Parashat Vayjí#12 פָּרָשַׁת וַיְחִי

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Genesis 47:28-50:26

Vayjí significa: וַיְחִי‬ (Vayji) “...y vivió...”
Contenido de la Parashá:
La administración de José (47:28-31).
Bendición de Efraín y Manasés (48:1-22).
Jacob bendice a sus hijos (49:1-28).
Muerte de Jacob (49:29-50:14).
La promesa de José a sus hermanos (50:15-19).
Muerte de José (50:19-26).
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Nueva Versión Internacional (Capítulo 50)
La promesa de José a sus hermanos
15 Al reflexionar sobre la muerte de su padre, los hermanos de José concluyeron: «Tal vez José nos guarde rencor, y ahora quiera vengarse de todo el mal que le hicimos.»
16 Por eso le mandaron a decir: «Antes de morir tu padre, dejó estas instrucciones:
17 “Díganle a José que perdone, por favor, la terrible maldad que sus hermanos cometieron contra él.” Así que, por favor, perdona la maldad de los siervos del Dios de tu padre.»Cuando José escuchó estas palabras, se echó a llorar.
18 Luego sus hermanos se presentaron ante José, se inclinaron delante de él y le dijeron:—Aquí nos tienes; somos tus esclavos.
19 —No tengan miedo—les contestó José—. ¿Puedo acaso tomar el lugar de Dios?
20 Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.
21 Así que, ¡no tengan miedo! Yo cuidaré de ustedes y de sus hijos. Y así, con el corazón en la mano, José los reconfortó.
Los hermanos de José estaban ahora llenos de temor al pensar que él se vengaría por la crueldad de ellos. Creían que sólo el tierno amor de José por su anciano padre lo había refrenado de vengarse mientras éste vivió. “Enviaron a decir a José”, lo que significa que enviaron a uno de ellos, posiblemente a Benjamín, para que suplicara a José a fin de que respetara el deseo expresado por su padre antes de su muerte y para implorarle perdón.
No hay razón para considerar que recurrieron al deseo de su padre como un mero fingimiento. El hecho de que Jacob no hiciera referencia al pecado de ellos en sus bendiciones, prueba que él —como padre— había perdonado el pecado de sus hijos en vista de que la gracia de Dios había convertido su crimen en el medio de la salvación de la familia.
Yosef no guardo rencor a sus hermanos, fue un modelo a seguir del atributo perdonador de Dios.
Dios es el perdonador consumado por excelencia. Y nosotros dependemos cada día de su continuo y permanente perdón de nuestros pecados. Lo menos que podemos hacer es emular su perdón en nuestras relaciones interpersonales.
No obstante, en todos nosotros existe una tendencia natural y pecaminosa a minimizar los propios pecados y acentuar nuestras acusaciones en contra de los demás: para tratarnos a nosotros mismos con misericordia por lo que hacemos y al mismo tiempo demandar retribución por lo que nos hacen los demás.
Si tan sólo aprendiéramos a sentir más repugnancia por nuestro propio pecado que molestos por las ofensas de otros hacia nosotros, ya habríamos avanzado bastante en el camino hacia la salud espiritual. Por un lado, urgentemente necesitamos ser perdonados. Por la otra, necesitamos desesperadamente perdonar.
C.H. Spurgeon dijo:
“...Cuando Dios se convierte en “el consolador” ninguna angustia puede permanecer por largo tiempo...”
Cs Lewis comenta en su libro “El problema del dolor”:
El dolor mental es menos dramático que el dolor físico, pero es mas común y más difícil de soportar. El intento frecuente para ocultar el dolor mental aumenta la carga: es más fácil decir: “Mi diente duele” que decir “Mi corazón esta roto”.
Antecedentes en la vida de Jose (Diapositivas#1):
Conspiraron para matarlo sus hermanos.
Lo arrojaron a una cisterna.
Fue vendido a comerciantes.
Fue tentado al extremo y acusado de violación.
Fue enviado a la cárcel durante 2 años completos.
John Piper comenta en su libro: A Sweet and Bitter Providence: El sexo, la raza y la soberanía de Dios
"La vida no es una línea recta que lleva de una bendición a otra y finalmente al cielo. La vida es un camino sinuoso y problemático. Un bucle tras otro. Y el objetivo de las historias bíblicas, como la de José, Job, Esther y Rut, es ayudarnos a sentir en nuestros huesos (y no sólo a saber en nuestras cabezas) que Dios está con nosotros en todos estos extraños giros. Dios no se limita a aparecer después de los problemas y a limpiarlos. Él está trazando el curso y manejando los problemas con propósitos de largo alcance para nuestro bien y para la gloria de Jesucristo". -
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Reacción Hombre natural:
Miedo, odio, rencor.
Tristeza, lamento, dolor.
Rechazo, furia.
Concupiscencia, Prueba.
Desesperanza, maldecir.
Yosef fue capacitado por Dios en fidelidad, mostrando atributos del varón perfecto (Mashiaj).
Efesios 4:13
Efesios 4:13 (BTX)
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Vemos a traves de las Escrituras como Dios eligió personas comunes y corrientes para derramar sobre ellos Su fidelidad, su poder y atributos para lograr a cabo el plan de Dios.
Todos ellos fueron hombres corruptibles, la única distinción que hubo con ellos fue la gracia de Dios derramada sobre ellos.
Romanos 9:16
Romanos 9:16 (BTX)
Así, pues, no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios, que tiene misericordia.
1 Corintios 15:10
1 Corintios 15:10 (BTX)
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia hacia mí no ha sido en vano; al contrario, trabajé más que todos ellos, pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.
Yosef fue un claro ejemplo de fidelidad, mostrando los frutos de la gracia de Dios obrando en Él.
Gálatas 5:24
Galatians 5:24 BTX
Pues los que son de Cristo crucificaron la carne con las pasiones y deseos.
Efesios 4:22-24
Ephesians 4:22–24 BTX
En cuanto a la antigua manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos el nuevo hombre, que fue creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Vemos un claro ejemplo en que Yosef mostraba el fruto de justicia y el verdadero espíritu (animo) de la ley de Dios.
Gálatas 5:22-23
Galatians 5:22–23 BTX
Pero el fruto del espíritu es amor, gozo y paz; paciencia, benignidad y bondad; fe, mansedumbre y templanza; en contra de tales cosas, no hay Ley.
Ejemplo:
Mateo 5:43-48
Matthew 5:43–48 BTX
Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo; pero Yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué galardón tenéis? ¿Acaso no hacen también lo mismo los publicanos? Y si sólo saludáis a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿Acaso no hacen también así los gentiles? Vosotros pues sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.
Yosef fue un claro ejemplo de cumplir la correcta aplicación del mandamiento, ese amor perdonador, que es incondicional (no condiciones), amo a sus hermanos a pesar de todo lo que ellos cometieron contra Él.
Ej: Amor perdonador - Hijo prodigo Lucas 15:11-32.
Parece en la historia del hijo pródigo que el joven no esperaba perdón. Él sólo esperaba algún tipo de tolerancia suave. Lo único que quería era la oportunidad de decirle a su padre: “he sido un vago y yo simplemente no soy digno de ser llamado ya tu hijo, pero podrías hacerme tu esclavo y sé que he desperdiciado, he perdido todo para ser un hijo, pero, ¿que podría ser tan sólo un esclavo? Lo único que quiero es un techo sobre mi cabeza y lo único que quiero es una mejor comida que la comida de los cerdos. Entonces, él comenzó a ir de regreso. Y es entonces que Jesús nos enseña cómo perdonar.
El padre ni siquiera se esperó a que el hijo llegará allí. Él corrió al hijo cuando lo vio en la distancia. Sus palabras no fueron groseras. La Biblia dice que cayó sobre su cuello y lo besó repetidamente. Y entonces, Jesús nos dice cómo es el corazón del perdón. Está dispuesto, es pronto a perdonar, no lento. Ni siquiera espera a que el pecador llegue. De hecho, cuando usted lo ve que se acerca desde lejos, usted corre a encontrarlo y lo abraza y lo besa. Y cuando él comienza a decir “lo siento,” difícilmente escucha eso, ni siquiera le da tiempo para terminar. Usted, simplemente lo abraza y lo ama, le da el mejor atuendo, le coloca un anillo en su dedo, saca la mejor comida del congelador, cocina la mejor comida que usted puede preparar, prende la música, se regocija con sus amigos y orgullosamente lo invita a que todo el mundo venga la celebración de su hijo que ha regresado. Así es como Dios perdona. Así es como Él quiere que nosotros perdonemos.
Santiago lo expresó de esta manera en el capítulo 2, versículo 13:
“habrá juicio sin misericordia para aquellos que no han sido misericordiosos.”
O, tomándolo en una nota positiva, las bienaventuranzas dicen:
“bienaventurados los misericordiosos, porque ellos recibirán misericordia.”
¿Quiere misericordia? Extiéndala. ¿Quiere perdón? Extiéndalo. Y perdone como Dios, porque usted nunca se parece tanto a Dios como cuando usted perdona.
Escuche de nuevo las palabras de Jesús en la oración de Sus discípulos de Mateo. Mateo lo dice de esta manera:
“y perdona nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.” Y después, él dice, “porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, entonces vuestro Padre no perdonará vuestras transgresiones.”
Usted no perdona, usted no es perdonado.
Thomas Watson escribió hace muchos años atrás una afirmación muy interesante. Él dijo esto:
“no necesitamos subir al cielo para ver si nuestros pecados son perdonados. Veamos nuestros propios corazones y veamos si podemos perdonar a otros. Si podemos, no necesitamos dudar de que Dios nos ha perdonado.”
Thomas Adams escribió:
“el que demanda misericordia y no muestra nada de misericordia, arruina el puente sobre el cual él debe pasar.”
Vemos otro ejemplo claro del verdadero perdón conforme al caracter de Dios en la carta de Pablo a Filemón.
Aunque la palabra perdón nunca aparece en el libro, es todo el tema de la epístola.
El contexto de la carta es el siguiente:
Antes de convertirse en cristiano, Onésimo (el esclavo) había escapado de la casa de su amo y se había fugado hacia Roma. Roma era un refugio para esclavos fugitivos porque allí podían mezclarse entre la vasta población y evitar ser detectados. De algún modo, Onésimo se encontró en Roma con el apóstol Pablo, quien estaba bajo arresto domiciliario mientras esperaba un juicio basado en acusaciones falsas de sedición. Los detalles de su encuentro no están en las Escrituras, pero es claro que Onésimo se convirtió en cristiano como resultado del ministerio del apóstol (Flm. 10).
Filemón era el dueño de esclavos a quien Onésimo había ofendido. Él también había llegado a la fe en Cristo por medio del ministerio de Pablo, posiblemente años atrás, durante el tiempo que Pablo pasó en Éfeso (Hch. 18-20; cp. 19:26). Filemón era propietario de la casa donde se reunía la iglesia de Colosas (Flm. 2; cp. Col. 4:17). Parece haber sido un hombre acaudalado e influyente, en el extremo opuesto del espectro social con respecto a Onésimo. Sin embargo era un devoto cristiano, considerado por Pablo como un «colaborador nuestro» (Flm. 1).
Onésimo también se convirtió en un amigo apreciado, consiervo y colaborador del apóstol Pablo, sirviendo personalmente a Pablo durante el encarcelamiento del apóstol en Roma, cuando muchos otros cristianos tenían miedo de que los asociaran con Pablo debido a que serían estigmatizados y posiblemente perseguidos (cp. 2 Ti. 1:8; 4:10-16).
Tanto Pablo como Onésimo debieron haber estado muy indecisos en cuanto a que el esclavo regresara a donde su amo. Pablo inclusive afirmó que para él enviar de vuelta a Onésimo era como enviarse a sí mismo (Flm. 12). Pero Onésimo necesitaba buscar el perdón de su amo por el mal que le había hecho. Onésimo era culpable bajo la ley romana de crímenes bastante serios. Había defraudado a su amo al fugarse, lo cual constituía un crimen equivalente al robo. Bien puede ser que también haya robado dinero, porque Pablo se ofreció a devolverle a Filemón todo lo que podía deberle el esclavo (v. 18).
En Roma ser un esclavo fugitivo era una cuestión grave. Si Onésimo hubiera sido capturado por batidores de esclavos, podría haber sido encarcelado, vendido por fianza o incluso asesinado. Es posible que por esa misma razón, Pablo hubiera esperado un tiempo para enviar a Onésimo de vuelta a Filemón, hasta que alguien pudiera escoltarlo. Esa oportunidad se dio cuando llegó el momento de enviar a Tíquico a Éfeso y Colosas con las epístolas que Pablo escribió para las iglesias que estaban allá. La epístola de Pablo a los Colosenses presentaba a Onésimo en esa iglesia, la cual sería a partir de ese momento su iglesia madre. Pablo se refirió a Onésimo como «amado y fiel hermano, que es uno de vosotros» (Col. 4:9)
La presencia de Tíquico garantizaba en cierto grado la seguridad de Onésimo en el viaje de regreso a Cotosas; pero desde tina perspectiva humana, el retorno a la casa de Filemón implicaba un significativo riesgo personal para Onésimo. Bajo la ley romana, Filemón tenía toda la potestad de castigar a un esclavo fugitivo como le pareciera conveniente.
Grandes cantidades de esclavos romanos eran torturados y muertos por ofensas muchísimo más leves. Como una práctica estándar, los esclavos fugitivos eran marcados con una letra F (del latín (ugitivus) sobre sus frentes, para que les fuera imposible esconderse si llegaran a fugarse de nuevo.
Lo mínimo era que a un esclavo fugitivo recibiera fuertes azotes. (En el siglo anterior al tiempo de Pablo, se había silenciado una famosa revuelta de esclavos dirigida por Espartaco, y desde ese entonces la ley romana fue especialmente despiadada con los esclavos que se rebelaran contra sus amos.) No obstante, Onésimo regresó a donde su amo de buena gana y aparentemente sin vacilación. Eso demuestra que su fe era genuina.
Es claro que era el perdón lo que estaba en la mente de Pablo mientras escribía todas las tres cartas que llevaba Tíquico. La epístola a los Efesios incluye esto:
Efesios 4:32 (BTX)
Sed bondadosos los unos con los otros, compasivos, perdonándoos los unos a los otros como también Dios os perdonó en Cristo.
Y en la epístola a los Colosenses amplía sobre el mismo pensamiento:
Colosenses 3:12 (BTX)
Por tanto, vestíos como escogidos de Dios, santos y amados, de sentimientos entrañables de compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de longanimidad;
Colosenses 3:13 (BTX)
soportándoos los unos a los otros, y perdonándoos los unos a los otros, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor en verdad os perdonó, así también vosotros.
Esos versículos sintetizan precisamente el mensaje que Pablo quería darle a Filemón en particular. Habiendo desarrollado un cálido afecto por Onésimo, él añoraba verle reconciliado con Filemón, cuya amistad y apoyo Pablo también atesoraba.
De todas las cualidades humanas que hacen de los hombres en algún sentido como Dios, ninguna es más divina que el perdón. Dios es un Dios de perdón.
De hecho, en Éxodo 34:6, Dios se identifica a sí mismo de esa manera. Versículo 6 dice:
“después, YHWH pasó frente a él y proclamó,” este es el Señor hablando de sí mismo, “YHWH, YHWH Dios, misericordioso y compasivo, tardo para la ira y grande en misericordia y verdad, que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado.” Él dice: “Yo soy el Dios del perdón. Ese soy Yo.”
Salomón dijo: “honra del hombre es pasar por alto la ofensa,” Proverbios 19:11. El hombre nunca es más como Dios como cuando él perdona.
Ahora volviendo al texto de la Parashat Vaijy:
Gen 50:20-21:
20 Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.
21 Así que, ¡no tengan miedo! Yo cuidaré de ustedes y de sus hijos. Y así, con el corazón en la mano, José los reconfortó.
Aprendemos de la vida de Yosef que las intenciones más perversas del hombre, nunca pueden frustrar el plan perfecto de Dios.
Los que entregaron a Yeshúa para ser colgado en un madero, no sabían lo que estaban haciendo. Pensaron hacerle mal, pero Dios lo tornó en bien para la salvación del mundo entero. Esto nos enseña que cualquier maldición que nos venga podrá ser transformada por el Eterno en bendición.
Génesis 12–50: De Abraham a José (Génesis 50:15–21. La culpabilidad sigue acosando a los hermanos)
José los consoló, mediante sus palabras y también sus obras, y les habló cariñosamente (21) o, más literalmente, «habló a su corazón», una expresión que, según el uso bíblico, aparece en las circunstancias difíciles. «En la mayoría de casos, existe un contexto de culpa, en el que el sentido es buscar el perdón o incitar el arrepentimiento». 103
103 Aparece diez veces: aquí y en Gn. 34:3; Jue. 19:3; Rut 2:13; 1 S. 1:13; 2 S. 19:7; 2 Cr. 30:22; 32:6; Is. 40:2; Os. 2:14. Cfr. Georg Fischer en Biblica 65 (1984), pp. 244–250, y OTA 7 (1984), p. 271.
Charles R. Swindoll comenta:
Aunque Dios no es el autor del mal y nunca incita o condona el pecado, nada ocurre sin su soberana supervisión. Otros pueden elegir hacer actos malvados y el pueblo de Dios puede sufrir a corto plazo, pero Él transformará las malas intenciones de la gente malvada en oportunidades para el enriquecimiento de los que están a su cuidado."
El amor de José por sus hermanos no se manifiesta sólo en sentimientos y palabras, sino también en la acción práctica que en realidad proporciona a sus hermanos y sus familias.
Cada cristiano debe ser capaz de ver la mano general y absoluta de Dios en su vida, saber que no importa el mal que el hombre trae contra de nosotros, Dios puede usarlo para el bien.
José no tenía el texto de Romanos 8:28, pero tenía la verdad de ello: Y sabemos que todas las cosas obran para bien para aquellos que aman a Dios, a aquellos que son llamados conforme a su propósito. Por desgracia, muchos de nosotros tenemos el texto pero no tenemos la verdad.
Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 1: Genesis (11. LA CONTINUACIÓN DEL PACTO, 47:27-50:26)
I. Adoptando la actitud adecuada (vv. 16–18).
1. José estuvo listo a recibir y escuchar a sus hermanos cuando ellos vinieron delante de él.
2. José rehusó tomar el lugar de Dios y juzgarles por su actuación.
II. Reconociendo el propósito de Dios (v. 20).
1. José no desconoce que la intención de sus hermanos era para el mal.
2. José reconoce que Dios usó las circunstancias para un propósito bueno.
III. Decidiendo hacer el bien (v. 21).
1. Desechó la oportunidad que tenía para vengarse de sus hermanos.
2. Decidió proveerles el sustento presente y futuro para todas las familias de sus hermanos.
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