Hacia la Unidad

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Juan 17:20-21

Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,

21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

Vivimos en un mundo de individualismo y soledad en el que cada quien busca lo suyo.
Creo muy fuertamente que hoy vivimos en un mundo dividido porque internamente tambien vivimos divididos. Podemos uncluir por igual la iglesia hoy en dia.
La unidad de la iglesia es vital. Es vital para su perseverancia; no estamos destinados a vivir la vida cristiana en aislamiento. Y es vital para nuestro testimonio; Jesús le dio potestad a los gentiles de juzgar si realmente el Padre lo había enviado al mundo basado en la unidad visible de la iglesia (Jn. 17:21).

21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

unidad –del latín unĭtas, -ātis– puede significar: “Propiedad de todo ser, en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere”

UNIDAD vs DIVISION
Unidad es algo que no se puede separar, algo que no se puede dividir.
División significa dos visiones, dos maneras de pensar muy diferentes la una de la otra.
La Unidad genera poder, la División genera destrucción. Un reino, o un país dividido se destruyen. V 24 “Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer.”
Marcos 3:24-
la unidad en el pentocostes: Hechos 1
EL PODER DE LA UNIDAD EN LA IGLESIA
La unidad es tan poderosa que cuando los hombres malvados se unieron en la torre de Babel, esto atrajo la atención de Dios y descendió del cielo para dispersarlos. Por el contrario, cuando los buenos hombres y mujeres se reunieron en el Día de Pentecostés (Unidad), también solicitaron la atención de Dios, ¡EL Espíritu Santo bajó y los llenó!, esto es un gran ejemplo de el poder de la unidad en la iglesia.
Debido a que nosotros, la iglesia, debemos desplegar la gloria y la sabiduría de Dios (Ef. 3:10)

10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,

LA UNIDAD EN LA IGLESIA ES BUENA Y AGRADABLE
Jesús notó que no hay nada bueno sino Dios (Marcos 10:18). Cuando estamos unidos, Dios está con nosotros y fluye a través de nosotros. ¡Nos está bendiciendo con su presencia! La unidad solo puede mostrar un ejemplo positivo al mundo.
En (Efesios 4:2-6), Pablo resalta cinco de estas cualidades que son necesarias para mantener la unidad de la iglesia.
(Efesios 4:2-6)

2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,

3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;

5 un Señor, una fe, un bautismo,

6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

Humildad

La humildad: tiene que ver con no pensar en ti mismo como superior a los demás. Es lo opuesto al orgullo: asumir que cada cosa creada y cada persona existe para tu gozo y satisfacción.
El orgullo destruye la unidad como ninguna otra cosa. En vez, debemos tener el mismo sentir que tuvo Cristo Jesús, quien siendo Dios el Hijo, se humilló a sí mismo, tomando nuestra humanidad, y se convirtió en un siervo para morir en un cruz por pecadores inmerecedores (Fil. 2:5-11). Dios se opone al orgulloso, pero Él exaltará al humilde.

Mansedumbre

La mansedumbre tiene que ver con considerar a los demás, cediendo tus derechos. Hoy en día, muchas personas piensan solo en sí mismas. Lamentablemente, estas actitudes se han infiltrado en la iglesia. Aquellos que profesan ser cristianos son duros o groseros con quienes tienen diferencias. Algunos ridiculizan a aquellos con quienes no están de acuerdo. Pero recuerda el corazón de Jesús hacia los pecadores. Era manso y humilde de corazón (Mt.11:29). Y debemos reflejar la mansedumbre de nuestro Señor, ya sea que estemos restaurando a los pecadores arrepentidos (Gá. 6:1) o, como pastores, corrigiendo a nuestros oponentes (2 Ti. 2:25). ¿Te imaginas cuántos conflictos podríamos evitar si respondiéramos con una respuesta mansa? Por nuestra mansedumbre, podemos saber que estamos llenos del Espíritu de Cristo (Gá. 5:23).

Paciencia

La paciencia tiene que ver con soportar las deficiencias y fallas de los demás, sus debilidades y fracasos. ¿Cuán pacientes somos con los que no están de acuerdo con nosotros? ¿Cuánto tiempo soportamos a los que piensan diferente a nosotros? El Señor ha sido paciente con nosotros (1 Ti. 1:16), así que seamos pacientes unos con otros. Si el Espíritu de Cristo habita en nosotros y somos llenos de Él, también seremos pacientes (Gá. 5:22).
Demostramos que pertenecemos a Dios y que hemos nacido de nuevo a través de nuestro amor por nuestros hermanos y hermanas en Cristo

Amor

Dios mostró y definió su amor por nosotros en la cruz de Cristo (Jn. 15:13; Ro. 5:8; 1 Jn. 4:9). El amor es la tierra en la que somos sembrados y crecemos en Cristo (Ef. 3:17; 5: 2). Si el Espíritu de Cristo habita en nosotros, amaremos (Gá. 5:22). A través de nuestro amor por nuestros hermanos y hermanas en Cristo, demostraremos que pertenecemos a Dios y que hemos nacido de nuevo (1 Jn. 4: 7-12).

Celo

Debemos mantener celosamente la unidad del Espíritu (v.3). No creamos la unidad de la iglesia, el Espíritu lo hace cuando nos pone en un solo cuerpo. Solo estamos llamados a mantener esa unidad y a hacerlo con entusiasmo. ¿Somos genuinamente celosos en la lucha por la unidad de la iglesia? ¿O somos más celosos en la lucha por nuestros propios derechos, privilegios, y preferencias?
Puedes sentirte tentado a pensar que una pandemia global, una elección presidencial, y disturbios civiles son amenazas a la unidad de la iglesia. No lo son. Son oportunidades para cultivar estas cualidades cristianas en nosotros y en los miembros de nuestra iglesia porque ellas son cultivadas en tiempos de conflicto. Mientras conduces por la carretera, no necesitas paciencia si no hay otros automóviles en el camino. Necesitas paciencia cuando hay autos frente a ti que van por debajo del límite de velocidad o que no respetan las leyes de tránsito. Ahí es cuando cultivas paciencia, te dices la verdad a ti mismo y descansas en las buenas nuevas de Jesucristo.
Si cultivamos estas cualidades que se encuentran en nuestro Señor Jesús y que el Espíritu produce en nosotros, seremos empoderados para caminar de una manera digna de nuestro llamado y a buscar la unidad cristiana. El resultado será una paz visible que nos une y muestra la sabiduría y la gloria de Dios a un mundo incrédulo.
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