Armonía entre hermanos.

Εangelito- poder de Dios  •  Sermon  •  Submitted
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Introducción: No les ha pasado que cuando comienzan en el camino de la fe, todo parece ir bien, todo es interesante, todo es algo que vamos descubriendo, pero algunos, pasan los años como cristianos siendo quisquillosos en el compromiso como iglesia, apedreando y condenando. Con cosas como: ya no todos en la iglesia nos caen tan bien, miramos a detalle lo que se hace o no se hace según nosotros, pero esto no quiere decir que sea maduro en la fe. Apedreamos nuestro matrimonio, ese es mejor que nosotros, así no se cocina, la crianza de nuestros hijos la condenamos, ellos deberían de ser así, nunca llegarán a ser como. Así con el trabajo, vecindario. Pero señalar sin comprometerse, involucrarse no es madurez. Madurar en la fe es vivir más apegados al Evangelio, más confiados en las Escrituras en una amorosa obediencia llena de gozo. ¿Eres fuerte en la fe o eres como la descripción de hoy?
No hay norma o sistema que cambie realmente a las personas. Necesitamos un Redentor que nos haga libres, y los creyentes tenemos un gran Redentor en Jesús. Hablemos con ese glorioso Redentor.
Oración: En esta mañana nos acercamos a ti, queremos que nuestros ojos espirituales apunten hacia a Ti, pero sabemos que no puede suceder si nuestros ojos se despegan de tu Palabra, necesitamos que obres en nuestros corazones, que ajustes nuestro comportamiento y actitud ante tu presencia, en tu poderoso Nombre Oramos, Señor y Salvador Jesucristo. Amén.
En los capítulos 1 – 11, Pablo explicó el evangelio: que somos justificados ante Dios solo por gracia, solo por medio de la fe y solo por Cristo. Eso quiere decir que somos pecadores, pero a la vez somos completamente justos y perfectos ante Él. Si entendemos claramente el evangelio (capítulos 1 – 5) y vivimos el evangelio (capítulos 6 – 8), el resultado será una vida que refleje un amor agradecido y gozoso.

1 Dios nos ha aceptado.

Romans 14:1–4 RVR60
Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.
¿Cuál es el problema? El problema es que los cristianos no están teniendo éxito en “no… juzgar” a los hermanos cristianos respecto a ciertas “opiniones” (v 1, NBL)—dentro de la iglesia existe un espíritu de rechazo en vez de uno de aceptación.
No faltara el momento de las quejas de unos sobre otros.
Las opiniones pueden volverse en punto de inflexión entre los hermanos, por lo que provoca que el débil se aleje, viva en temor y buscando la aceptación de otros y no de Dios.
Recordemos que los años en asistir a una iglesia sin ningún compromiso no quiere decir que es maduro o fuerte en la fe.
Es real que hay personas que creen saber mucho sobre como debe ser la iglesia, pero ellos no forman parte de ninguna.
Habiendo dicho esto nos debe quedar claro que nuestro pasaje dice: en la fe, es decir “débil” o “fuerte” en confiar en Dios y su Evangelio. No dice “débil” o “fuerte” en la lectura o teología. Pablo habla de los que confían, practican, obedecen reflejando un amor, gozo y gratitud por la salvación.
La discusión sobre lo que se come, bebe y de lo que hace el trabajador de otro hermano.
Para conservación y mantenimiento de la iglesia, la gente que se reúnen en la común fe, tenemos que mantenernos en la verdad sobre que Dios nos ha aceptado.
Pablo no dice que: La solución no es: el que no coma carne ahora debe comer, el que no bebe ahora debe de beber, o hablar con el patrón de un trabajador para que este haga un trabajo diferente. Esto sería un error.
Otro error sería entender que Pablo estuviera diciendo ya deja que hagan lo que quieran.
otro error sería creer que deberían tratar de equilibrar las opiniones.
“Si ves, dice el Apóstol, a un hombre iluminado por la sabiduría de Dios, ve en él (débil) un testimonio de que el Señor le ha aceptado con amor entre los suyos y si le menosprecias o condenas, rechazas también a quien Dios ha recibido”. Juan Calvino. Comentario de Romanos.
Si Dios nos ha recibido, nos ha aceptado, debemos aceptarnos como hermanos, en lugar de condenarnos o menospreciarnos entre por nuestras opiniones.
Dios nos hace un llamado para un recibimiento o aceptación mutua.
Dentro de la iglesia esto nos ayuda a no perder de vista nuestra misión. Recuerden Cristo desea que su iglesia sea edificada Efesios 4.12 “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,” , que su iglesia identificada por el amor Juan 13.35 “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” y que proclame las buenas nuevas Marcos 16:15 “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” .
Esta aceptación mutua, cuida nuestro corazones y cuida de las almas.
Nos protege de mirar a los demás como inferiores o como superiores, nadie aquí es el Señor, ese es el argumento en el original.
La aceptación mutua rompe barreras culturales y costumbres morales. La iglesia de Romanos, tenía un reto grande, ya habían confiando en el Evangelio, ¿y ahora qué?
La iglesia tiene que no solo buscar el amor como lo vimos en cap. 12. Su llamado va afectar en la manera en cómo ven y piensan sobre los demás creyentes.
Pablo buscó mas que definir que sí y que no se podía hacer con respecto a la comida o bebida, Pablo deseaba que se cuidaran de que con las opiniones conderan a los hermanos.
La dieta que llevaban era muy diferente, seguramente estaban conviviendo entre hermanos. Pero algunos no tenían ese problema de escoger su comida.
Pablo usa un ejemplo de beber vino no que haya sido un problema entre los hermanos, los judios tomaban vino. los gentiles también lo hacían.
Cada cristiano obviamente en la interacción con la iglesia (otros hermanos) son llamados a vivir en armonía.
Apresurarse a juzgar y condenar al hermano es pasar por alto que hemos sido aceptados por Dios.
El ser humilde, respetuoso y aceptar en vez de rechazar a alguien, no reside en un mero valor moral, reside en la verdad de Dios nos aceptó porque nosotros no merecíamos, ni podíamos hacernos aceptables.
Si rechazo a un hermano, si no me quiero congregar con un hermano, tiene que ver más con nuestro corazón en contra de la verdad de Dios. Dios nos ha aceptado.
Aquello que no se especifique aquí (Biblia) es una mera opinión, por lo tanto no puede ser una obligación.
Recuerden no somos dueños, ni jueces, la armonía entre hermanos consiste en reconocer y creer que Dios es nuestro Señor.

2 Dios es Señor de todos.

Romans 14:5–6 RVR60
Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
El Apóstol se refirió a los escrúpulos de algunos creyentes acerca de la elección de los alimentos , y ahora añade otro ejemplo sacado de la diferencia entre los días. El Señor, en su Ley, establecía una diferencia entre los alimentos, declarando algunos impuros y prohibiendo su uso (Lev. 11), y de la misma manera ordenaba ciertos días festivos y solemnes mandando que fuesen observados escrupulosamente, por esto los judíos, habiendo sido enseñados desde su infancia en la doctrina de la Ley, no podían pasarse sin estas diferencias y reverencias hacia determinados días, estando acostumbrados a ello durante toda la vida y lo mismo les sucedía con determinados alimentos por temor a inquietar su conciencia.
La idea inadecuada de los débiles y los fuertes en la fe puede traer confusión.
León Morris lo explica bien: “Tal como vemos en el texto, él no se refiere a una persona que confía en Cristo pero que confía poco, al hombre que tiene una fe débil (ver 4:19). Más bien, la persona que él tiene en mente es la que no entiende la conducta que la fe conlleva… Esa persona no entiende que cuando uno capta el significado de la justificación por fe, las preguntas en cuanto al uso de la carne y del vino y de los días especiales se vuelven irrelevantes”
Pablo sabe que nuestros corazones pueden crear distanciamiento. Por pensar que integridad se trata más de elementos por guardar que una fe en la que perseverar.
Pablo no está diciendo que los cristianos “débiles” no son salvos o que no confían en Cristo. De hecho, los “débiles” son por lo general los más fervientes y diligentes cuando se trata de agradar a Cristo. Son “débiles” por el espíritu legalista que aún se aferra a ellos. No han logrado entender las implicaciones del evangelio. Si eres salvo solo por gracia, no tienes por qué creer que puedes o que debes mantener el favor de Dios por medio de reglas o reglamentos.
Los roles parecen invertidos, que los débiles en la fe están siendo más cuidadosos de seguir principios religiosos, y los “fuertes” en la fe parecen más abiertos y poco cuidadosos. Pero no es así. Hacer un relación con los judaizantes de Gal. 1:8 “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” no son el grupo que trata Pablo, pues no cree que todos los judíos sean débiles.
Pablo ahora hace un llamado dentro de todo el capítulo asentando una verdad que debe regir la vida de los cristianos. Dios es el Señor.
Los alimentos tenían que prepararlos los sacerdotes, o no se podían comer. Pitágoras enseñaba que el alma humana es una deidad caída confinada en el cuerpo como en una tumba; creía en la reencarnación, por medio de la que al alma le podía corresponder habitar en una persona, en un animal o en una planta, en la cadena interminable del ser. La liberación de esa cadena del ser se obtenía por medio de una pureza y disciplina rigurosas. La disciplina incluía el silencio, el estudio, el examen de conciencia y la abstención de la carne en las comidas. En casi todas las iglesias cristianas habría quienes siguieran alguna de esas leyes o tabúes.
Dios nos llama a pensar con detenimiento en nuestra propia posición. Cada uno de nosotros tiene que considerar y convencerse acerca de lo que es correcto o incorrecto en cualquier práctica bajo la autoridad y guía de las Sagradas Escrituras.
“Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones”. Dicho de otro modo, Pablo dice que tenemos que considerar nuestro comportamiento con cuidado.
Primero, tenemos que ver si la Biblia realmente ordena o prohíbe cierta práctica o si le da libertad a la conciencia.
Segundo, incluso si la Biblia nos da esa libertad, podemos decidir abstenernos de la práctica porque pudiera llevarnos a pecar, o llevar a otros a pecar. ¡Determinar todo esto requiere de mucha reflexión y oración!
Pablo le está diciendo especialmente a los débiles que hagan esto, ya que muchas personas con una tendencia al legalismo están llenas de escrúpulos porque no han estudiado la Biblia o no han considerado las cosas con cuidado. Debemos tratar de educar nuestra conciencia y de tener la humildad de reconocer las áreas en que nos hemos equivocado. Esto reconocer que Dios es el Señor.
“El que come de todo, come para el Señor, y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios”. El cristiano debe sopesar cualquier práctica y preguntar:
¿Puedo hacer esto delante de Cristo?
¿Lo puedo hacer con los ojos puestos en Él?
¿Lo puedo hacer en Su nombre, dándole las gracias por esto?
No vivimos para nosotros mismos, sino como personas que tenemos un Señor a quien tenemos que tratar de complacer”
La iglesia se fortalece por vivir apegados en agradar al Señor, tanto que puede expresar con gozo. Gracias Dios por esto.
Como hermanos vivimos bajo el reino del Señor, nuestra fidelidad y lealtad es a Rey de reyes.
Vivir bajo convicciones no es vivir bajo creencias, sino confrontar esas creencias a la luz de la Verdad de Cristo.
¿Cómo vives mientras caminas junto a tus hermanos?
Recuerda que vivir en armonía es reconocer que de manera personal seremos juzgados delante del Señor.

3 Dios nos juzgará a cada uno.

Romans 14:7–12 RVR60
Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.
Si bien es claro que DIOS es el Señor, esta última sección se enfoca en algo muy particular, es decir que Dios es un juez justo.
Es de esencia de nuestra condición humana que no estamos para juzgar a nadie, sino para ser juzgados. Para demostrarlo, Pablo cita Isaías 45:23 “Por Mí mismo he jurado, Ha salido de Mi boca en justicia. Una palabra que no será revocada: Que ante Mí se doblará toda rodilla, y toda lengua jurará lealtad” NBLA.
Cualquier judío estaría de acuerdo con Pablo en esto. Había un dicho rabínico:
«No te imagines que la tumba va a serte un refugio seguro; porque independientemente de tu voluntad fuiste formado, y naciste, y vives, y morirás, y tendrás que rendir cuentas ante el Rey de reyes, el Santo, bendito sea».
Dios es el único con derecho a juzgarnos; el que está pendiente de juicio no puede erigirse en juez. BARCLAY, WILLIAM: Comentario Al Nuevo Testamento. Viladecavalls (Barcelona), España : Editorial CLIE, 2006
Vean que Pablo dice, pues si vivimos o sí morimos del Señor somos. Esto significa lealtad. Nuestra vida o nuestra muerte le pertenece a Dios.
Los ornamentos de unas iglesias, la forma de edificar iglesias, si usar solo guitarra para las alabanzas o más instrumentos, no usar corbata, o los líderes usen traje, están por bajo la verdad de que SOMOS DEL SEÑOR.
Esta verdad quita la idea de que el Cristiano hace lo que quiere o puede dejar de hacer todo al fin va a ir al cielo.
La verdad nos dice que cada uno estará frente al Señor y dará cuenta de lo que hace o deja de hacer.
¿Por qué? v.9 Porque Cristo para esto murió y resucitó y volvió a vivir, PARA SER SEÑOR ASÍ DE LOS MUERTOS COMO DE LOS QUE VIVEN.
Él es la plenitud, para que respondamos en lealtad y adoración.
Las preguntas del v.10 Tienen que ver con que si realmente somos del Señor. ¿Entonces porqué condenas a otro HERMANO- CREYENTE? ¿PORQUÉ MENOSPRECIAS A TU HERMANO?
Pablo señala: no puedes confiar en Cristo como Salvador nada más y no como Señor. Romanos 10:9-10 “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
No solo necesitas necesitas salvación, necesitas un nuevo reino, y Dios está estableciendo ese reino entre nosotros por medio de su Espíritu, ese reino espiritual que se vuelve visible en la manera de vivir o morir.
¿Estás convencido de que necesitas no solo un Salvador sino un Señor que guarde y guíe tu vida? ¿Confesarías hoy que Jesucristo es el Señor de tu vida?
El reino espiritual es visible en la forma que vives o mueres. ¿En cómo ves a otros hermanos? ¿en la manera de arrepentirte por condenar a los que no hacen lo que tú si haces?
Dios es el juez no para que llevemos una relación de temor sino para llevar una relación de lealtad.
El temor no es una buena base para llevar acabo una vida de adoración. El miedo no es un catalizador para mover nuestros corazones a la lealtad.
Vivir bajo una inconsciencia del costo de la gracia o de la obra de Cristo, es la evidencia de la rebeldía contra el Señorío del Salvador.
Si entiendes que el Señor al que sirves, por el que vives o mueres, es quien murió en tu lugar, y quien con poder resucitó y volvió a vivir, entonces tu lealtad es en amor junto a otros hermanos, fuertes o débiles en la fe.
Cuando se oiga la trompeta 1 Tesalonicenses 4.16 “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.” cuando se escuche el llamado resonará en nuestros corazones y nuestros oídos el llamado de nuestro Rey y de nuestro Juez. ¡¡Oh sí, qué glorioso será ir con aquel que nos guardó y nos guió a vivir en armonía con nuestros hermanos!!
Mira tu actitud y se honesto contigo y con Dios, ¿Cómo estás respondiendo en el compromiso amoroso de vivir en armonía entre tus hermanos? ¿Estarías dispuesto a admitir tu debilidad y estar dispuesto a ser fortalecido en lealtad a Cristo? ¿Buscarías el perdón por amor a tu Salvador y Señor por haber menospreciado al hermano? ¿Tendrás la convicción espiritual de no condenar a tu hermano, sino a servirlo y amarlo porque pertenecen a la misma congregación?
OH PADRE TU VENDRÁS Y TODA LEGUA CONFESARÁ QUE TU ERES EL SEÑOR, TODA RODILLA SE DOBLARÁ DELANTE DE TI, NOSOTROS ENTENDIMOS HOY QUE TU ERES EL DIOS QUE NOS HA ACEPTADO, QUE ERES NUESTRO SEÑOR Y QUE ERES EL ÚNICO JUEZ, necesitamos que tu trasformes nuestra corazón y cambies nuestra opinión para vivir en armonía, porque a veces no lo deseamos, nos sentimos superiores, nos apartamos con desdén de otros en vez de amarlos y servirlos. Obra con tu Espíritu hoy y transforma nuestros corazones. En Cristo y por Cristo el Señor y Salvador. Amén.
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