Sermon Tone Analysis

Overall tone of the sermon

This automated analysis scores the text on the likely presence of emotional, language, and social tones. There are no right or wrong scores; this is just an indication of tones readers or listeners may pick up from the text.
A score of 0.5 or higher indicates the tone is likely present.
Emotion Tone
Anger
0.17UNLIKELY
Disgust
0.12UNLIKELY
Fear
0.17UNLIKELY
Joy
0.22UNLIKELY
Sadness
0.25UNLIKELY
Language Tone
Analytical
0UNLIKELY
Confident
0.04UNLIKELY
Tentative
0UNLIKELY
Social Tone
Openness
0.12UNLIKELY
Conscientiousness
0.15UNLIKELY
Extraversion
0.47UNLIKELY
Agreeableness
0.59LIKELY
Emotional Range
0.13UNLIKELY

Tone of specific sentences

Tones
Emotion
Anger
Disgust
Fear
Joy
Sadness
Language
Analytical
Confident
Tentative
Social Tendencies
Openness
Conscientiousness
Extraversion
Agreeableness
Emotional Range
Anger
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Cuando estaba en la universidad, hace unos 40 años, las discusiones acerca de si Jesús resucitó histórica y corporalmente de entre los muertos, eran más prominentes y más intensas que hoy.
Había un consenso ampliamente aceptado entre los creyentes y los no creyentes, generalmente en Norteamérica, de que era verdaderamente importante definir ese asunto.
Usted adoptaba una posición (creía en la resurrección, o no) y si la creía, entonces generalmente creía en el resto de la Biblia y se llamaba a sí mismo cristiano.
Y si no creía, entonces intencionalmente era un no-cristiano.
Hoy, esa cuestión, ese debate - ¿Verdaderamente Jesús resucitó corporal e históricamente de entre los muertos? - no es tan prominente o tan intenso porque, en cierto nivel, las personas sienten que no les importa—creen cuestiones diferentes—quizás sucedió, quizás no; y si sucedió o no, y ello me permite seguir adelante en la vida, perfecto; pero realmente no es una gran diferencia para mí.
Yo puedo, o no, llamarme cristiano, y si la resurrección me parece útil, quizás la crea, y si no me es útil, entonces no; y no creo que haya un cuerpo que deba decirme que tengo que creerlo.
Dos Tipos de Incredulidad
Detrás de esos dos tipos de incredulidad (el tipo de incredulidad que veíamos unos 40 años atrás, y el tipo de incredulidad que vemos en la actualidad) hay dos tipos de suposiciones diferentes.
Por ejemplo, en los días de mi universidad, la suposición resistía bastante, aunque comenzaba a ceder por el surgimiento del existencialismo; que planteaba que hay leyes naturales cerradas, firmes, que hacen que el mundo sea comprensible y científicamente manejable, y estas leyes no permitían la verdad de que alguien reclamara haber resucitado de entre los muertos para vivir para siempre.
Era una suposición común: el mundo moderno con su comprensión científica de las leyes naturales no permite las resurrecciones.
Así que la incredulidad estaba enraizada a ese tipo de suposición.
Pero ahora, esa no es la suposición más común.
Hoy la suposición no es que hay leyes naturales superiores a mí prohibiéndome la resurrección de Jesús, sino que hay una ley personal dentro de mí que dice: no tengo que adaptar mi vida a nada que no sea útil.
O, pudiera decirse de otra manera: La verdad para mí es lo que yo encuentro aceptable y útil.
Lo que Realmente Importa
Ahora, con esa suposición posicionada, y con esa ley interior establecida, no importa si Jesús resucitó de entre los muertos, porque, si lo hizo o no, mi problema es: “¿me importa?
¿Me es útil esa idea?
¿Siento que me ayuda a crecer como ser humano?
Y si me parece que no lo hace, entonces la veré de la misma forma en que veo a los OVNIS y a la posible vida en otras galaxias: realmente no necesito preocuparme.
Si te ayuda, bueno; pero no me presiones.”
Algunos de ustedes piensan de esa manera sin siquiera darse cuenta.
Ustedes simplemente lo han absorbido de la cultura, pues esa forma de pensar está entretejida en la mayoría de los programas de televisión y en los anuncios, filmes y currículos educacionales modernos.
Así que lo que estoy tratando de hacer es elevar, en todos, el nivel de consciencia de cómo examinamos las realidades que vienen cada día a nosotros.
Y mi esperanza es que cuando yo les hable de la resurrección de Jesús, ustedes, con una consciencia intensificada, no se dejarán llevar tan fácilmente por las suposiciones modernas de hace 40 años, o por las suposiciones post-modernas de hoy; sino que, con la ayuda de Dios, tendrán una preocupación sincera por lo que realmente les importa (y no se dejarán llevar simplemente por lo que la naturaleza o sus propios corazones le dicen que importa).
Pablo en La Colina de Marte
En un momento iré a Juan 20, pero permítanme comenzar con un sermón que el apóstol Pablo predicó a los amantes de la filosofía en la Colina de Marte, en Atenas, unos 20 años después de la muerte de Jesús.
Se encuentra en Hechos 17 y termina así:
Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan, porque El ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres al resucitarle de entre los muertos.
(Hechos 17:30–31)
En ese punto del sermón, sus oyentes le interrumpieron y se burlaron de él a causa del clamor de que Jesús había resucitado de entre los muertos (lo que es muy significativo, porque indica que la sorprendente expansión del cristianismo en los primeros años no ocurrió en un mundo crédulo que pensaba que las resurrecciones eran algo normal.
Un Día le Importará
Pero note lo que Pablo dijo: Dios llama a todo el mundo al arrepentimiento, porque todos hemos pecado en su contra- es decir, no le hemos atesorado sobre todas las cosas.
Somos idólatras de facto.
Este arrepentimiento es urgente porque Dios va a juzgar al mundo en justicia perfecta.
Y lo hará mediante un hombre, Jesucristo.
Jesús, un día, será el juez de todo hombre.
Cada ser humano estará delante del Dios-Hombre vivo: Jesús.
Ninguna de nuestras excusas funcionará en esa corte.
Todos seremos culpables a menos que hayamos confiado en Cristo como nuestro Salvador, Autoridad y Tesoro.
Esta palabra del apóstol Pablo llega llena de fuerza, con amor, enfrentando la suposición contemporánea de que “aun si Cristo resucitó de entre los muertos, realmente no me importa, porque no me parece útil.”
Pablo está diciendo: aunque no te parezca útil, será importante para ti.
El juicio de Dios sobre el mundo mediante Jesucristo no es como la posible vida en otras galaxias; es como la muerte, se está acercando.
Decir que no nos importa es como cerrar nuestros ojos y decir que la luz no existe porque detrás de nuestros párpados hay oscuridad.
Lo último que Pablo dice en su sermón en Atenas es: Dios ha “presentado pruebas (o garantías, o evidencias) a todos los hombres al resucitarle de entre los muertos” ¡A todos!
En otras palabras, la resurrección de Jesús está diseñada por Dios para ser una garantía o prueba global de que nuestro arrepentimiento es necesario.
La Resurrección Conocida Mediante Testigos
¿Cómo lo hace cuando han pasado 20 años, o 20 siglos?
La respuesta es que Dios siempre quiso que la resurrección fuera conocida y creída mediante los testigos humanos.
Esto no controla la obra del Espíritu quien nos abre los ojos.
Pero siempre es mediante testigos.
No hay grabaciones en cinta, no hay cámaras de video, no hay fotografías.
Cuando ocurrió, Dios lo organizó de modo que hubiera testigos, y de que Jesús apareciera delante de ellos en suficientes lugares para que estuvieran plenamente convencidos de esta realidad, y pudieran decirlo a otros, y luego escribirlo para que nosotros lo leyéramos.
Cuando Pablo dice: “Él (Dios) ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres al resucitarle de entre los muertos,” quiere decir que el testimonio de los que le vieron se esparcirá por todo el mundo, y será una garantía válida de fe, una seguridad válida de que realmente ocurrió la resurrección.
La Manera en que Dios Determinó que Supiéramos
Esta es la forma en que lo presenta otro testigo ocular.
El apóstol Pedro, en un sermón predicado unos 8 o 10 años después de la resurrección de Jesús dijo:
A éste Dios le resucitó al tercer día e hizo que se manifestara, no a todo el pueblo, sino a los testigos que fueron escogidos de antemano por Dios, es decir, a nosotros que comimos y bebimos con Él después que resucitó de los muertos.
(Hechos 10:40–41)
En otras palabras, el plan intencional de Dios no era que el Cristo resucitado fuera visto por todos, ni siquiera en la época en que ocurrió.
Tampoco lo es hoy, ¡por mucho que quisiéramos que fuera así! Su plan intencional es: Él apareció repetidamente y con muchas pruebas (Hechos 1:3) a un grupo limitado de personas que tenían la tarea de ser testigos en lo que decían y escribían para que todo el que escuchara o leyera este testimonio pudiera conocer la certeza que Dios había provisto para el mundo en la resurrección de su Hijo.
Así es como Dios determinó que supiéramos.
Es lo que tenemos en Juan 20 - el testimonio de lo que Juan vio con sus ojos con relación a las apariciones de Jesús después de la resurrección.
Es lo que tenemos en Mateo 28 - el testimonio de lo que Mateo vio con sus ojos; Lucas 24 - Lucas no fue un testigo ocular pero vivió y viajó con Pablo, quien lo fue, y habló a muchos otros (Lucas 1:2); Marcos 16 - así mismo escuchamos el eco del testimonio de Pedro en Marcos, y de la propia vida de Marcos como joven viviendo en Jerusalén; y así mismo vemos en otros escritos del Nuevo Testamento.
Juan, el Testigo
Este reclamo es visible desde cualquier ángulo que se vea a Juan 20.
Vea Juan 19:35.
En medio de la crucifixión de Jesús, Juan irrumpe y dice: “Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros también creáis.”
Esto es lo que Pablo quiso decir: El mundo puede conocer lo que sucedió en esas últimas horas porque hubo testigos, y ellos dieron testimonios y hay formas de probar el testimonio de los testigos.
O vea a Juan 21:24: “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y el que escribió esto, y sabemos que su testimonio es verdadero.”
El propósito de este versículo es mostrar que la historia está siendo contada por un testigo ocular.
No es un rumor.
Y su testimonio puede ser comparado con otros del Nuevo Testamento.
Por tanto, permitámosle que nos testifique.
Y ustedes juzguen por sí mismos (Lucas 12:57) si estas cosas son ciertas.
EL CRISTO RESUCITADO
(San )
INTRODUCCIÓN
Para esta mañana quiero llevarte al capítulo 20 de Juan, y ahora comenzamos a mirar las apariciones de nuestro Señor después de Su resurrección.
Hemos pasado por los primeros diez versículos, y hemos visto la tumba vacía, que es la primera evidencia de la resurrección de nuestro Señor.
También observamos los ángeles, la aparición de los ángeles, lo veremos de nuevo.
Esa es la segunda evidencia de la resurrección de nuestro Señor.
Y el tercero son los testigos oculares, y comenzaremos a mirarlos hoy, y en particular a María Magdalena, que es la que aparece en los versículos 11 a 18.
Déjeme leerlo a usted.
Es imposible creer en el Jesús de la Biblia sin creer en su resurrección de los muertos.
Rechazar su resurrección es inventar otro Jesús, un Cristo falso de ima­ginación incrédula ().
Es llamar mentiroso a Dios por negarse a creer su testimonio sobre Jesús, "que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos" ().
Quienes rechazan la resurrección del Señor Jesucristo están fuera de la esfera de la salva­ción, pues como escribió Pablo en , solo se obtendrá la salvación "si [se confiesa] con [la] boca que Jesús es el Señor, y [se cree] en [el] corazón que Dios le levantó de los muertos".
"Pero María estaba de pie fuera del sepulcro llorando; Y así, mientras lloraba, se inclinó y miró a la tumba; Y vio dos ángeles de blanco sentado, uno a la cabeza y otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había estado mintiendo.
Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras?
Ella les dijo: "Porque han quitado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto."
Cuando hubo dicho esto, se dio la vuelta y vio a Jesús de pie allí, y no sabía que era Jesús.
Jesús ofreció su resurrección como prueba convincente e irrefutable de la veracidad en sus afirmaciones de deidad.
"Jesús le dijo: 'Mujer, ¿por qué lloras?
¿A quién buscas?
Suponiendo que era el jardinero, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo pusiste, y yo lo llevaré.
Jesús le dijo: "¡María!" Ella se volvió y le dijo en hebreo: '¡Rabbona!' (Que significa, Maestro).
[Confrontado por] algunos de los escribas y de los fariseos, Re decían]: Maestro, deseamos ver de ti señal.
Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.
Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches ().
"Jesús le dijo: 'Deja de aferrarme, porque aún no he subido al Padre; Pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre ya tu Padre, a mi Dios ya tu Dios.
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