Ven y Ve

Adviento 2021  •  Sermon  •  Submitted
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Juan 1:43–51 NTV
43 Al día siguiente, Jesús decidió ir a Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: «Ven, sígueme». 44 Felipe era de Betsaida, el pueblo natal de Andrés y Pedro. 45 Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo: —¡Hemos encontrado a aquel de quien Moisés y los profetas escribieron! Se llama Jesús, el hijo de José, de Nazaret. 46 —¡Nazaret! —exclamó Natanael—. ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? —Ven y compruébalo tú mismo —respondió Felipe. 47 Mientras ellos se acercaban, Jesús dijo: —Aquí viene un verdadero hijo de Israel, un hombre totalmente íntegro. 48 —¿Cómo es que me conoces? —preguntó Natanael. —Pude verte debajo de la higuera antes de que Felipe te encontrara —contestó Jesús. 49 Entonces Natanael exclamó: —Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel! 50 Jesús le preguntó: —¿Crees eso sólo porque te dije que te había visto debajo de la higuera? Verás cosas más grandes que ésta. 51 Y agregó: «Les digo la verdad, todos ustedes verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre, quien es la escalera entre el cielo y la tierra».

Introducción:

Adviento
Tradición no doctrina
Preparación para la navidad
Origen - alrededor del siglo 5
La celebración que inaugura el año litúrgico católico
No lo conocíamos por la aversión a todo lo que olía a catolicismo
No todo es malo - algunas tradiciones evangélicas lo han adoptado
Nosotros celebramos Navidad el 25 de diciembre sin cuestionamiento, sin saber que es parte del calendario litúrgico
Algunos no le dan tanta importancia al calendario litúrgico y esto no es un reflejo de irreverencia o falta de respeto
Creemos que Jesús transformó una tradición de fiestas anuales (AT) en una vida que celebra constantemente sus misericordias y que vive constantemente esperando su regreso
Ej. Samuel quiere cantar canciones de navidad todo el año
Aún en medio del lamento celebramos sus misericordias y no perdemos la esperanza de su regreso
Nuestra celebración es mucho más que un día en el calendario, es mucho más que regalos, luces, fiestas y comida
Ej. El primer arbolito después de 8 años en casa de papi y mami
Así que tenemos permiso para el lamento
Ej. ¿no tienes ánimo para ir a fiestas? ¿no tienes dinero para comprar regalos?
Pero, por otro lado, aquellos que vivimos constantemente celebrando sus misericordias somos oportunistas, en el buen sentido de la palabra.
Utilizamos cada oportunidad para recordar, celebrar y sobretodo testificar acerca de la esperanza que tenemos en Cristo Jesús.
Adviento significa venida y eso es exactamente lo que los seguidores de Jesús celebran constantemente
Celebramos su venida en 4 dimensiones
Su encarnación (Primera Venida)
Nuestra justificación y santificación (Él Vino a Nuestro Corazón)
Su misión (Él Quiere Venir al Corazón de Otros)
Nuestra Glorificación y la Restauración de Todas las Cosas (Segunda Venida)
¿Qué les parece? ¿Tendremos razones para celebrar?
Pero nuestra celebración no es pasiva sino activa. Cuando celebramos proclamamos a un mundo que vive en oscuridad lo que hemos creído y la esperanza que tenemos. Nuestra celebración es un testimonio al mundo de nuestra fe.
Me parece que podemos ver estas 4 dimensiones de la venida de Jesús en el pasaje que acabamos de leer.

Su misión

Jesús está comenzando su ministerio. Pero sus días en esta tierra se acortan y no hay tiempo que perder.
Su misión es clara: ir a la cruz para reconciliar al mundo con su Padre. Y en el trayecto reclutar seguidores que sean transformados por su amor y su gracia. Que una vez Él subiera al Cielo continuaran su misión

Su dependencia

Creemos que Jesús es completamente Dios y completamente hombre. Y al ser completamente hombre vivía en una total dependencia de su Padre y de la dirección del Espíritu Santo.
Juan 6:38 NTV
38 Pues he descendido del cielo para hacer la voluntad de Dios, quien me envió, no para hacer mi propia voluntad.
Su vida era una misión. Cumplir la voluntad de su Padre.
Por eso cuando vemos que Juan, en el verso 43 dice que Jesús decidió o se propuso ir a Galilea, vemos a un Jesús que se mueve, que opera, que vive su vida dirigido, o impulsado por el Espíritu Santo.
Tal y como tú y yo debemos vivir. Jesús tenía una relación de intimidad con su Padre tan profunda que cada paso que daba era dirigido por Él.

Sígueme

De camino a Galilea se encuentra a un hombre llamado Felipe y le dice, sígueme.
¿Fue una casualidad este encuentro? Claro que no. Jesús confía en un Padre que ordena todas las cosas. Y que si vivimos nuestra vida, como Él la vivió, sometida al Espíritu Santo no nos sorprendemos de ver constantemente a Dios obrar en y a través de nosotros.
Porque hemos entendido que esta no es nuestra vida, sino la vida de Cristo en nosotros.
El sígueme de Jesús es mucho más que el ofrecimiento de su perdón y salvación. Es un llamado a una nueva vida. A una nueva forma de pensar y actuar.
Jesús le dice a Felipe, sígueme. Y el que un rabí del primer siglo te diga sígueme tenía grandes implicaciones.
Significa déjalo todo por mí. Ahora vas a vivir la vida que yo he preparado para ti. Ahora vas a conocerme tan profundamente que vas a terminar dándome a conocer a los demás. Porque en mí vas a encontrar el más valioso tesoro y tu vida ya no será igual.
Felipe reconoció que Jesús era mucho más que un simple maestro. Felipe reconoció que Jesús era el Mesías prometido.
Los judíos esperaban con ansias la llegada de aquel que Dios había prometido a través de los profetas de la antiguedad. Aquel que se sentaría en el trono de David, que liberaría al pueblo de la opresión romana y restauraría a Israel.

Su misión, nuestra misión

El encuentro de Felipe con Jesús fue tan contundente que inmediatamente fue a contárselo a su amigo. No fue a predicar en las calles. No fue a repartir tratados en la plaza. Fue a contárselo a su amigo.
Cuando veo la condición de la iglesia, en general, y la condición de mi propio corazón me hace pensar qué clase de encuentro hemos tenido con Jesús. ¿Por qué ya no sentimos la misma emoción y urgencia de ir a hablarle a otros de Jesús, en especial a aquellos que conocemos?
Y usted me dirá, ah pastor pero los judíos estaban esperando a un mesías, la gente que yo conozco no están esperando a ningún mesías.
¿Pues sabes qué? Eso no es cierto.
Los judíos esperaban a un mesías pero uno muy distinto a Jesús.
Igualmente, nuestros amigos y familiares están buscando un mesías, pero muy distinto a Jesús.
Cuando la gente se aferra y pone su confianza en el dinero, en su trabajo, en las cosas materiales, en la familia, en el estatus social, ¿qué usted cree que están haciendo? Están en busca de un mesías. Lo que pasa que es un mesías distinto a Jesús.
Nosotros lo que tenemos que hacer es ayudarles a entender que el mesías que necesitan es otro. Es uno que es superior a todas las cosas de este mundo.
Cuando Felipe le dijo a su amigo Natanael a quién había hallado y su procedencia, este tampoco creyó. No era el mesías que Él estaba esperando.

Ven y ve

La respuesta de Felipe es maravillosa. Muy parecida a la respuesta de Jesús a Andrés y Juan cuando le preguntaron acerca del lugar donde se hospedaba. Jesús les dijo "vengan y vean".
Así mismo Felipe le responde a Natanael, "ven y ve". "Ven y compruébalo tú mismo".
Eso es exactamente a lo que el Señor nos está llamando. A decirle a la gente "ven y ve".
Todos tenemos un Natanael o una Natalia que necesitan urgentemente conocer al verdadero Salvador. Y el Señor nos puso en su camino para que podamos decirles "ven y ve". No podemos perder esa maravillosa oportunidad de ser aquellos que le lleven la Buena Noticia a aquellos que el Señor ha puesto nuestro camino.
Y la pregunta que me imagino se están haciendo es, ¿pero a quién les voy a mostrar? Felipe llevó a Natanael al mismo Jesús. Así me vence. Ya Jesús no está con nosotros físicamente.
Cuando le diga "ven y ve", ¿a quién le voy a mostrar?
El apóstol Pablo le escribe a los corintios:
1 Corintios 11:1 NTV
1 Y ustedes deberían imitarme a mí, así como yo imito a Cristo.
Ciertamente ya Jesús no está fisicamente entre nosotros pero Él pretende seguir viviendo su vida en esta tierra pero ahora a través de nosotros.
El problema es que no podemos vivir los dos a la misma vez. O vive Él en mí o vivo yo en mí. Y para que pueda ser Él el que viva en mí, ¿qué usted cree que tiene que pasar? Tengo que morir.
Entonces cuando yo le digo a mi Natanael, "ven y ve", lo que le estoy diciendo es "ven y ve" mi vida. Y para eso tengo que decirle, ven y camina conmigo, ven y ve como yo me comporto, como yo pienso, como yo hablo. Ven y ve cómo yo interpreto la vida. Ven y ve mi gozo, mi paz, mi esperanza. Ven y ve cómo yo enfrento el sufrimiento y las pruebas. Ven y ve cómo yo trato a los demás. Ven y ve cómo yo trato a mi familia, a mi esposa, a mis hijas, a mis padres. Ven y ve cómo yo manejo mis finanzas. Ven y ve cómo yo me comportó en mi trabajo, en mi negocio, en la universidad, en la escuela.
"Ven y ve" es un llamado a exponer nuestras vidas, a abrir nuestros corazones, a abrir nuestras casas, a servir nuestras mesas, a abrir nuestras carteras, a despejar nuestras agendas, a apagar el Netflix. Es un llamado a tomarnos un café, a dar una caminata.
"Ven y ve" es un llamado a invertir nuestras vidas intencionalmente en los Natanaeles y las Natalias de nuestra vida.
"Ven y ve" porque ya no vivo yo más vive Cristo en mí.
"Ven y ve" es mucho más que invitarlo a un culto para que escuche al pastor predicar.
"Ay pastor es que yo no tengo tiempo. Estoy muy ocupado. Mi agenda no aguanta más compromisos."
Ciertamente el "ven y ve" tiene un costo. Requiere un proceso de muerte a nosotros mismos. Muerte a nuestro propios deseos y anhelos. Muerte a nuestras agendas y compromisos. Requiere un revaluar cuál es nuestra misión en esta vida y en este mundo. Requiere un revaluar cuál es nuestro propósito y la voluntad de Dios para nuestra vida. Requiere un revaluar quién verdaderamente manda en nuestra vida.
Cuando Felipe le dijo a Natanael, "ven y ve", él estaba seguro que Natanael no sería defraudado. Que experimentaría la misma paz, el mismo gozo y la misma libertad que él había experimentado.
El "ven y ve" de Felipe es un deseo profundo de que su amigo experimente lo mismo que él estaba experimentando. Es un deseo de compartir con otros el gozo que uno esta disfrutando.
Y esto fue exactamente lo que ocurrió. Natanael tuvo un encuentro con Jesús que cambió el curso de su vida para siempre.
Cuando le decidimos a nuestros Natanaeles y a nuestras Natalias "ven y ve" reflejamos un deseo de compartir con otros las bendiciones que hemos recibido en Cristo. Reflejamos un deseo de que otros experimenten lo que nosotros estamos experimentando.
Los invitamos teniendo una profunda convicción y seguridad de que al encontrarse con Cristo, a través de nosotros, sus vidas serán transformadas.
Siempre y cuando nuestras vidas reflejen a Cristo. Siempre y cuando nuestras vidas sean dignas de imitar. Siempre y cuando estemos viviendo lo que creemos.

Dios está trabajando en los corazones de nuestros Natanaeles y nuestras Natalias

Dios tenía un propósito maravilloso con Natanael. Él sería una de los apóstoles que llevarían el mensaje del Evangelio a todo el mundo. Dios lo había escogido pero Jesús aun no lo sabía.
El Espíritu Santo le mostró esto a Jesús. Jesús tuvo una visión de él.
Algunos piensan que Natanael era una persona sensible espiritualmente y devota a su religión judía y que sus estadías a solas debajo de la higuera eran momentos de devoción.
La expresión de Jesús: "Aquí viene un verdadero hijo de Israel, un hombre totalmente íntegro.", fue una expresión sincera. El Espíritu Santo le mostró a Jesús el corazón de este hombre y su verdadero deseo de conocer a Dios.
Pareciera que cuando Jesús ve el corazón de Natanael piensa en Jacob. Aquel que su nombre es engañador. Aquel que engañó a su padre para robar los derechos del hijo mayor.
Parece que esta reputación acompañó a los descendientes de Jacob por muchas generaciones.
Dice un comentarista que era tan excepcional encontrar a un israelita honrado, sincero y sin doblez que al Jesús ver a Natanael se sorprendió.
Cuando Natanael vio que era un milagro que Jesús le conociera tan profundamente, este no tuvo otra opción más que declarar, "Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel!"
Dios estaba trabajando en el corazón de Natanael y cuando se encontró con Jesús se dio cuenta que Jesús era lo que su corazón tanto anhelaba.
De seguro Dios está trabajando en el corazón de nuestros Natanaeles y nuestras Natalias. Él no se ha dado por vencido. Él no está sentado de brazos cruzados como nosotros.
Una vez vean a Cristo en nosotros sabrán que Él es lo que sus corazones tanto anhelan.
Ciertamente vivimos en una sociedad secular que aparenta no tener ningún interesa por lo religioso. Sin embargo, estudios reciente demuestran que la gente está teniendo un interés renovado por lo espiritual.
La gente tiene una aversión a la iglesia como institución pero no necesariamente a lo espiritual.
Por eso tenemos que cambiar nuestra estrategia. Seguramente tu Natanael va a rechazar una invitación a venir a un culto, pero no va a rechazar una invitación a tomarse un café y a tener una conversación significativa contigo. O a una invitación a una reunión de un grupo pequeño en tu casa.
Dios está trabajando en los corazones y está esperando que nosotros nos acerquemos a aquellos que Él ha puesto en nuestro camino, sin ninguna agenda escondida, sino simplemente con el deseo de amarles sinceramente, de servirles sacrificialmente y de en el proceso discernir el trato de Dios con ellos.
Una vez conozcan al verdadero Jesús, a través de caminar junto a nosotros, no al Jesús que la sociedad les ha pintado, o el que lamentablemente la iglesia les ha tergiversado, de seguro dirán como Natanael, "Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".

Una gloriosa escalera

La respuesta de Jesús a Natanael en el verso 50 no es una expresión de menosprecio. Sino todo lo contrario.
Juan 1:50 NTV
50 Jesús le preguntó: —¿Crees eso sólo porque te dije que te había visto debajo de la higuera? Verás cosas más grandes que ésta.
Jesús realmente le está diciendo, "si tu fe cobró vida con este milagro, imagínate el fuego que se encenderá en tu corazón cuando veas las grandes cosas que yo haré con ustedes."
¿Y qué cosas serán las que verá?
Otra vez Jesús piensa en Jacob. En esta ocasión mientras el engañador huía de su hermano tuvo una visión de la gloria de Dios que transformó su vida para siempre.
Génesis 28:10–14 NTV
10 Mientras tanto, Jacob salió de Beerseba y viajó hacia Harán. 11 A la caída del sol, llegó a un buen lugar para acampar, y se quedó allí a pasar la noche. Jacob encontró una piedra donde reposar su cabeza y se acostó a dormir. 12 Mientras dormía, soñó con una escalera que se extendía desde la tierra hasta el cielo, y vio a los ángeles de Dios que subían y bajaban por ella. 13 En la parte superior de la escalera estaba el Señor, quien le dijo: «Yo soy el Señor, Dios de tu abuelo Abraham, y Dios de tu padre Isaac. La tierra en la que estás acostado te pertenece. Te la entrego a ti y a tu descendencia. 14 ¡Tus descendientes serán tan numerosos como el polvo de la tierra! Se esparcirán en todas las direcciones: hacia el Oriente y el Occidente, hacia el Norte y el Sur; y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia.
Pensando en esta historia, Jesús le dice a Natanael, y no solo a él sino a todos los que estaban allí:
Juan 1:51 NTV
51 Y agregó: «Les digo la verdad, todos ustedes verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre, quien es la escalera entre el cielo y la tierra».
Yo me imagino que cuando aquel buen e íntegro israelita llamado Natanael escuchó estas palabras, su corazón ardió dentro de sí e inmediatamente supo que su vida ya no sería igual.
Sus propios ojos están viendo el cumplimiento de la promesa que Dios le dio a su padre Jacob allá en el desierto. Jesús es aquel que le habló a Jacob desde la escalera que llegaba al cielo y a la misma vez Él es la escalera.
Esta es la promesa. Este es el evangelio. Dios extendería una gran escalera entre el cielo y la tierra y por ella descendería su propio Hijo. Dios construiría un puente por encima del gran abismo que existía entre Él y la humanidad. Una escalera por donde descendería la salvación. Un puente por donde cruzaría la reconciliación.
Y esto es Navidad. Esto es Adviento.
¿No creen que nuestros Natanaeles y nuestras Natalias deben escuchar esto? ¿No creen que seríamos demasiado egoístas si nos quedamos callados? ¿No creen que Dios está esperando que los busquemos y le digamos "ven y ve"?
Al principio les dije que celebramos Adviento en 4 dimensiones y que este pasaje las ilustraba:
Su encarnación (Primera Venida)
Nuestra justificación y santificación (Él Vino a Nuestro Corazón)
Su misión (Él Quiere Venir al Corazón de Otros)
Nuestra Glorificación y la Restauración de Todas las Cosas (Segunda Venida)
Su encarnación la vemos en las palabras de Felipe a Natanael:
Juan 1:45 NTV
45 Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo: —¡Hemos encontrado a aquel de quien Moisés y los profetas escribieron! Se llama Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
Nuestra justificación y santificación la vemos en el llamado de Jesús a Felipe: Sígueme
Su misión la vemos en la actitud de Felipe de buscar a su amigo para contarle acerca de Jesús.
Y nuestra glorificación y la restauración de todas las cosas la vemos en las palabras de Jesús al final. Un día el mundo verá al Hijo del Hombre descender del Cielo, y ese día nuestros cuerpos serán glorificados y todas las cosas serán hechas nuevas.
¿Qué te parece si como iglesia le pedimos al Señor que durante esta temporada renueve nuestra pasión por Él?
Y que esa pasión sea la llama, la energía y la valentía, que nos mueva a salir de nuestra zona de comodidad y acercarnos a nuestros Natanaeles y nuestras Natalias y decirles "ven y ve". Ven, caminemos juntos para mostrarte a Jesús.
¿Qué te parece si oramos por ellos para Dios abra la puerta y nos de la oportunidad de decirles "ven y ve"?
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