Corinto: Una iglesia sin disciplina.

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Pablo reprende a los corintios por permitir inmoralidad en la iglesia.

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La iglesia de Corinto, al igual que muchos creyentes, había tomado la actitud de “¡A mí nadie me va a decir lo que debo hacer!”. Ya Pablo les había hecho ver que los problemas de división que sucedían en la iglesia estaban conectados a su arrogancia.
Dicha arrogancia era evidente en otro problema serio, ante el cual ellos no hacían nada al respecto, la inmoralidad sexual permitida en la iglesia.
En el cap. 5, el apóstol les señala el problema y les dice que deben hacer.

Inmoralidad en la iglesia.

1 Corinthians 5:1 NBLA
En efecto, se oye que entre ustedes hay inmoralidad, y una inmoralidad tal como no existe ni siquiera entre los gentiles, al extremo de que alguien tiene la mujer de su padre.

¿Qué es la inmoralidad?

Los diccionarios seculares definen la inmoralidad como “indecencia, deshonestidad, y obscenidad”. Pero dicha definición no es lo suficientemente clara para comunicar lo que la palabra griega usada por Pablo comunica. En esta denuncia, Pablo usó el sustantivo “porneia” (de donde se deriva la palabra “pornografía”).
“porneía (πορνεία)”: participación en inmoralidad sexual de cualquier clase - participar en sexo ilícito, cometer fornicación, prostitución.
La inmoralidad fue la causa de la destrucción de Sodoma y Gomorra, la maldición sobre las hijas de Lot, la caída de muchos reyes, la caída de líderes religiosos, y la destrucción de muchos matrimonios.

La inmoralidad entre los corintios.

Era un caso extremadamente vergonzoso, algo que ni siquiera los incrédulos permitían: un creyente teniendo relaciones sexuales con su madrastra.
Tal acción era prohibida desde la antiguedad. En la Ley de Moisés (el Pentateuco), Dios había dicho al pueblo:
Leviticus 18:8 NBLA
”No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre; es la desnudez de tu padre.
Deuteronomy 22:22 NBLA
»Si se encuentra a un hombre acostado con una mujer casada, los dos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer. Así quitarás el mal de Israel.
Deuteronomy 27:20 NBLA
“Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, porque ha descubierto lo que es de su padre”. Y todo el pueblo dirá: “Amén”.
Las consecuencias, maldición y muerte, muestran la seriedad de dicho pecado.
Tal pecado “no existe ni siquiera entre los gentiles”. La Ley Romana, la cual imperaba en toda la región imperial, también prohibía dichas relaciones. La ley romana decía que el hombre:
“No puede casarse con la madre de su esposa o la esposa de su hijo o la hija de su esposa o la esposa de su padre… Digo, uno que ha estado unido de esa manera, porque durante la continuidad del matrimonio que produjo la unión habría otro impedimento a la unión, porque un hombre no puede tener dos esposas ni una mujer dos maridos.” (Gaius Institutis 1.63)
“Un hombre que contrae un matrimonio nefasto e incestuoso no es considerado para tener ni esposa o hijos; porque la descendencia de tal unión serán considerados como teniendo madre pero no padre, y por lo tanto no están sujetos al poder paternal: asemejándose a hijos nacidos en relación sexual promiscua, quienes son considerados a no tener padre, porque su verdadero padre es incierto, y quienes son llamados bastardos ya sea por la palabra Griega que denota relación sexual ilícita o porque son sin padre.” (Gaius Institutis 1.64)
La acción de ese hombre era condenada espiritualmente y civilmente, por la ley de Dios y la ley del hombre.
¿Y qué de la mujer involucrada? ¿Por qué Pablo solamente menciona al hombre? Primero, porque Pablo está viendo el problema desde la perspectiva espiritual, no la legal; segundo, porque seguramente la mujer no era creyente, y por lo tanto, ni Pablo ni la iglesia tendrían autoridad sobre ella.

La indiferencia ante el pecado.

1 Corinthians 5:2 NBLA
¡Y ustedes se han vuelto arrogantes en lugar de haberse entristecido, para que el que de entre ustedes ha cometido esta acción fuera expulsado de en medio de ustedes!
Está implicito que los creyentes no podían clamar estar ignorantes de lo que estaba sucediendo entre ellos. Ellos los sabían, pero no hacían nada al respecto.
El pecado en la congregación, de cualquier tipo que sea, debería ser causa de tristeza para los miembros de la iglesia. La iglesia tiene la responsabilidad, no de tolerar, sino de restaurar al pecador.
Galatians 6:1–2 NBLA
Hermanos , aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo.
Pablo, de nuevo, señala la arrogancia con la que actuaban al permitir que el culpable continuara congregándose como si nada pasara. No era que no supieran que debían hacer sino que se resistían a hacerlo.

La disciplina eclesiástica.

La disciplina en la iglesia fue ordenada por el Señor Jesucristo para asegurar que Su Cuerpo, la iglesia se mantuviera sin contaminación.
En el primer intento de conquista del pequeño pueblo de Hai, durante los días de Josué, el pueblo sufrió una amarga derrota porque Acán había pecado y creía que nadie se daría cuenta.

Ejercida o aplicada congregacionalmente.

1 Corinthians 5:4 (NBLA)
En el nombre de nuestro Señor Jesús, cuando estén reunidos, y yo con ustedes en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús,
Una cosa es muy importante de entender: No es el pastor quien disciplina sino la congregación.
Nuestro Señor Jesús había establecido pasos claros en el proceso de disciplina. Tres intentos de restauración debían ser hechos antes que la congregación tomara la decisión final de expulsión.
Matthew 18:15–17 NBLA
»Si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano. »Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que toda palabra sea confirmada por boca de dos o tres testigos. »Y si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia; y si también rehúsa escuchar a la iglesia, sea para ti como el gentil y el recaudador de impuestos.

Con el propósito de restaurar.

El objetivo de la disciplina es la restauración, no la expulsión. Pero cuando el creyente rehusa arrepentirse, la iglesia no tiene otra opción.
1 cor 5 2 “... para que el que de entre ustedes ha cometido esta acción fuera expulsado de en medio de ustedes!”
Si el pecador es un verdadero creyente que ha endurecido su corazón, la expulsión no significa que perderá su salvación:
1 Corinthians 5:5 NBLA
entreguen a ese tal a Satanás para la destrucción de su carne, a fin de que su espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
La insistencia en su pecado le llevará a la destrucción de su cuerpo, como le sucede al que insiste en beber alcohol, en consumir azucar en exceso, o a enfermedades sexuales como podría haberle sucedido al hermano corintio.

Con el propósito de proteger a la iglesia.

1 Corinthians 5:6 NBLA
La jactancia de ustedes no es buena. ¿No saben que un poco de levadura fermenta toda la masa?
Pablo usa la figura de la levadura y la masa. La levadura es el agente corruptivo para que la masa se llene de aire; por eso ves que la masa leudada crece en muy poco tiempo.
El pecado es como la gangrena que si no se detiene pronto, termina destruyendo al cuerpo. Muchas veces es necesario tomar medidas radicales, como las amputaciones, para detener la infección.
Pablo les ordena hacer algo comparado a una amputación:
1 Corinthians 5:7 NBLA
Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado.
Al decir “Limpien la levadura vieja”, ἐκκαθαίρω se refiere a hacer una limpieza por medio de remover lo que es inmundo; como cuando sacamos la fruta podrida de entre las frutas buenas para proteger a las que no están contaminadas.
La Fiesta de los Panes sin Levadura, la cual comenzaba inmediatamente después de celebrar la Pascua, requería una limpieza completa sacando toda levadura del pueblo. Era una fiesta que simbolizaba limpieza total. Pablo les recuerda la limpieza espiritual que debe existir en la iglesia. Les dice:
1 Corinthians 5:8 NBLA
Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad.
Protege a la iglesia...

Alejándonos de creyentes que viven en pecado.

Eso es parte del propósito de la expulsión.
1 Corinthians 5:9–11 (NBLA)
En mi carta les escribí que no anduvieran en compañía de personas inmorales. No me refería a la gente inmoral de este mundo, o a los codiciosos y estafadores, o a los idólatras, porque entonces tendrían ustedes que salirse del mundo. Sino que en efecto les escribí que no anduvieran en compañía de ninguno que, llamándose hermano, es una persona inmoral, o avaro, o idólatra, o difamador, o borracho, o estafador. Con esa persona, ni siquiera coman.
Cómo dice el dicho: “¡Dime con quién andas, y te diré quién eres!”
El creyente que insiste en la compañía de creyentes del tipo mencionado, tarde o temprano será afectado por ellos. Si la disciplina de la iglesia no los afectó para alejarse de su pecado, ¿Qué te hace pensar que tú lo harás? o ¿Qué te hace pensar que ellos no te afectarán a ti?
La iglesia se vuelve como los corintios, arrogantes, cuando no se atreve a aplicar tal tipo de disciplina.
Pablo termina dando el dictamen al que, como apóstol, había llegado:
“Expulsen al malvado de entre ustedes.”
El propósito de la expulsión es que el creyente recapacite al haber sido separado del Cuerpo, se arrepienta, y regrese al redil; como fue el caso de este hermano:
2 Corinthians 2:5–8 NBLA
Pero si alguien ha causado tristeza, no me la ha causado a mí, sino hasta cierto punto, para no exagerar, a todos ustedes. Es suficiente para tal persona este castigo que le fue impuesto por la mayoría; así que, por el contrario, ustedes más bien debieran perdonarlo y consolarlo, no sea que en alguna manera este sea abrumado por tanta tristeza. Por lo cual les ruego que reafirmen su amor hacia él.
La disciplina había cumplido con el propósito.
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