Sermon Tone Analysis

Overall tone of the sermon

This automated analysis scores the text on the likely presence of emotional, language, and social tones. There are no right or wrong scores; this is just an indication of tones readers or listeners may pick up from the text.
A score of 0.5 or higher indicates the tone is likely present.
Emotion Tone
Anger
0.07UNLIKELY
Disgust
0.1UNLIKELY
Fear
0.12UNLIKELY
Joy
0.26UNLIKELY
Sadness
0.16UNLIKELY
Language Tone
Analytical
0UNLIKELY
Confident
0UNLIKELY
Tentative
0.01UNLIKELY
Social Tone
Openness
0.15UNLIKELY
Conscientiousness
0.15UNLIKELY
Extraversion
0.46UNLIKELY
Agreeableness
0.6LIKELY
Emotional Range
0.15UNLIKELY

Tone of specific sentences

Tones
Emotion
Anger
Disgust
Fear
Joy
Sadness
Language
Analytical
Confident
Tentative
Social Tendencies
Openness
Conscientiousness
Extraversion
Agreeableness
Emotional Range
Anger
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Después de presentarse y dar gracias a Dios por los creyentes de Corinto, el apóstol Pablo entra directamente a hablar de uno de los principales problemas que afectaban a la iglesia en esa ciudad: la falta de unidad entre ellos.
Tres y medio de los primeros cuatro capítulos son dedicados a tratar con dicho problema.
Lo primero que hace el apóstol es enfrentarlo con la realidad de su problema, después le hace ver las causas de la división, y, por último, la solución al problema.
Las divisiones en la iglesia.
La falta de unidad era evidente en las contiendas que habían entre ellos.
“contiendas”: conflictos que resultan de la rivalidad y la discordia.
Pablo supo de ese problema por medio del informe de los familiares o esclavos de Cloé, una mujer que seguramente era parte de la iglesia en Corinto.
Aunque Pablo tenía la autoridad apostólica para ordenarles, prefiere hacerles una súplica, les pide por favor (παρακαλέω) que se pongan de acuerdo (Lit.
que hablen lo mismo) y que no haya cismas (divisiones) entre ellos.
Una cisma es una división hacia grupos opuestos.
El deseo y súplica de Pablo es que cada uno de los miembros de la iglesia esté totalmente adecuado para tener una misma mentalidad (sentir) y una misma opinión o propósito (parecer).
¿La misma mentalidad u opinión en cuanto a qué?
El apóstol no les está diciendo que siempre deben tener la misma opinión en todo, sino en lo que respecta a la unidad de la iglesia.
Por si acaso los creyentes pretendieran no saber de que está hablando, él se los dice directamente:
Uno de los trucos que más le funcionan al diablo es aquel expresado en la frase “divide y vencerás”.
Otra manera de decirlo sería “permite que te dividan, y perderás”.
El diablo había sembrado una forma de sectarismo que había germinado entre los creyentes.
El sectarismo es una actitud de una persona que defiende con fanatismo e intransigencia una idea, doctrina, o persona, sin admitir ninguna crítica sobre ella.
Las preferencias personales sobre predicadores o sus manera de enseñar puede dar lugar a tales divisiones.
Apolos era conocido por su elocuencia, Pablo por su profundidad teológica, y Pedro por su posición de líder en la iglesia.
La carta no da ningún indicio de diferencias doctrinales entre ellos que haya sido causa de las divisiones entre los creyentes.
Aparentemente, había algunos que no querían tomar partido y se identificaban con Cristo; “yo soy de Cristo”, decían.
Muchas veces, los predicadores mismos, buscando grandeza y admiración, son culpables de fomentar ese partidismo entre los creyentes de las iglesias que pastorean.
Pablo les recuerda algo que los pastores nunca deben olvidar: que Dios no lo llamó a predicarse a si mismo, ni a buscar su propia exaltación, sino a predicar y exaltar a Cristo.
Pablo les recuerda que el mérito no debe ser para ninguno de los líderes mencionados sino para Cristo:
“¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros?”
¡No! Fue Cristo quien murió por ellos.
A Él es quien debían seguir, no a los hombres.
Todos habían sido bautizados en el nombre de Cristo, no en el de los predicadores.
Pablo había participado en el bautizo de algunos creyentes corintos, Crispo, Gayo, y la familia de Estéfanas, y a todos ellos, en el nombre de Cristo.
Si los creyentes de Cristo siguen al hombre, entonces no son de Cristo.
¡En vano murió Cristo por ellos!
No es la elocuencia lo que transforma vidas, sino Cristo a través del evangelio.
Causas de la división en Corinto.
Pablo le hace ver a los corintios que las razones principales de tales divisiones eran:
Primero, un mal entendimiento del mensaje de la cruz, o sea del evangelio.
Segundo, una perspectiva errónea de lo que es el ministerio.
Mal entendimiento del mensaje.
No procede de sabiduría humana.
18-25
El mensaje de la cruz es tan sencillo que hasta un niño puede entenderlo, pero una cosa que se le hace difícil al hombre entender es que un mensaje tan sencillo tenga el poder para salvar y transformar.
“¡No puede ser tan sencillo!”,
dice el hombre.
Pero, ¿por qué no, si es poder de Dios concentrado en el mensaje?
Grecia, de la cual era parte Corinto, era la cuna de la sabiduría y la filosofía de ese tiempo.
Pero cuando Pablo estuvo predicando el mensaje en Atenas, lo sabios no pudieron o no quisieron recibirlo.
Es muy probable que a ellos se refiera Pablo al decir:
El sabio (sofos), el experto en la Ley (escriba) y el experto en debatir (polemista) no aceptaron el sencillo mensaje del evangelio.
Todavía hay muchos así que se rehusan a aceptarlo porque “!no puede ser así de fácil!”.
El evangelio es un mensaje de fe, no de conocimiento.
Con toda su sabiduría, el hombre no puede entender el evangelio porque quiere pasarlo por el filtro de su sabiduría, pero una mente finita no puede entender o explicar la mente de Dios:
El evangelio es un mensaje del Espíritu, pero el hombre, al no entenderlo, concluye que es necedad (μωρία : una locura o tontería):
Los judíos pedían milagros como prueba.
Cristo hizo muchos milagros delante de ellos, pero aún así le crucificaron.
Les dio la señal de Jonás, resucitando al tercer día, pero no la creyeron.
¡Tropezaron en la roca que es Cristo!
Buscaron ver obras de poder y de sabiduría y no se daban cuenta que el que es el centro del evangelio, Cristo Jesús, “es poder de Dios y sabiduría de Dios.” (1 Cor 1:24)
Dios podía haber salvado al hombre de cualquier manera, si al cabo Él es Dios y el dador de salvación, pero a Él le plació salvar al hombre por medio de la fe en el Cristo resucitado que el simple mensaje del evangelio anunciaba.
A quienes había llegado el mensaje.
“El que olvida su origen puede volverse un soberbio.”
No había razón válida para que alguno de ellos se sintiera superior o viera de menos a otros creyentes.
Ante la infinita sabiduría y poder de Dios, todos necios (tontos) y somos débiles.
Pablo les recuerda tal condición “para que nadie se jacte delante de Dios.” (1 Cor 1:29)
Pareciera que Pablo está recordándoles que todo mérito o gloria le pertenece a Dios, no a ellos, porque no era por su sabiduría ni posición que habían sido salvados, sino por lo que Cristo hizo por ellos:
Si no entendemos el mensaje de gracia y si nos olvidamos de donde venimos podemos llegar a creernos más que otros y eso causa división.
En el cuerpo de Cristo todos los miembros valen lo mismo y todos son necesarios.
No veamos de menos a otros por lo que Cristo murió.
Eso mantendrá unida la iglesia.
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