Sermon Tone Analysis

Overall tone of the sermon

This automated analysis scores the text on the likely presence of emotional, language, and social tones. There are no right or wrong scores; this is just an indication of tones readers or listeners may pick up from the text.
A score of 0.5 or higher indicates the tone is likely present.
Emotion Tone
Anger
0.06UNLIKELY
Disgust
0.06UNLIKELY
Fear
0.11UNLIKELY
Joy
0.23UNLIKELY
Sadness
0.13UNLIKELY
Language Tone
Analytical
0UNLIKELY
Confident
0.07UNLIKELY
Tentative
0UNLIKELY
Social Tone
Openness
0.12UNLIKELY
Conscientiousness
0.16UNLIKELY
Extraversion
0.47UNLIKELY
Agreeableness
0.58LIKELY
Emotional Range
0.13UNLIKELY

Tone of specific sentences

Tones
Emotion
Anger
Disgust
Fear
Joy
Sadness
Language
Analytical
Confident
Tentative
Social Tendencies
Openness
Conscientiousness
Extraversion
Agreeableness
Emotional Range
Anger
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Textos bases:
1 Tesalonicenses 5:12–24 (BTX)
Y os instamos, hermanos, a que respetéis a los que trabajan entre vosotros, y tienen cuidado de vosotros en el Señor, y os amonestan;
que los tengáis en alta y amorosa estima a causa de su obra.
Tened paz los unos con los otros.
Hermanos, también os exhortamos para que amonestéis a los desordenados, animéis a los desanimados, seáis apoyo de los débiles, pacientes con todos.
Mirad que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos.
¡Regocijaos siempre!
Orad sin cesar.
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.
No apaguéis el Espíritu.
No menospreciéis las profecías,
sino examinadlo todo; retened lo bueno.
Absteneos de toda especie de mal.
Y el mismo Dios de paz os santifique completamente, y todo vuestro ser: espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible en la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito (Capítulo 15: El crecimiento de un rebaño sano—Segunda parte: La atención a los espiritualmente necesitados (5:14–15))
El crecimiento de un rebaño sano—Segunda parte: La atención a los espiritualmente necesitados
“...También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.
Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos...” (5:14–15).
La iglesia que más cerca ha estado de ser la que el Señor desea fue la iglesia apostólica del libro de Hechos.
Sobre la condición de la iglesia en los días y semanas que siguieron a los impresionantes acontecimientos de Pentecostés, Lucas escribió:
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo.
Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos (Hch.
2:42–47).
La iglesia apostólica tenía una respuesta que honraba a Dios en cada situación, la persecución inclusive.
Después de que los líderes judíos prendieron a Pedro y a Juan, los interrogaron, les advirtieron que no volvieran a predicar el evangelio y los liberaron, la iglesia oró de inmediato por la situación (4:24–30).
Como resultado…
El lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.
Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad (Hch 4:31–35).
Sin embargo, había otra lección clave que el Señor tenía para la primera iglesia si es que había de crecer espiritualmente y ser eficaz para alcanzar a los perdidos.
La lección era la urgencia de disciplinar a los miembros pecadores (cp.
Hch.
5:1–6).
A partir de la enseñanza de Jesús (Mt.
18:15–18) y los acontecimientos de Hechos 5, el apóstol Pablo entendió bien el principio y se dio cuenta de que las iglesias más fuertes, como la de Tesalónica, debían ser diligentes en confrontar el pecado entre sus miembros (cp. 2 Co. 12:20–13:2).
Estaba agradecido por la salud espiritual de los tesalonicenses (1 Ts. 1:2–3, 9–10; 2:19–20; 3:9–10), pero deseaba que ellos continuaran creciendo en gracia (3:8, 12; 4:1, 10) y eso significaba ministrar directamente a las personas con problemas, como lo indica este texto.
La idea de Pablo sobre el crecimiento de la iglesia estaba en contraste agudo con las preocupaciones de los expertos de hoy sobre “crecimiento eclesial”, relativas a demografía y homogeneidad cultural, confabulaciones sutiles para hacer la iglesia más “amigable para el buscador”, metodologías sofisticadas de entretenimiento para hacer los servicios de adoración “más relevantes” y las técnicas de mercadeo locuaz para atraer a nuevos miembros.
En lugar de confiar en tales conceptos o estrategias desarrolladas por el hombre, el apóstol se enfocaba en los obstáculos pecaminosos al crecimiento espiritual de la iglesia tesalonicense.
De este modo, identificó cinco tipos de ovejas con problemas con las cuales necesitan lidiar las ovejas sanas: la rebelde, cuya necesidad es volver a alinearse; la preocupada, cuya necesidad es tener más ánimo, fe, audacia y confianza; la débil, cuya necesidad es ser más disciplinada en la santidad; la fastidiosa, cuya necesidad es mantener el paso en obediencia; y la mala, cuya necesidad es comportarse con rectitud.
La falta de progreso espiritual en la iglesia se debe generalmente al comportamiento pecaminoso de los miembros en tales categorías de problemas.
Pablo deseaba de veras que los tesalonicenses supieran cómo lidiar adecuadamente con quienes estaban en cada una de estas categorías.
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CÓMO LIDIAR CON LA OVEJA REBELDE:
“...También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos...” (5:14a)
La exhortación de Pablo a los tesalonicenses reflejaba su sentido de la urgencia.
Rogamos viene de parakaleō, cuyo significado literal es “ir junto a alguien” y conlleva la idea de proveer ayuda a alguien.
El apóstol animaba con celo y entusiasmo a los hermanos, a los creyentes sanos espiritualmente, a participar en la ayuda a los necesitados.
Aunque reconocía que los pastores también tenían responsabilidad sobre las ovejas problemáticas dentro de la iglesia, esta exhortación, como la de 5:12, estaba dirigida principalmente a los hermanos o a la congregación.
Pablo identificó a los rebeldes con el término ociosos (ataktos), que en el griego común aparecía a menudo en contextos militares y se refería a un soldado fuera de la fila, cuyo comportamiento era desordenado e insubordinado.
La palabra llegó a referirse a cualquiera que no cumpliera su deber ni sus responsabilidades.
Algunos comentaristas dicen que ataktos se refiere sobre todo a los apáticos, indolentes o perezosos (2 Ts. 3:6–7, 11; cp. 1 Ti.
5:13) en la iglesia tesalonicense; aquellos que eran pasivos y holgazanes con sus deberes.
Pero el contexto sugiere que el término también puede referirse a quienes tenían una actitud rebelde activa.
Los ociosos eran los que se salían de la dirección en la cual iban todos.
Así son los creyentes que no sirven en la iglesia con sus dones espirituales (cp. 1 Co. 12:7; 14:12–13), no ofrendan parte de sus riquezas (cp. 1 Co. 16:2; 2 Co. 8:7; 9:6–12) ni apoyan a los líderes (cp. 1 Ts.
5:12–13; 1 Ti.
5:17; He. 13:7, 17).
Tal vez no los estaban apoyando porque no les importaba, porque estaban enojados o porque eran rebeldes y contenciosos.
Si no se arregla la situación con estas personas, tienden a volverse amargadas.
Se pueden volver “calienta sillas” criticones y a la larga rebeldes que minen el liderazgo de la iglesia para justificar su insubordinación.
Obviamente, las dos son causa de división.
Para Pablo, ayudar al rebelde no requería alguna metodología compleja o un programa sofisticado de consejería psicológica.
En su lugar, los otros creyentes debían acompañarlo en su caminar y amonestarlo (noutheteō).
Amonestar también puede tener el sentido de advertir (cp.
Hch.
20:31; 1 Co. 4:14; Col. 1:28), un significado que conlleva la idea de ayudar a alguien a entender o alertarlo sobre las consecuencias serias de sus acciones.
Noutheteō no significa juzgar o criticar de manera superior.
Más bien, es la clase de advertencia cariñosa contra el peligro que dio Pablo a los ancianos de Éfeso (Hch.
20:31) y que quería transmitir a los tesalonicenses.
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CÓMO LIDIAR CON LA OVEJA PREOCUPADA:
“...que alentéis a los de poco ánimo...” (5:14b)
El segundo grupo de ovejas espiritualmente necesitadas que Pablo identificó eran las de poco ánimo, literalmente “de alma pequeña” (oligopsuchos).
Mientras los ociosos iban al extremo del comportamiento cristiano aceptable; estas ovejas estaban preocupadas, acurrucadas en el medio y con miedo de llegar al extremo.
En la iglesia encontramos creyentes audaces y valientes, no temerosos de las persecuciones o dificultades y dispuestos a dar sus vidas en el campo de batalla por una causa noble o por los principios de la verdad.
En contraste, los de poco ánimo carecen de audacia para aceptar un ministerio nuevo y retador; le temen al cambio y a lo desconocido y quieren ministerios sin riesgo, tradicionales y con seguridad absoluta.Algunos de los tesalonicenses eran de poco ánimo porque no soportaban bien la persecución; al parecer, no habían entendido el llamado de Pablo a la evangelización audaz o no estaban dispuestos a obedecerlo, temiendo que los llevara al sufrimiento (1 Ts. 3:2–4; cp.
Mt. 5:10–12; Jn. 15:18–21; Fil.
1:29–30; 2 Ti.
3:12; 1 P. 4:19; 5:10).
La instrucción del apóstol Pablo sobre cómo debían ayudar las ovejas confiadas a las preocupadas era simple: las confiadas debían alentar a las preocupadas.
Alentéis (paramutheomai) significa literalmente “hablar al lado de” alguien y consolar al hacerlo.
Los confiados necesitan volverse instructores personales y ejemplos para los preocupados, enseñarles la certeza bíblica de que el Señor responde sus oraciones (1 Jn. 5:14–15), les asegura su salvación (Jn.
10:27–29), les incluye en la resurrección final (Jn.
11:24–27), les ama eternamente (Ro.
8:38–39) y cumple su voluntad en las vidas de ellos (Pr.
19:21; Ro. 8:28–29).
Cuando el creyente confiado y gozoso recuerda estas cosas al tímido y triste, lo alegra.
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CÓMO LIDIAR CON LA OVEJA DÉBIL:
“...que sostengáis a los débiles...” (5:14c)
Los débiles podrían ser los que son frágiles en la fe, y están acosados por las dudas (Ro.
14:1–15:13; 1 Co. 8:1–13; 9:19–23; 10:23–33).
Tal vez su fe no es lo suficientemente fuerte para disfrutar su libertad en Jesucristo (cp.
Gá. 5:1; Col. 2:16–23).
Ellos son ciertamente más susceptibles al error (Ef.
4:14), a la tentación y al pecado, que los creyentes más fuertes (cp. 1 Co. 8:9–13).
Algunos creyentes débiles tienen conciencias tan susceptibles con sus pecados pasados que perciben pecado en algunas cosas que definitivamente no lo son (cp. 1 Co. 8:7).El término débiles (asthenēs) se centra en la susceptibilidad al pecado y se aplica a creyentes que luchan por abandonarlo y obedecer la voluntad de Dios.
Aunque las versiones modernas traducen asthenēs en Santiago 5:14 como “enfermo”, denota a quienes están débiles: “¿Está alguno enfermo entre vosotros?
Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él”.
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