La Promesa del Espíritu Santo: Parte V, llenos del Espíritu

La Promesa del Espíritu Santo  •  Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 26 views

La llenura del Espíritu Santo es algo que debemos buscar cada día, y que se hace evidente en la obediencia absoluta a Dios y el amor al prójimo.

Notes
Transcript

Repasemos brevemente

Durante las últimas semanas hemos estado hablando acerca de la promesa del Espíritu Santo.
Vimos que después de su resurrección, y antes de su ascensión, Cristo dejó dos promesas para la iglesia
Preguntar si alguien recuerda las dos promesas y dar algún premio.
Que él derramaría su Espíritu Santo sobre sus discípulos.
Que él regresaría al final de los tiempos a juzgar al mundo y establecer su reino eterno.
Vimos que la primera promesa ya se cumplió, y que tanto la resurrección de Cristo como la llegada del Espíritu Santo son nuestra garantía de que él regresará.
Vimos que el Espíritu Santo fue derramado el día de Pentecostés, y que esto simbolizaba el retorno de Dios a su templo, que ahora es la iglesia.
Vimos, además, que el momento que creemos en Cristo por la fe, somos bautizados con su Espíritu Santo, quien nos sella y nos da vida eterna. Somos bautizados por el Espíritu Santo una sola vez y para siempre.
Finalmente, la semana pasada aprovechamos el día de la familia para resaltar cómo es que la familia es un modelo de la relación entre Cristo y la iglesia, y que en esta se manifiesta la llenura del Espíritu Santo.
Pero, aún nos queda una última pregunta por responder en este tema.
¿Es lo mismo ser bautizados que ser llenos del Espíritu Santo?

¿Qué es ser llenos del Espíritu Santo?

La semana pasada ya empezamos a responder esta pregunta por medio de nuestro estudio de Efesios 5:17-6:4.
En este pasaje vimos que:
Quienes son llenos del Espíritu Santo
Se animan los unos a los otros con cantos, himnos y canciones espirituales.
Cantan y alaban al Señor con el corazón.
Dan siempre gracias a Dios por todo en el nombre del Señor Jesucristo.
Se someten los unos a los otros por reverencia a Cristo.
Entonces, En esencia, ser llenos del Espíritu Santo es llevar una vida de absoluta entrega a Dios y completo amor al prójimo.

Ser llenos del Espíritu Santo es cumplir con los dos grandes mandamientos

Esto no es otra cosa que cumplir con los dos grandes mandamientos, así como son presentados por el mismo Señor Jesús.
Marcos 12:28b–31 (NVI)
—De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?
—El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor—contestó Jesús—. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento más importante que éstos.
El creyente lleno del Espíritu Santo amará a Dios con todo su ser. Esto significa que vivirá una vida que agrade a Dios por medio de la obediencia a Su Palabra.
El creyente lleno del Espíritu Santo amará a su prójimo. El amor de Dios llena el corazón del creyente y sobreabunda en amor hacia las demás personas.

Ser llenos del Espíritu Santo es reflejar el carácter de Dios

En su carta a los gálatas, el apóstol Pablo les recuerda que los creyentes llenos del Espíritu Santo no darán rienda suelta sus pasiones desordenadas, más al contrario vivirán una vida que refleje el carácter de Dios.
Leamos el pasaje de Gálatas 5:16-26
Galatians 5:16–26 NVI
Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa. Porque ésta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren. Pero si los guía el Espíritu, no están bajo la ley. Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. No dejemos que la vanidad nos lleve a irritarnos y a envidiarnos unos a otros.
Analicemos brevemente este pasaje:
¡Vivan por el Espíritu! He aquí otro imperativo en las cartas de Pablo. Recuerda que un imperativo es un verbo que espera una respuesta por parte del receptor.
Si los guía el Espíritu, no están bajo la ley. Aquí Pablo viene desarrollando una idea que viene de más atrás en Gálatas. En resumen, aquellos que viven guiados por el Espíritu Santo, es decir que son llenos del Espíritu, no tienen temor al juicio divino, pues ya no están amarrados al pecado, sino que ahora viven junto a Cristo.
Inmediatamente el apóstol procede a ejemplificar lo que es una vida carnal, es decir, una vida vacía del Espíritu Santo.
En contraste, el apóstol describe una vida espiritual, llena del Espíritu Santo.
La conclusión es bastante clara: Si vivimos por el Espíritu, entonces también caminemos guiados por el Espíritu.
Y, el fruto del Espíritu Santo comienza con el amor.
Ahora, hemos definido la llenura del Espíritu Santo como una vida de amor. Pero:

¿Qué significa una vida de amor en términos Bíblicos?

Ya hemos respondido un poco esta pregunta al mencionar los dos grandes mandamientos, pero, para que no quede ninguna duda, vamos a leer dos pasajes Bíblicos que nos ayudan a entender exactamente a qué se refiere el amar a Dios y amar al prójimo.
John 14:15–21 NVI
»Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá más, pero ustedes sí me verán. Y porque yo vivo, también ustedes vivirán. En aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mí, y yo en ustedes. ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.
Desglosemos brevemente este pasaje:
El que ama a Jesús, es aquel que guarda sus mandamientos (nota que Jesús reitera esto dos veces)
El que ama a Jesús, tiene el Espíritu Santo y está vivo.
El que ama a Jesús es amado por el Padre, amado por el Hijo, y lleno del Espíritu Santo (me manifestaré a él hace referencia a la venida del Espíritu Santo a la vida del que ama a Cristo).
El segundo pasaje se halla en 1 Corintios 13
1 Corinthians 13 NVI
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Analicemos brevemente este pasaje:
Pablo comienza explicando que cualquier manifestación de “poder de Dios”, si no está impulsada por el amor, de nada sirve.
Igualmente, cualquier acción de entrega y sacrificio, si no está movida por el amor, de nada sirve.
Inmediatamente procede a describir las características del amor de Dios.
El apóstol explica que hoy necesitamos de los diversos dones de Dios porque aún no vivimos en la manifestación del amor perfecto de Dios. Aún vivimos en un mundo caído donde nos hace falta recordar a Dios.
Pero, cuando Jesucristo regrese a establecer su reino, ya ninguna de estas cosas serán necesarias, puesto que el amor perfecto de Dios gobernará toda la creación.
Por esto, el que camina en amor es quien es maduro en la fe, es decir, quien es lleno del Espíritu Santo.

Entonces, una vida de amor es una vida de obediencia a Cristo y de madurez espiritual. En otras palabras, es una vida de llenura del Espíritu Santo.

¿Cuántas veces debemos ser llenos del Espíritu Santo?

Esta es la pregunta con la que concluiremos esta importante serie de enseñanza.
Ya vimos que somos bautizados por el Espíritu Santo una sola vez y para siempre.
Sin embargo, Luego de ser bautizados por el Espíritu Santo, es necesario que busquemos todos los días la llenura del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Esto debería ser bastante obvio por el simple hecho de que para obedecer a Dios y amar al prójimo, necesitamos depender del Espíritu Santo cada día y en cada ocasión.
Sin embargo, a manera de ilustración solamente, vamos a ver cómo es que aún los mismos apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo una y otra vez.
Leamos:
Acts 4:8 NVI
Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió: —Gobernantes del pueblo y ancianos:
Este evento sucedió días después de Pentecostés, pero vemos que Pedro es nuevamente lleno del Espíritu Santo.
Acts 4:31 NVI
Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno.
Aquí, tras que Pedro y Juan fueron liberados de la cárcel, vuelven donde los hermanos y los alientan con la palabra de Dios. Entonces, nuevamente se ponen a orar y son llenos del Espíritu Santo.
Acts 6:3–5 NVI
Hermanos, escojan de entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta responsabilidad. Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra.» Esta propuesta agradó a toda la asamblea. Escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía.
Aquí, los apóstoles están buscando ayudantes para que se dediquen al servicio en la iglesia. Uno de los requisitos principales era que sean llenos del Espíritu Santo.
Acts 7:55 NVI
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios.
Este es el relato del martirio de Esteban.
Esteban fue apedreado hasta la muerte por su fe en Cristo.
Él era uno de los siete diáconos elegidos en el capítulo 6.
Vemos que justo antes de morir, fue nuevamente lleno del Espíritu Santo, quien le dio fortaleza en ese momento.
Leamos hechos 9:17 y lo vamos a comparar con hechos 13:9
Acts 9:17 NVI
Ananías se fue y, cuando llegó a la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.»
Acts 13:9 NVI
Entonces Saulo, o sea Pablo, lleno del Espíritu Santo, clavó los ojos en Elimas y le dijo:
Vemos que Pablo fue lleno del Espíritu Santo, y en este caso fue también bautizado por el Espíritu Santo, en hechos capítulo 9.
Pero, luego vemos que en Hechos capítulo 13, el mismo Pablo fue nuevamente lleno del Espíritu Santo.
Existen más pasajes Bíblicos que hacen referencia a esta realidad, pero, estos son suficientes para ilustrar el hecho de que la llenura del Espíritu Santo es algo que debemos buscar frecuentemente, no solo una vez.

Una iglesia llena del Espíritu Santo, es una iglesia donde el poder de Dios se manifiesta.

Leamos 1 Corintios 12:1-11
1 Corinthians 12:1–11 NVI
En cuanto a los dones espirituales, hermanos, quiero que entiendan bien este asunto. Ustedes saben que cuando eran paganos se dejaban arrastrar hacia los ídolos mudos. Por eso les advierto que nadie que esté hablando por el Espíritu de Dios puede maldecir a Jesús; ni nadie puede decir: «Jesús es el Señor» sino por el Espíritu Santo. Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás. A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento; a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas. Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina.
Nota cómo es que Pablo explica que es el Espíritu Santo el que otorga diversos dones en base a su propia soberanía.
Es en el contexto de iglesia donde los dones del Espíritu Santo se hacen manifiestos. Unos complementando a otros.
Pero, recuerda que toda esta sección concluye en el capítulo 14.
El punto central de Pablo es que Los dones del Espíritu Santo solamente demuestran la llenura del Espíritu Santo si estos son usados en orden y motivados por el amor.

Conclusión

Después de haber estudiado esta serie acerca de “la promesa del Espíritu Santo”, es mi oración que seas motivado a vivir una vida de llenura espiritual.
Que Cristo sea el Señor de tu vida.
Que el amor del Padre te inunde y sobreabunde.
Que el Espíritu Santo te bautice, llene tu vida, y se manifieste a través de ti con poder y amor.

Que seamos una iglesia conocida por vivir la llenura del Espíritu Santo, demostrada en la obediencia a Dios y el amor al prójimo, confirmada por la manifestación del gran poder de Dios.

Related Media
See more
Related Sermons
See more