Salvar a los perdidos (Mateo 9:27-38)

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En este mensaje hablaremos acerca del evangelismo y como el cristiano siempre ha de estar dispuesto a alcanzar un alma para el Señor.

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El heroe no da a ninguno por perdido (Mateo 9:27-29)

En el video introductorio hemos visto como una persona se desvive por tal de rescatar a un saldado mas herido y no dejarlo que muera en el campo de batalla, en esta predicación veremos como Jesús es esa persona que se llena de compasión con ninguno de nosotros y cada día Él está intercediendo al padre diciéndole «uno más » y trayendo uno más para su su reino. Como estraemos reflexionando acerca del camino del heroe sobre como salva a los perdidos. En esta mañana se verá dos milagros de Jesús que son exclusivos del evangelio de Mateo y el mandamiento que Dios dio a sus discípulos acerca del evangelismo.
Los dos milagros que hace Jesús en esta sección, no son cualquier tipo de milagros ya que tanto hacer que los mudos hablen como que los ciegos vean era una característica del mesías prometido en el Antiguo Testamento. En Isaías 35:5-6 “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos y destapados los oídos de los sordos. Entonces el cojo saltará como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque aguas serán cavadas en el desierto y torrentes en la estepa.” se ve claramente ese ministerio que vendría a desempeñar el mesiás en su venida a la tierra. Además tanto el hacer exorcismo como hacer que el milagro de recibir la vista no lo encontramos en las escrituras del Antiguo Testamento, las personas usadas por Dios en el antiguo pacto fueron muchas, pero ninguna como las mencionadas en estas dos ocasiones.
Sin embargo, a pesar de no haber casos de ceguera sanadas en el AT, Jesús fue capaz de sanar a muchos enfermos con esa enfermedad. La ceguera era muy común en el oriente por al existencia de tanto polvo en el aire, la falta de protección para los ojos cuando caminaban y por las infecciones que habían en esa época.
Lo primero que acabaron haciendo estas dos personas ciegas fue ir tras Jesús al enterarse que Jesús estaba en su aldea. Estas personas a pesar de ser ciegas sabían que si no eran capaz de ir tras Jesús nunca verían un milagro en sus vidas. El que no va en busca de Jesús nunca será capaz de ver cosas extraordinarias, aquellas personas que buscan con insistencia son los que salen transformados y cmbiados por Dios de forma sobrenatural.
No podemos conformarnos con nuestro estado, tenemos que ir en busca de Jesús para alzanzar más de aquello que sólo Él puede ofrecernos. Si estos dos ciegos no hubieran tenido fe y no hubieran seguido a Jesús hasta alcanzar su milagro, esas personas nunca hubieran recobrado la vista, ¿Cuántas personas ciegas en los tiempos de Jesús no recobraron la vista? probablemente muchos, pero ¿Por qué estos dos si que la recobraron? Porque reconocieron que ese tal Jesúes no era una persona cualqueira, era el hijo prometido de David que traería la sanidad y salvación a las personas.
En segundo lugar aprendemos de esta historia que Jesús puede encontrar una gran fe en Cristo donde menos nos podríamos esperar. En esta ocasión dos ciegos llamaron a Jesús y lo identificaron como el Mesías. No pudieron ver los milagros que había hecho, solo podían conocerle por lo que la gente hablara. Pero los ojos de su entendimiento fueron iluminados, auqnue los ojos de su cuerpo estuvieran en tinieblas; vieron la verdad que escribas y fariseos no podían ver. Un ejemplo como ese nos enseña que no debemos de perder la esperanza respecto a la salcación de alqguien que viva en situaciones desfavorecidas. La gracia de Dios es más poderosa que las circunstancias.
El tercer subpunto que remarcaremos, es que a Jesús le preocupan los enferemos y tiene compasión de ellos. El versículo 35 aunque lo trataremos más adelante, ya nos habla acerca de que Jesús recorría todas las ciudades y aldeas enseñando, predicando y sanando toda enfermedad y dolencia. Además en los capítulo 8 y 9 podemos ver como el énfasis de Mateo es remarcar a Jesús como aquel que cubre las necesidades físicas sanando a los enfermos. Que gran consuelo sacamos de ese versículo para nuestras almas y para aquellas personas que nos rodean con dicersas enfermedades. Todos y cada uno de nosotros vivimos en un cuerpo corruptible, débil, frágil que se desgasta y debilita. Los hospitales están llenos de personas postradas en camas, nunca sabremos que dolor y enfermedad tengamos que soportar cada uno de nosotros antes de morir. Sin embargo, llena tu corazón con esta verdad que voy a presentarte: Jesús está especialmente capacitado para ser el amigo de los enfermos. Los ojos de aquel que es descrito como rey de Reyes cuando estuvo en la tierra miraron muchas veces con compasióna los dolidos y enfermos. Seamos realistas, al mundo le preocupan poco los enfermos y suelen guardar la distancia con ellos; pero a Cristo le preocupa de forma especial a esas personas y es el primero en visitarlos y decirles que está a la puerta de su corazón llamándole para cenar con él. Bendito salvador tenemos y bendito amigo, que nos falte todo en la vida, pero que nunca nos falte Cristo.
Y lo último que destacaré en este punto es que estos dos hombres recibieron su milagro conforme a la fe que tenían en Jesús. Aunque tenemos que tener mucho cuidado sobre cómo aplicamos este versículo a nuestras vidas, no es por ello menos cierto que muchas veces no obtenemos los resultados esperados y deseados por nuestra falta de fe. En ocasiones no hay más personas en la iglesia debido a nuestra poca fe y nuestra incredulidad de que Dios pueda hacer algo milagroso en nuestra ciudad, en nuestro trabajo, en nuestro barrio, etc. La fe es como ese cubo capaz de sacar el agua del pozo, la fe es el objeto con el que sacamos agua de la fuente inagotable de la misericordia de Dios.

El heroe no es desobediente (Mateo 9:30-31)

No obsatnte, lo que sucede ahora es enigmático ante la razón. Dado que cuando eran ciegos reconocieron el señorío de cristo tal y como se lee en el versículo 28, pero luego cuando cobraron la vista en el momento de tener que obedecer sys mandamiento optaron por no someterse a su señorío, sino que fueron desobedientes e hicieron lo que ellos quisieron. Y así somos muchos de nosotros, en el momento crítico de nuestra vida somos capaces de entregarle nuestro más puro corazón al Señor, pero cuando el obra el milagro nos desentendemos de Él y de su causa, cuantas personas en medio del dolor y la nefermedad son fieles servidores de Dios, pero cuando reciben su milagros son las primeras que se olvidan de Dios y de su voluntad. Recordemos que el reino de los cielos no van aquellas personas que dicen señor, señor, sino los que hacen la voluntad de Dios (Mateo 7:21 “»No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” )
Es interesante y a la misma vez triste ver que en nuestros días la desobediencia también se encuentra presente, pero en esta ocasión en el sentido inverso a la de los ciegos. Jesús ahora sí que nos manda que salgamo a publicar las buenas nuevas del evangelio, y lo que hacen muchas iglesias e individuos es negarse a salir y desobedecemos el mandamiento de Dios. Le llamamos señor, señor, pero luego el nos manda que testifiquemos lo que Él ha hecho en nuestras vidas y lo que quiere hacer en las vidas de las personas y nos quedamos completamente callados.
En el momento en el que seamos obedientes al mandamiento de Dios no nos faltará oposción al que enfrentarnos. Cuando Jesús sanó al endemoniado los propios religiosos de la época quisieron desacreditar la obra milagrosa de Cristo. Al igual que en los tiempos de Jesús hoy en día sigue existiendo personas que quieren desacreditar la obra milagrosa de Dios y le intentan dar otro tipo de explicaciones y razonamientos. Hoy personas que preferirán creer cualquier argumento o historia antes que aceptar la realidad espiritual que se está produciendo. En estos dos últimos siglos se ha levantado una corriente liberal que intenta desacreditar todos los milagros que aparecen en la Biblia realizados en el poder de Dios.

El heroe necesita de ayuda (Mateo 9:32-38)

Ahora bien ¿por qué los líderes religiosos se oponían a las obras milagrosas de Jesús? Porque según ellos la motivación que tenía Jesús de sanar enfermos y liberar a los oprimidos del mundo diabólico tenía su explicación en el príncipe de los demonios, es decir, en Satanás. Sin embargo, la motivación de Jesús viene claramente plasmada en el versículo 36 y era a causa de la compasión que Él tenía por las personas. Lo que le motivó a realizar todo lo que hizo fue la compasión que tenían a las personas, todo lo que Dios está haciendo en tu vida es a causa de la compasión que Cristo nos tiene a cada uno de nostros. Me gustaría en este momento mencionar una idea que leí en el comentario de Mateo por David Burt:
«Muchas veces nos pasa que, cuando inicamos un ministerio determinado, miramos a la gente con buenos ojos; pero, al comprobar la indiferencia de algunos, la ingratitud de muchos y la murmuración de otros, empezamos a cansarnos de ellos. Muchos médicos y muchas enfermeras, empiezan su carrera con espíritu de vocación y abnegación, pero acaban endureciéndose ante el sufrimiento ajeno, se vuelven impacientes con los enfermos y cumplen sus tareas de una manera mecánica. Algunos pastores, con el paso del tiempo, se entregan a una árida rutina de visitación y predicación, en vez de mantener fresca la visión y la vocación del principio. Las constantes demandas de la gente los agotan, los decepcionan y los desilusionan. Descubren que las mismas personas que tendrían que ser el objeto de su solicitud pastoral les producen hastío. Se vuelven insensibles a las necesidades de los demás. Entonces, en el mejor de los casos, cambian la entrega abnegada de una verdadera voación por el mero profesionalismo eficiente; y en el peor de los casos, acaban preocupándose sólo de su propia importancia, comodidad y remuneración. Y todos nosotros, al vivir en una sociedad en la que las penas del mundo entero penetran diariamente en nuestros hogares a través de las noticias de televisión, tendemos a volvernos indiferentes ante las desgracias de los demás. Cuanto más piden nuestra colabroación o nuestra caridad, tanto más se agota nuestra misericordia. Las multitudes y sus problemas acaban asquándonos. En todos estos casos, la familiaridad y el cansancio acaban con nuestra paciencia y con nuestra capacidad para compadecernos de la gente. Pero nunca observamos esta tendencia en Jesús. Ni el ritmo de trabajo, ni la torpeza de la gente, ni la ingratitud de la mayoría, ni la persecución de los líderes pudieron volver indiferente a Jesús ni secar las fuentes de su compasión.»
Estamos hablando sobre salvar a los perdidos, el verdadero heroe salva a los perdidos, pues un elemento clave a la hora de evangelizar es la compasión, no podremos acercarnos a las personas de una forma genuina sino tenemos compasión de esas personas. Lo que realmente conmovió el corazón de Jesús no era ver a personas enfermas o con dolecias ya que Él tiene todo el poder para sanar a esas personas. El problema real que tenían el pueblo judío y y hoy en día las personas que nos rodean es que andan sin pastor, anda sin que nadie los cuide. De todos los males que el ser humano puede padecer, el principal es éste: no tener pastor en su vida y, por tanto, vivir desorientado, alienado y perdido, sin rumbo ni propósito claro.
Sin embargo, el problema no solo radica en que las multitudes están necesitados, sino que además son muchas. La mies dice la Biblia es mucha. Esta metáfora de la cosecha nos enseña acerca de la urgencia de la tarea. La evangelización es una obra apremiante. Como el trigu maduro no puede tardar en ser cosechado, así tampoco la gente puede esperar indefinidamente, pronto morirán. el trabajo es mucho, el tiempo corto y para colmo los orberos pocos de ahí que tengamos que pedirloa Dios que envíe más obreros.
Si esta obra se tuviera que hacer según los planes, programas y criterios humanos la urgencia de la situación nos llevaría al activismo frenético, pero para Jesús la solución es diferente: la urgencia requiere que nos pongamos a orar, si queremos hacer bien al mundo lo ñrimero qye tenemos que hacer por él es orar. Que el Señor nos ayude y podamos poner por prática esta predicación pudiendole pedir al Señor de la mies que nos permita cosechar «uno más» y cuando hayamos cosechado uno más podamos volver a decirle «señor, uno más» Que el Señor nos llene de compasión hacia las personas y nos lleve a la oración y a la acción.
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