UN REPOSO SIN IGUAL

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INTRODUCION

Buenas tardes, hermanos, y amigos que hoy nos acompañan. Es un gozo y privilegio estar juntos nuevamente, especialmente en esta tarde en la que recordamos y celebramos la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Un domingo que sirve para avivar nuestra esperanza en el evangelio, al recordar que nuestro Salvador venció la muerte, resucitó, vive para siempre y volverá nuevamente a juzgar a vivos y muertos con justo juicio.
La razón por la que esta celebración es central para el cristianismo es porque también es central en toda la Biblia. El evento histórico de la vida, muerte y resurrección de Jesús es el clímax y centro de toda la historia de la Biblia. Desde el libro de Génesis hasta el libro de Apocalipsis, toda la Biblia nos apunta y lleva a la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Por esta razón, razón Pablo decía a los corintos que él procuraba no saber nada entre ellos sino solo Cristo y a éste crucificado (1 Corinthians 2:2 “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.”).
Así que, una reflexión que debemos hacer antes de entrar en el texto de hoy es, si la vida, muerte y resurrección de Cristo es central en la Escritura, ¿no debería serlo también en mi propia vida? ¿No debería la vida, muerte y resurrección de Cristo ser el eje central que dirija y sostenga mi vida? ¿No debería mi esperanza ser la esperanza que Cristo nos da por medio de su resurrección? ¿Es ésta la realidad de tu vida? Creo que ninguno de nosotros, lamentablemente, podríamos responder a esa pregunta con un rotundo si, al menos no el 100% de nuestro tiempo. De hecho, creo que para la mayoría de nosotros lo que mueve nuestras vidas son las actividades cotidianas de nuestro día a día, y no tanto la persona de Jesús. Muchas veces es nuestro trabajo lo que determina el resto de nuestras agendas e incluso nuestros anhelos, y no la vida, muerte y resurrección de Cristo.
Incluso en una semana como hoy, creo que puedo afirmar sin temor a equivocarme que cuando muchos de nosotros pensamos en esta semana y los días libres que tendríamos en nuestros trabajos, automáticamente pensamos en qué cosas podríamos hacer en estos días libres, en cuánto podríamos descansar y no tanto en el hecho de que celebramos la victoria de Jesús sobre la muerte.
¿Has pensado en esto conscientemente? Cuando supiste que no trabajarías jueves ni viernes, ¿no pensaste rápidamente en todo lo que podrías hacer o cuánto podrías descansar durante estas minivacaciones? ¿Acaso no pensamos, “Gracias Dios mío, al fin unos días de descanso”? Y anhelábamos estos días probablemente más por el descanso del trabajo y por la oportunidad de recreación que por el hecho de recordar que nuestro Salvador en verdad resucitó.
Seamos honestos, muchos cristianos parece que nos pasamos la vida anhelado un descanso aquí en la tierra en vez de anhela el reposo que Cristo nos da por medio de su vida, muerte y resurrección. Las tan anheladas vacaciones parecieran ser el objetivo de cada año, trabajar para poder descansar unos días.
Anhelamos tener este tiempo libre muchas veces, no solo por poder descansar del día a día, sino porque durante este periodo el trabajo ya no controla nuestro tiempo, sino que somos libres para hacer lo que queramos, y nos pasamos la vida pensando en ese tan esperado donde somos verdaderamente libres, en ese anhelado descanso.
Ahora bien, no es que queres descansar sea malo, y que anhelar algunas vacaciones sea pecado. Como veremos hoy, el tiempo de descanso y reposo es parte del diseño de Dios para su creación. Él mismo estableció un día para su pueblo en el que debían reposar, pero este reposo era mucho más que simplemente un descanso físico, sino que representaba muchas cosas más como veremos el día de hoy.
De modo que, el descanso es parte del diseño de Dios, pero este descanso físicos que disfrutamos también encuentra su máxima expresión en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Así que, como mencionamos al principio hoy celebramos que nuestro Salvador ha vencido la muerte y por medio de su resurrección ha ganado para nosotros un reposo mayor.
Acompáñenme a Génesis 2:1-3, y vamos a orar para que el Espíritu de Dios ilumine nuestras mentes y traiga convicción y ánimo a nuestras vidas por medio de su Palabra.
ORACION
LECTURA: Genesis 2:1-3

DIOS COMPLETO - Genesis 2:1

Esta sección realmen encierra toda la narrativa de Genesis 1 sobre la creación. Quizás no todos los saben, pero la Biblia no fue escrita originalmente con capítulos y versículos, estos fueron añadidos alrededor del siglo XVI aproximadamente. Digo esto, porque realmente Genesis 2:1, bien pudo haber sido divido como la parte final del capítulo 1. De hecho, vemos que hay una especie de paralelismo entre Genesis 1:1 y Genesis 2:1, especialmente en la forma de lenguaje que usan.
Genesis 1:1 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
Genesis 2:1 “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.”
Como una especie de corchetes que nos indican que la emocionante narrativa que comenzó en 1:1 llegó a su perfecto conclusión en 2:1, a tal punto que la frese “… y todo el ejército de ellos”, nos resume todo lo que Dios ha hecho, el ejército de los cielos y la tierra se refiere a todo ser viviente y todos los cuerpos celestes que Dios creó para que habitaran en los cielos y la tierra. Haciendo referencia, no solo a la creación del espacio habitable y la organización y adaptación del mismo para la vida, sino también la vida misma que habitaría en este espacio fueron completados en el sexto día. Absolutamente todo lo que ha sido creado fue creado y completado por Dios en este sexto día
Es así como llegamos Genesis 2:1, y el texto nos muestra algo muy interesante y que no debemos pasar por alto sino que debemos prestar mucha atención. Leemos, Genesis 2:1 “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.”
Esta expresión es bastante significativa, pues, nos muestra que Dios completó la obra que se había propuesto en si mismo hacer. Dios completó perfectamente su creación.
Algunos teólogos que erradamente afirma la evolución teísta, creen que Dios creó todo en un estado inicial que luego sería desarrollado por medio de las fuerzas de la naturaleza, intentando hacer compatible el relato de Génesis con la teoría de la evolución. Estos le quitan a Genesis su componente histórico y alegorizan el texto. Sin embargo, no es el testimonio de la Escritura. La Biblia clara e históricamente afirma que Dios creó todas las cosas en un estado completo, funcional y perfectamente desarrollado.
Dios completó su obra, y creó todas las cosas en un estado funcional y desarrollado, no en un estado de posible desarrollo ni usó la evolución como mecanismo para crear, sino que su sola palabra fue suficiente para crear una realidad funcional y operativa que vemos hoy. Esta es una de las razones por la que la tierra también tiene una apariencia de edad mayor a la que probablemente tiene, de la misma forma que Dios creó a Adam como un hombre, así también fue con toda la creación. Dios no hizo al hombre y la mujer como niños que luego fueron desarrollándose hasta llegar a la madurez, sino que fueron creados ya en una edad madura.
Adán y Eva tendrían 5 minutos de haber sido creados, pero una apariencia y madurez de un hombre y una mujer de entre 30 o 40 años, por decir una edad. Dios formo y completó toda la creación en un estado ya funcional y perfecto.

EL REPOSO DE DIOS - Genesis 2:2

Y después de acabar toda su obra, después de haber juzgado todo lo que había hecho como “bueno en gran manera”, Dios descansó. El concepto del reposo de Dios es uno de los temas teológicos que encontramos a lo largo de toda la Biblia, tanto así, que el día de descanso es parte esencial del diseño de Dios para su creación. Al igual que todo lo creado, Dios el día que descansó lo hizo como parte de su diseño para la vida. Ahora bien, este día de reposo se refiere a mucho más que el descanso físico como hemos dicho al inicio, y como veremos en breves minutos.
Ahora bien, esta expresión no debe entenderse como una fatiga por parte de la Divinidad, por el contrario, la Biblia en innumerables partes hace referencia al poder inagotable de Dios, su fuerza no tiene limite, y tampoco se acaba. Dios no tuvo que retomar su aliento, y tampoco tuvo que sentarse por un momento para retomar fuerzas. En absoluto, Dios es omnipotente, es decir, todopoderoso. El profeta Isaías afirmó esto mismo al recodar el acto creador de Dios, en Isaías 40:28 “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.”
La misma Biblia nos dice que el Creador no se cansa, por lo tanto no necesita descanso.
Entonces, ¿qué nos quiere decir este texto? La palabra “descanso” o “reposo” en el Hebreo es Shabat (שּבת), de donde posteriormente se obtendria la palabra Sabbat (שבת) que es el día de descanso establecido por parte de Dios para su pueblo. Esta palabra Shabat (שבת) en Hebreo significa “cesar de hacer una actividad”, o “dejar de hacer algo”. El reposo de Dios mas que ser un oportunidad para Dios recuperar fuerzas, es un tiempo en el que Dios contempló la obra que había finalizado y de deleitó en la obra que Él había hecho, le pareció bueno.
La razón por la que Dios descansó es porque ya no era necesario que siguiera creando nada. Terminó su obra como vimos en el versículo 1. Al terminar su obra, ya no es necesario que siga creando, por lo tanto puede cesar su obra creadora y queda satisfecho. Mas que un estado de agotamiento, es un estado de satisfacción que Dios encontró en si mismo por la creación que había hecho.
Ahora bien, este lenguaje tampoco significa que Dios no siga trabajando. Nuestro Dios no hizo la tierra y se sentó a descansar a ver qué ocurría. El mismo Señor Jesús nos dice en Juan 5:17 “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”. Si bien es cierto que Dios completó su obra creador y entró en su descanso, su providencia, soberanía y su sustento de toda la creación siguen operativos. Dios sigue trabajando sustentando todas las cosas.
Hebreos 1:3 “… quien [Cristo] sustenta todas las cosas con la palabra de su poder...”.
Colosenses 1:17 “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;”
Salmo 121:4 “He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel.”
Dios reposa de su actividad creadora, pero no quiere decir que no esté trabajando. Esto es una muestra de que el poder de Dios es inagotable, pues, el reposo de Dios no hace referencia a su necesidad de reestablecer fuerzas, sino en la satisfacción que encuentra en si mismo y en sus obras completadas.
El Séptimo Día
De hecho, si prestamos atención al vocabulario usado para el séptimo día podremos apreciar esto mismo.
Es interesante que el versículo dos nos introduce el séptimo día de una manera directa sin seguir el mismo patrón que el resto de los días. Hay dos frases que delimitan el resto de los días de la creación, y ambos están ausentes cuando se nos introduce el día en que Dios reposó. Preste mucha atención:
Genesis 1:3-5 (v.3 y v.5).
Genesis 1:6-8 (v.6 y v.8).
Genesis 1:9-13 (v.9 y v.13).
Genesis 1:14-19 (v.14 y v.19).
Genesis 1:20-23 (v.20 y v.23).
Genesis 1:24-31 (v.24, v.26 y v.31).
En todos los días de la creación encontramos estas dos frases que de alguna manera delimitan cada día y cada acto creador de Dios. Sin embargo, cuando llegamos al día séptimo no vemos ninguna de las dos frases. No vemos “y dijo Dios...”, especialmente porque su poder creador por medio de su Palabra ya no era necesario, ya había creado absolutamente todo lo que se había propuesto crear. Y tampoco encontramos el final del séptimo día con la frase “y fue la tarde y la mañana...”.
Esto es significativo, porque el séptimo día s un día diferente al resto de los días de la creación. En él se nos dice que Dios mismo cesó su obra. Ahora, Dios terminó la creación en el día sexto, y no en el séptimo. Esto lo vemos en el mismo texto que nos narra la culminación de la creación antes de introducir el séptimo día. Por esta razón, una mejor traducción al español de Genesis 2:2 “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo...” sería “Para el séptimo día Dios ya había acabado la obra que hizo...”.
Estos dos conceptos de Obra Completada y Descanso están tan conectados que los vemos nuevamente en la obra de Jesús en la expiación por nuestros pecados. En cierto modo, Genesis 2:1 nos lleva a pensar en las Palabras de Cristo en la cruz. Cuando leemos los evangelios encontramos entre las últimas frases del Hijo de Dios “Consumado es” (Juan 19:30). Cristo completó su obra y posteriormente entró en su reposo. La obra expiatoria de Jesús fue terminada por completo. Quizás haciendo un paralelismo entre la culminación de la obra creadora de Dios y la obra Redentora de Cristo, encontramos que en ambos casos estas obras fueron completadas de manera perfecta, y no solo en un estado inicial.
Es decir, de la misma forma que Dios creó toda las cosas completas y perfectas; Cristo justificó a su pueblo de una manera completa y perfecta. Esta idea de completar la obra y descansar la vemos tanto en la creación como en la redención.
Hebreos 1:3 “… habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,”. Hebreos 8:1 “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,”
En el Antiguo Testamento los sacerdotes no podían sentarse en ningún momento, ya que debían estar de pie ofreciendo sacrificios continuamente por ellos mismos y por el pueblo, sin embargo, Cristo es un Sumo Sacerdote que puede estar sentado en el trono de Dios porque su obra ha sido completada.
Dios es un Dios que completa su obra y entra en su reposo. Nuevamente, esto no tiene que ver con fatiga sino con el hecho de que no es necesario que Dios siga actuando de esa misma forma. No hace falta que Dios siga creando pues la creación está completa, y tampoco es necesario que Cristo siga ofreciéndose a si mismo, porque su redención también ha sido completa.
Algunas religiones tienen una idea de la redención parecida a la evolución teísta, es decir creen que el sacrificio de Jesús abrió el camino de la salvación de una manera inicial, pero que ahora nosotros tenemos que desarrollar y obetener esa salvación por medio de sus prácticas y mandamiento.
Pero la Escritura es clara, Dios tanot en la creación como en la redención terminó su obra de manera perfecta y completa.
Y el reposo de Dios es un recordatorio de esto mismo, Dios ha completado la obra, no hace falta más.

EL REPOSO DE DIOS Y SU PUEBLO

Y como hemos mencionado ya, por esta razón, el día de reposo tiene un significado mayor al del descanso físico. El reposo de Dios tiene un significado profundamente teológico y espiritual para el pueblo de Dios, tanto como para el pueblo de Israel en el tiempo del Antiguo Testamento como para nosotros la iglesia en tiempos del Nuevo Pacto.
El hecho de que el séptimo día de manera literaria no estuviera delimitado, y en cierto sentido, al menos desde el punto de vista literario no terminara, tiene un significado profundamente teológico. Nuevamente, Moisés usa esta estructura literaria y omite la frase de manera intencional para enseñarnos un punto teológico importante. En el siguiente versículo encontramos la importancia que Dios da a este día:
Genesis 2:3 (RVR60)
“Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.”
Dios lo bendijo y lo santificó. Esto es sumamente interesante, porque hasta ahora Dios había bendecido solo a los seres vivientes que había creado, tanto a los animales como a los seres humanos que acababa de crear, a ambos los bendijo y les dijo: Fructificad y multiplicaos. Pero al final de la narrativa de la creación vemos que Dios bendice ahora al marco temporal de su descanso. Dios no está bendiciendo a una cosa, sino al tiempo mismo de su descanso. No solo los seres vivos debían ser fructíferos en la tierra, sino que el tiempo en el que Dios reposó también debía en un sentido espiritual ser fructífero para la humanidad. Era un tiempo en el que la contemplación y la adoración a Dios por ser el Creador de todo lo que hay debía producir en el ser humano un mayor acercamiento y una mayor expresión de adoración. Pero no solo esto, sino que también se nos dice que Dios santificó el séptimo día. Esta es la primera vez en la escritura que se menciona que algo es santificado. Esto quiere decir que Dios lo apartó para sí. Dios lo consagró para sí.
El término consagrar o santificar significa apartar del resto. Dios diferenció el séptimo día del resto de los días anteriores, en especial porque Dios completó su obra y reposó. Dios lo escogió como un día especial que debía ser diferente a los demás. Ahora bien, este reposo de Dios debía extenderse perpetuamente en toda la creación. Los seres humanos, aunque debían trabajar desde el inicio, debían vivir sus vidas en el eterno reposo que Dios había establecido a su pueblo, tanto así, que el concepto del reposo de Dios lo vemos a lo largo de toda la Escritura, y nos lleva a contemplar tanto la obra creadora como la obra redentora de Dios.
Este concepto del Shabbat (שּּבת) es visto desde varias perspectivas diferentes en la Escritura:
El reposo como un tiempo a ser guardado
En primer lugar, el Shabbat (שּּבת) era un día que debía ser guardado para la reflexión y meditación en las obras de Dios.
Lo vemos de manera directa y clara, cuando el día de reposo fue instituido en el pueblo de Israel dentro de los Diez Mandamientos, en Éxodo 20. Dios reúne al pueblo de Israel después de haberlos liberado de la esclavitud en Egipto, y después de cruzar el Mar Rojo, Dios los convoca en el Monte Sinaí, y ahí establece un pacto en el que da a su pueblo su Ley. Esta Ley era el código de conducta que Israel debía mantener en su pacto con Dios. En el primer mandamiento vemos como Dios hace referencia a la liberación de Egipto.
Llegados al 4to mandamiento, leemos lo siguiente Éxodo 20:8-11 “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.”
En la versión extendida de este mismo mandamiento que encontramos en Deuteronomio 5:15 “Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo”.
Durante este día de reposo, el pueblo de Israel debía cesar todo su trabajo con el propósito de reflexionar, de meditar y fijar sus mentes en Dios como el Creador, digno de gloria, y al mismo tiempo, debían recordar y adorar a Dios por cómo los había librado de la esclavitud en Egipto. Esta esclavitud era todo lo contrario al reposo que Dios tenían para su pueblo. En Egipto el pueblo de Israel estaba sujeto a un duro trabajo, extenuante, en el que no podía descansar ni un segundo, y en el que si no trabajaban duro eran azotados bajo el sol. La esclavitud es lo opuesto al descanso, es la opresión por medio del trabajo duro hasta literalmente desfallecer.
Pero Dios no solo estableció un día para el descanso del trabajo diario, sino también un día en el que su pueblo recordara la liberación que había ganado para ellos cuando los sacó de Egiptos en donde eran esclavos a la libertad y el reposo que Él les quería dar.
De hecho, el guardar este día de reposo era una de las principales señales del pacto de Dios con su pueblo.
Éxodo 31:16-17 “Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo.Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.”
Esta señal de pacto perpetuo era una de las maneras en las que Dios había santificado a su pueblo, es decir, de la misma manera que Dios separó y apartó el séptimo día para él, así también apartó a su pueblo para si mismo. La idea es que el pueblo de Dios en el día del Señor debía reflexionar sobre la grandeza del Creador y adorarlo por la Salvación tan grande que había traído sobre ellos.
En unos versículos antes en este mismo capítulo, vemos que Dios santificó al pueblo de Israel por medio de su reposo como parte de su pacto Éxodo 31:12-13 “Habló además Jehová a Moisés, diciendo:Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico.”
Así vemos que el concepto del reposo de Dios en toda la Escritura va mucho más allá de simplemente dejar de trabajar, y pasar un tiempo en la inactividad y la recreación. Por el contrario, el día de reposo era un día no para ser productivo en términos laborales, sino fructífero en términos espirituales.
El reposos como un destino al que Dios nos lleva
Pero también vemos en la Escritura que el reposo es visto como un destino al que Dios nos lleva.
En Deuteronomio 12:8-10 “No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece, porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y a la heredad que os da Jehová vuestro Dios. Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis en la tierra que Jehová vuestro Dios os hace heredar; y él os dará reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y habitaréis seguros.”
Este reposo era la entrada a la Tierra Prometida, donde el pueblo de Dios, no es que no tendría que trabajar, sino que podría habitar en plena libertad de sus opresores y enemigos, contemplando las maravillas de su Creador y Redentor. El reposo de Dios entonces se convierte no solo en un tiempo de reflexión para el pueblo de Dios, sino también en un destino al que el pueblo de Dios se dirige. Esto aplica también para la iglesia del Señor Jesucristo:
Hebreos 4:1–11 (RVR60)
“Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:
Por tanto, juré en mi ira,
No entrarán en mi reposo;
aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:
Si oyereis hoy su voz,
No endurezcáis vuestros corazones.
Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.”
Hebreos 4 es en realidad una cita del Salmo 95, este Salmo fue escrito muchos años después de que el pueblo de Israel entrara a la Tierra Prometida. Esto es interesante, porque David escribe este Salmo siendo inspirado por el Espíritu Santo y habla de la necesidad de no endurecer nuestro corazón, sino de acompañar nuestro escuchar con fe para que podamos entrar en su reposo. David cita el Pentateuco, y lo aplica a su tiempo, y asimismo, el autor de Hebreos cita a David y lo aplica a su congregación.
El punto teológico que debemos considerar en todo esto es lo que nos dice el versículo 9 Hebreos 4:9 “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.”

EL REPOSO SIN IGUAL

¿Cual es ese reposo que aún falta? Se preguntarán algunos, y para reposnder a esto, quiero recordar lo que mencionamos al inicio de este sermón: Jesucristo es el centro de toda la Escritura, y el día de reposo no es una excepción.
La vida, muerte y resurrección es el cumplimiento de absolutamente todas las promesas, profecías de la Biblia y constituye el punto central de toda la historia de la Escritura. El día de reposo sirve para apuntarnos a Jesucristo mismo. Él es el Creador por medio de quien todo lo que ha sido hecho fue hecho nos dices Juan 1:3, y Él mismo es el redentor que ofreció su propia sangre para liberarnos de la esclavitud en la que el pecado nos tenía sometidos nos dice Juan 8:36.
En Cristo no solo encontramos visible y claramente la obra Creadora y Redentora, sino que Él mismo es nuestro reposo. Él es nuestro descanso. Durante su vida en esta tierra Cristo le dijo a quienes les escuchaban:
Mateo 11:28-30 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
El lenguaje entre trabajo y cargado en oposición al descanso nos debe llevar a pensar en Genesis 2:1-3.
El ser humano se ha pasado la vida intentando ganarse el cielo. Todas las religiones imponen reglas, tradiciones, mandamientos y obras que muchas veces son duras y difíciles de cumplir. Algunos hacen sacrificios, hasta en sus propios cuerpos. Sin ir muy lejos, en estas fechas de Semana Santa, cuántas personas no se apresuran a pagar promesas, a hacer peregrinajes, se abstienen de ciertos alimentos, en algunos países hombres intentan recrear la pasión de Cristo flagelando sus propios cuerpos.
El ser humano trabaja incansablemente para pagarse el cielo, independientemente de la religión que se practique, todas tienen en común las arduas obras que deben hacerse para justificarse delante de Dios.
Pero Cristo ofrece esta invitación a todos aquellos que deseen encontrar un verdadero reposo para su alma. El reposo que Dios ha diseñado para que sea disfrutado desde el principio de la creación pero que nuestro pecado ha convertido en esclavitud.
Conexión con los no creyentes aquí.
Amado amigo que hoy nos visitas, quizás has venido hoy a la iglesia porque por tradición es común ir a algún templo religioso en Semana Santa, quizás has venido con la intención de también añadir un poco más a tus buenas obras. Independientemente de la motivación que tengas para venir, no te podrás ganar el cielo por muchas obras que hagas.
No importa cuánto trabajes, cuánto te esfuerces, el paraíso está lejos de tu alcance. Nuestro pecado y nuestra rebelión es algo que nunca podremos vencer por nosotros mismos, y por esta razón vino Cristo.
Jesús vino a este mundo y vivio una vida perfecta de justicia, pero fue castigado como el más vil de los pecadores, tomando nuestro lugar en la cruz y sufriendo nuestra condenación para que tú y yo podamos tener vida eterna. Por eso es él quien puede hacer esta invitación para darnos descanso.
Ven a Cristo reconociendo tu maldad y desechando toda esperanza en ti mismo, y pon tu esperanza en él para recibir la vida eterna y el reposo que Dios tiene para su pueblo.
Aplicación a la Iglesia
Amada iglesia, ¿estamos viviendo en el reposo de Dios?
Desarrolla una perspectiva eterna (ver todo a la luz de la eternidad).
Medita en la grandeza (Creador) y misericordias (Redentor) de Dios.
Entiendo cual es el verdadero problema (el pecado y la corrupción).
Medita en la esperanza del evangelio (la esperanza de una nueva creación sin el dolor y las consecuencias de la maldad).
Procuremos entrar en el reposo de nuestro Señor.
Oremos.
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