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Introducción

Vivimos en tiempos peligrosos. La Biblia dice que en los últimos tiempos vendrán días difíciles:
2 Timoteo 3:2–5 RVR60
Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.
Los versículos citados anteriormente describen de forma clara los problemas que surgen cuando las personas se aman a sí mismas y a los deleites de la vida más que a Dios y a los demás. Tales personas son orgullosas, rehúsan reconocer que Dios es dueño de todas las cosas y que ellos nada más son mayordomos de las posesiones de Dios. Estas personas necesitan un cambio de corazón antes que puedan entender y practicar la mayordomía cristiana. Además, nosotros que somos creyentes deseamos perfeccionar nuestra práctica de la mayordomía para que podamos continuar creciendo en la vida cristiana. Dios desea que siempre abundemos en todo lo que glorifica a Dios y sea de beneficio para otros, y la buena mayordomía ayuda mucho en esto. Si somos buenos mayordomos, al final podremos escuchar las palabras de Dios:
Mateo 25:21 RVR60
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Dios, El dueño absoluto y Universal

Tres razones por las que el hombre no puede poseer nada

a. El hombre no puede crear nada

Muy pocas personas reconocen que Dios es el único dueño de este universo porque él lo creó.
Esta verdad establece que el hombre no puede poseer nada, pues no puede crear nada. Las “creaciones” o inventos del hombre (cohetes, rascacielos, medicinas, etc.) son nada más aplicaciones, adaptaciones o combinaciones de lo que Dios ya creó. Crear es “hacer que empiece a existir una cosa”.
Apocalipsis 4:11 RVR60
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

b. El hombre no tiene control absoluto sobre nada

Es imposible que el hombre tenga control absoluto sobre alguna cosa que dice ser suya.
Ya que no podemos controlar por completo nuestras posesiones, queda claro que nosotros no somos los verdaderos dueños de las mismas, sino que lo es el que ejerce control absoluto sobre estas cosas. Y ¿quién es ése? Job sabía que es Dios.
Él dijo:
Job 1:21 RVR60
y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
El que posee puede demostrarlo por medio de su control.

c. Dios ya lo posee todo

Razones por las que el hombre piensa que él es dueño

a. Es orgulloso

Dios es dueño absoluto del universo, no sólo porque él es tan fuerte que nadie se lo puede quitar, sino porque es dueño por derecho. De todas las cosas que Dios creó, el hombre pecador es el único ser viviente en todo el universo que trata de negar esta verdad.
Lucifer tampoco quiso reconocer que Dios es dueño de todo. Por eso Dios lo echó del cielo. ¿Cuál fue el pecado principal de Lucifer? ¡El orgullo! Hoy los descendientes espirituales de Lucifer demuestran las mismas tendencias al afirmar que ellos son los propietarios de las cosas que poseen.
1 Corintios 4:7 RVR60
Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?

b. Rechaza el cargo de mayordomo que Dios le ha dado

Dios le ha encargado a toda persona que sea mayordomo fiel de su creación. Dios les dijo a Adán y Eva:
Génesis 1:28 RVR60
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Este deber de cuidar las cosas de Dios no era solamente para Adán y Eva; es para usted también.
A los mayordomos hoy día también los llamamos gerentes. Un gerente es responsable por las cosas y asuntos de otro.
Usted es uno de los gerentes de Dios. Nada de lo que está bajo su mando es suyo. Su propia vida es propiedad de Dios y se la ha dado para vivirla como él manda. Usted debe usar las capacidades que él le ha dado para traer honra y gloria a Dios, el dueño. Incluso su tiempo, cada minuto de su vida, le pertenece a Dios.
Dios requiere que usted maneje todo de acuerdo con sus instrucciones: el dinero, la propiedad, la familia, el tiempo y los talentos que le ha dado. Dios va a recompensarle si los maneja bien. Pero le castigará duramente si desatiende sus responsabilidades como gerente, pues al desatender estas cosas no está usted malgastando sus propios recursos, sino los de Dios.
Jesús contó una historia en
Lucas 12:16 RVR60
También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho.

Características del Buen Mayordomo

Generosidad

La iglesia cristiana apenas había nacido cuando los cristianos empezaron a vender sus posesiones y a compartir el dinero que recibían para suplir las necesidades de los que no tenían suficiente.
Su actitud en cuanto a los bienes materiales era como se describe en el siguiente versículo:
Hechos de los Apóstoles 4:32 RVR60
Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
Ésta es la actitud de cada persona que se ha rendido por completo al señorío de Jesucristo.

Sumisión al señorío de Cristo

Un cristiano es una persona que voluntariamente afirma que Jesucristo tiene derecho, por creación y por redención, de manejar cada detalle de su vida. El cristiano se rinde incondicionalmente al señorío de Jesucristo.
Si alguno profesa ser cristiano, pero no demuestra por medio de su vida que Cristo es el Señor de su vida y de las cosas que él posee, entonces tal persona no es cristiana.
Existen dos razones principales por las que Cristo tiene derecho a ser Señor en nuestras vidas. Primeramente, somos de él porque él nos creó (véase
Juan 1:3 RVR60
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
Aun nuestra vida se la debemos a él. No hay ninguna razón por la que nosotros no debamos sujetarnos por completo a su voluntad.
Además, somos de Cristo porque él nos redimió.
1 Corintios 6:20 RVR60
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Valores santificados

El hombre valora las personas de acuerdo con lo que puede ver con sus propios ojos. Al hombre que se ve que tiene mucho dinero se le respeta mucho. Al hombre pobre se le tiene lástima o se le desprecia. Pero Dios no valora así a las personas:
1º Samuel 16:7 RVR60
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
Fíjese más bien en su carácter. Cuando las cosas y el dinero ya no influyen en nuestra opinión acerca de una persona, nosotros empezamos a ver su carácter.
En la iglesia, ni el dinero, ni los talentos, ni los dones espirituales deben tener alguna parte en la valoración espiritual de un individuo. Sin embargo, su uso de estas cosas sí nos enseña algo acerca de su carácter.
Toda la superficialidad del sistema del mundo pierde su brillo cuando los hombres reconocen que todo es de Dios. Entonces ellos empiezan a apreciar a otros por lo que son en lugar de por la cantidad de cosas que poseen.
¿Valora usted las cosas y las personas como Dios las valora, o como el hombre?
El buen mayordomo cristiano vive a base de valores santificados.

Alabanza y acciones

Salmo 100:4 RVR60
Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre.
Dios nos manda muchas veces que debemos alabarlo y darle gracias. El primer paso hacia la incredulidad y la perversión que se describen en Romanos 1 es el de ingratitud y falta de alabanza
Romanos 1:21 RVR60
Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
Así que, no es de maravillarnos si Dios nos exhorta a darle gracias.
1 Tesalonicenses 5:18 RVR60
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Efesios 5:20 RVR60
dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Las demandas de Cristo en su propia vida

Ya estudiamos acerca de cómo Dios es dueño de todo, y hemos notado las bendiciones de vivir una vida de mayordomía bajo el señorío de Cristo. Pero, ¿será posible hacer de todo esto una realidad diaria? ¿Todavía irá usted al pueblo con su bicicleta para hacer sus compras con su dinero? ¿Se impacientará cuando alguien le atrasa en su trabajo o toma un poco de su tiempo? Pues de todos modos, ¿no es esta su vida?
De nada nos sirve saber todos los principios bíblicos relativos a la mayordomía si no los aplicamos a nuestra vida diaria.
Otros verán si usted es fiel en su mayordomía por su manera de hablar y por lo que usted hace. ¿Confía usted en las riquezas materiales? ¿Usa sus bienes para el reino de Dios?
La gente sabrá si es mayordomo fiel por su manera de usar las cosas que Dios le ha encomendado.
Cuando usted hace sus quehaceres, piense en los siguientes puntos:

1. Cristo es Señor de mi vida.

¿Acaso me he rendido totalmente a Dios como se rindió Saulo de Tarso? Él entregó toda su vida al señorío de Dios. ¿He mantenido una actitud de sumisión y obediencia a Dios desde que me entregué a él?

2. Todas mis posesiones en verdad pertenecen a Dios.

¿Acaso he rendido toda mi vida y todas mis posesiones a Dios? ¿Sería
duro para mí confiar en Dios si él de repente me quitase todo
lo que me ha dado?

3. No tengo ningún derecho.

¿Me siento herido cuando me tratan injustamente? ¿Acaso reconozco como debo que ya no tengo ningún derecho?

4. Mi tiempo es de Dios.

¿Acaso me impaciento cuando tengo que sacar tiempo de mi horario para ayudar a otra persona? ¿Me impacientaría si realmente creyera que mi tiempo es el tiempo de Dios y que él controla las circunstancias en mi vida?

5. Voy a dar en vez de acumular.

¿Qué porcentaje de lo que Dios me ha dado estoy dispuesto a dar a la iglesia o a otras necesidades? ¿Cuánto tiempo doy a Dios en servicio espiritual?
¿Qué tan grande porción de mis talentos invierto en promover el reino de Dios?

6. Voy a poner por obra las enseñanzas que aprendo en este estudio.

¿De qué me valdrá saber estas enseñanzas si no estoy dispuesto a ponerlas por obra? Vale más que permita que estas verdades afecten mis actitudes, estilo de vida y planes para el futuro, porque reconozco que todo pertenece a Dios.

La inversión y los desperdicios

En la primera lección estudiamos una verdad fundamental de la mayordomía cristiana: Dios es dueño absoluto de todo. Si realmente creemos esto, ahora estamos listos para colocar la piedra angular sobre este fundamento sólido. Esa piedra angular consiste en entender claramente la diferencia entre la inversión y el desperdicio.
Para ser un buen administrador de algo, se tiene que saber distinguir entre lo que es inversión y lo que es desperdicio.
Para el cristiano, una buena inversión no es siempre lo que gana más dinero y el cristiano no siempre considera como un desperdicio lo que no le trae ingresos monetarios.
Casi todos los calculan sólo a base de las ganancias materiales. Sin embargo, el cristiano no puede aceptar esa manera de pensar.
El cristiano calcula la inversión y el desperdicio haciéndose la siguiente pregunta: ¿Acaso esto glorificará a Dios?
La mayordomía cristiana se resume en usar para la gloria de Dios lo que él nos ha dado y en ser usados nosotros mismos en la manera que mejor promueva al reino de Dios.
Esto es inversión y glorifica a Dios. El rehusar someter nuestros recursos y nosotros mismos a la entera disposición de Dios constituye desperdicio.
Apocalipsis 4:11 RVR60
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Casos de Estudio:

1. ¿Qué aprovechará al hombre? (Véase Mateo 16.24–28.)
2. Lo más importante (véase Mateo 6.19–34).
3 . El talento que se desperdició (véase Mateo 25.14–30).

A. Lo que Dios piensa acerca del desperdicio

Jesús les contó una parábola a sus discípulos de un hombre rico que tenía un mayordomo. Los empleados fueron al hombre rico y le dijeron que su mayordomo estaba malgastando sus bienes. Este hombre rico llamó a su mayordomo y le dijo: “Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo” (véase Lucas 16.1–2).
Lo que menos desea un dueño es tener un mayordomo que desperdicia lo que está a su cargo.
¿Piensa usted que Dios pasará por alto nuestra irresponsabilidad si malgastamos el dinero, tiempo y otros recursos que él nos ha dado para que los administremos?
Claro que no. Un mayordomo se contrata para que aumente los bienes de su amo. Malgastar los bienes de su amo es lo peor que un mayordomo puede hacer. No es de extrañarse que al mayordomo de esta parábola le quitaran su puesto.
Justo antes de esta parábola, Jesús le había contado otra parábola a la gente (véase Lucas 15.11–32) acerca de un joven derrochador.
Es mucho lo que podemos aprender de esta parábola acerca del contraste entre una buena y una mala mayordomía, la cual nos da una idea similar de la diferencia entre invertir o desperdiciar. Cristo quiso enseñarnos a través de esta parábola que debemos usar sabiamente todo lo que él nos da en lugar de derrocharlo.

Preguntas de estudio

1. ¿Cuál era el tema de la Lección 1?
2. Escriba las tres razones que ofreció la Lección 1 de por qué el
hombre no puede poseer nada.
a.
b.
c.
3 . ¿Acaso siempre es un desperdicio lo que no trae ingresos
monetarios? ______ Explique.
4. ¿Cuál es la primera responsabilidad de un mayordomo al servir a su amo?
5. Escriba como Jesús describe en la parábola del hijo prodigo a un joven derrochador.

B. Dos puntos de vista acerca de la inversión y el desperdicio

1. El materialismo

El materialismo es la creencia que plantea que obtener riquezas es lo más importante.
Las riquezas siempre deben ser invertidas en algo que genere más riquezas.
Esta teoría pone al ego como señor de la vida y no toma en serio ni a Dios ni a la eternidad.
Las personas materialistas:
- Practican el egoísmo a diario en sus negocios.
- Su actitud y manera de actuar con relación a su dinero revelan quienes son.

2. “Hacedlo todo para la gloria de Dios”

El cristiano no maneja su dinero y sus cosas sólo para tener la mayor ganancia material, sino para glorificar a Dios.
Los cristianos verdaderos:
- Ven más que sólo las cosas físicas; se enfocan en las cosas eternas.
- El dinero que se usa para la gloria de Dios es una buena inversión, aunque no traiga ganancias materiales.
- Lo que se usa en algo que no le trae gloria a Dios es un desperdicio, aunque traiga mucha ganancia económica.
- Manejan su dinero y sus bienes para la gloria de Dios porque reconocen que todo lo que ellos tienen le pertenece a Dios.
Un buen mayordomo aumenta los bienes de su amo.
La gloria de Dios es lo principal en la mayordomía cristiana.
1 Corintios 10:31 RVR60
Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.

C. Desperdicios que se cometen comúnmente

La destrucción descuidada de cualquier recurso no glorifica a Dios. Sin embargo, los recursos más comunes son los que a veces destruimos y los que manejamos incorrectamente más a menudo.
La Comida.
La manera más común en que se desperdicia la comida es al comer demasiado.
Por consiguiente, no debemos comer sólo para darnos el gusto de una buena comida. Además, debemos ser prudentes en cuanto a las comidas que compramos, evitando gastar dinero en comprar comidas de poco valor nutritivo.
El Dinero.
Vivimos en un tiempo en que el mundo tiene sus modas y cosas que según ellos son necesarias. El último estilo de reloj o de zapatos es lo que más cuesta y no necesariamente es lo mejor. Generalmente constituye un gran desperdicio de recursos estar comprando estas cosas de un valor monetario tan caro en lugar de comprar las que podemos usar y no son tan caras.
La Biblia dice que “en el barbecho de los pobres hay mucho pan; mas se pierde por falta de juicio”
Proverbios 13:23 RVR60
En el barbecho de los pobres hay mucho pan; Mas se pierde por falta de juicio.
El Tiempo
Tal vez la manera en que estos pobres pierden la mayor parte de este pan es por falta de administrar bien el tiempo que Dios les ha dado. Dios nos da el tiempo para que lo utilicemos en algo bueno. Dios condena la pereza (véase
Romanos 12:11 RVR60
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
2 Tesalonicenses 3:10–12 RVR60
Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno.A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.
Hebreos 6:12 RVR60
a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.
¡Él no quiere que seamos ociosos, sino que trabajemos para él! La verdad es que muchas personas son demasiado flojas en el trabajo. Muchos desperdician el tiempo. Por esa razón Dios no los puede bendecir.

D. El desperdicio por mal manejo

El mal manejo en cualquier tipo de negocio desperdicia mano de obra, materia prima y oportunidades.
Los buenos gerentes son aquellos que son eficientes. Pero la verdad es que a pesar de tener un gerente bueno y eficiente cualquier negocio grande tiene más desperdicios que los pequeños. Esto se debe a que es más difícil administrar de manera eficiente todos los detalles de un negocio grande. Y cuando un negocio tiene un gerente que es culpable de mal manejo, entonces ese negocio muy pronto llega a ser ineficiente...
y la ineficiencia desperdicia montones de recursos en poco tiempo.
Existen negocios que por su buen estado económico pueden darse el lujo de desperdiciar algo; no obstante, esto no
justifica el desperdicio. El mayordomo cristiano, aunque económicamente
pueda darse el lujo de desperdiciar algún recurso, tratará de evitarlo porque
reconoce que desperdiciar los recursos de Dios por puro gusto es malo.