Sermon Tone Analysis

Overall tone of the sermon

This automated analysis scores the text on the likely presence of emotional, language, and social tones. There are no right or wrong scores; this is just an indication of tones readers or listeners may pick up from the text.
A score of 0.5 or higher indicates the tone is likely present.
Emotion Tone
Anger
0.06UNLIKELY
Disgust
0.09UNLIKELY
Fear
0.12UNLIKELY
Joy
0.24UNLIKELY
Sadness
0.15UNLIKELY
Language Tone
Analytical
0UNLIKELY
Confident
0UNLIKELY
Tentative
0UNLIKELY
Social Tone
Openness
0.16UNLIKELY
Conscientiousness
0.14UNLIKELY
Extraversion
0.48UNLIKELY
Agreeableness
0.6LIKELY
Emotional Range
0.17UNLIKELY

Tone of specific sentences

Tones
Emotion
Anger
Disgust
Fear
Joy
Sadness
Language
Analytical
Confident
Tentative
Social Tendencies
Openness
Conscientiousness
Extraversion
Agreeableness
Emotional Range
Anger
< .5
.5 - .6
.6 - .7
.7 - .8
.8 - .9
> .9
Después de aconsejar a los creyentes de Corinto con respecto al uso de la libertad en lo que atañe a la participación en comida provenientes de adoración pagana, toca un tema que aparentemente había sido consultado por ellos acerca de la conducta de las creyentes en la adoración en sus iglesias.
El problema era que algunas creyentes rehusaban cubrirse la cabeza para orar o profetizar.
Al decir profetizar, no necesariamente se refiere a hablar de eventos futuros sino a hablar bajo la influencia del Espíritu.
El apóstol enfrenta tal problema dándoles, como base, tres principios y un ejemplo para guiar la conducta de ellas.
Comienza con...
El principio de la subordinación.
Dios es Dios de orden.
En toda relación espiritual, vemos un orden de subordinación:
En sus cartas, Pablo usa el término “cabeza” 17 veces, de las cuales, siete veces en sentido literal y 10 veces en sentido figurado para referirse a “autoridad”.
Por ejemplo:
Entonces, podemos parafrasear 1 Cor 11:3 como: “la autoridad de todo hombre es Cristo, y la autoridad de la mujer es el hombre, y la autoridad de Cristo es Dios.”
La tradición era que la mujer cubría su cabeza como señal de que estaba bajo autoridad.
No hacerlo, era sinónimo de rechazo a la autoridad sobre ella.
En el AT, la Ley establecía que si en la guerra un hombre tomaba cautiva a una mujer hermosa y deseaba hacerla su esposa, la tenía que traer a su casa, y ella debía raparse, cortarse la uñas, y quitarse su ropa de cautiverio.
Todo eso en señal de que era libre de autoridad (no tenía autoridad sobre su cabeza).
Después de llorar a su familia por un mes, el que la tomó cautiva, podía hacerla su mujer (poner su autoridad sobre ella).
En Corinto, las prostitutas se rapaban la cabeza, probablemente en señal de que no tenían esposo o autoridad sobre ellas.
El cubrirse la cabeza era mostrar que tenía “cabeza” (autoridad sobre ella).
¿Por qué se hacía una con la que está rapada?
Pablo responde:
Podemos suponer que, con esas palabras, Pablo está diciendo, “Si quiere mostrarse sin autoridad, que se corte también el cabello”.
Más adelante, Pablo les dice que Dios le dio a la mujer su cabello en lugar de velo (v.
15).
En el caso de los hombres, seguramente por cuestión cultural, Pablo insiste en que haya distinción de géneros.
La cabellera corta es lo que generalmente distinguía a los hombres de las mujeres.
Pero, en adición a la costumbre, Pablo les da una razón bíblica por la cual el hombre no debía cubrir su cabeza al orar o profetizar:
1 Corinthians 11:7 (NBLA)
Pues el hombre no debe cubrirse la cabeza, ya que él es la imagen y gloria de Dios...”
De allí viene la costumbre religiosa del hombre de quitarse el sombrero o la gorra cuando entra a una iglesia o cuando va a participar en la oración.
Cuando Dios creó la hombre lo puso por cabeza de la creación, como representante de Dios en la creación.
Y con esa frase “gloria de Dios”, introduce otro principio que debe regir la conducta de la mujer en la adoración.
Ese es el principio de la gloria.
El principio de la gloria.
En su totalidad, el verso 7 indica que tanto hombre o mujer son gloria o para gloria de alguien:
La palabra “gloria” (δόξα) significa “extraordinaria apariencia, gloria, esplendor”.
En ese sentido, el hombre tiene una similitud o extraordinaria apariencia espiritual y emocional con Dios, “ya que él es la imagen de Dios”.
El hombre fue creado a imagen y semajanza de Dios.
Es importante aclarar que Pablo no está diciendo que el hombre es superior a la mujer.
Ya en los versos 4-5 les describe con funciones religiosas similares.
De los dos dice que “oran o profetizan”.
Pero vale la pena mencionar que, en el A.T. los pactos o promesas de Dios eran hechas con el hombre.
No quiere decir que la mujer salía sobrando, sino que el hombre representaba a la mujer.
El hombre da gloria a Dios, como la mujer da gloria al hombre que tiene autoridad sobre ella.
La mujer daba gloria por medio de ese símbolo (v.
10) de subordinación llamado velo.
Pablo prosigue mencionando otro principio, el del orden de la Creación.
El principio del orden de la Creación.
El hombre fue creado del polvo de la tierra, pero Eva fue creada de la costilla del hombre:
Esa era razón suficiente para que la mujer se cubriera la cabeza:
El orden de la Creación es también uno de los argumentos que el apóstol uso al prohibir a la mujer enseñar o tener autoridad sobre el hombre:
A los corintios, Pablo les deja claro que no era un asunto de superioridad del hombre sino de función dentro de la relación hombre-mujer:
No podemos desligar este pasaje de las instrucciones que Pablo dio a los efesios en cuanto a la sumisión y respeto de parte de la mujer y de amor y cuidado de parte del hombre:
Ephesians 5:22–25 (NBLA)
Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor.
Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo.
Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.
Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella,
Ephesians 5:28–29 (NBLA)
Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos.
El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia;
Ephesians 5:33 (NBLA)
En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.
Pablo concluye el tema del desenvolvimiento de la mujer en la adoración dándoles un ejemplo tomado de la naturaleza.
El ejemplo de la naturaleza.
Aquí, el apóstol, con un par de preguntas retóricas, está desafiando a los creyentes a llegar a su propia conclusión.
En ese tiempo, el cabello (velo) distinguía a las mujeres de los hombres.
En la cultura judía, si una mujer se soltaba el cabello en público, era considerada como una protituta.
Por eso Simón, el leproso, se escandalizó al ver a aquella mujer que secó los pies de Jesús con sus cabellos:
Dios espera que haya distinción entre hombre y mujer:
Volviendo al verso 15: “a ella el cabello le es dado por velo.”
Sin duda, el velo se está refiriendo a una prenda de vestir distintiva.
Cada cultura lo hace de manera diferente.
Pero rehusar la distinción es rechazar lo que Dios ha mandado.
Así como el velo distinguía a la mujer, el cabello corto distinguía al hombre.
Si no lo crees, ve a cualquier museo que tenga esculturas greco-romanas y te darás cuenta que los hombres tenían cabello corto y las mujeres lo tenían largo.
El filósofo Epicteto, del primer siglo DC, hablando del cabello corto en el hombre y largo en las mujeres, escribió:
«Por tanto, debemos preservar las señales que Dios nos ha dado.
No debemos echarlas a la basura.
Hasta donde dependa de nosotros, no debemos confundir los sexos que se diferencian de este modo»
Lo que es deshonra para uno, cabello largo en el hombre, es honra para las mujeres.
Si algunos insistían en argumentar en contra de lo que Pablo les estaba escribiendo, Pablo cierra el tema diciendo:
¿Qué lecciones podemos sacar de este pasaje?
¿Qué todas las mujeres tienen que tener cabello largo?
No necesariamente, pero que las mujeres deben mostrar respeto a la autoridad de su esposo.
Que, de alguna manera, debe haber distinción entre los hombres y las mujeres.
Que el hombre debe descubrirse la cabeza al orar o participar en la oración, en señal de respeto a Dios, la autoridad que está sobre él.
< .5
.5 - .6
.6 - .7
.7 - .8
.8 - .9
> .9