La Promesa del Espíritu Santo: Parte IV, la familia, Cristo y el Espíritu Santo

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La familia cristiana debe reflejar los principios del Reino de los cielos como una muestra de la llenura del Espíritu Santo.

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¿Qué lugar juega la familia en nuestra relación con Dios?

El día de hoy, mientras recordamos el día de la familia, vamos a aprovechar de desglosar un pasaje Bíblico muy interesante.
Este pasaje, se relaciona por un lado con nuestra serie acerca del Espíritu Santo.
Por otro lado, es uno de los pasajes centrales para entender nuestras relaciones familiares.
Hoy vamos a descubrir cómo es que la familia es parte del plan divino, y en esta se manifiesta el amor de Cristo y la llenura del Espíritu Santo.
Leamos rápidamente Efesios 5:17-6:4
Ephesians 5:17–6:4 NVI
Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu. Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo. Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.» Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia. En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo. Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. «Honra a tu padre y a tu madre—que es el primer mandamiento con promesa—para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra.» Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.
Este es un pasaje muy conocido de la Escritura, particularmente la sección que hace referencia a las relaciones dentro del hogar.
Pero hoy, quisiera que prestemos especial atención a la segunda parte del versículo 18 donde afirma:
Efesios 5:18 (NVI)
...sean llenos del Espíritu.
Por favor, NO pierdas de vista que este pasaje está hablando acerca de: Ser llenos del Espíritu Santo.
Pero, para entender bien lo que este pasaje está diciendo, es necesario ingresar detrás de la traducción y descubrir algunas Gemas del texto griego en este pasaje.

Veamos la estructura de este pasaje

La gráfica que vemos en las pantallas es un detalle de la estructura gramatical de este pasaje.
Lo que quiero que notemos es la larga línea que conecta la parte inferior de la gráfica.
Puedes notar que debajo de la palabra πληροῦσθε, sean llenos, lo que sigue es una línea que conecta las demás cláusulas a ese verbo.
Ahora, vamos a entender lo que Pablo está diciendo en este pasaje, lo vamos a subdividir en dos partes.

Parte I: Sean llenos del Espíritu Santo

Esta sección comprende los versículos 5:17-21 que en español se leen así:
Ephesians 5:17–21 NVI
Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu. Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo.
Presta especial atención a los verbos Anímense, canten, dando gracias, sométanse.
En español, tres de estos verbos están traducidos con una fuerza imperativa, a manera de una orden. El otro, “dando gracias” esta traducido como un gerundio.
Sin embargo, en el original griego estos son participios verbales.
Antes de seguir, vale la pena hacernos la siguiente pregunta:

¿Qué es un verbo y qué un participio?

De manera extremadamente sencilla:
Un verbo es una palabra de acción: “yo voy a mi casa”
Un participio es un modificador verbal: “yo voy a mi casa mientras masco chicle”
En los versículos 18-21 realmente sólo hay un verbo, el verbo es sean llenos. Lo más interesante es que en el griego, este verbo está en imperativo. Es decir, es un deseo enfático de parte del autor.
Entonces, lo que el pasaje en griego está demarcando es lo siguiente:
Punto 1: NO sean insensatos; SINO entiendan la voluntad del Señor.
Punto 2: NO se emborrachen… AL CONTRARIO ¡sean llenos del Espíritu!
Punto 3: Sean llenos del Espíritu de la siguiente manera:
Animándose (literalmente hablándose) unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales.
Cantando y alabando al Señor con el corazón.
Dando siempre gracias a Dios el Padre por todo en el nombre del Señor Jesucristo.
Sometiéndose unos a otros por reverencia a Cristo.

Parte II: Las relaciones familiares

Primero la esposa

leamos Efesios 5:22-24
Ephesians 5:22–24 NVI
Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.
Aquí les comparto la versión en Griego del versículo 22:
Ephesians 5:22 SBLGNT
Αἱ γυναῖκες τοῖς ἰδίοις ἀνδράσιν ὡς τῷ κυρίῳ,
La versión griega literalmente dice:
“las esposas a sus propios esposos como al Señor”
Nota que la palabra “someterse” está ausente en el texto griego...
¿Por qué? Porque en la gramática griega los versículos 22-24 son una continuación de la idea que se va desarrollando desde el versículo 18.
En otras palabras: la sujeción de la esposa al esposo es una manifestación de la llenura del Espíritu Santo en su vida.

Ahora el esposo

Inmediatamente después de hablar de la responsabilidad de la esposa, Pablo procede a hablar del esposo.
Leamos Efesios 5:25-32
Ephesians 5:25–32 NVI
Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.» Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia.
La idea continúa. Pero la línea de argumentación cambia.
En los versículos anteriores, el verbo “ser llenos del Espíritu” gobierna todas las demás acciones que concluyen con la sumisión de la esposa al esposo.
Ahora, un nuevo verbo ingresa en escena: el verbo amar. En el griego este verbo está en modo imperativo.
La orden para el esposo es amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia.
Por esta razón, el apóstol procede a describir inmediatamente cómo es que Cristo amó a la iglesia:
Cristo la amó como a sí mismo.
Cristo dio todo por ella.
Cristo se preocupó por ella.
Etc.

Así como Jesucristo fue lleno del Espíritu Santo y amó a la iglesia, igualmente el marido lleno del Espíritu Santo ama a su esposa.

Pablo concluye esta breve sección afirmando el gran misterio de la unión entre Cristo y la iglesia, y él afirma que este misterio es tan profundo como la unión entre el esposo y la esposa.
Por esta razón el apóstol afirma:
Ephesians 5:33 NVI
En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo.

El matrimonio, Cristo y el Espíritu Santo

La unión entre marido y mujer es una unión íntima y espiritual que refleja la unión entre Cristo y la iglesia.
Así como Cristo es lleno del Espíritu Santo, y ama a la iglesia. Igualmente el marido lleno del Espíritu Santo amará a su esposa.
Así como la iglesia es llena del Espíritu Santo y se somete a Cristo en amor. Igualmente la esposa llena del Espíritu Santo respetará a su marido.

Ahora los hijos

El mismo pasaje continúa y ahora habla de la relación entre los hijos y los padres.
Ephesians 6:1–4 NVI
Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. «Honra a tu padre y a tu madre—que es el primer mandamiento con promesa—para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra.» Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.
Esta sección que lidia con los hijos y los padres presenta tres verbos en imperativo:
Hijos obedezcan a sus padres.
Padres, no hagan enojar a sus hijos.
Críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.
El verbo “hacer enojar” viene de la misma raíz griega que la palabra ira. En otras palabras, el apóstol Pablo está ordenando a los padres que no saquen a sus hijos de sus casillas.
Entonces, los hijos llenos del Espíritu Santo van a ser obedientes a sus padres, y los padres llenos del Espíritu Santo van a criar a sus hijos sin provocarlos.
Nuevamente, vemos cómo la llenura del Espíritu Santo se manifiesta dentro de la familia.
Así como en la santísima Trinidad el Hijo hace la voluntad perfecta del Padre, igualmente en la iglesia los hijos son obedientes a sus padres.
Así como el Padre ama al hijo con amor eterno y perfecto, en la iglesia los padres no provocan ni maltratan a sus hijos, sino que los aman.

La familia, Cristo y el Espíritu Santo

Nuevamente vemos cómo es que la familia refleja la profunda relación entre Dios y nosotros.
Si deseas vivir una vida llena del Espíritu Santo, es necesario que tu hogar refleje los valores del Reino de Dios.
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