La libertad del creyente y la idolatría.

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En el uso de la libertad en Cristo, el creyente debe ser cuidadoso de no caer en idolatría al participar, a sabiendas, de alimentos dedicados a los ídolos.

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1 cor 10:14-11:1
Desde el cap. 8 hasta la primera parte del cap. 10 (vers. 1-13), el apóstol les había escrito acerca de la libertad del creyentes y de los principios que debían regir su uso. La libertad debía ser regida por el amor al creyente menos maduro y, en algunos casos, era mejor sacrificar el uso de ella o de los derechos en beneficio de la obra evangelística. No debemos olvidar que la versión en español traduce como libertad y derecho la palabra griega ἐξουσία que el apóstol usó.
Después de ponerles el ejemplo de Israel en el desierto, de cómo cayeron en pecado, y advertirles de que nadie está exento de caer “el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga”, y decirles que Dios siempre provee una vía de escape de la tentación, en la segunda parte del cap. 10 (10:14-11:1), lo primero que les dice es “hagan uso de esa vía de escape”, pero se los dice con otras palabras: “¡Huyan de la idolatría!”
El verbo griego “φεύγω” es similar al español “fuga o fugarse” que es un sinónimo de escape.
En caso de que los corintios preguntaran ¿Cómo podemos huir de la idolatría?, Pablo les dice cómo...

No participen de lo dedicado a los ídolos.

Los vers. 14-22, aparentemente se refieren a las comidas en los templos paganos.
Ante todo, debemos saber que somos partícipes del sacrificio de Cristo, cuando comemos el pan y bebemos de la copa, esto es en referencia a la celebración de la Cena del Señor:
1 Corinthians 10:15–17 NBLA
Les hablo como a sabios; juzguen ustedes lo que digo. La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la participación en la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la participación en el cuerpo de Cristo? Puesto que el pan es uno, nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo; porque todos participamos de aquel mismo pan.
La participación en la Cena del Señor es un recordatorio de que pertenecemos al Señor; que el precio pagado por nosotros fue tan grande y que lo peor que podemos hacer es volver al pecado, al lugar de dónde Cristo nos sacó. En el caso de los corintios, muchos de ellos, como buenos griegos, habían sido sacados de la idolatría.
Pablo les hace ver el lado oculto de la idolatría: la adoración de demonios.
El objetivo de Satanás siempre ha sido robarle a Dios la adoración; y una manera de hacerlo es logrando que el hombre adore ídolos e imágenes de lo que hay en el cielo, la tierra, y debajo de la tierra. Por eso el segundo mandamiento prohibe la idolatría.
Los corintios podrían haber dicho, “Si ya sabemos que los ídolos no son nada, porque debemos abstenernos de comer? La respuesta de Pablo a tal posible pregunta es:
1 Corinthians 10:19–20 NBLA
¿Qué quiero decir, entonces? ¿Que lo sacrificado a los ídolos es algo, o que un ídolo es algo? No, sino que digo que lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Dios; no quiero que ustedes sean partícipes con los demonios.
En cuanto a lo dedicado a los ídolos disponible en el mercado o invitaciones a comer, los corintios sabían que mucho de lo que vendían en el mercado podría provenir de los sacrificios paganos; por lo tanto, podían preguntarse ¿Cómo sabremos qué comer sin participar en la idolatría?
Pablo les responde “Eviten la idolatría comprando o comiendo sin preguntar”.

Comprando o comiendo sin preguntar.

Primero, de lo que venden en la tienda (la carnicería):
1 Corinthians 10:25–26 NBLA
Coman de todo lo que se vende en la carnicería sin preguntar nada por motivos de conciencia, porque del Señor es la tierra y todo lo que en ella hay.
Segundo, cuando alguien les hacía una invitación a comer:
1 Corinthians 10:27 NBLA
Si algún incrédulo los invita y quieren ir, coman de todo lo que se les ponga delante sin preguntar nada por motivos de conciencia.
¡Nuestra conciencia es clave en estos tres versículos! ¿Por qué?
Dios nos habla por el Espíritu a través de la conciencia. Si la conciencia no nos condena, podemos comer sin temor de ofender a Dios con nuestra comida; pero si la conciencia nos condena, seguramente es el Espíritu diciendo “¡no lo hagas! En ese caso, hacerlo sería pecar.
Pero aún si nuestra conciencia no nos condena, huímos de la idolatría ...

Evitando comer si eso daña la conciencia de otro.

1 Corinthians 10:28–29 (NBLA)
Pero si alguien les dice: «Esto ha sido sacrificado a los ídolos», no lo coman, por causa del que se lo dijo, y por motivos de conciencia, porque del Señor es la tierra y todo lo que en ella hay. Quiero decir, no la conciencia de ustedes, sino la del otro. Pues ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por la conciencia ajena?
Participar, a sabiendas, de lo sacrificado a los ídolos fomenta o apoya la idolatría del que ofrece el sacrificio. Participar viene a ser una manera de apoyar su acción idólatra.
Al mandarles huir de la idolatría absteniendose de participar de lo dedicado a los ídolos, por medio de una pregunta, les exhorta a no provocar a celos al Señor.
ddgl

No provoquen a celos a Dios.

1 Corinthians 10:22 NBLA
¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos, acaso, más fuertes que Él?
Dios es celoso de aquellos que le pertenecen a Él.
Tanto en el segundo mandamiento como su repetición, el Señor hace énfasis en Su celo por Su pueblo:
Exodus 20:5 (NBLA)
»No los adorarás ni los servirás. Porque Yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
Exodus 34:14 NBLA
»No adorarás a ningún otro dios, ya que el Señor, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso.
¿Cómo le provocamos celos?

Queriendo agradar a Dios y al diablo.

1 Corinthians 10:21 NBLA
Ustedes no pueden beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no pueden participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.
¿De que manera estarían provocando a Dios? Ejem: Si una mujer casada también sale a comer con uno que no es su esposo, ¿Cómo se sentirá el esposo? Celoso, molesto, indignado...
¡La Iglesia (los creyentes) está casada con el Señor! ¿Qué hace comiendo con otro?

Glorificándole en todo.

El interés de una esposa debe ser honrar a su esposo y el interés de la Iglesia debe ser honrar y glorificar a Dios en todo lo que hace. Pablo les recuerda esa verdad a los corintios:
1 Corinthians 10:31 NBLA
Entonces, ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.
El creyente debe examinar cada una de sus acciones preguntándose, ¿Glorifica a Dios lo que estoy haciendo o voy a hacer? ¿Le glorifico con mi comida o con mi bebida?

Hagan lo que beneficia para otros.

1 Corinthians 10:23–24 (NBLA)
Todo es lícito, pero no todo es de provecho. Todo es lícito, pero no todo edifica. Nadie busque su propio bien, sino el de su prójimo.
Esta es la segunda vez que Pablo les hace ver que aunque algo sea de acuerdo a las leyes (lícito), no siempre es lo mejor. La primera mención la hallamos en el cap. 6
1 Corinthians 6:12 NBLA
Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna.
No hay ningún beneficio, ni para los creyentes ni para los incrédulos, cuando un creyente es visto participando de la mesa de los ídolos.

Evitando ser tropiezo a todos.

1 Corinthians 10:32 NBLA
No sean motivo de tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios;
Si queremos ser de edificación a otros, debemos asegurarnos que nuestras acciones no sirvan de piedra de tropiezo.
El mayor beneficio que podemos buscar para alguien es la salvación de su alma.

Buscando su salvación.

1 Corinthians 10:33 NBLA
así como también yo procuro agradar a todos en todo, no buscando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.
No debemos olvidar que Pablo sacrificó sus derechos o libertades con tal de que otros vinieran al conocimiento de Cristo. Pablo buscó el bien de otros, antes que su propio bienestar.
La porción bíblica concluye con una invitación del apóstol a imitarle en el sacrificio de sus derechos libertades con el propósito de que otros sean salvos.
“Sean imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo.”
A manera de resumen, en los últimos tres capítulos (8-10), el apóstol a respondido al asunto de la libertad del creyente con respecto a la adoración o prácticas paganas.
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