haya. Trate de terminar su día con la Palabra, en oración. Comience su día con la Palabra, en oración. Es maravilloso el resultado que eso produce en nuestra mente: ella queda más alerta ante los peligros, el Espíritu de Dios consigue nuestra atención con mayor facilidad, y pasamos nuestros días en el verdadero regocijo del Señor. No olvide la advertencia de Proverbios 4:23: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (RV).

(d) Asuma una posición de compromiso con Dios. Es increíble que Daniel haya tenido entre 14 y 16 años cuando «propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía» (Dn. 1:8 RV). Todos conocemos el ejemplo de vida que fue Daniel. En Esd. 7:10 leemos que Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de JEHOVÁ y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos (RV). Fue otro ejemplo de un hombre íntegro.

(e) Asóciese a un grupo donde pueda «rendir cuentas». No nos gusta contar nuestras cosas íntimas, pero si cada uno de nosotros tuviera 2 ó 3 hermanos comprometidos con el Señor que quisieran incentivarse mutuamente, eso puede ser de ayuda inestimable para mantenerse puro. Mi consejo es reunirse periódicamente (semanal o quincenalmente). Adopten preguntas francas y honestas, como por ejemplo: ¿Has pasado tiempo en la Palabra y en oración? ¿Tuviste alguna actitud de codicia o de flirteo? ¿Estuviste expuesto a material sexualmente explícito, que no glorifica a Dios? ¿Te mantuviste irreprensible en asuntos financieros? ¿Permitiste que alguna circunstancia en tu vida te robara la alegría del Señor?

(f) No se contente con nada menos que una vida llena del Espíritu. Cuanto más tiempo pasemos con el Señor, más habremos de querer agradarle. Y cuanto más tratemos y no lo logremos por nuestras propias fuerzas, más seremos incentivados –por Él mismo– a buscar el control completo del Espíritu Santo.

Si el predicador del ejemplo hubiera seguido esta disciplina bíblica desde el principio de su ministerio, el pecado de la codicia no se habría arraigado en su vida. Sin embargo, este hombre no estaba bajo la autoridad de nadie, y aun cuando la denominación intentó ayudarlo, no quiso sujetarse a esa disciplina. Quizá lo más triste son algunas de sus explicaciones de por qué no se sujetó a la disciplina prescrita por su grupo: «Dios me está usando». «Se suspendería un gran movimiento de Dios». «Dios me dijo que debo seguir adelante». Cuando hay mucho dinero, fama y poder de por medio existe la tentación de menospreciar los claros principios bíblicos.

Padre de mentiras

Después de estudiar todos los pasajes que tienen que ver con el diablo, llegué a la conclusión de que Satanás pasa gran parte de su tiempo fabricando engaños y mentiras. Él [diablo] fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira (Jn. 8:44 BLA). Apocalipsis 12:9 explica que él engaña al mundo entero. Satanás será atado por mil años para que no engañe más a las naciones (Ap. 20:3); y al terminar los mil años como primera actividad saldrá para engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra (Ap. 20:8).

Quizá la manera principal de engañar a la gente sea con falsa doctrina y falsas religiones. El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas (1 Ti. 4:1). Según el sociólogo Alberto Barrientos,11 los dos peligros más grandes para la creciente iglesia en América Latina son nominalismo y falsa doctrina. La falsa doctrina más peligrosa no es importada de Norteamérica sino nacida dentro de la iglesia evangélica latinoamericana. El crecimiento de sectas falsas y doctrina falsa es asombroso.12 Pablo bien pudiera haber escrito desde el contexto de América Latina: Tales individuos son falsos apóstoles, obreros estafadores, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no es de extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz (2 Co. 11:13–14).

Es por ese motivo que Pedro insiste que estemos alerta (1 P. 5:8).

León rugiente

Es fascinante estudiar los hábitos de los leones en Africa. Los animales viejos con sus voces profundas rugen mientras las hembras jóvenes se esconden cerca de sus víctimas. Al potente rugido, los antílopes, ya atemorizados, empiezan a correr y son fácilmente atrapados por los leones escondidos en el forraje.

Un amigo mío preguntó a un africano qué debería hacer si llegara a enfrentarse a un león rugiente. Su respuesta bien puede ser de la Biblia: Mantenerse firme, mirarlo directamente a los ojos, no exhibir ningún temor. Generalmente, frente a una persona inconmovible, el león retrocederá por cuenta propia. Aun si el animal asalta, el consejo es mantenerse firme con el cuchillo preparado. Cuando el león ataca, brinca exponiendo sus partes más vulnerables y uno puede matarlo clavando el cuchillo en el estómago. Según este africano, lo peor, es huir porque así uno firma su propia orden de ejecución.

Es algo que está aconteciendo con mucha frecuencia en nuestras iglesias. El diablo ruge y nosotros corremos tras cada doctrina o viento que sopla, provocando confusión, desorden y divisiones. Frente al enemigo, el mandato de Pablo es mantenerse firmes (Ef. 6:14) con la espada del Espíritu preparada.

Mientras por un lado la Biblia nos instruye a mantenernos firmes (Ef. 6:14), muchos se asustan al contemplar un enfrentamiento con el león rugiente (1 P. 5:8). Podemos ver cómo los animistas13 y los budistas temen a los espíritus malos. Esta creencia ha entrado en muchas formas en la iglesia evangélica en América Latina. Todo tipo de ritos que antes pertenecían sólo a los animistas ya forman parte de cultos evangélicos. Me refiero, por ejemplo, a echar el jugo o vino de la cena del Señor en los ríos para quitar maldiciones de generaciones pasadas o de ritos paganos; tirar desde avionetas pañuelos «ungidos» para correr los demonios de una ciudad; ungir teléfonos con aceite para sacar las maldiciones de las conversaciones de gente inconversa; ungir las ventanas de las casas a fin de que no entren las maldiciones (o los demonios); enseñar que los demonios emplean grafito escrito (inscripciones en paredes u otros lugares) en las paredes de una vecindad para controlar ese sector de la ciudad; advertir que los demonios entran en una casa donde hay objetos religiosos paganos. Todo esto es animismo, no cristianismo, y nos desvía de la batalla verdadera contra el león rugiente.

Otras designaciones

1.      El ángel del abismo (Ap. 9:11) cuyo nombre en hebreo es Abadón y en griego es Apolión y significa «destructor».

2.     Beelzebú, príncipe de los demonios (Mt. 10:25; 12:24; Mr. 3:22; Lc. 11:15, 18, 19). Príncipe de los demonios explica que Satanás encabeza un ejército de soldados malignos que cumplen sus deseos. Beelzebú es una transliteración de un nombre hebreo o arameo que quiere decir «señor de las moscas» o más probable «señor del cielo».

3.      El maligno o El malo (RV) (Mt. 13:19, 38; 1 Jn. 5:18–19).

4.      El enemigo (Mt. 13:39).

5.      Asesino (Jn. 8:44). Es notable que en este versículo Satanás es llamado tanto mentiroso como asesino. En contraste Jesús es la verdad y la vida (Jn. 14:6).

6.      Príncipe de este mundo. Príncipe de la potestad del aire. Dios de este mundo (Jn. 12:31; 14:30; 16:11; 2 Co. 4:4; Ef. 2:2 RV; 1 Jn. 4:4; 5:19). Jesús no niega que Satanás tenga poder sobre el mundo actual, pero indica que nosotros, los seguidores de Jesús, no somos de este mundo (Jn. 15:19; 17:14).

7.      Belial (2 Co. 6:15 RV). Belial es un nombre derivado de un vocablo hebreo que significa maldad (1 S. 25:25). En el Antiguo Testamento fue una palabra aplicada a personas tan viles, tan depravadas y disolutas que no temían ni a Dios ni a los hombres (Dt. 13:13; Jue. 19:22; 1 S. 2:12). Es un nombre apropiado para Satanás.

8.      Nuestro adversario (1 P. 5:8 RV).

9.      El dragón (Ap. 12:3, 7, 9; 20:2). El dragón (un animal mitológico) poseía dos características que lo hacían eficaz en la lucha: un poder monstruoso y espantoso, y una excelente vista.14 Estas características hacen hincapié en dos designios de nuestro enemigo: atemorizarnos y buscar oportunidades (1 P. 5:8).

10.      Satanás El nombre Satanás significa adversario, oponente de Dios y de su pueblo. (Algunos de los versículos que mencionan a Satanás son: 1 Cr. 21:1; Job 1–2; Zac. 3:1–2; Mt. 4:10; 12:26; 16:23; Lc. 10:18; 22:3; Hch. 5:3; 26:18; 1 Co. 5:5; 7:5; 2 Co. 2:11; 11:14; 12:7; 1 Ts. 2:18; 1 Ti. 1:20; 5:15; Ap. 12:9; 20:7.)

11.     Serpiente (Gn. 3:1–4; 2 Co. 11:3; Ap. 12:9; 20:2). La serpiente ha sido y es todavía símbolo de la maldad. Los comentarios de Oswald Sandars nos ayudan a entender este aspecto de Satanás:

«Aquel a quien posteriormente se identificó como diablo apareció en primer lugar en las páginas de la Biblia con el siguiente nombre, en Génesis 3:1: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo.”

La palabra hebrea utilizada para serpiente, nachash, podría significar “sisear o brillar”, por lo que podría presentar a Satanás como “el resplandeciente, el brillante”. Esto podría explicar el hecho de que a Eva no le repugnase su aproximación. En el mundo de la antigüedad, así como en nuestro moderno y sofisticado mundo, se consideraba la serpiente como un objeto de culto. Fuera cual fuere la naturaleza de la criatura poseída por el diablo, era tan atractiva, y su aproximación tan natural, que no produjo ni temor ni sospecha en Eva; y así logró su caída de una manera más sencilla.»15

Capítulo cinco

¿Le estoy abriendo la puerta al diablo?

...para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus artimañas

(2 Corintios 2:11)

Hay varias maneras en que Satanás busca ganar ventajas sobre los santos usando los propios deseos carnales como soberbia, ansiedad, falta de dominio propio, falta de preparación espiritual (como veremos en las siguientes páginas). Sin embargo, el Nuevo Testamento hace hincapié en cinco que son especialmente peligrosos: la falta de perdón, el enojo, la ansiedad, los chismes y los deseos de la carne. Estamos seguros de que esta lista no es exhaustiva y que hay varias subclases. Sin embargo siempre conviene prestar atención en lo que la Biblia dice. Allí es cuando individualmente o en forma grupal somos terreno fértil para el diablo y sus maquinaciones.

El cristiano que conoce la verdad de Dios y las mañas del diablo no estará desprevenido.

Es bastante evidente en 2 Corintios 2:11 que las artimañas de Satanás están basadas, en parte, en nuestra ignorancia. Si estuviéramos alerta no haríamos cosas que le dan ocasiones de ganar terreno. Por otro lado, el cristiano que conoce la verdad de Dios y las mañas del diablo no estará desprevenido.

Es notable que en los pasajes que estamos exponiendo en este libro, tanto Pablo como Pedro y Santiago tratan al creyente como responsable ante Dios por sus pecados. Y como responsable, el cristiano es llamado a poner en práctica los sencillos principios que ellos exponen. El lector notará que el NT enfatiza cómo, en el poder del Espíritu Santo, el guerrero cristiano puede vivir para la gloria de Dios.

Falta de perdón

En 2 Corintios 2:5–11 un miembro de la iglesia de Corinto había pecado.1 Siguiendo las indicaciones de Pablo, los líderes lo pusieron bajo disciplina. La sanción logró el efecto deseado y el hombre se arrepintió. Era el momento para perdonarlo y restaurarlo a plena comunión en la congregación. Sin embargo, había resistencia de parte de muchos de los miembros que rehusaban perdonarlo.

De este contexto, es posible extraer tres actitudes que Satanás bien podría aprovechar para su propia causa. 1) Falta de perdón. Pablo, reconociendo que la falta de perdón daría lugar a Satanás para dividir, insiste en que perdonen al hermano. El espíritu no perdonador es algo suficientemente serio en sí mismo, pero tal actitud a la larga se convierte en resentimiento, rencor y amargura. 2) Falta de compasión. El pecador ya arrepentido no encontró los brazos perdonadores de sus hermanos en Cristo. No querían consolarlo (v. 7) y el hombre estaba a punto de ser consumido por su tristeza. Los corintios se habían vuelto duros de corazón a pesar de lo que dice la Palabra de Dios en pasajes como Efesios 4:32 y 1 Pedro 3:8–9. 3) Falta de sumisión a la decisión del liderazgo. Uno de los propósitos de Pablo era averiguar si los corintios estaban dispuestos a sujetarse a sus instrucciones (v. 9). La crítica y falta de respeto a los líderes de la iglesia local son algunas de las principales maneras en que damos campo libre a Satanás. La Escritura del NT insiste en que los feligreses asumamos una actitud de sumisión a nuestros líderes (He. 13:17; 1 P. 5:5).

Estas tres actitudes mencionadas son comunes y obran en conjunto para dar lugar a Satanás y así dividir una iglesia.

Permitir que el sol se ponga sobre el enojo

Otro ejemplo donde abrimos una brecha para el diablo es el enojo pecaminoso. Si se enojan, no pequen. No dejen que el sol se ponga estando aún enojados, ni den cabida al diablo(Ef. 4:26–27). Uno se acuesta enojado y se levanta resentido; y se acuesta resentido, y se levanta amargado. La amargura nunca se queda en casa; siempre busca amistades y termina contaminado a muchos (He. 12:15).2 ¡Qué manera de dar oportunidad al diablo para dividir amistades y hasta iglesias aprovechando la autocompasión y los sentimientos lastimados! Proverbios explica cómo el enojo abre campo al enemigo. El necio pierde el control (Pr. 12:16; 29:11); el que se enoja comete locuras (14:17); el enojo enaltece la necedad (14:29 RV); echa leña al fuego (15:1); provoca contiendas (15:18; 30:33); infecta a los amigos (22:24–25); provoca peleas (29:22); no produce la vida justa que Dios quiere (Stg. 1:20).

La ansiedad

Otro sitio donde encontramos la misma advertencia de no dar lugar a Satanás es 1 Pedro 5:7–8. En este contexto la puerta abierta para el diablo es la ansiedad y el afán. Nunca estaremos sobrios RV y alerta NVI si estamos hundiéndonos en los afanes.

Chismosas y entrometidas

Pablo explica que el adversario se aprovecha cuando ¡las mujeres están desocupadas! Para entender cómo, es necesario estudiar el contexto de 1 Timoteo 5:11–14. El apóstol distingue entre la viuda que en verdad es viuda (v. 5 RV) y las viudas más jóvenes (v. 11). El primer grupo tiene dos opciones: depender de los hijos o nietos o (si no los tuviera) figurar en la lista de las viudas sostenidas por la iglesia. Para permanecer en «la lista» (v. 9) era necesario tener más de 60 años, haber sido fiel a su esposo, y ser reconocida por sus buenas obras.

Las viudas más jóvenes no se incluían en dicha lista. Era posible, debido a la angustia de la viudez, que una viuda joven hiciera votos apresurados (véase Pr. 6:1–5) de no casarse de nuevo y consagrarse al servicio de Dios. En efecto, así estaría permitiendo que el Señor tome el lugar del esposo (véase Is. 54:4–5).

Ahora bien, parte del ministerio de las viudas «en verdad» era ir de casa en casa visitando a los santos. Pablo explica que después de poco tiempo la viuda joven se podía dar cuenta de que deseaba casarse de nuevo. Es más, por no tener suficiente que hacer y debido a los deseos de casarse, terminaban siendo una maldición en vez de una bendición a la iglesia y al nombre de Cristo: ociosas, chismosas y entrometidas (1 Ti. 5:13).

La solución paulina para las viudas jóvenes es que se casen de nuevo, que tengan hijos y que gobiernen su casa y no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia (v. 14 RV). Es importante entender claramente la palabra gobiernen. Está formada por dos interesantes palabras griegas. La primera es oiko, que significa casa, y la otra es despoteo, que significa «señor o dueño». ¡Tiene que ser una persona que en verdad maneja los asuntos domésticos!

Las inferencias son claras. Cuando una mujer no gobierna su casa, el enemigo3 se aprovecha. Posteriormente, no empleando bien su tiempo en la casa (no siendooikodespoteo), el apóstol sostiene que se convierten en chismosas y entrometidas, y que el enemigo se aprovecha.

El antídoto bíblico es que las mujeres manejen bien sus casas.

El mal testimonio de los líderes de la iglesia

Refiriéndose a los ancianos (los líderes) de la Iglesia, Pablo estipula: Se requiere además que hablen bien de él los que no pertenecen a la iglesia, para que no caiga en descrédito y en la trampa del diablo (1 Ti. 3:7).

Hace años los de afuera (los inconversos) tenían a los cristianos bíblicos en alta estima. Sin embargo, debido a la caída de muchos líderes, esa apreciación se ha tornado en deshonra haciendo que el evangelismo personal sea cada vez más difícil. Los líderes de la obra del Señor deben gozar entre los no cristianos de una buena reputación (BLA). La palabra buena (kalosgriego) comprende tanto el carácter interno como el externo, es decir es algo interior que se ve en el comportamiento y que da como resultado una buena reputación. La palabra traducida hablan bien [reputación (BLA), testimonio (RV)] es marturomai, de donde deriva la palabra «mártir». El sentido aquí es una buena reputación atestiguada por conocidos fuera del pueblo de Dios. De manera que entre sus vecinos y en la sociedad en general, el líder de la iglesia debe ser conocido por su bondad, generosidad, amor, honestidad e integridad. Es posible que muchos no estén de acuerdo con sus creencias, y según Juan 3:19–21 es aun probable que ocasione cierto antagonismo en el mundo no cristiano, pero debe gozar de la reputación de ser un hombre de carácter, de integridad.

El mal testimonio de un líder lo hacer caer en descrédito. ¿Cuáles son las actitudes y acciones que causan que un anciano caiga en descrédito? Por supuesto la inmoralidad encabeza la lista, pero no es la única. Puede ser el trato a la familia, el manejo de dinero, no cumplir su palabra, y hasta la manera de conducir el auto. Que nunca tengamos que soportar lo que yo escuché acerca de un líder en un país sudamericano: «Es una persona en la iglesia, y otra fuera de ella». Hablando acerca de Israel Pablo afirmó: Por causa de ustedes se blasfema el nombre de Dios entre los gentiles (Ro. 2:24 véase Fil. 2:15; Col. 4:5).

El mal testimonio del líder le hace caer en la trampa del diablo. Si Satanás puede provocar la caída de un cristiano, atrapa al cristiano. Si provoca la caída de un líder, trae deshonra a toda la Iglesia.

En nuestra asociación evangelística tenemos varias normas no escritas por el motivo descrito más arriba. Por ejemplo, nunca estamos a solas con una persona del sexo opuesto que no sea nuestro propio cónyuge. Nos han acusado de ser de «la vieja ola, anticuados y cuadrados» pero en más de 35 años de ministerio nunca hemos tenido un fracaso sexual en nuestra asociación. ¿Por qué? No queremos caer en las astutas trampas del enemigo y así desacreditar el nombre de Dios entre los inconversos.

Proveyendo para los deseos de la carne

Uno de los apetitos humanos más fuertes es el sexual. Pablo garantiza que durante etapas de vulnerabilidad Satanás tentará al creyente. Por eso exhorta al casado: No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y sólo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio (1 Co. 7:5). No es por demás que el apóstol advierte: No proveáis para los deseos de la carne (Ro. 13:14 RV); Huyan de la inmoralidad sexual (1 Co. 6:18); Huye de las malas pasiones de la juventud (2 Ti. 2:22).

Debido a que este tema ha sido piedra de tropiezo de tantos siervos y siervas del Señor, vale la pena considerarlo. En primer lugar, como hemos indicado más arriba, el enemigo busca momentos cuando el creyente es vulnerable, es decir con las «defensas bajas». Observe cómo el rey David fue imprudente, y le facilitó las cosas a Satanás: ...era la época en que los reyes salían de campaña, David... se quedó en Jerusalén. Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio... (2 S. 11:1–2). En lugar de estar en la campaña, David estaba en el palacio, aprovechándose de la tranquila posición del reino consolidado –época de sus mayores conquistas. David no era un joven inexperto –tenía cerca de 50 años. Su mente no estaba ocupada ni en los asuntos del Señor ni en cuestiones de estado. En medio de aquella ociosidad, David toma su siesta, despierta, y va a pasearse en la azotea del palacio, como quien no tiene nada que hacer... Satanás sabía que tenía las «defensas bajas» y al ver a la bella Betsabé que se estaba bañando, esto pasó a ser para el rey algo provocador pero no irresistible. El problema es que una vez que proveemos para los deseos de la naturaleza pecaminosa cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado (Stg. 1:14–15).

Los siguientes pasos son bien conocidos y como asegura un amigo mío «así violó cada uno de los diez mandamientos»: (a) David manda a preguntar quién es la mujer. (b) Toma ventaja de su autoridad como rey, y manda a buscarla. Satisface su codicia sexual, y la mujer vuelve a su casa. (c) David se sumerge más hondamente en su pecado y manda a llamar a su esposo Urías, uno de sus hombres valientes (1 Cr. 11:41), pensando que éste llegaría de la guerra ardiendo de deseos de poseer a su mujer. Sin embargo, Urías rehusa ir a verla, porque era hombre íntegro y no quería privilegios, aun cuando fueran extendidos por el rey y estuvieran acompañados de soborno (2 S. 11:8). (d) David, entonces, embriaga a Urías, pensando que el soldado cedería y el adulterio de David quedaría encubierto. Ni así Urías vuelve a casa. (e) El pecado de David llega a su grado máximo de complicación: manda colocar a Urías en la línea del frente de batalla para que muera. (f) Y cuando David se entera de que Urías murió, deja que la viuda llore por él, y luego la manda a buscar, como otro de sus trofeos. Y todo comenzó con un descuido de David.

¿Consecuencias? (a) la criatura nacida del adulterio murió; (b) Absalón, hijo rebelde de David, cohabitó con las concubinas de su padre a la vista de todo el pueblo; (c) la serie de muertes en la casa de David se desencadenó cuando Absalón mató a su medio hermano Amnón; y (d) Salomón, a pesar de ser sabio y bendecido por Dios, siguiendo el ejemplo de su padre, tomó muchas mujeres y acabó siguiendo a otros dioses.

Pero ¿cuál es el objeto del enemigo? Por supuesto seducir al creyente a pecar, presentándole una tentación que pareciera irresistible en el momento oportuno.

Consideremos las cosas desde otro ángulo. Satanás sabe, además, que el ser humano posee la capacidad de adquirir hábitos fácilmente. Un hábito es un movimiento, pensamiento o reacción, hecha vez tras vez, hasta que a uno se le pega. Una vez adquiridos, ciertos hábitos pecaminosos son difíciles de romper. Es así con la codicia. Note lo que relata 2 Pedro 2:14: Tienen el corazón habituado a la codicia (RV). El diablo conoce bien tanto el corazón del ser humano como lo que las Escrituras dicen acerca de él. El enemigo sabe que el sexo no es como otras tentaciones sino que pide más y más para satisfacerlo. La meta de Satanás es inducirnos a formar hábitos que nos alejen de Dios, e inducirnos a dudar del poder de Dios para ayudarnos a vivir en victoria.

Hemos visto tanto hombres como mujeres bajar la guardia (proveer para los deseos de la carne) en las siguientes maneras:

1) Ausencias prolongadas. En cada país donde ministramos la Palabra de Dios, por lo menos una dama acude a nosotros con el mismo problema. El esposo se ha mudado a otra ciudad o a otro país por razones económicas, alegando que una vez establecido la llamaría. Pero el hombre llega a la ciudad o al otro país, se encuentra solo, conoce a otras mujeres solas, y «por h o por b» forma otro hogar. A veces hasta deja a una familia entera en el campo o en su país natal. Las ausencias prolongadas no son de Dios y dan lugar a Satanás. Todo lo contrario, es seguirle a Satanás el juego.

2) La pornografía. Para mostrar cómo la pornografía puede dominar a una persona, a continuación haré varias citas de un artículo escrito por un pastor que pasó diez años enredado en la pornografía.

«Recuerdo la noche en que experimenté por primera vez el apetito carnal. Fue durante un viaje lejos de mi hogar».

Está en una situación vulnerable, fuera de casa y solo.

«Para ser un cristiano eficaz tenía que experimentar la vida en su totalidad, ¿verdad? ¿Acaso Jesús mismo no comía con pecadores y prostitutas? Yo podía ir como un observador, en el mundo pero no del mundo. Los razonamientos se apilaban para fundamentar mis deseos, y en diez minutos estaba en un taxi rumbo a la ‘zona roja’ de la ciudad. Quizás Dios se presentaría, borraría mis deseos y me convencería de que yo estaba equivocado. Incluso se lo pregunté tímidamente. ¡No hubo respuesta!»

Este pastor empieza ahora a justificar su pecado.

«Dos horas después, salí del bar con una sensación extraña, una excitación intensa y sorprendido de que en realidad no me había pasado nada. En pocas horas, uno se da cuenta de que en cierto sentido todo cambió, pero por otro lado todo sigue igual. Por un tiempo, y como resultado del sentimiento de culpa, me limité a ver películas y revistas pornográficas. Durante más de diez años estuve en una guerra sin tregua.»

Desde aquella primera noche ya se había vuelto un hábito porque no se arrepintió. Seguramente el diablo estaba feliz porque este hombre era un pastor, un conferencista, un líder del pueblo de Dios.

«No hay otra experiencia que tenga esa fuerza salvaje», explicó el pastor. Es más que seguro que a esas alturas, el conferencista llega a la conclusión de que no existe victoria para él. Continúa y sus tristes palabras demuestran que está atrapado, que hay una guerra civil en su corazón. Comienza a hablar a los lectores. «Muchos de ustedes saben lo que es caminar con la mirada a la altura del pecho, hojear con ansias la revista Time en busca de una fotografía sexy, desear que hubiera cadenas en las habitaciones de los hoteles para no salir, a no ser que haya películas pornográficas en el cuarto. También saben lo que es revolcarse en la culpa de esa obsesión y orar llorando con toda la fe que uno pueda reunir para que Dios nos libere.

»Aprendí rápidamente que la codicia sexual va en una sola dirección: hacia abajo. Uno no puede volver a un nivel menor y estar satisfecho. Una revista estremece, una película excita, un show en vivo inflama la sangre...Experimenté la naturaleza insaciable del sexo lo suficiente como para sentirme aterrado. La codicia sexual no satisface; incita a más....»4

En 1 Corintios 7:1–7 Pablo advierte que nuestro enemigo se aprovecha de la falta de dominio propio en el campo sexual. En forma especial, debido a que la pornografía está cada vez más accesible, se hace imprescindible mantener la guardia recordando la experiencia de este pastor: ¡La codicia es insaciable!

3) Falta de sabiduría. La tercera manera que Satanás puede usar para inducirnos a tropezar en el campo sexual es la falta de sabiduría y sentido común. A pesar de ser hijos de Dios, seguimos violando los más elementales principios bíblicos, como por ejemplo no proveer para los deseos de la carne (Ro. 13:14).

Una mujer había recibido a Cristo en una cruzada evangelística de nuestro equipo. Al año siguiente volvimos a ese país para celebrar más reuniones y ella me vino a ver. Cuando se hizo cristiana estaba en una relación adúltera. Rompió con ese hombre y volvió a su esposo. Unos meses más tarde la llamó este otro hombre y le dijo: —Necesito verte, te quiero.

En vez de aplicar Romanos 13:14; 1 Corintios 6:14 y 2 Timoteo 2:22 y decir «lo nuestro ha terminado», ella acordó que iría a verlo. Acto seguido se arrodilló, rogó a Dios que la guardara en su hora de tentación, y salió al encuentro. No es sorprendente que el resultado fuera un nuevo acto de adulterio. Peor todavía su acusación fue: —Dios me falló, ya no puedo confiar en Él.

Si nosotros nunca proveyéramos para los deseos de la carne, si siempre huyéramos de la fornicación y de las pasiones juveniles, el diablo no encontraría terreno fértil para sus tentaciones. Sin embargo, muchos (incluyendo líderes de la obra) seguimos poniéndonos en el lugar del peligro. ¿Cuándo empezaremos a valernos de la sabiduría práctica que la Biblia nos proporciona en abundancia?

En un país sudamericano un hombre «profetizó» que Dios había llamado a cierta mujer para ser la representante nacional de un reconocido ministerio. Ella comenzó a hacerse ilusiones para ser escogida, aceptó el nombramiento y comenzó a trabajar con el grupo y en forma especial con uno de los integrantes. Pasaron mucho tiempo a solas y en pocos meses cometieron adulterio.

Una vez más vemos cómo el uso de sabiduría bíblica los hubiera guardado de semejante tragedia. En primer lugar, la Biblia indica que no debemos despreciar las profecías (1 Ts. 5:20) pero sí someterlas a prueba (1 Ts. 5:21; 1 Jn. 4:1). La palabra griega traducida someterlos a prueba en 1 Tesalonicenses 5:21, significa probar a fin de averiguar si es aceptable o no. ¡Nadie lo hizo!

Además la Biblia nos da una línea de autoridad que esta mujer debería haber seguido para tomar la determinación de aceptar el cargo. Su esposo es su cabeza (Col. 3:18; Ef. 5:23). A pesar de lo que dijera la profecía, ella no sólo tenía que consultar con su marido sino esperar la decisión de éste como cabeza de la familia. ¡No lo hizo!

En tercer lugar, aun en el caso de que el esposo hubiera estado de acuerdo, la sabiduría dicta que ella (junto con su esposo) debería haber acudido a los líderes espirituales de su iglesia local para que confirmaran el llamado de Dios sobre su vida (Hch. 13:1; 1 P. 5:1–5; He. 13:17). ¡Tampoco lo hicieron!

Finalmente, cuando algunos vieron que la relación entre la mujer y el integrante del ministerio estaba tomando un carácter demasiado íntimo, pudieron haber hecho algo (Gá. 6:1). Debido a que «no querían frenar la obra del Espíritu Santo», no lo hicieron.

¿Qué mejor ejemplo potencial que el reflejado por la falta de sabiduría en el ministerio de la consejería? Muchos siervos del Señor han sido atrapados tratando de ayudar a una persona del sexo opuesto. El ministerio de la consejería es un campo minado. Hablemos con claridad: Es peligroso aconsejar a una persona del sexo opuesto porque abre la puerta a los deseos carnales y al león rugiente. Existe el riesgo de enamorarse de una mujer que pide consejos –o de un hombre, según el caso.

La esposa de un pastor que conozco estaba atravesando por una etapa difícil; ser esposa de un pastor no era lo que ella esperaba; no sabía cómo actuar. Estaba deprimida. Llamaron a otro pastor para que la aconsejara, y así lo hizo. Después de algún tiempo se enamoraron.

Estoy convencido de que el proceso de solucionar problemas es parte de lo que se hace en el matrimonio. Cuando dos personas están resolviendo conflictos, se están abriendo, están profundizando su relación. Es lógico que se admiren, se vayan conociendo mejor, y comience una amistad íntima. Combinando este principio con el énfasis de hoy en las relaciones sexuales, terminamos con una situación explosiva y peligrosa. Es campo fértil para el tentador.

Cuando se está orientando a una mujer que tiene problemas matrimoniales, el consejero parece el esposo perfecto, padre y amante perfecto; y ella imagina que él es todo lo que le falta en su vida. Es más, el consejero como siervo de Dios siente simpatía por la mujer y se le cruza por la mente que él mismo podría contentarla si sólo tuviera la oportunidad. Es un momento oportuno para el «destructor» cuyo objetivo, sin duda, es destruir los matrimonios de los líderes cristianos.

¿Cómo, entonces, se puede guardar el corazón no dando lugar al enemigo y además continuando el ministerio de consejería bíblica?

a) Que las mujeres aconsejen a las mujeres y que los varones aconsejen a los varones. Es hora de entrenar a mujeres santas, reverentes en su conducta, y no calumniadoras ni adictas al mucho vino. Deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes (Tit. 2:3) para orientar a las mujeres con problemas.

b) Que el cristiano tenga la seguridad de estar aconsejando con la Biblia. Cuando la base es la Escritura no es necesario pasar tantas horas para resolver los problemas. El padre de mentiras tuerce el carácter de Dios, la Palabra de Dios y los hechos de Dios. Lo que el aconsejado necesita es conocer y aceptar la verdad de Dios.

c) Valerse de grupos de apoyo para solucionar problemas. La Biblia indica que parte del ministerio de la iglesia es orientarnos, aconsejarnos, animarnos, exhortarnos, amonestarnos unos a otros (Ro. 15:1, 14; Gá. 6:2; He. 10:24–25). El tentador sabe que la verdadera comunión cristiana es un antídoto para sus maquinaciones.

d) Que cada consejero forme parte de un grupo que se reúna semanalmente y allí dé razón de sus acciones. La idea es cortar por lo sano cualquier problema antes que tenga la oportunidad de florecer y dar lugar a Satanás.


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1 Para una descripción de la diferencia entre meditación oriental y meditación bíblica, véase el capítulo 13. El capítulo 16 contesta la pregunta de si las artes marciales son necesariamente del diablo. El capítulo 12 trata la cuestión de si el cristiano debe practicar el hipnotismo. El capítulo 15 cubre el fascinante tema de los ovnis.

1 Durante el peregrinaje anual a la Meca en abril de 1998, murieron 150 musulmanes en una estampida durante su peregrinaje llamado hadj. Sucedió cuando los participantes comenzaron a arrojarse hacia un lugar en el desierto cerca de Mina donde los devotos tiran piedras a pilares que simbolizan a Satanás.

2 Recomendamos el libro¿Quién ganará esta guerra?por Luis Palau (Editorial Unilit) para entender mejor cómo combatir contra la carne. ElNuevo diccionario de la Biblia publicado por Editorial Unilit en página 203 define la carne como «todo aquello que en el hombre, aun en el creyente, intenta operar en una esfera independiente de la confianza en Dios y opuesta a su voluntad. Es lo que lleva al hombre a querer regirse por sus instintos y pensamientos, lo cual afecta sus sentimientos, actitudes, deseos, motivaciones, intenciones y pasiones. Así, se establece una contraposición entre carne y Espíritu.El deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne (Gá. 5:17 RV)». La NVI la traducenaturaleza pecaminosa. Es posible que por no entender la potencia y dominio de la carne, muchos se le atribuyen tanto a Satanás.

3 Pastor escocés conocido por su humildad, santidad, compasión, vida devocional intachable, predicación sencilla y amor a la Biblia. Murió en 1842 a la edad de sólo 29 años, pero su corta existencia tuvo una tremenda y duradera impresión en la sociedad.

4 Para una explicación de esta frase, véase el capítulo 9.

5 Conocida como la hermaneútica.

6 Para un correcto entendimiento de la Palabra de Dios, es importante interpretar cada pasaje o versículo de la Biblia a la luz del contexto. El «contexto» se refiere al pasaje anterior y posterior al texto, siempre tomando en cuenta a quiénes fue escrito y cuál era la situación en que se encontraban los destinatarios.

1 Para una explicación de las maldiciones generacionales, véase capítulo 11.

2 Carolyn Denise Baker y Frank D. Macchia, Teología sistemática, una perspectiva pentecostal, editado por Stanley M. Horton (Deerfield, Florida: Editorial Vida, 1994), p. 210.

3 Durante la Edad Media, cuando la gente en su gran mayoría era analfabeta, la Iglesia empleaba el arte dramático para enseñar religión. En las representaciones la virtud siempre triunfaba sobre la maldad. Buscaban una manera de presentar a Satanás para que el siervo más ignorante pudiera reconocerlo. Es así como entraron en escena los cuernos y la cola.

4 Esta creencia proviene de la convicción de que ya estamos en el milenio, y según Apocalipsis 20:2 durante el milenio Satanás estará atado. Es interesante notar que últimamente, con el incremento de maldad en la tierra, este profesor está cambiando su posición.

5 David Powlison, Power Encounters: Reclaiming Spiritual Warfare (Enfrentamiento de poderes: reconquistando la guerra espiritual)(Grand Rapids, Michigan: Baker Books, 1995, p. 24.

6 En contraste conginosko, conocer por experiencia.

7 Hasta muchos inconversos saben cómo ha de vivir el cristiano. Prueba de ello es la pregunta que se escucha a menudo ¿y tú te llamas cristiano cuando vives de esta manera?

8 Satanás es conocido como el maligno en Mt. 5:37; 13:19 y 38; Jn. 17:15 y probablemente Mt. 6:13.

9 Veamos varios usos del griego japto en la Biblia: Jn. 20:17 no me retengas (VP) o no me agarres (BLA). 1 Co. 7:1 No tocar mujer (BLA) es decir No casarse (VP). 2 Co. 6:17 No toquen nada impuro; Gn. 20:6 cuando el rey Abimelec quiso tomar a Sara para que fuera su mujer, Dios habló en un sueño al rey: ...yo te guardé de pecar contra mí; por eso no te dejé que la tocaras (LXX).

10 Omnipresente: estar presente en todas partes al mismo tiempo con la totalidad de su ser.

11 Omnisciente: saber todas las cosas reales y posibles sin tener que esforzarse.

12 ACENA (Academia Europea de Naturopatía) explica que la magia blanca «es la destinada para hacer el bien, a beneficiar al operador o brujo, o a otra persona». Es el uso de encantaciones y hechizos para beneficiar a la gente.

13 Algunos eventos eran difíciles de comprobar, como por ejemplo «si tu hijo no vende su moto se accidentará». Al mismo tiempo es importante saber que aun en el caso de que se cumpla una profecía, no significa que el profeta sea genuino: Cuando en medio de ti aparezca algún profeta o visionario, y anuncie algún prodigio o señal milagrosa, si esa señal o prodigio se cumple y él te dice: “Vayamos y rendir culto a otros dioses”, dioses que no has conocido, no prestes atención a las palabras de ese profeta o visionario. El Señor tu Dios te estará probando para saber si lo amas con todo el corazón y con toda el alma. Solamente al Señor tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple sus mandamientos, y obedécelo; sírvele y permanece fiel a él. Condenarás a muerte a ese profeta o visionario por haberte aconsejado rebelarte contra el Señor tu Dios…(Dt. 13:1–5).

14 Omnipotente: todopoderoso y capaz de hacer cualquier cosa consecuente con su propia naturaleza.

1 Esta palabra en el griego esmethodeía, de donde proviene el término «metodología». En el Nuevo Testamento sólo aparece en Ef. 4:14 y 6:11.

2 Otra definición de religión falsa es el intento humano de apaciguar la ira de Dios.

3 Además, bajo ciertas circunstancias, la iglesia entrega a un pecador no arrepentido a Satanás (1 Co. 5) para que éste efectúe sus ataques sin la protección, ayuda y consolación de la iglesia. El propósito es que se arrepienta y que su espíritu sea salvo (v. 5).

4 Hay todo tipo de explicaciones de cómo este espíritu malo pudiera venir de Dios. Hasta algunos han acusado a Dios de emplear a Satanás a hacer su trabajo sucio. Probablemente la mejor manera de entender el pasaje, tomando en cuenta que Dios es soberano, es que el espíritu es de Dios en el sentido de que Él tiene un plan divino en permitir que el espíritu atacara a Saúl.

5 2 Samuel 24:1 relata que fue Dios quien incitó a David mientras que 1 Crónicas 21:1 dice que Satanás incitó al rey. Es probable que el corazón de David en ese momento estaba lejos de Dios, como lo estaba en el caso de Betsabé. El enemigo se aprovechó de la oportunidad para instigar el censo que hasta Joab sabía que traería severas consecuencias: ¿Por qué ha de hacer algo que traiga la desgracia sobre Israel? (1 Cr. 21:3). Del relato en 2 Samuel 24 sabemos que se había encendido la ira del Señor contra el pueblo de Israel y buscaba la oportunidad de castigar a Israel por sus pecados. En el caso de Job usó la acción del enemigo para vindicar su carácter y en este caso la usó para sancionar a su pueblo. Es evidente que Dios no es el autor de la maldad (Stg. 1:13–15), pero al mismo tiempo permitió que Satanás tentara a David y usó esa tentación para sus propósitos divinos (Ex. 4:21; 1 S. 2:25; 1 R. 22:20–23; Job 1:12; Ez. 14:9; Hch. 4:27–28). Satanás es una criatura subyugada a la soberanía de Dios.

6 Es notable que la Iglesia Católica reconoce cuatro características de un endemoniado: 1) Conocimiento de un idioma desconocido a la víctima; 2) conocimiento de cosas secretas; 3) demostración de fuerza sobrenatural; 4) una aversión a las cosas de Dios.

1 Pero extiende la mano y quítale todo lo que posee, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara! (Job 1:11).

2 El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor!(Job 1:21).He aquí, aunque él me matare, en él esperaré(Job 13:15 RV).

3 Así que el ángel les dijo a los que estaban allí, dispuestos a servirle: «¡Quítenle las ropas sucias!» Y a Josué le dijo: «Como puedes ver, ya te he librado de tu culpa, y ahora voy a vestirte con ropas espléndidas»(Zac. 3:4).

4 En Lucas 22:31 la forma del griego es plural, «zarandearlos». El plural nos muestra que el diablo pidió permiso para cribar (sacudir) a todos los apóstoles y no solamente a Pedro. Sabiendo que Pedro iba a negarlo públicamente, Jesús le aseguró que oraría por él.

5 Véase también Mt. 4:3 y 1 Co. 7:5.

6 En el estado que los teólogos denominan inocencia.

7 David Powlison,op. cit., p. 104.

8 Carolyn Denise Baker y Frank D. Macchia,op. cit., p. 209.

9 Rogelio Nonini,Conducta ministerial(Buenos Aires: Roberto Grancharoff e Hijos, 1995), p. 108.

10 Eros Pasquini, «Manteniendo la pureza». Apuntes Pastorales, Vol. XIII, N3.

11 Extraído de una ponencia no publicada en la IV Asamblea de CONELA (19 de octubre de 1994).

12 Para estudiar más acerca de las características de las sectas, véase el libroIglesia o sectapor este autor, publicado por Editorial Unilit.

13 Creencia de que los espíritus habitan en árboles, piedras y otros objetos de la naturaleza.

14 La palabra griegadrákonliteralmente significa mirar o contemplar.

15 J. Oswald Sanders, Satanás no es un mito (Grand Rapids: Editorial Portavoz, 1996), p. 28.

1 Muchos estudiosos opinan que se trata del pecado sexual descrito en 1 Co. 5.

2 Para más información sobre este pecado tan común véase el libro de bolsillo titulado La amargura, el pecado más contagioso por este autor, publicado por Editorial Unilit

3 Otros intérpretes opinan que enemigo se refiere a oponentes humanos del evangelio que siempre buscan oportunidades para calumniar a los creyentes. Creo que el contexto y es que algunas ya se han descarriado para seguir a Satanás(v. 15) favorece la interpretación de que el enemigo es el diablo. Sin embargo, siempre es posible que las críticas del enemigo puedan tomar la forma de opositores humanos.

4 Anonimo, "La codicia sexual: La guerra interior",Apuntes Pastorales,Vol. XIII, N3.

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