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Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 1: Genesis 4. JACOB CONTINÚA HACIA CANAÁN, 32:1-33:20

Y le salieron al encuentro unos ángeles de Dios (Gén. 32:1) Después de hacer la paz con su suegro Jacob siguió su camino. No sabemos cuánta distancia había recorrido cuando le salen al encuentro estos seres celestiales. El texto no nos dice con claridad la función que vinieron para cumplir, pero su presencia conduce a Jacob a reafirmar cuando menos tres cosas: (1) Que la victoria que acababa de celebrar en las relaciones con su suegro se debió a la intervención del Señor. (2) Que mientras iba por el camino, en obediencia a la orden dada por Jehovah, el Señor iba cuidándolo paso a paso. (3) Que de esa manera recibía una "alegre bienvenida" al volver a su tierra. Recordemos que cuando salió para Padam-Aram unos ángeles lo despidieron, ¿no serían los mismos que ahora le daban la bienvenida? Solamente aquellos que han estado lejos de su patria o de la tierra donde nacieron pueden comprender el gozo inefable que se siente, la noche anterior, a estar de nuevo en su terruño.

Semillero homilético

Cuando Dios aprieta por una conciencia perturbada

32:1–12

Introducción: Hace un tiempo las noticias informaron de una señora que participó en un robo de un banco perpetrado hacía veinticinco años atrás; en el robo su compañero en el crimen mató a un policía. Ella manejaba el auto de escape, y logró eludir a los oficiales. Pero su conciencia no le dejó tranquila. Al fin confesó el crimen y fue condenada a la cárcel por varios años. En su testimonio dijo que aunque había eludido a los oficiales de la ley, no podía vivir más con su conciencia perturbada.

Jacob, después de varios años, reconoce que tiene que encararse con el hermano a quien había engañado hace tantos años. Hay lecciones de esta experiencia.

I. Jacob tomó la iniciativa para reconciliarse con su hermano.

Jacob envió mensajeros delante de sí a su hermano Esaú. (v. 3). Fortalecido por la presencia de los ángeles (v. 1) Jacob toma la iniciativa de enviar mensajeros a Esaú hasta Seír, territorio al Sudeste del mar Muerto, para informarle de su retorno y el deseo de hallar gracia delante de él. Este hecho nos ilustra que cuando tomamos la iniciativa para reconciliarnos con nuestro hermano, hemos dado el primer paso hacia nuestro crecimiento espiritual.

II. Jacob buscó a Dios en oración y puso manos a la obra.

Entonces Jacob tuvo mucho temor y se angustió (v. 7). Cuando los mensajeros volvieron con el informe de que Esaú venía a encontrarlo con 400 hombres (vv. 4–6), Jacob siente profundamente atemorizado, pero sin perder la sobriedad decide hacer dos cosas: (1) Divide su gente, ganado y posesiones en dos campamentos previendo un posible ataque. (2) Ora a Dios reclamando las promesas del pacto (vv. 9–12).

III. Jacob expresó otra oración que puede ser la nuestra.

Los versículos 9–12 contienen toda la oración de Jacob. Esta oración contiene tres elementos que quizá podemos incorporar en nuestras propias oraciones:

1. Recuerda la promesa que Dios le había hecho de prosperarlo en todos los aspectos de su vida.

2. Jacob con toda humildad reconoce que él no es digno. La expresión hebrea usada aquí lit. dice: "soy muy pequeño" o "soy insignificante y sin valor alguno".

3. Hace una petición concreta: "Líbrame, por favor, de la mano de mi hermano… "

Conclusión: Si tenemos la conciencia perturbada, debemos imitar a Jacob.

Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 1: Genesis 4. JACOB CONTINÚA HACIA CANAÁN, 32:1-33:20

Una vida transformada

32:24–30

Introducción: La Biblia proclama enfáticamente que Dios tiene poder para transformar vidas. Jacob es sólo un ejemplo de muchas vidas cambiadas por el poder de Dios. Pablo afirma que "si alguno está en Cristo, nueva criatura es" (2 Cor. 5:17). Para tener una vida transformada usted necesita:

I. Un encuentro personal con Dios (vv. 24, 25).

1. Jacob se quedó solo para encontrarse con Dios.

2. Jacob tuvo un encuentro personal, genuino y único.

3. Dios le ofrece a usted un encuentro personal por medio de Cristo (Juan 14:6).

II. Un reconocimiento de que le falta algo (v. 26).

1. Jacob no estaba contento consigo mismo.

2. Jacob pidió al Señor una bendición especial y persistió en ella.

3. Jesús nos invita a una vida abundante (Juan 10:10).

III. Una evidencia permanente del encuentro (vv. 27–30).

1. Implica renunciar a nuestros logros y méritos.

2. Implica confesar nuestros pecados.

3. Implica abrirse a la gracia y el perdón de Dios.

4. Implica aceptar por la fe a Jesucristo como Señor y Salvador (Ef. 2:8).

Conclusión: Jacob fue transformado por el poder de Dios y así estuvo en condiciones de dar origen y nombre al pueblo israelita. Usted necesita ser transformado por el poder de Dios hoy. El mundo necesita de personas transformadas por el evangelio de Jesucristo para tener un testimonio vivo de lo que significa creer en Cristo como Salvador y Señor.

Para enfrentar este encuentro Jacob apela a estos recursos: Primero, divide su gente y su ganado en dos campamentos, imitando la aparición de los ángeles en Majanaim. Así, en el evento de un ataque, un campamento podría escapar y librarse.

Segundo, acude a la oración, la que presenta varios elementos: Una invocación donde identifica a Dios como el Dios Patriarcal (de los padres), del pacto y sus promesas. Y como Jehovah, el Dios de su experiencia personal en Betel y en Harán. Aquí se combina el Dios recibido de la transmisión paterna con el Dios de la experiencia personal. Ambos son imprescindibles en la vida del creyente (2 Tim. 1:5). Luego recuerda a Dios que su regreso a Canaán, el que está causando esta situación de peligro, se debe a su obediencia a la orden de Dios y a la promesa de prosperidad. También hay una confesión: Su prosperidad actual se debe no a sus méritos sino exclusivamente a las misericordias y fidelidad de Dios para con él. La iniciativa fue de Dios que por su gracia obró un cambio en la condición de Jacob: De la pobreza y desamparo ahora posee dos campamentos. Sólo el propósito de Dios permitió a Jacob lograr lo que tenía. Por último, una petición clara y directa: Líbrame… de la mano… de Esaú (v. 11). El peligro concreto era la destrucción de la descendencia. Esta acción le afectaría directamente en su instrumentalidad en el plan de Dios. Esta oración demuestra el recurso más importante en la vida de Jacob: su relación personal con Dios, su dependencia y confianza en él.

Tercero, envía a Esaú sucesivamente varios presentes significativos como señal de cortesía y homenaje a un gran personaje, según la costumbre oriental. En su encuentro con Esaú, los siervos debían decir que era un presente a Esaú de su siervo Jacob y que éste venía detrás para un encuentro. Esta estrategia indica la voluntad de Jacob de perder una riqueza material y temporal a cambio de una seguridad futura. Además explota al máximo las debilidades humanas de Esaú: su deseo de superioridad y riqueza material inmediata. Todo esto es reminiscente de la compra de la primogenitura. El propósito último era el de buscar apaciguar la ira de Esaú y encontrar la reconciliación para asegurar el futuro. Más adelante usará esta misma estrategia para tratar de apaciguar la ira de aquel hombre (43:11–15). Por la noche cruza el río Jaboc con toda su gente y ganado. Este río corría en una garganta profunda y por lo general servía de una buena defensa natural en caso de enfrentamientos bélicos. Al cruzarlo, Jacob renuncia a una defensa humana y se expone a dos cosas al mismo tiempo: al ataque de Esaú y a la protección única de Dios.

(2) El encuentro de Jacob con el ángel en Peniel, 32:24–32. Antes del reencuentro con Esaú, Jacob, quedando sólo, tiene un encuentro personal con Dios que se desarrolla de la siguiente manera: Primero, una lucha física con un hombre que se le aparece. Al principio no se da la identidad del contendedor, pero muy pronto se da a entender que el encuentro no es con un ser humano. La lucha dura toda la noche indicando la tenacidad y fuerza de Jacob. Como resultado de la lucha física y prueba de que no fue sólo un sueño, Jacob queda afectado del nervio ciático o tendón de la pierna. Esto le causa una cojera que limita permanentemente su fuerza física. Segundo, se desarrolla un diálogo de tres intercambios, al final del cual, Jacob sale transformado espiritualmente, con una nueva identidad y con la bendición pedida. En la primera y segunda conversación, el ángel toma la iniciativa y pide una liberación de la lucha. Quiere así dar por terminada la lucha y también intenta proteger su identidad. Jacob no le niega la libertad sino le condiciona: No te dejaré, si no me bendices (v. 26). Seguro de la identidad divina de su contendedor, Jacob pide una bendición. El ángel cambia el tema y pregunta a Jacob por su nombre. El nombre, más que una identidad convencional o diferenciativa, refleja la personalidad. Jacob, implicaba todo lo que él había sido hasta entonces. Aquí hay una confesión de reconocimiento de que realmente Jacob era un “suplantador”, y que el engaño había sido su arma en las dificultades de su vida. Tras esta confesión, viene la transformación e identidad nueva: No se dirá más… Jacob, sino Israel (v. 28). Este nombre, que significa “el que lucha”, no sólo identifica a Jacob, sino será la identidad de la nación escogida por Dios. La tenacidad y persistencia de Jacob en ser el instrumento humano del pacto, pese a las adversidades, le hace acreedor de la victoria. En la tercera conversación, Jacob toma la iniciativa y pide conocer el nombre de su contendiente. Conocer el nombre personal de la divinidad significa privilegio de invocar su ayuda, su presencia. Es penetrar en la naturaleza misma de la deidad. (Los judíos hasta hoy día no pronuncian el nombre personal de Dios.) En vez del nombre, Jacob recibe la bendición.

Un gran testimonio personal

1. Jacob llamó el nombre de aquel lugar Peniel, diciendo: Porque vi a Dios cara a cara y salí con vida (v. 30). Este es un gran testimonio: "He visto a Dios". Ninguna persona puede seguir siendo el mismo de antes después que se ha encontrado cara a cara con el Señor. Hoy nosotros logramos la misma experiencia de relación con Dios por medio de Jesucristo. El dijo: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre (Juan 14:9).

2. … y cojeaba de su cadera (v. 31) De aquí en adelante el caminar de Jacob no sería igual. Ahora su andar le recordaba a él y a quienes lo veían que era una persona tocada por el Señor. ¿Son nuestro andar, conversar y estilo de vida evidencias de que hemos sido tocados por el amor de Dios a través de Jesucristo?

3. Cambia su nombre de Jacob (suplantador) a Israel (príncipe de Dios).

El final del encuentro es marcado por el nombramiento memorial del lugar: Peniel, que significa “cara de Dios” y que refleja la experiencia real y personal de Jacob con Dios y su sobrevivencia (v. 30). En el pensamiento bíblico, nadie puede ver a Dios y permanecer con vida, excepto por la misericordia y propósito especial de Dios.

Semillero homilético

La lucha del alma

32:24–32

Introducción: La experiencia de Jacob con el ángel puede ser la experiencia de toda persona tarde o temprano en su vida.

I. Es precedida por un descanso físico que Jacob necesitaba.

Jacob pasó allí aquella noche (v. 13). Esta expresión ha sido interpretada por algunos estudiantes de la Biblia de manera interesante. Dicen que la expresión equivale a "se quedó para descansar y dormir allí toda la noche". Si esa lectura del texto es correcta, es fácil concluir que el resultado de dejar las cargas en las manos del Señor produce quietud y tranquilidad. Además, ese descanso después de varios días de viaje le venía muy bien antes de encontrarse con su hermano Esaú.

II. Aprende las lecciones que solamente enseña el Señor y que Jacob necesitaba aprender.

Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta que rayaba el alba (v. 24).

Se ha dicho y escrito mucho acerca de quién era el "hombre" que luchó con Jacob. Algunos sugieren que fue literalmente una pelea con otro ser humano. Otros dicen que fue un sueño y por lo tanto algo simbólico de la experiencia de la oración. El profeta Oseas dijo: En el vientre suplantó a su hermano y en su edad viril contendió con Dios. Contendió con el ángel y prevaleció (Ose. 12:3, 4a). En esa época, era necesario que Dios hiciera sus revelaciones de una manera visible y corporal; fue una teofanía.

III. Se puede dividir en tres movimientos:

1. La lucha física que dura toda la noche. Jacobo no solo gastó su energía física, sino su energía mental y emocional. Al reconocer el caracter celestial de su adversario, la lucha tuvo consecuencias espirituales.

2. El diálogo entre Jacob y el ángel. Este se da en dos etapas. En la primera el ángel toma la iniciativa y le dice: ¿Cuál es tu nombre? En segunda etapa es Jacob quien toma la iniciativa al preguntar: ¿Cuál es tu nombre? El resultado de aquel diálogo fue la transformación espiritual de Jacob. Salía de esta experiencia con una nueva identidad y con la bendición que había pedido.

3. El nombre del lugar: Peniel. La palabra significa: "cara de Dios" o " Dios vuelve su rostro hacia mí". Peniel traduce la experiencia personal, extraordinaria y única que Jacob acababa de experimentar con el Señor: lo vio cara a cara.

Conclusión: Aquí la lucha del alma es “luchar con Dios”; es decir, perseverar en la oración. Por medio de esta experiencia uno puede aprender mucho de sí mismo y a la vez reflexionar acerca de su pasado y su futuro. Para Jacobo significó su conversión. Para nosotros, Dios nos transforma por medio de estas experiencias.

Dos aspectos significativos resultan de este encuentro: Uno, la transformación espiritual de Jacob por la gracia de Dios. Con esta transformación da nombre a la nación escogida y con la descendencia de sus hijos hace a esa nación escogida una realidad histórica. El otro, la nación de Israel nace de un encuentro con Dios. Su identidad está ligada a ese encuentro con Dios, consistente con el llamamiento de Dios a Abraham, la confirmación a Isaac y la experiencia de Jacob. De aquí en adelante, las actuaciones, decisiones e iniciativas de Jacob, seguirán las pautas recogidas en este encuentro con Dios. Al final, el encuentro con Esaú no es lo más prioritario para Jacob, sino su propio encuentro con Dios. El enemigo no estaba tanto en Esaú sino en el mismo Jacob quien siempre apelaba a sus recursos y fuerzas en descuido de su comunión y dependencia de Dios. Obviamente el encuentro en Peniel fue la respuesta a la oración de Jacob.

Nacemos de nuevo

Encontrarnos de nuevo con una persona con quien hemos tenido dificultades es siempre difícil. El paso de los años, la falta de comunicación, y los recuerdos del enojo, las palabras ásperas que se dijeron y las emociones sentidas, todo crea una tremenda ansiedad que deseamos evitar. Aun cuando podamos haber tenido algún contacto por medio de otras personas, todavía existe una tensión muy fuerte. La única manera de librarnos de tales sentimientos es encontrarnos con esa persona cara a cara, y suplicarle con lágrimas, que por favor nos perdone. ¡Nacemos de nuevo! Esa es la verdad preciosa que aprendemos en el reencuentro de Jacob con su hermano Esaú.

El inmenso temor de Jacob se transformó en tranquilidad. La última vez que vio a su hermano Esaú, Jacob, sabía que su hermano lo odiaba a muerte, pero pasó el tiempo, ambos habían tenido otras experiencias, ambos habían crecido y madurado en lo emocional. Ambos habían cambiado. Cuando Jacob se encontró con su hermano, se dio cuenta que entre ambos existía un afecto fraternal hermoso a pesar de que ambos recordaban con pena lo que había ocurrido entre ellos.

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