LA DERROTA DE LA SERPIENTE EN EL EDÉN

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INTRODUCCIÓN

En 1984 la autora norteamericana Margaret Hodge publicó el libro para niños que narra la historia de “San Jorge y el dragón”. En este relato, se nos cuenta la historia de una aldea que era dominada por un dragón que exigía de los aldeanos tributos animales constantemente, pero cuando se acaba el ganado, el dragón continua exigiendo su tributo, al punto que los aldeanos comienzan a ofrecer sacrificios humanos para satisfacer sus demandas. En la narrativa de Margaret Hodge, se nos cuenta cómo San Jorge, el héroe de la historia, mata a este dragón y libera a la aldea del terror, y por supuesto, a las jóvenes doncellas que eran ofrecidas en sacrificio.
Probablemente, cada uno de nosotros hayamos escuchado, leído o, incluso, visto en la gran pantalla alguna historia similar. Una historia en la que encontramos una ciudad o una damisela en peligro, un gran reptil, dragón o serpiente que siembra el terror, y un héroe que termina cortando la cabeza del dragón. Este tipo de historias son fascinantes. Nos encanta una buena historia en la que el héroe vence al dragón. Incluso en historias modernas, considere, por ejemplo, los libros de “Harry Potter”, cuando vemos al gran enemigo Voldemort cuyo símbolo es la serpiente Nagini, enfrentarse en esa batalla final contra Harry, vemos a uno de los compañeros de Harry cortar la cabeza con la espada de Grifindor al malvado reptil.
Nos encantan las historias en las que el héroe vence al dragón. Nos encantan las historias en las que el bien vence al mal.
Cuando leemos la historia de la Biblia, encontramos una narrativa similar.
El pastor, teólogo y profesor de seminario Bethlehem College Minneapolis, Andrew David Naselli, habla precisamente sobre esto en uno de sus libros de Teología Bíblica, y dice lo siguiente: “Las historias épicas [sobre dragones] resuenan profundamente con nosotros porque hacen eco de la gran historia. Y la gran historia, es una historia real ¨[Hablando acerca de la Biblia].”
Naselli agrega en otra parte de su libro que, “una manera concisa de resumir la narrativa de la Biblia es: ‘Mata al dragón, rescata a la chica’. La narrativa presenta tres personajes principales:
El dragón o serpiente (es Satanás).
La damisela en peligro (es el pueblo de Dios).
El asesino de la serpiente, y héroe de la historia (que es Cristo).”
Este resumen del que habla Naselli, podemos verlo claramente en el capítulo 3 del libro de Génesis, versículo 15; donde encontramos lo que se conoce como el protoevangelio, es decir, la “proclamación del primer evangelio”, o la primera proclamación del evangelio. Es en Génesis 3:15 donde encontramos por primera vez el anuncio de la venida de un Salvador y de su victoria final y definitiva sobre la serpiente. Antes de adentrarnos en el pasaje, y en el sermón de hoy, debemos saber que en la Biblia, los términos serpiente y dragón son usados en muchas ocasiones como sinónimos, especialmente cuando se refieren a Satanás y su simiente, lo veremos más adelante en algún pasaje del libro de Apocalipsis.
Pero, volviendo a Génesis 3:15, lo que vemos es que aún en medio del juicio de Dios pronunciado por el pecado y la maldad, tanto de Satanás como del hombre; aún en medio de ese juicio, Dios da una esperanza que acabaría para siempre con la maldición, el dolor y el conflicto que ahora Adán y Eva experimentarían, y sobre todo, acabarían con la serpiente y su influencia para siempre.
Por esto, las palabras de Andrew Naselli cobran tanto sentido cuando leemos Génesis 3:14-15. Porque es aquí donde observamos cuál será el final de a historia, aunque no parezca estar tan claro en este punto de la narrativa. Así que, les invito a que abran sus Biblias en el libro de Génesis y me acompañen en la lectura.
Lectura: Génesis 3:1-15
Oración.

LA SERPIENTE

Este protoevangelio, se ubica en el contexto de la caída del ser humano, y mucho más específicamente, en el juicio de Dios contra el pecado de Adán y Eva, pero también de la serpiente. Nos llama la atención el hecho de que después de su investigación de los hechos con hombre y a la mujer, Dios directamente va a la serpiente, pero no para interrogarla sino para juzgarla.
Génesis 3:14–15 (RVR60)
Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Para comprender por qué Dios hace esto, en primer lugar debemos entender quién es la serpiente. Ahora bien, muchos teólogos liberales parecen no estar de acuerdo con que la serpiente está relacionada con Satanás, sino que la serpiente en el mundo antiguo era un símbolo de caos y maldad, pero no necesariamente era la personificación de Satanás.
Sin embargo, en nuestro texto, aunque no se identifica explícitamente a la serpiente como el diablo, sí podemos ver algunos indicativos de quién es en realidad esta serpiente. Además de estos indicativos, también vemos cómo el resto de la Escritura identifica claramente a la serpiente. Uno de estos pasajes lo encontramos en Apocalipsis 12:9 donde el apóstol Juan escribe: “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.”
Pero en Génesis 3, podemos observar algunas indicaciones de que la serpiente no era una serpiente cualquiera, en primer lugar, la serpiente impugna el carácter y las intenciones de Dios hacia los seres humanos; y en segundo lugar, por medio de sus mentiras engaña a Eva para llevarla hacia la rebelión en contra del Creador. La forma en que Dios juzga a la serpiente, nos lleva a pensar acerca de la serpiente como un individuo, a quien Dios juzga hasta el final de sus días.
La serpiente engaña y destruye. Las mismas características con las que Cristo describe a Satanás, como padre de toda mentira y un asesino desde el principio (Juan 8:44).
Dios juzga a la serpiente porque ésta es, tal como dice el teólogo Kenneth Matthews “más que una serpiente literal, es la presencia personal de Satanás en el jardín del Edén”.
Dios no entra en un diálogo con Satanás, sino que lo juzga directamente.
Ahora bien, la maldición y el juicio de Dios fue sobre Satanás, pero también sobre la serpiente como especie. Hace un par de semanas me preguntaron sobre porqué la serpiente fue juzgada por el pecado de Satanás. Hay muchas opiniones al respecto, pero una de las que más sentido tiene a la luz de la Escritura, es ver a la serpiente como un recordatorio de la derrota de Satanás. De la misma manera que la serpiente fue la manifestación física de la presencia de Satanás en el Edén, así también, la condición actual de la serpiente es el recordatorio físico de que Satanás ha sido juzgado, vencido y que ahora solo comerá polvo hasta el fin de sus días.
De hecho, en otras partes de la Escritura se visualiza a la serpiente como un símbolo de derrota. Considere conmigo Miqueas 7:16-17 “Las naciones verán, y se avergonzarán de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos. Lamerán el polvo como la culebra; como las serpientes de la tierra, temblarán en sus encierros; se volverán amedrentados ante Jehová nuestro Dios, y temerán a causa de ti.”
La serpiente en este pasaje son un símbolo de derrota. Las grandes naciones realmente experimentarán una derrota de la misma manera que las serpiente comen polvo, así será la ruina de ellas. Asimismo, la serpiente, al sufrir las consecuencias de la maldición de Dios se convierte entonces en un recordatorio de la derrota de Satanás.
El pastor John MacArthur se refiere a este tema de la siguiente manera: “Cada vez que vemos a una serpiente, debemos recordar el estado de degradación en el que se encuentra Satanás… La serpiente se ha convertido en una imagen permanente de la maldición sobre Satanás”.
Hablando con un gran pastor y amigo mío, llamado Peter McMillan, discutiendo este tema me dijo que la serpiente no sabe que ha sido juzgada; y es un gran punto, la serpiente no siente la maldición, solo la ilustra.

LA APARENTE VICTORIA

Ahora bien, la maldición del versículo 14 es sobre la serpiente, pero en el versículo 15 Dios se dirige a aquel que vino sobre la serpiente para causar todo el mal en el que Adán y Eva se encontraban, y en el que nos encontramos todos los seres humanos después de la caída.
El versículo 15 es un golpe fulminante para Satanás, quien no pudo siquiera saborear por un momento la aparente victoria que había conseguido en Edén. Y esto nos lleva a nuestro segundo punto, porque la realidad de Génesis 3 es que para Satanás fue una derrota disfrazada de victoria.
La serpiente cree que ha ganado, pero realmente ha perdido desde el principio. Al desobedecer a Dios, Adán y Eva rompieron su alianza con Dios y se unieron a Satanás en su rebelión contra el Creador. De la misma manera que Satanás llevó consigo un ejército de ángeles en su rebelión contra Dios, ahora también había conseguido que el hombre y la mujer se unieran a su causa. Satanás consiguió que aquellos a quienes Dios había creado a su imagen con el propósito de extender el reino de Dios al resto de la creación, ahora se rebelaran en contra de su Creador y se unieran a Satanás en su intento de quitar a Dios del trono.
Muy poco le duró a Satanás esta falsa esperanza de victoria. Génesis 3:15 es la promesa de que la victoria de Satanás no es real.
Esto debe ser un recordatorio no solo para Satanás, sino también para nosotros. Vivimos en un mundo en el que parece que Satanás ha triunfado. Vivimos en un mundo que es completamente hostil a Dios. Vivimos en un mundo que es hostil al evangelio. La iglesia es perseguida, los cristianos son objeto de desprecio en el mundo, la idolatría, la vanidad, la inmoralidad, la injusticia, la avaricia, el egoísmo y el orgullo reinan en los corazones de las personas.
La realidad de la caída del ser humano puede ser abrumadora para muchos cristianos. La oposición de los gobiernos, las leyes que se legislan a favor de Satanás y su rebelión contra Dios puede ser desesperanzador para el pueblo de Dios.
Pero amados, al igual que en el Edén, esto es solo una derrota disfrazada de victoria. Las naciones que hoy se unen a Satanás en su rebelión, serán juzgadas al final. De hecho, ya ha sido así.
Dios juzga a Satanás al poner enemistad entre Satanás y la mujer. La misma alianza que Satanás había conseguido, ahora Dios había deshecho. Satanás, por medio de su engaño, consiguió que Eva se uniera a su causa, y Dios, por medio de su juicio, deshizo la alianza entre el Eva y Satanás.
La gran serpiente lo que quiere es una humanidad que no refleje la imagen de aquel que los creó, sino que adoren a Satanás y se rebelen contra Dios. Una humanidad que ame a Satanás y que odie a Dios.

LA SIMIENTE

A) De la Serpiente: Pero eso que consiguió, rápidamente fue deshecho, ahora bien, no fue deshecho del todo. Pues en el mismo pasaje se nos habla de la simiente de la mujer y de la simiente de la serpiente. Satanás quería que toda la humanidad le adorase a él y odiara a Dios, pero lo único que consiguió es juicio.
Dios se ha reservado para sí una humanidad que amará a Dios y odiará a Satanás. Ahora la humanidad está dividida en dos, aquellos que están unidos a Satanás y su causa, y aquellos a quienes Dios ha redimido para sí, su iglesia.
En el resto de la historia bíblica vemos esto, de hecho, tan pronto como llegamos al capítulo 4 de Génesis vemos cómo la simiente de la serpiente logra asesinar a la simiente de la mujer. Caín fue el primer hijo de Satanás, quien, al igual que su padre asesinó al inocente por orgullo.
En la Escritura, muchos de los personajes bíblicos han sido descritos como descendientes de la serpiente. A muchos personajes se los describe como reptil a quien Dios juzga por su pecado, estos personajes bíblicos muestra oposición a Dios y a su pueblo.
Egipto y Faraón: Un ejemplo claro es Faraón rey de Egipto, a quien se le llama dragón en Ezequiel 29:1-2 “En el año décimo, en el mes décimo, a los doce días del mes, vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro contra Faraón rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto.”, y en Ezequiel 32:1-2 “Aconteció en el año duodécimo, en el mes duodécimo, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de Egipto, y dile: A leoncillo de naciones eres semejante, y eres como el dragón en los mares; pues secabas tus ríos, y enturbiabas las aguas con tus pies, y hollabas sus riberas”. En ambos pasajes se describe el juicio que viene sobre este dragón de los mares.
Nahas rey Amonita: El nombre Nahas del rey Amonita es la misma palabra hebrea para serpiente, נחש. No es casualidad que en el libro de 1 Samuel 11:1-15 se nos narra la forma en cómo el pueblo de Dios, trae el juicio de Dios sobre un pueblo enemigo de Dios. Nahas, que significa serpiente, y los amonitas son parte de esa simiente de la gran serpiente, Satanás, que se opone a Dios y su pueblo.
Los fariseos y saduceos: Quizás la descripción más clara en el Nuevo Testamento de la simiente de la serpiente la encontramos en la confrontación que vemos entre Jesús y los fariseos y saduceos. En Mateo 3:7 Juan el Bautista se referiría a ellos en los mismos términos que Jesús lo haría más adelante en los evangelios “Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?”, en Mateo 12:34 “¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Mateo 23:33 “¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?”. Esto es completamente consecuente con la forma en cómo se refirió a los fariseos como hijos de Satanás en Juan 8:44 “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.”
Falsos maestros: De una manera indirecta, esta misma descripción aplica para aquellos que usan las mismas estrategias que su padre, Satanás, para engañar al pueblo de Dios. Pablo argumenta esto mismo en 2 Corintios 11:3-4 “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis;”. Estos falsos maestros buscan engañar con un falso evangelio al pueblo de Dios, de la misma manera que la serpiente engañó a Eva en el Edén. Más adelante en este mismo capítulo Pablo se refiere a estos hombres como disfrazados, de la misma manera que Satanás se disfraza de ángel de luz, y de la misma manera que se disfrazó en el Edén de serpiente: 2 Corintios 11:13-15 “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.”
Vemos, entonces, a la humanidad divida en dos grupos, el grupo de la simiente de la serpiente, quienes han dado su alianza a Satanás y su rebelión contra Dios; y aquellos que son la simiente de la mujer, el pueblo que Dios ha redimido para sí, y a quienes ha enemistado contra Satanás, dándoles un corazón nuevo que ama a Dios y odia al diablo, y al pecado.
B) De la mujer: Pero debe llamarnos la atención que el texto en Génesis 3:15 se nos muestra tres contiendas diferentes. En primer lugar, la mujer contra la serpiente, es decir, esta alianza que Satanás había conseguido en el Edén con la humanidad, es deshecha por Dios. En segundo lugar, la simiente de la mujer contra la simiente de la serpiente, y es el conflicto que acabamos de ver entre el pueblo de Dios y la humanidad caída y rebelde. Pero, en última instancia, cuando habla de la victoria final, es la simiente de la mujer contra la serpiente directamente la que está en contienda.
Algunas veces, las traducciones a nuestros idiomas modernos no nos ayudan mucho a ver con claridad aquello que el lenguaje original nos quiere comunicar, y esto sucede cuando hablamos de la simiente de la mujer en el texto de Génesis.
En el idioma original, quien vence a la serpiente no es la simiente como el grupo de personas a quien Dios ha redimido para sí, sino de un hombre descendiente de la mujer quien aplasta definitivamente la cabeza de este dragón malévolo. En el hebreo el autor es muy intencional en describir esta simiente victoriosa con el pronombre masculino de la tercera persona del singular. הוא (Hú, es decir “él”). La forma en cómo deberíamos leer la parte final de Génesis 3:15 “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ÉL te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”
Ahora bien, ¿Quién es este hombre? ¿Quién es este descendiente de la mujer que aplastaría definitivamente la cabeza de Satanás? La respuesta la encontramos en Gálatas 3:16, esta misma simiente de la mujer, es la simiente de Abraham a quien fue hecha la promesa de victoria sobre Satanás. En Gálatas 3:16 “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.”
Jesús, es la simiente de la mujer que derrota a la serpiente de manera definitiva. Ahora, nos viene una pregunta a la cabeza, ¿cómo es que se refiere a la simiente de la mujer? Las mujeres no tienen simiente, tiene óvulos. La semilla, que es un sinónimo de simiente, viene del hombre, pero esto no es un error tipográfico, ni mucho menos es una contradicción en la Biblia, sino que es una declaración del nacimiento virginal de Jesús. Solo un hombre en este mundo ha nacido sin la necesidad de la simiente del hombre, solo un hombre en este mundo ha nacido única y exclusivamente de la mujer sin intervención del hombre, y sin la necesidad de que el hombre aportase la semilla, por decirlo de alguna manera. Cristo es la simiente de la mujer, porque vino de Dios directo a una mujer.
Este es el testimonio de Isaías 7:14 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.”
Y este hombre, nacido solo de mujer, humanamente hablante simiente solo de mujer, es Cristo Jesús.

LA SEGURA DERROTA

Cristo es da el golpe mortal a Satanás en su cabeza. Y esto nos lleva a nuestro último punto de hoy, la segura derrota de Satanás bajos los pies del asesino de serpientes, el héroe de la historia, Jesucristo.
Esta victoria segura no será, desde luego, sin sufrimiento. La descripción de esta batalla nos transmite la idea de una lucha con aflicción y sufrimiento para ganar la batalla. En la descripción, ÉL te he herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”, se nos transmite la idea de que ambos individuos será mortalmente heridos, sin embargo, la victoria final está del lado de la simiente de la mujer, especialmente, por el lugar en el que se producen ambas heridas.
La victoria de Cristo fue una victoria sufrida y llega de angustia y dolor. Eso es la cruz. En la cruz Cristo sufrió una grave herida. Cargó el peso del pecado, y en su propia carne sufrió los azotes y el sacrificio. Cuando uno Isaías 53, logra ver una imagen del sufrimiento que Cristo padeció por nosotros para vencer a la serpiente.
El lenguaje con el que se describen sus padecimientos nos aflige solo con leerlo:
Despreciado y desechado (Isaías 53:3).
Sufrió nuestros dolores, lo tuvimos por azotado por Dios (Isaías 53:4).
Herido por nuestras rebeliones (Isaías 53:4).
Molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre Él (Isaías 53:5).
Angustiado y afligido (Isaías 53:7).
Pero, por medio de esta aflicción obtendrá la victoria, Isaías 53:11 “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.” Isaías 27:1 “En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar.”
Nuestro Salvador sufrió la herida en su calcañar, pero su victoria fue mayor. Satanás, nuevamente, engañado por su propio pensó que en la cruz obtuvo una victoria sobre Dios, pero no vio venir lo que supuso la muerte de Cristo. La redención de su pueblo, el golpe final sobre Satanás, la muerte y el pecado. Satanás pensó que con la muerte en la cruz acabaría con la simiente de la mujer, pero no contaba con el hecho de que la tumba jamás podría reternlo.
De ahí que Pablo en 1 Corintios 15 después de hablar del primer Adán, y de Cristo como el segundo Adán, exclame en los versículos 55-57:
1 Corintios 15:55–57 (RVR60)
“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
Me conmueve la canción que dice “¿Dónde está, oh muerte tu aguijón? ¿Sepulcro dónde tu victoria? Si Cristo con su muerte te venció, del pecado Él nos liberó y ha reclamado su victoria, la tumba no lo pudo detener. Él vive hoy, Él vive hoy”.
Conexión con el evangelio: amado amigo que nos visitas hoy, tú y yo hemos sentido los efectos de la caída del ser humano, hemos sentido los efectos de pecado, tú u yo hemos lucha con las propias inclinaciones de nuestro corazón hacia el pecado y en contra de Dios, y tú y yo hemos sido engañados para pensar que sin Dios estamos mejor, pero lo único que hemos experimentado ha sido las consecuencias del pecado.
Pero en la cruz, Cristo, la simiente de la mujer, vino para acabar con la obra de Satanás en nuestras vidas, y un día vendrá a juzgar definitivamente a Satanás y a todos aquellos que estén en una alianza con él. Por eso, nos ofrece hoy la salvación. Por esto vino Jesús, Él se encarnó, vivió una vida perfecta pero pagó las consecuencias nuestro pecado, para que podamos ser perdonados, Él pagó la sentencia por nuestros crímenes y ahora nos da liberta para que podamos amar a Dios y vivir para su gloria. Te animo que no dejes pasar un día más, y vengas a Cristo para conocer la verdad y el perdón de Dios que está solo en Él. Estoy a tu disposición así como Peter y cualquier hermano de la iglesia para hablar sobre cómo venir a Cristo para obtener perdón.
En la cruz Cristo sufrió, pero por medio de su aflicción derrotó a Satanás para siempre.
El apóstol Juan nos muestra esto mismo en su último libro, en Apocalipsis 12:9-11
Apocalipsis 12:9–11 (RVR60)
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.”
Ahora bien, ¿cómo vivimos los creyentes a la luz de esta victoria de nuestro Cristo, y la derrota segura de la serpiente?
APLICACIÓN:
Esperanza: En primer lugar, nos invita a vivir con esperanza en medio de un mundo caído y perverso. Sé que muchos cristianos tienen cierto recelo a leer el libro de Apocalipsis por ser un libro difícil de entender en primera instancia, pero el propósito por el cual fue escrito es para dar confianza al pueblo de Dios de que sin importar cuánta maldad haya en el mundo, sin importar el dominio temporal que la serpiente tiene sobre las personas, sin importar cuánta oposición y cuánta adversidad encontremos en este mundo, al final, la serpiente siempre pierde.
Amados hermanos, esto debe llenarnos de esperanza, porque cuando usted lee las noticias y ve la depravación moral que ahora se está promoviendo, y escucha de cómo esta depravación se está adentrando cada vez más en las escuelas, cuando ve la decadencia de la sociedad, usted y yo podemos pensar que no hay esperanza, que no hay forma de revertir esta situación.
Vivimos en tiempos en los que la serpiente aparentemente ha ganado, pero amados, de la misma forma que en Génesis 3:15, de la misma forma que en la cruz, ahora también estamos ante la presencia de una derrota disfraza de victoria para la serpiente. Al final Cristo vencerá, y de hecho, ya ha vencido a Satanás, a la muerte, al pecado y a este mundo.
Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”
Romanos 16:20 “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.”
A pesar del pecado reinante en este mundo y de la oposición, podemos vivir con esperanza, porque Cristo, la simiente de la mujer venció.
Lucha contra el pecado: Pero al mismo tiempo, nos llama a vivir en lucha. Los cristianos sabemos en teoría que la vida cristiana no es fácil, pero digo en teoría porque decimos esto pero cuando nos toca luchar contra nuestro pecado y el pecado en el mundo, es otra cosa. El libro de Hebreos describe esta realidad de una manera clara y contundente. Hebreos 12:1-4 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;”.
Si Cristo sufrió para vencer a la serpiente, ¿qué te hace pensar que no sufrirás en tu lucha contra tu pecado? Este es el llamado que Jesús nos hace a negarnos a nosotros mismos, a cargar nuestra cruz y andar. Cargar nuestra cruz y negarnos a nosotros mismos, a nuestras emociones pecaminosas, a nuestros pensamientos, a nuestros deseos. Cuando quieres algo que tu carne desea, pero sabes que está en contra de la voluntad de Dios, experimentarás la lucha interna y tendrás que sufrir para negarte a ti mismo. El texto que leyó nuestro hermano Wilman en Gálatas muestra esto mismo.
Gálatas 5:16-17 “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”
Aferrándonos a la verdad: Las artimaña que Satanás usa es la mentira, la usó con Eva, los fariseos lo usaron contra Jesús levantando falso testimonio para condenarlo, y Pablo hace referencia a los engaños que los falsos maestros hacían en la iglesia de Corinto. No en vano Jesús lo describe como padre de mentira en Juan 8:44 “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.”
Satanás intentará engañar al pueblo de Dios, y lo hará con mentira. Mentiras que el mundo promueve como verdad, ideas, filosofías que intentan apartar a los creyentes de la verdad de Dios.
Las mujeres comenzarán a estudiar el libro “Mentiras que las mujeres creen”, y será un estudio que las ayudará a aferrarse a al verdad en contra de las mentiras de Satanás.
Pero las mentiras pueden venir en cualquier frente, puede venir en nuevas ideas sobre la crianza de los hijos, la psicología y sabiduría del mundo que se mete en los hogares y en la crianza de los hijos.
Pero también viene en forma de doctrina extraña, un evangelio falso. Como iglesia nos aferramos a la verdad por medio de la enseñanza fiel a la Escritura y mantener el evangelio en todo.
Oremos,
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