Sermon Tone Analysis

Overall tone of the sermon

This automated analysis scores the text on the likely presence of emotional, language, and social tones. There are no right or wrong scores; this is just an indication of tones readers or listeners may pick up from the text.
A score of 0.5 or higher indicates the tone is likely present.
Emotion Tone
Anger
0.07UNLIKELY
Disgust
0.07UNLIKELY
Fear
0.12UNLIKELY
Joy
0.45UNLIKELY
Sadness
0.13UNLIKELY
Language Tone
Analytical
0UNLIKELY
Confident
0.04UNLIKELY
Tentative
0UNLIKELY
Social Tone
Openness
0.12UNLIKELY
Conscientiousness
0.15UNLIKELY
Extraversion
0.47UNLIKELY
Agreeableness
0.59LIKELY
Emotional Range
0.15UNLIKELY

Tone of specific sentences

Tones
Emotion
Anger
Disgust
Fear
Joy
Sadness
Language
Analytical
Confident
Tentative
Social Tendencies
Openness
Conscientiousness
Extraversion
Agreeableness
Emotional Range
Anger
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ADMINISTRADORES DE DIOS
PROVERBIOS 3:9 Honra a Jehová con tus bienes,Y con las primicias de todos tus frutos;10 Y serán llenos tus graneros con abundancia,Y tus lagares rebosarán de mosto.
10 Y serán llenos tus graneros con abundancia,
Y tus lagares rebosarán de mosto.
Dios creó los cielos y la Tierra (Génesis 1:1), es suya toda la creación.
“He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella.”
(Deuteronomio 10:14)
Todo lo que hay en la Tierra, seres vivos, riquezas (oro, plata, petróleo, etcétera) son de Dios.
“Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.”
(Hageo 2:8)
El Señor dice “... La tierra mía es...” (Levítico 25:23)
“Mía es toda bestia del bosque, y los millares de a nimales en los collados.
Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece... porque mío es el mundo y su plenitud.”
(Salmo 50:10-12)
EL HOMBRE LE PERTENECE A DIOS
El hombre como ser creado también pertenece a Dios .
Y nosotros los cristianos pertenecemos a Dios por dos veces, porque nos creó y porque nos co mpró.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1ª de Corintios 6:19-20)
Nosotros, al igual que toda la creación, somos de Dios, no somos nuestros, pertenecemos a Aquél que nos creó y compró en la cruz con su preciosa sangre.
Nuestra historia es como la que le sucedió a aquel niño que con cariño se hizo un precioso barco de madera, con delicadeza lo pintó, decoró y embelleci ó; hasta que llegó el día en que en el río lo probaría, pero una vez estando allí una corriente se lo llevó y el niño lo perdió de vista; entristecido se marchó a su casa.
Algún tiempo más tarde, pasando cerca de una tienda de jugetes , cual fue su sorpresa al ver que su barco, el que había fabricado, estaba allí en la tienda.
Entró rápidamente y lo cogió estrechándolo contra su pecho, pero su alegría no duró mucho, el propietario de la tienda le dijo que si lo quería tendría que pagar su precio, él le explicó que lo había perdido y que con sus propias manos lo había fabricado.
De nada le sirvieron sus explicaciones, tendría que pagar el precio marcado.
El niño se afanó en ahorrar todo lo posible para obtener de nuevo su barco, trabajó en los recados, en la compra, en cortar el césped, etcétera; hasta que un buen día con el dinero en la mano se dirigió a la tienda y una vez pagado el precio, cogió a su barco, y muy apretado entre sus manos le hablaba mientras salía del negocio diciéndole: “Ahora eres dos veces mío, una porque yo te hice y dos porque yo te compré.”
Esto mismo hizo Jesús con nuestra vida, nosotros somos aquel barco hecho por Dios, y perdido en el pecado, Jesús pagó un gran precio por tu salvación, precio jamás pagado por nadie, ese precio fue la sangre preciosa de Jesucristo (Dios hecho Hombre).
Por tanto si Él nos hizo y Él nos compró, ya no somos nuestros, somos de Él, y todo lo que tenemos pertenece a nuestro dueño y Señor.
“... Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.”
(1ª de Crónicas 29:14)
Todo lo nuestro es de Dios, vida, esposa, hijos, casa, bienes materiales, dinero, trabajo, etcétera.
Nada nos pertenece, y si damos al Señor de lo que É l nos ha dado no le estamos haciendo ningún regalo, le damos lo que en derecho es suyo, y si Él nos demanda o pide algo de lo que tenemos, trabajo, casa, dinero, estudios, e incluso esposa o hijos, sólo toma de lo suyo.
Nosotros debemos de tener la actitud de Job.
“Y dijo Job: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá.
Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.”
()
Job perdió familia, bienes, salud, pero reconociend o de quién provenía todo aquello que perdió, glorificaba al Señor, él aprendió que no era más que un administrador de los bienes que Dios le permitió tener.
Nosotros hemos renunciado a todo por Él.
“Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.”
(Lucas 14:33)
Y si no hemos renunciado a todo lo que poseemos, es que no somos realmente discípulos de Cristo.
Los apóstoles dejaron todo por seguir a Jesús.
“Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejad o nuestras posesiones y te hemos seguido.
Y Jesús les dijo: ... nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más eneste tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.”
(Lucas 18:28-30)
SOMOS ADMINISTRADORES DE DIOS
Ellos entendieron que somos administradores de Dios, mayordomos que cuidamos de los bienes del Señor que nos ha confiado para que los usemos bien.
En las parábolas de Jesús se ven muchos ejemplos sobre la mayordomía, uno es Mateo 25:14-30
“Porque el reino de los cielos es como un hombre qu e yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.”
(Versículo 14)
Más tarde el Señor reprende al siervo negligente que no administró bien el dinero que se le había confiado.
“... Debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.”
(Versículo 27)
Al final recibió el castigo de ser echado fuera a l as tinieblas, por no haber administrado y cuidado el dinero que se le había confiado, él lo había escondido, versículo 25.
Muchos de nosotros tenemos escondido el dinero que Dios nos ha dado en bancos, habiendo tantas necesidades que cubrir en nuestros hermanos.
“... ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa?...
A quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.”
(Lucas 12:42, 48)
Según lo que recibimos y como lo usamos, así seráal demanda de Dios.
“... Un hombre noble se fue a un país lejano... Y l lamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo.”
(Lucas 19:12, 13)
“... Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes.”
(Lucas 16:1)
Seamos pues fieles ante nuestro Señor, y sirvámoslehonradamente, no siendo un disipador de sus bienes, pues aquél que derrocha, tira, o malgasta el dinero que Dios le ha dado para administrar santamente, malgasta, tira o derrocha el dinero de Dios.
No sólo en el sentido material somos mayordomos de Dios, lo somos también en el ámbito familiar, por lo que debemos cuidar a nuestros hijos, educándolos, corrigiéndolos, amándolos y enseñándoles, hasta que éstos sean adultos; pues Dios nos pedirá cuentas de qué es lo que hemos hecho con los hijos que Dios nos dio para que en su nombre los cuidáramos.
Del mal ejemplo, de las peleas matrimoniales delante de los hijos, de la falta de dedicación en sus problemas, de los pecados cometidos delante de ellos, tendremos que dar cuentas al dador.
Del mal ejemplo, de las peleas matrimoniales delante de los hijos, de la falta de dedicación en sus problemas, de los pecados cometidos delante de ellos, tendremos que dar cuentas al dador.
Cuida pues a tu familia, es un regalo de Dios, cuida a tu esposa, el amor que Dios te dio por ella, avívalo y no lo apagues con malas actitudes y pensamientos, es un regalo de Dios para que tú la cuides.
El coche, la casa..., que Dios te ha dado, de Dios es, tú eres la persona a la que se le ha dado el privilegio de cuidarlo, cuídalo como si fuera de Dios, regalo suyo es.
Y así podíamos hablar de todo lo que Dios nos ha dado.
Cuida pues a tu familia, es un regalo de Dios, cuida a tu esposa, el amor que Dios te dio por ella, avívalo y no lo apagues con malas actitudes y pensamientos, es un regalo de Dios para que tú la cuides.
El coche, la casa..., que Dios te ha dado, de Dios es, tú eres la persona a la que se le ha dado el privilegio de cuidarlo, cuídalo como si fuera de Dios, regalo suyo es.
Y así podíamos hablar de todo lo que Dios nos ha dado.
pues a tu familia, es un regalo de Dios, cuida a tu esposa, el amor que Dios te dio por ella, avívalo y no lo apagues con malas actitudes y pensamientos, es un regalo de Dios para que tú la cuides.
El coche, la casa..., que Dios te ha dado, de Dios es, tú eres la persona a la que se le ha dado el privilegio de cuidarlo, cuídalo como si fuera de Dios, regalo suyo es.
Y así podíamos hablar de todo lo que Dios nos ha dado.
Sabemos que hablar del dinero es uno de los temas que menos le agradan al creyente, pero es necesario saber que el dinero que tú ganas es de tu Señor que te creó y compró, y que el amor al dinero y a las riquezas nos acarreará muchos problemas e incluso muchos se han perdido por amarlo
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LAS RIQUEZAS
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.
No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
(Mateo 6:24)
Es incompatible amar a Dios y a las riquezas, estas te llevarán a apartarte del buen camino.
“El engaño de las riquezas ahoga la palabra de Dios .”
(Mateo 13:22)
Las riquezas son un engaño, el hombre piensa que teniendo dinero lo posee todo, pero éstas no pueden comprar la salvación.
“No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de muerte.”
(Proverbios 11:4)
En 1ª de Corintios 6:10 se nos dice que los avaros no entrarán en el reino de los cielos.
“¡Ay de vosotros, ricos!
Porque ya tenéis vuestro consuelo.”
(Lucas 6:24)
Todo lo que el rico tendrá será lo que aquí tuvo enlos años de vida que vivió, pero en la eternidad le espera la destrucción y la muerte; por cuanto no se acordó en su abundancia del hermano necesitado.
“Los que confían en sus bienes, y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan... ninguno podrá dar a Dios su rescate (porque la redención de su vi da es de gran precio, y no se logrará jamás)” (Salmos 49:6-8).
Marcos 10:23 nos habla de lo difícil que es que un rico se salve, más fácil es meter un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos.
El joven rico no siguió a Jesús porque amaba sus riquezas (Lucas 18:23).
Muchos son los textos que nos hablan de este tema, veamos algunos de ellos:
“El que confía en sus riquezas caerá.”
(Proverbios 11:28)
“Guardaos de toda avaricia; porque la vida del homb re no consiste en la abundancia de los bienes que posee...” (Lucas 12:15-21)
“No te afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste.
¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?...” (Proverbios 23:4-5)
“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”
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