Dios no se cansa de perdonar_11 agosto

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Israel puso a prueba los límites del amor de Dios

La infidelidad de Israel puso a prueba los límites del amor de Dios. Israel se olvidó de Dios y dejó de dar gracias por lo que Dios le daba. En cambió, se entregó a otros dioses olvidando el verdadero amor de Dios.
Dios envió a los profetas para advertirles las consecuencias de sus acciones por medio de signos. Él pide a Ezequiel simular el ser desterrado. Le pide recoger sus cosas, echarlas al hombro y salir en la oscuridad. Es un gesto que hace delante de todos. Las personas lo vieron y no les importó. Dios pregunta a Ezequiel si alguien se ha interesado en preguntar sobre este gesto. La respuesta es que el pueblo de Israel no está interesado en el futuro porque cree estar contento con su presente. Dios ya no ocupa un lugar en el corazón de Israel.
El destierro será el castigo más grande que reciba Israel, más que la muerte. Desterrar a alguien significaba borrar su identidad, eliminar su historia, olvidarse de su familia. El desterrado quedaba solo, sin posibilidad de volver y sin ayuda.
Para Israel fue el castigo más fuerte. La tierra que Dios prometió a Abrahám, la identidad de pueblo de Dios y la Alianza hecha estaban por perderse. Israel fue desterrado y conquistado por Babilonia. Los israelitas fueron llevados a Babilonia y el Templo de Jerusalén saqueado. La presencia de Dios abandonó el templo. El pueblo de Israel había perdido todo. Perdió la tierra por la que sus padres lucharon y sufrieron tanto. Perdió a Dios, su mayor tesoro y riqueza.

No me cansaré de perdonar

Siglos más tarde, Jesús pregunta: ¿Cuántas veces hay que perdonar? La respuesta será 70 veces 7. Esto significa que siempre hay que perdonar. Entonces, ¿Por qué Dios no volvió a perdonar a Israel? Dios castigó con el destierro a Israel porque Israel no pidió perdón sincero. A pesar de ello, Dios no olvidó su promesa de fidelidad y dejó una puerta abierta si Israel quería regresar y pedir perdón. Su misericordia llegó hasta donar a su propio hijo en rescate de un pueblo que lo traicionó 70 veces 7.
La historia que cuenta Jesús es clara. A nadie se le puede negar el perdón si hay un arrepentimiento sincero. Necesitamos perdonar a los demás porque hemos sido perdonados nosotros en primer lugar. Es verdad que tampoco hay que ser ingenuos pues para perdonar, necesitas que la persona esté arrepentida y pida perdón. Cuando vamos a la confesión, somos nosotros quienes queremos pedir perdón a Dios. Él no perdona a alguien que no se acerca a pedir perdón. Necesitamos primero abrir nuestro corazón y dejarle entrar.
Santa Clara fue una mujer que entregó su vida a la oración y al amor por el prójimo, por los más pobres y necesitados. La pobreza le permitió vivir la misericordia con los demás pues el único bien que tenía era Dios. Pidamos la gracia de experimentar cada día su amor y misericordia para que el día que debamos perdonar lo podamos hacer con libertad de corazón y con el mismo amor que Cristo lo hizo con los hombres y mujeres que se encontró. Amén
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